viernes, abril 28, 2006

Coloña

Empieza el buen tiempo y eso suele ser sinónimo de que empiezo a viajar. En esta ocasión me toca ir a Alemaña, a Colonia. Estaré cuatro días, desde el lunes hasta el jueves en uno de esos eventos con mucha gente de muchos países en los que alternaré fases de profundo sueño con momentos de estrés por tener que hablar en inglés delante mucha gente que muerde, o por ver en una bandeja el último canapé de los que me gustan y no saber si seré yo quien se lo coma.

Colonia me motiva regular, aunque nunca he ido ahí, pero ya he estado varias veces en Alemania y no creo que me sorprenda mucho. Sé que tiene una catedral que te caes de culo y que pasa el Rhin por allí, pero poco más. Supongo que tendrá su casco histórico bonito y pulcro y que comeré mucha salchicha con papas. Esto no quiere decir que no me apetezca ni que no me lo vaya a pasar bien, simplemente voy como quien va a Tudela, que cuando llegues ya verás lo que haces.

Me acuerdo de mi primer viaje por trabajo, solo. Fue a Liubliana, Eslovenia, y parecía que me iba a la guerra (¿esto lo he contado ya?). Bueno, el caso es que me tiré un mes acojonado preparando el viaje que yo creo que cuando llegué allí podía haberme hecho taxista, me sabía la ciudad de memoria. También llevé mil copias de mis claves de las tarjetas por si se me perdían, teléfonos de cualquier servicio de urgencia (entre ellos el de una sastrería, por si perdía la maleta y me quedaba sin trajes) y muchas medicinas, no fuera que me pusiera malísimo y no pudiera ni abrir la boca para decir lo que me pasaba. Lo de llevar Fortasec fue una novatada. También me cultivé en la historia del país y en el conflicto de los Balcanes, donde aprendí que a los eslovenos no les gustaba hablar de ello, así que ya ves tú para lo que me valió. Actualmente, a veces me asusto de lo poco que me informo del sitio al que me toca ir, no es raro que el día antes dude acerca de dónde me toca viajar y tenga que mirar el billete de avión para comprobarlo. Ay, vamos madurando, nos hacemos viejos y rancios. Echo un poco de menos aquellas emociones, aquellas sensaciones pop.

Bueno, que esto es un rollo. Intentaré actualizar desde allí, con la crónica del viaje, con fotos y todo eso con lo que mato el tiempo cuando ando por ahí. Hasta entonces, dejo una lista con las cosas que todavía me gustan de viajar a sitios extranjeros, en este caso por por trabajo:

- Que la bebidas y las bolsas de patatas, chocolatinas y demás mandangas que nos dan, tengan nombres raros. Me apetecen todas muchísimo.

- Entrar en la habitación del hotel. Amigos, viajar por trabajo te permite acceder a hoteles estupendos y ese momento de "a ver qué tal la habitación" a mi me hace mucha ilusión.

- Desayuno buffet. Superfan de desayunar salado, pero mi vida sólo me permite tomar un café bebido por la mañana. En los viajes me desquito y llego a resultar asqueroso, empezando por los huevos revueltos, que yo no sé cuantos me puedo comer, pero más de los recomendables seguro.

- Los tours que nos hace la organización del país anfitrión. Siempre cogen un día de la reunión y, suelen incluir cena en sitio fetén y un evento que suele estar bien. En esta ocasión me parece que es una vuelta en barco por el Rhin. No sé, igual es un aburrimiento, pero así ahora no me parece mal.

- El día que no hacemos nada después de trabajar. El primer día de reunión, suelen dejar la tarde libre a la gente para que haga lo que buenamente le apetezca. La gente es muy sosa, aparte de bastante mayor que yo, y suelen ir a cenar y luego se chuzan un poco. Yo suelo cogerme y darme una vuelta a mi bola, o con alguien que me caiga bien, para conocer el centro de la ciudad. Esto me encanta.

- Que me llame todo el mundo Mr. Walks. En mi otra vida debí ser un cacique, o un señorito, porque se me hincha el pecho que se me salta el botón de la camisa. Que va, que, va... lo que pasa es que se me hace muy gracioso.

- Hacer horario europeo. Yo soy el primero en estar muy de acuerdo con el horario español, pero por eso precisamente agradezco unos días de comer a las doce y media, cenar a las ocho y esas cosas. De verdad que funcionas mejor, tienes menos hambre, descansas mejor, cunde el día, cagas mejor... A mi unos días al año me parece bien, eso sí, es un poco de abuelo.

- Que mis colegas extranjeros me cuenten cosas de sus países. Estamos unos cuantos y unas cuantas allí juntos y alejados de nuestro entorno habitual durante unos días, compartiendo todo el tiempo, nos conocemos desde hace años (algunos, otros van llegando nuevos, como yo llegué en mi día) y quieras que no vas cogiendo confianza. Al final las conversaciones de las comidas y cenas se montan en torno a un tema que saca cualquiera, y todos damos nuestro punto de vista nacional, normalmente empezando por, por ejemplo, "ah, qué curiosa esa tradición de noruega", para que luego, por ejemplo el polaco, haga una aportación tipo "pues en polonia hay un pueblo en el que se comen los cojones de los burros para que no se te caiga el pelo y mi abuelo se comió catorce y, nada, calvo toda su vida como el coño de una tonta, qué mal, y blablabla..." y así todos.

