miércoles, noviembre 29, 2006

China 2006: Fotos (fin)

Se acabó. De vuelta en España y sorprendentemente fresco, debe ser que con esta nueva droga que he descubierto para dormirme por los aviones (Soñodor se llama) los viajes largos van a ser como ir a Guadalajara a partir de ahora. Ocho horas que he dormido del tirón en el avión, nuevo record personal.

Me he puesto con el Movie Maker y he hecho una especie de película con las fotos del viaje, me ha dado el punto. Podéis verla como os salga del nardo, sin sonido o saltándoos las cosas para atrás y para alante, o parándola para ver mejor las fotos, pero yo dejo unas pequeñas instrucciones para quien las quiera:



  • Las imágenes están por orden cronológico.

  • Ni de Huangzhou ni de Hai'an hay fotos. Estuve tan de paso que ni me dio tiempo a sacar la cámara.

  • Por lo tanto, sólo hay de Shenzhen y de Shanghai.

  • Las del hotel, comida y artefactos luminosos nocturnos (incluyendo una Torre Eiffel) son de Shenzhen, el resto son de Shanghai (rascacielos y gente por la calle en general).

  • Si habéis leído los posts estos días, más o menos las ubicaréis y sabréis lo que son las cosas que salen, si no, pues nada, si queréis preguntar qué es esto o qué es lo otro, por mi ningún problema.

  • Ya sé que me ha quedado un poco gitano, lo he hecho en veinte minutos, es el primer video que hago (y el primero que subo al yutub). Aún así me he esmerado lo que he podido, pero he ido aprendiendo sobre la marcha.

  • La canción que suena (os la recomiendo, a mi me parece un temazo) es el top1 de lo que he escuchado en el iPod en este viaje, por eso la he puesto, porque cuando hice muchas de estas fotos es probable que estuviera sonando esta canción, la he escuchado mucho. Es "Waiting to know you" del disco "Bitter tea" de "The fiery furnaces", uno de los discos más difíciles que he escuchado este año, pero también uno de los mejores y que más satisfacciones me está dando a largo plazo, aunque tenga temas que no haya por dónde cogerlos. Creo que esta canción me recordará siempre a este viaje.

Así que nada, espero que os guste




domingo, noviembre 26, 2006

China 2006: Shenzhen, día 6, Hangzhou, día 7, Shanghai, día 8, Hai'an, día 9

La verdad es que esta crónica no me está quedando como en otros viajes, entre el trajín que me traigo y que tengo bastante trabajo, prácticamente no he tenido ratos para escribir tranquilamente, y cuando los tenía, he aprovechado para hacer cosas por los sitios en los que he estado, o para acostarme pronto porque al día siguiente había jaleo. Bueno, a ver si le meto un arreón a esto y me pongo al día:

Jueves en Shenzhen

El jueves fui a trabajar a uno de estos sitios de por aquí que se te cae el alma a los pies. Te llevan en coche desde el hotel y notas como te vas saliendo de la ciudad, tal y como la tienes concebida. Todo empieza a ser más chungo, más cutre, de colores más feos, la gente empieza a tener peor pinta y, sobre todo, la sensación interna de "no quiero estar aquí" aumenta proporcionalmente conforme vas avanzando metros. Al final llegamos y nada, la fábrica ni siquiera tenía recinto privado, el edificio estaba ahí en medio de la calle y se accedía a él directamente desde la acera, por llamarla de alguna manera. Puedo decir que los metros que recorrimos desde el coche hasta la entrada han sido los socialmente más tensos de mi vida, la gente que había por la calle (una barbaridad, como en todos los sitios por aquí) me miraba como si fuera un extraterrestre. Esto de la cortesía china es un mito, si les pareces raro se te quedan mirando tan panchos y te aguantan la mirada sin inmutarse. Y cuando son muchos acojonan, aunque luego nunca hacen nada.

Después de trabajar, me llevaron a comer a un sitio bueno de la zona, en términos relativos. Me dijeron que había comida "western" y que si quería un filete, y yo dije que sí por no decir que no. Luego ellos se pidieron platos de su comida y qué mal, luego vi los precios y mi filete valía más que sus tres platos juntos, me sentí un poco sinvergüenza. La camarera, una cría de unos dieciséis años, estaba atacada de los nervios por mi culpa y nos tiró las bebidas tres veces, también lo pasé muy mal por ella, porque la jefa, que quería quedar bien por el tema internacional que se traía ese día entre manos, la estaba echando unas broncas impresionantes, pero la otra nada, venga a tirarnos los tés encima cada vez que se arrimaba con una bandeja, pobre