- El regalito que nos dan en la reunión. Esto tiene un cierto nivel y no es como en las bodas, que te dan un alfilerero de fieltro con forma de tortuga, o un CD con sus canciones especiales en plan Titanic y cosas de éstas. No, aquí te dan un regalo bastante chulo, como un despertador de diseño, un libro decente de fotografías de la ciudad, un juego universal de adaptadores de enchufes (utilísimo, en serio)... están bien. Tengo mucha ansiedad por saber qué toca este año.

- Aprenderme palabrejas. Tengo una tendencia innata para aprenderme para siempre las cinco primeras palabras que leo o escucho en un idioma que no conozco, y no ser capaz de seguir haciéndolo después, aunque sean más sencillas las siguientes. Es preferible que sean "gracias", "por favor", "hola" o "¿el baño?" porque si son "solapa", "bocacalle" o "coliflor", mi capacidad de interacción con la población oriunda, sería más (si cabe) limitada. Luego vuelvo a España y me paso una semana diciéndolas para todo, hasta que canso a la gente y ya vuelvo 100% a mi idioma materno.

- Y sobre todo, la sensación de conocer mundo, de ir poniendo una crucecita más en el mapamundi. Muy paleto, ya, pero a mi me mola.

miércoles, abril 26, 2006

La clavícula de Elliot y mis lesiones en general

Ayer me fui con Would después del trabajo a ver a Elliot, un compañero de trabajo, que se le había salido la clavícula el día antes y estaba de baja en su casa. Ya se la han vuelto a poner en su sitio, pero le duele mucho, por lo que cuenta. Salimos del trabajo y queríamos comprarle unas flores en el tenderete de la gitana que hay cerca del trabajo, pero cuando llegamos la gitana ya se había ido a su casa con el tenderete y allí no había nada. Así que nada, fuimos a un quiosco y le compramos unas revistas tontas, una de ellas con un especial muy grande de tías buenas medio en bolas, para ver qué cara ponía su mujer, y ya de paso para echarle un ojo nosotros también.
 
Estas son las lesiones más importantes que he tenido yo en mi vida:
 
1986: Me caí y me di de refilón en la rodilla con el canto de un bordillo de una acera, en la casa  de la sierra, se me veía el hueso de la rodilla y todo. A mi madre le dio flojera  y al final me tuvo que lavar mi abuela. Seis puntos de sutura. Mi primera gran herida, de la que conservo una hermosa cicatriz.
1988: Me subí de un salto en una mesa haciéndome el machito en un campamento y me di con la cabeza en el techo. Cinco días con dolor de cabeza y dos con collarín, aunque yo creo que con el collarín se pasaron porque el cuello no me dolía casi nada.
1992: Esguince de tobillo jugando al baloncesto. Un mes escayolado.
1993: Rotura de ligamento cruzado y los dos meniscos jugando al baloncesto. Siete años después me operé, porque ningún médico supo verlo y me decían que era un esguince. Yo tan contento, hasta que ya a la enésima vez que se me iba la rodilla a pamplona haciendo cualquier cosa, fui a que me hicieran una resonancia y me dijeron "uy, qué cristo tienes aquí montado". Me arreglé la rodilla, pero me tuve que volver a operar en 2004, por unas molestias debidas a unas calcificaciones, que me rasparon y me eliminaron, y que ya conté en este blog.
 
Llegamos a casa de Elliot y le gustaron mucho las revistas. Nosotros teníamos intención de echarle una mano con lo que fuera, porque entre que él andaba con un vendaje que le tenía derecho como un periquito, y que un brazo lo tenía inutilizado, pues no podía hacer mucho. Además, con la niña pequeña por ahí. Nuestra intención era ir a hacerle la compra, pero al final ya había ido su mujer y nosotros, en nuestro afán de ayudar, le colocamos la compra por los armarios y por la nevera cuando la trajo, que no hacía mucha falta pero no sé, por hacer algo. Yo creo que la mujer de Elliot se puso un poco nerviosa con esto, porque ella dijo que no nos preocupáramos y que ya lo hacía ella, pero insistimos mucho. Luego no dábamos una y le teníamos que preguntar todo el rato, y al final ya se le subía un poco el tono de voz cuando nos decía dónde iban las madalenas o el estropajo. Luego nos tomamos unas cervezas y le metimos un viaje al queso que lo dejamos tiritando, y nos fuimos, que se nos había hecho un poco tarde.
 
Ayer hacía una noche espectacular, recuerdo ir caminando muy despacio con Would de camino al metro porque aunque ya era tarde, no nos apetecía nada irnos y mucho menos meternos bajo tierra. Además, nos estábamos riendo mucho y comentando cosas interesantísimas que ya se me han olvidado. Lo que sí recuerdo es que ayer andábamos bastante salidos, nos gustaban nueve de cada diez chicas de las que se nos cruzaban, porque es que ya empieza a verse más carne y, como todos los años por estas fechas, hay unos días que afecta bastante esto de que las tetas tomen la ciudad. Luego ya se te pasa un poco.

lunes, abril 24, 2006

Sábado: LCA + Glam Street

El sábado quedé con Kurt para ir al concierto de La Casa Azul por segunda vez en menos de un mes, en esta ocasión en la sala el Sol. Antes, nos cenamos unos noodles en el Circus y nos tomamos los postres en el Starbucks que han puesto ahora en el antiguo Stars, un garito que todo el mundo conocía pero que a nadie le gustaba realmente, que yo sepa, así que nada, los Starbucks continúan con su silenciosa invasión sin que nadie parezca sentirlo. Yo, un café con leche, Kurt un frapuchino gigante petado de nata y vainilla, que Kurt para estas cosas es muy desmedido y necesita de sus engrudos para quedarse medio bien. Subimos por Gran Vía chuperreteando los cafés por el agujero del vaso, y quedamos en el McDonald´s de Montera con Becaria, una amiga mía pija que siempre me pide que le ponga música "de esa" cuando viene conmigo en el coche, y que ya se apuntó en su día a lo de Chico y Chica y flipó, así que ahora me tiene como referencia para hacer cosas raras, como ella dice, que es muy pija pero nos da igual, es un planazo de tía para salir. La verdad es que aceptó mi oferta de ir a ver LCA sin pensárselo dos veces, qué tontos mis otros amigos, a todos les ofrecí ir porque teníamos una entrada de sobra y todos poniéndome caras raras sin conocer al grupo siquiera. Al final mira, me tuve que llevar a una orihunda de Serrano con las perlas en las orejas a ver el concierto y vive dios que le encantó. Si es que es cuestión de actitud, la chica es repija y me llevaba unos azules claritos y unos zapatos de ante que mira, pero cantó las canciones que se sabía y, al segundo estribillo ya se ponía a medio cantar las canciones que no se sabía, y ya ahí como todos. A Ann O'nadada le llamó mucho la atención y vino a decírmelo en cuanto acabó el concierto "¿y esa pija amiga tuya? que mira que yo he visto pijas y esta es de manual...". Serás elitista Ann... Becaria mola y punto.

Nos quedamos un poco atrás viendo el concierto porque estos popis se acoplan muy bien entre ellos, haciendo estructuras moleculares muy compactas de unos seis u ocho, y dejan pocos huecos libres. Además, como entre Kurt, Becaria y yo hacíamos una media de 1'85 de estatura, no estaba la cosa como para ponerte delante de unos de éstos a que te tiraran chapas, diademas y corbatitas para que te quitaras de enmedio. En el fondo El Sol es una sala pequeña y aún estando atrás estás cerca igual. Por ahí vimos a Mogkumo, Astredu y a un amigo que tienen de rizos que es muy el plan y me cae muy bien y que no sé como se llama, la verdad. También andaba por ahí Telecine, pero a él le conocí al final de la noche. Por supuesto, hicieron acto de presencia el señor Ann O'nadada, el señor Flat Eric, Claudio y alguno más que conozco de vista. Me faltó conocer a la mujer Tirita, que sé que estaba allí pero no vi factible encontrarla porque, entre otras cosas, no la he visto en mi vida y aquello estaba muy lleno.

El concierto fenomenal, la gente totalmente enganchada y un nivel de conocimiento de las letras mejor que el propio cantante en algunas ocasiones. Yo me lo canté de arriba a abajo. La verdad es que me da un poco de pereza comentar el concierto, como siempre que hay un evento de éstos que ya comentan otros, así que buscad los blogs de estos tipos que ellos lo explican muy bien.

Después nos enganchamos un rato con Agr y una algo borracha Elza con otra amiga, que decían de ir a El Sol. A nosotros no nos apetecía meternos otra vez ahí, que acabábamos de salir, y nos cogimos a Agr y fuimos al Glam Street, el bar que acaba de abrir Tamara/Ambar/Yurena. Fuimos y allí estaba ella recibiendo a los fans, con la madre y con el padre por ahí también metidos, que se habían puesto como para una boda. A mi esta mujer&entorno nunca me ha hecho demasiada gracia ni le he visto la ironía, me ha dado más pena y vergüenza ajena que otra cosa, pero tengo que reconocer que vivimos momentos impagables, con la señora Seisdedos recogiendo abrigos de la gente que había por el suelo para ponerlos bien en una silla, y con el padre por ahí dando vueltas por el bar con su chaqueta cruzada de botones dorados en plan "¿qué he hecho yo mal en esta vida para estar ahora aquí?". La música, muy chula, nada de petardeo (que casi era lo que nos esperábamos ya que íbamos) y poca gente, aunque me da a mi que en dos días ni se va a poder entrar ahí. La verdad es que el bar está a medio terminar todavía, con focos sin bombilla y los cables pelados, y un olor a pintura en el baño que no era normal, pero bueno, nos reímos mucho, que era a lo que íbamos. Recuerdo que hicimos el ridículo bastante cuando vimos que un tipo estaba dando camisetas en el bar. Fuimos corriendo hasta él para que nos diera la nuestra pensando en que serían con la publicidad del bar y en una edición limitada. Al final eran de una promoción de Cacique y encima eran negras, así que ni nos la pudo firmar. Creo que se han quedado en el maletero del coche de Agr.

jueves, abril 20, 2006

Su bonsái

No sé si os acordáis de que cuando estuve en China me regalaron un bonsái. Bueno, un bonsái y un pijama, según el chino que me lo dio, porque luego cuando me lo puse era batín de seda que al final se lo he dado a mi madre, que a ella le encanta y, además, a mi me hace pinta de putero y eso hace gracia un rato, pero luego cansa. El caso es que el bonsái llegó a España embalado en una caja que yo facturé como si fuera una maleta más. A mi me daba igual que llegase o que no, a ver, quería que llegara pero fue un poco marrón que me lo regalaran porque un bonsái es pequeño pero no tanto. Al final llegó muy pancho con el resto de las maletas y me lo llevé a casa, lo puse en una estantería del salón, vacilé una semana a todo el mundo de mi bonsái y a partir de entonces prácticamente me olvidé de él.

El relevo lo tomó mi padre, que no sé por qué se encariñó del bonsái y asumió su tutela. Lo que pasa es que mi padre es un poco así, más listo que nadie y tal, y, en vez de consultar libros o páginas web de bonsáis, con eso que él es de pueblo y sabe mucho de naturaleza, decidió que él sabía más que nadie de bonsáis y que, con su sentido común y sus teorías autodidactas, el bonsái estaría perfectamente cuidado. Así, estimó conveniente que había que sacarlo por el día a la ventana, basándose en que como un bonsái es un árbol y los árboles están en el campo, pues le venía fenomenal estar en contacto con el exterior, como los perros. Pues nada, con el bonsái a la ventana todas las mañanas a que le diera el fresco y claro, alguna vez se le olvidaba meterlo por la noche y ahí se quedaba en noches heladas de enero y febrero, cuando no aparecía encharcado o medio caído por alguna noche de tormenta de estas que hubo. Recuerdo que el enésimo día que se nos quedó el arbolito fuera, mientras le quitábamos la escarcha por la mañana mientras desayunábamos, le dije que así se nos iba a morir. El me contestó "no conozco ningún árbol que se haya muerto por pasar la noche al raso". Pues nada.

También le pareció bien a mi padre que para regar el bonsái había que ponerlo, con su maceta, metido en un barreño mayor para poder echar una base de agua y que así el bonsái la fuera chupando por los agujeritos que tenía la maceta por abajo. Le pregunté a mi padre si estaba seguro de que eso era así y, en un alarde de ironía y autocrítica, me dijo que si lo prefería lo podíamos regar con la manguera como a los membrillos de la casa de la sierra. Ni siquiera cuando mi hermano Jwalks llegó un día diciendo que uno de su máster que tiene un bonsái le había dicho que, de toda la vida, a los bonsáis había que regarlos directamente por arriba recapacitó. Nada, cada dos o tres días, el bonsái al barreño azul a beber. Eso por no decir que en ese barreñito es donde normalmente guardamos los trapos para limpiar los cristales, así que el bonsái seguramente se habrá metido unos porcentajes de cristasol que yo no sé como no ha mutado y se ha convertido en una higuera o algo.

Más cosas. El bonsái venía ya con unos alambres que le había ido poniendo el chino que lo crió enrollados por su tronco y sus ramas, y que le habían ayudado a tener una forma derecha y redondita desde su nacimiento. A mi padre un día se le puso en la punta del pepino que aquello era una aberración y que el bonsái sufría, así que agarró unos alicates y le quitó todos los alambres. Yo le dije que miles de años de cultura milenaria china a lo mejor tenían más razón que él, pero ni caso, dijo que le daba igual y que su bonsái (el bonsái pasó a ser propiedad de mi padre en algún momento que me perdí) podía crecer en la dirección que le diera la gana y que no iba a estar oprimido. Todo esto lo discutimos con los alambres ya quitados y hechos una pelota al lado del bonsái, al que se le notaban todas las marcas de los arrollamientos y se había quedado feísimo.

Hace un mes, el bonsái, que era como una especie de pino abulense en pequeño, pasó de tener un bonito color verde a poner se marrón, y también se le empezaron a caer muchas hojas. Además, le pasabas la mano por las hojas y, en vez de estar fresco y mullidito, crujía un poco y raspaba. Le dije a mi padre que si se había fijado y, casi sin darle importancia, me dijo que normal, que los árboles de hoja perenne, también sueltan hojas porque tienen que renovarlas. Yo le dije que veía el bonsái como marrón y muy reseco, y su respuesta fue que (no la olvidaré) "este bonsái tiene mejor salud que tú y yo juntos". Y se lo llevó a la ventana a que respirara.

Ayer llegué a casa y mi padre me dijo que me fijara en el bonsái, que estaba muy mustio. La verdad es que daba un poco de pena porque parecía un matojo de pueblo en agosto. Yo lo miré pero no dije nada porque a estas alturas de la película ya me había acostumbrado a que si mi padre decidía que había que darle lentejas al bonsái, pues lentejas, que todo el mundo sabe que tienen mucho hierro. Mi padre dijo que claro, que "no se puede sacar a un árbol de China y traerlo a España como si nada porque el impacto ambiental es tan grande que no se adaptan y se mueren".

Creo que le voy a practicar la eutanasia ya de una vez. Al bonsái, digo.

martes, abril 18, 2006

Collateral

Me he pasado la Semana Santa tocándome las bolas, viendo larrys, películas que tenía pendientes, destrozando horarios y ahorrando bastante. También he salido, por el día y por la noche, y he visto a gente que viene a pasar sus vacaciones a Madrid, que eso de que Madrid se queda vacío no es verdad, viene mucha gente. Con la casa para mi solo, os puedo garantizar que mi situación ha sido envidiable y que no me cambio por ninguno de esos individuos bronceados que estoy viendo por la ciudad estos días. Bronceados a costa de una panojada y dos atascos, en muchos casos. No me cambio por ellos en general, aunque sí por Hans y la Leona, que han estado en Nueva York y eso no me hubiera importado. Sólo me salen ellos pensando así rápido. Espero que la gente que ha salido tampoco me envidie a mi, eso significará que todos hemos acertado, pero como la Semana Santa ya ha pasado y a estas alturas ya se puede hablar de vuelta a la rutina, porque ya da igual lo mucho que haya dormido, ya que hoy me ha costado levantarme como cualquier día, paso a hablar de asuntos más cotidianos.
 
Me he dado cuenta de que esto de tener un blog tiene su lado negativo, aunque sea semianónimo como el mío. El hecho de que yo no tenga talento suficiente como para escribir opiniones interesantísimas sobre cultura, eventos o situaciones políticas, ni teorías definitivas sobre la forma de entender la vida, hace que no me quede más remedio que destinar el 90% del tiempo que dedico a actualizar esto a contar mi vida para tener algo que contar sin que me quede con la sensación de que me estoy tirando el pisto con algo que en el fondo no domino, si es que no lo ha contado ya alguien antes mucho mejor que yo. Escribo sobre mi vida de una forma tamizada y orientada, pero es mi vida y a veces acabo soltando más de lo que tenía intencionado o de lo que me gustaría cuando miro atrás y me releo algún día, que esto en el fondo me da igual y considero que tiene un cierto encanto. Puede que no lo cuente todo, pero lo que cuento es verdad, o por lo menos como yo lo percibo, o intentando transmitir de alguna forma las conclusiones que saco de las cosas que me pasan, si es que saco alguna. ¿A qué viene esto? Que para hacer esto tengo que envolverlo en un hilo conductor, que resulta que es otra vez mi vida, mi día a día, y por lo tanto la gente que me conoce tiene un grado de información sobre mis movimientos que  empiezo a darme cuenta de que no cae saco roto.
 
Desde que tengo blog, me han dejado una vez argumentando que por mi blog se nota que tengo otras prioridades que tener una relación, y también he notado que me han echado algunas cosas en cara, un poco de refilón, gracias a  cosas que sólo he contado en el blog, dejándome en bolas en medio de la disputa. No mola cuando pasa esto.
 
 

miércoles, abril 12, 2006

Una fiesta, mi Semana Santa y un flashback

Ayer le hicimos una fiesta sorpresa a Kurt por su cumpleaños y salió perfecta. Me tocó organizar, conspirar, mentir, disimular y maquinar durante un par de semanas, pero al final todas las sorpresas y sus cadencias se dieron como debían, nadie metió la pata y estuvieron todos los que no podían faltar. El resultado: la impagable recompensa de un Kurt realmente emocionado y desbordado, y también un poco jodido por que se la hubiéramos colado hasta el fondo, que es Kurt y las cosas como son.
 
No me voy de vacaciones. Me quedo aquí con la casa para mi solo una semana, qué bien. Hace una semana pensé que serían unas vacaciones de estas que te quedas tiradísimo mientras todo el mundo se va a sitios con su plan, pero según han ido avanzando los días he ido encontrando gente que se queda, hasta que ha resultado que se queda casi todo el mundo: CF, Elza, Would y otros que no conocéis, así que casi como si nada. Me apetece descansar, tengo una ristra de viajes a la vuelta de semana santa y he viajado bastante últimamente, así que no tenía mucho mono de desplazarme. Además, los valores añadidos de tener la casa para mi solo y que Madrid me encanta cuando se vacía un poco, me molan, tengo buen rollo por estos días que me esperan.
 
Hoy venía en metro al trabajo y me he encontrado con un compañero de E.G.B, el típico amigo hasta los doce o trece años que no vuelves a ver. En el colegio era el típico guarrete que olía a rancio y siempre llevaba el pelo con caspas y grasas, con el hachazo de la almohada por no peinarse, y tampoco se lavaba los dientes, le cantaba el pozo como a un demonio. Me acuerdo que cuando meábamos en la calle o contra una pared, tocaba su pis con la mano y luego te tocaba a ti, o te agobiaba con la mano, para hacer la gracia. Escupía en los baños y dejaba tres o cuatro gapos verdes pegados al techo para que fueran cayendo lentamente a los que fueran entrando después. Además, se pasaba el día peyéndose y era una máquina eructando, era capaz de decir frases con sujeto, predicado y complementos directo e indirecto sin demasiado esfuerzo, e incluso recitó alguna copla con eructos cuando estaba especialmente inspirado. Siempre se estaba sacando la polla o tocándosela por dentro del pantalón, y nos tiraba pelos púbicos al cuaderno en cuanto nos descuidábamos, o algún moco, o se tiraba un pedo en la mano y te la ponía en las narices a traición, era su humor, era un cabrón pero era líder y era el típico hijoputa gracioso cuando le hacía esas cosas a otro y tú tenías diez o doce años. A mi siempre me dio un poco de grima tocarle porque era sucio, era un guarro innato, y siempre me imaginaba que en sus manos habría restos de todo tipo de cosas, no lo podía evitar. Hoy, en cambio, iba de traje y muy limpio, y tenía bastante buena pinta, muy gracioso y cariñoso conmigo, se acordaba de un montón de cosas del colegio que yo tenía en un estado latente en mi memoria y que me ha hecho ilusión recordar. Así hemos ido durante el trayecto, charlando, y cuando el se ha bajado en su parada, nos hemos dado un buen apretón de manos y nos hemos despedido con unas palmotadas en los brazos. Ha cambiado para bien este chico, la verdad.
 
Al rato, me ha empezado a dar un poco de grima su apretón de manos.

lunes, abril 10, 2006

Plastidepics

Como Kurt ya ha hecho una estupenda crónica sobre lo que ha sido nuestro impagable fin de semana en Zaragoza por lo del Plastidepop (bueno, medio nada más, que yo me puse malo y tuvimos que perdernos la jornada del viernes), yo me encargo de las fotos, así que tenéis que ver las fotos y leer lo de Kurt también para que la obra sea completa. También paso de comentar los conciertos porque ya lo han hecho muy bien Mogkumo o Astredu en sus blogs, que yo no tenía muy ubicados a estos chicos pero ahora ya sí. Coincidimos con ellos gracias a la caradura y al morro de Kurt, que les localizó con unos poderes sobrenaturales que yo desconocía, hizo magia.
Vamos con las fotos.
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Aquí nuestro NH con ventana al Ebro para que todo tuviera el sabor maño que tanto merecía nuestro viaje. Qwalks propuso posar para inmortalizar el momento y le sacamos una foto rápida que casi se nos mata. El hotel, correcto; el precio, correctísimo. Los smint de regalo nos duraron unos diez minutos (Kurt se comía a razón de 5 al minuto) y los Productos de la Tierra nos alcanzaron para todo el fin de semana, que con un poco de champú o gel que te echaras ya olías a gominola todo el día.
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Esto es lo que no puede ser. Si sobran cuadros, o se le devuelven al proveedor o se guardan y se van reponiendo según se los vayan cargando los estudiantes de los viajes de fin de curso que pasen por el hotel, pero esto de ponernos una exposición de cuadros cutres para darles salida nos indignó bastante y nos redujo el confort considerablemente.

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Aquí dejé el disparador automático para que la cámara hiciese fotos a su bola, con la intención de plasmar momentos espontaneos. Éste, concretamente, no sé si corresponde a nuestros habituales ejercicios de estiramientos coreografiados para que no se nos suba la bola del gemelo en los conciertos o a que simplemente estábamos descansando un rato. El tunning de mi cara es lamentable porque lo he hecho con el efecto spray del paint, a falta de una herramienta más sofisticada, pero es que en todas se nos veía mucho la cara y yo no me dejo en el blog, ya lo sabéis.

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La sala "Oasis". Salimos a dar una vuelta por la tarde y lo primero que hicimos fue buscar la sala. Un local muy exclusivo, en una zona muy buena.
Luego por dentro no estaba mal...

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Siempre había soñado con hacer esto, correr sin cabeza hacia El Pilar por la calle Alfonso asustando a los niños y a las viejas. Super recomendable. Mi estilismo de camisa atada a la cintura no era un homenaje a las faldas de Genís, simplemente tenía calor.

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Momento curioso-siniestro de dos gemelas clónicas hasta en la ropa sacándose fotos en la plaza de El Pilar. Muy raro todo, pero me ponían un poco.

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Nosoträsh. Muy bien, muy tranquilitas, ya sabéis, buen rollo, algo descuidadas con el show, pero cantando bien. Yo las disfuté mucho, sin agobios de gente, con una cerveza y sin prisa por que acabaran. Muy cercanas. Me caen muy bien.

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Garzón. Salvo momentos puntuales, y alguna cancíón muy pegadiza, no me llamaron mucho, aunque reconozco que no los controlaba. Tampoco se me hicieron pesados.


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Aquí fui a hacer una foto con el antiojosrojos y como el flash se pone que sale que no sale y luego vuelve a salir, pues retiré la cámara antes de tiempo y saltó el flash cuando pensaba que ya había hecho la foto. Total, que me salieron unos popis aleatorios por ahí que, bueno, quedaron graciosos con sus colorines y sus diademas. Por cierto, hablando de popis ¿por qué son tan pequeños?




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Guille de La Casa Azul, o La Casa Azul. Estuvo enorme, nos lo pasamos pipa. No entiendo por qué este tío no es una superestrella del pop para grandes masas. Todas sus canciones son redondas y a todo el mundo le gustan (a casi todo el mundo, bueno) en algún momento de su vida, aunque sea para hacer el tonto o estar regándose con la manguera en una barbacoa. En Madrid repetiremos, que viene en nada y encima es barato. Pero vamos, lo que hubiera que pagar se pagaría.

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Nos fuimos de Zaragoza con muy buenas sensaciones y reafirmados en nustra idea de que estos planes de fin de semana de provincia + evento son chulísimos. Hemos conocido un poco Zaragoza, hemos comido bien (no en todas las ocasiones, como me hubiera gustado contarle a Hans y a la Leona, que nos hicieron una guía cinco estrellas, pero bueno, lo hemos intentado), hemos visto a los grupos que nos gustan en directo, hemos conocido gente maja y nos hemos reído mucho.

Como despedida, esta emotiva y femenina pose de Kurt frente al Ebro, emulando a la muchacha en la ventana de Dalí.


viernes, abril 07, 2006

Cambio de Plastideplanes

Lo que yo creía que era alergia a los olivos el miércoles, ha resultado ser un catarro que me ha dejado ko. Ayer me levanté hecho polvo, con los ojos brillantes y enrojecidos, estornudos, algo de tos y una voz de moco que no podía con ella. No era alergia, tenía el cuerpo cansado y cualquier cosa me costaba un mundo.
 
Por la tarde fui a comprar unas cosas y quedé con CF, que me regaló un bañador por mi cumple muy chulo, de parte de él y de Agr, que ahora anda por las Maldivas con su novia. Cuando me despedí de CF fue cuando tuve que reconocerme a mi mismo que estaba enfermo de verdad. Tuve que ir caminando desde Nuevos Ministerios hasta cuatro Caminos para coger un autobús y no podía ni con los pies. Me notaba abotargado, congestionado, dolorido y cansado. Caminaba como una cosa tonta y en cuanto vi un taxi libre lo cogí.
 
Llegué a casa y me hice la maleta para llegar hoy a casa tras el trabajo y salir a Zaragoza volando. Me fui a la cama a las once para poder dormir bien y estar mejor hoy, pero nada, hoy me he levantado igual que ayer y no me veo capaz de salir del trabajo, aguantar el atasco de salida de Madrid (que hoy puede ser brutal), conducir trescientos y pico kilómetros hasta Zaragoza (Kurt no conduce), dejar las cosas en el hotel e ir a tres conciertos y luego salir hasta las mil. No puedo, no soy capaz, me muero sólo de pensarlo.
 
He llamado a Kurt para decírselo y él, que es muy comprensivo para estas cosas, me ha dicho que ningún problema, aunque nos joda perdernos Hidrogenesse. Perdemos también los 9 euros de haber sacado la entrada por los dos días.
 
Cuando salga de currar me iré a casa, comeré y me meteré en la cama. Pienso dormir 12, 14 o 16 horas ("no hay mal que no curen 12 horas de sueño")  y espero estar bien mañana, por lo menos bien de cabeza y de cuerpo, aunque supongo que seguiré con algo de tos y mocos, pero eso me da igual mientras no me note enfermo. Nos iremos prontito a Zaragoza y pasaremos allí el día. Por la noche veremos a La Casa Azul y a Nosoträsh, que son los platos fuertes, y merecerá la pena igualmente, porque salvo que nos perdemos Hidrogenesse y una noche de copas en la que yo hubiera agonizado, tampoco habrá tanta diferencia.
 
Doctora, ¿necesito un milagro o es factible?

miércoles, abril 05, 2006

Cordobajón

Hoy he tenido que ir a Córdoba a trabajar y ya me estoy volviendo en el AVE, estoy escribiendo en el tren. La verdad es que pretendía dormir un rato, pero me ha tocado al lado de la puerta del vagón y yo no sé qué hace la gente entrando y saliendo todo el rato, pero imposible echar una cabezada. He decidido pasar de dormir y trabajar un poco. He encendido el ordenador y lo siguiente que sé es que estoy escribiendo un post. Se nota que la treintena me ha hecho madurar.

La cosa es que hoy he madrugado lo indecible porque tenía que ir a hacer unas cosas de trabajo a Córdoba, en un sitio que en principio era normal, como otro cualquiera, pero al final todo ha acabado resultando un poco siniestro. Un coche muy viejo me esperaba en la estación y el conductor me esperaba fuera con un papel en la mano con mi nombre mal escrito. Hemos ido a las afueras de Córdoba y, como conclusión, lo que básicamente ha sucedido ha sido que, sin ninguna prueba en mi mano, en algunos momentos he llegado a estar convencido de que me iban a meter en ácido o apuñalar por la espalda con tal de que no saliera de allí y contara al mundo que existían. Gente rara en un sitio raro, silencios interminables, caras de huevo continuas ante mis cada vez menos convencidas palabras, y conversaciones entre mis interlocutores inaudibles para mis oídos y delante de mis narices, incluso señas privadas. Muy mal rollo, me sentía como si me hubiera metido en casa de alguien que no me esperaba. Y eso que no tenían ningún problema conmigo… al final he tenido suerte y no he encontrado los cadáveres escondidos o el laboratorio de plutonio, así que me he podido ir vivo.

Luego nos hemos ido a comer los tres callados en un coche y hemos comido callados en un restaurante de menú del día que estaba vacío. Al principio me daba un poco de apuro, pero luego ya me he acostumbrado y me he comido un lenguado pensando en qué iba a hacer en Semana Santa, que no tengo plan, ningún problema. Nos hemos tomado un café callados y nadie ha propuesto poner fin a la comida, simplemente nos hemos levantado y nos hemos ido.

Me he despedido sin demasiadas lágrimas de emoción y he llegado al AVE justo a tiempo para cambiar mi billete de vuelta por el del tren anterior al mío, qué bien, como me gustan los adelantos, y más con las ganas que tenía de huir de Córdoba. Con la euforia del momento, me he sentado y no me he dado cuenta de que estaban sirviendo la comida del tren, así que he aceptado mi bandeja pensando que era la merienda. Cuando he destapado las bandejitas, me he encontrado con un pollo con pisto y verduritas, y con una ensalada de pasta, así que he comido otra vez. Me sentía un poco gordo, pero no demasiado. Además, lo otro no ha sido una comida, ha sido una tortura. Me lo tomo como que el mundo ha sido justo conmigo y me ha dado otra oportunidad.

Además:

1) Putos olivos… si antes lo digo antes me toca (ver post de ayer). Vengo así
Con lo alérgico que soy, no había caído en que Córdoba está lleno, vengo fatal de la reacción que me ha dado, con las velas colgando, el taxista me ha dicho que a mucha gente le pasa y que van con mascarilla por la calle. Igual me tengo que hacer con una.

2) He visto un poco las casas de los del ayuntamiento de Marbella por la tele, que fuerte, con el Miró ahí en el baño.

martes, abril 04, 2006

Oh, no

Todos los años lo mismo y todos los años me pilla desprevenido. Hoy volvía a casa y hacía mucho viento. La verdad es que iba pensando, más que nada, en cómo estaría el metro, que hay huelga de metro y se pone eso de petado que no es normal. Esta mañana he llevado debajo del sobaco durante cinco estaciones a una señora que no conocía de nada, y eso es violento. Aunque más violento sería para la señora, que iba literalmente a merced de los frenazos y acelerones del vagón porque no se podía agarrar a nada. Yo la intentaba ayudar a mantener el equilbrio haciendo tope con mi cadera, pero un par de veces se me ha ido de narices contra la espalda de un chico que pasaba bastante de todo e incluso leía el periódico. La señora decía "jesús" cada vez que se piraba por ahí, y así se ha pasado el viaje, con los labios haciendo una "o" permanente.

Pues a lo que iba, que hacía mucho viento y de repente me he dado cuenta de que ya hay polen porque lo veía volando y haciendo remolinos por la calle. Esto para mi es una noticia súmamente mala, porque soy alérgico al polen y al olivo, aunque el olivo me da igual menos cuando paso por Jaen, con lo que me gustan las aceitunas, pero el polen si que me afecta. De momento no he estornudado ni una sola vez, pero del viento que hacía se me ha salido un casco del iPod, y eso también es malo porque como no llueva y asiente un poco el tema de las partículas en suspensión, lo vamos a pasar realmente mal unos cuantos a partir de ahora, y durante un par de meses. El vient esparce todo y hace que esté por todas partes, le tengo pánico en primavera

O sea, que ya sé que:

- voy a gastar dos paquetes de clines diarios
- voy a notarme cansado la mayor parte del día, como si no hubiera dormido bien, pero independientemente de esto
- te voy a mirar con ojos vidriosos y lacrimosos, muchas veces enrojecidos y con pinta de constipado, es decir, con cara de idiota empanado. no me juzgues por ello y haz como si yo fuera el de siempre, me aliviará.
- voy a montar numeritos de diez estornudos seguidos en la oficina, por la calle, o al volante.
- me voy a quedar sin clines en los momentos menos adecuados, notando como los mocos se me bajan por los agujeros de la nariz como un torrente muy fluido imposible de controlar y que gotea
- me voy a encontrar clines usados en el bolsillo cuando llegue a casa, por mucho que procure deshacerme de todos
- voy a probar algún antihistamínico nuevo que no va a sevir para nada, aunque los dos primeros días crea que funciona
- me voy a preguntar por qué coño no me vacuno en noviembre, que es cuando hay que empezar para que funcione, pero claro, como estoy estupendamente, paso.
- voy a desear que llueva para que todo el polen se quede aplastadito contra el suelo
- voy a temer que llueva y al día siguiente haga sol y calor, porque las flores se ponen como motos con esta combinación y eyaculan polen y te bukkakean.
- no voy a poder ir a pasar un día al campo, cosa que me da un poco igual
- voy a tener la nariz como un chorizo
- voy a trabajar peor y me va a costar concentrarme
- la gente me va a decir que si estoy malo, que qué mala cara tengo
- voy a ser feliz cuando anochezca y las plantas se vayan a dormir

Es lo peor, no sé si conté algo parecido el año pasado, pero vamos, que es que esto es así.

lunes, abril 03, 2006

30 palos

Hoy entro en la vejez oficialmente. La verdad es que me da más o menos igual porque yo me veo bastante adecuado para mi edad y tengo suficientes amigos de treinta años, o más, que ya me han hecho desmitificar la barrera de los treinta hace tiempo. De todos modos, el hecho de ya no ser veinteañero nunca más, me crea un poco de desasosiego, pero vale, algo sí.
 
Hoy me he levantado bastante dormido, el único que se ha acordado de mi cumpleaños ha sido Jwalks, que más que alegrarse por mi cumpleaños, lo que quería era adquirir protagonismo regalándome una camiseta que me compró la semana pasada y que me había estado intentando regalar todo el fin de semana para que la viéramos y yo hiciera "oh" y "ah", pero yo no le había dejado. Al final muy chula, pero hemos discutido porque el quería dármela mientras yo estaba mojando bizcocho en el nescafé totalmente dormido y le he dicho que se esperara un poco, . Mis padres han pasado de mi y yo no les he dicho nada, prefiero que se acuerden a media mañana, se sientan culpables y me hagan un buen regalo. La verdad es que en mi casa somos un poco dejados para estas cosas, yo creo que le digo a mi padre que hoy cumplo cuarenta y ocho años y me felicitaría igual.
 
Me he encontrado con Would en el metro, que iba hasta arriba por lo de la huelga, y le he tenido que recordar de muy malas formas que era mi onomástica, más que nada porque el sábado se pegó un papeo a mi costa y me parecía lo mínimo que hoy me felicitara nada más verme. Este hombre es una decepción continua.
 
La verdad es que me da un poco igual todo esto de los cumples, pero el mío más.  Este fin de semana lo he celebrado de forma muy tranquila y muy acorde a mi forma de entenderlo, que ha sido hacer lo que hago siempre, intentando quedar más o menos, y en distintos eventos, con mis distintos grupos de amigos y alguna que otra sorpresa. La única diferencia con otras ocasiones es que me abrazan un poco más y pago yo la cuenta. Espérate que no evolucione mi técnica en próximos años y decida que la gente se tome lo que quiera y cuando quiera a lo largo del año, a precio derrado, y me pase la factura. O haga unos vales o algo y que la gente se los gaste en lo que quiera. Yo, ante todo, velo por la comodidad de los demás. Algunos, pensaréis que soy un soso, pero yo así es como lo disfruto, y como es mi cumple me lo follo cuando quiero. no en serio, siempre me han estresado un poco las fiestas en las que yo soy el protagonista y prefiero algo más tranquilo.
 
Me acuerdo de que una vez, cuando era pequeño, eché las cuentas de la edad que tendría en el año 2000 y me salieron 24 años. Me costaba imaginarme con esa edad porque o me imaginaba a un señor como mi padre, o a mi mismo pero en grande, algo así como cuando hacen a Bart Simpson cuando es mayor, que es igual pero más tocho. El otro día estaba viendo unas fotos de cuando tenía esa edad más o menos, veintitrés o veinticuatro años, y menuda cara de pardillo.
 
Pues nada, que ya soy un reviejo.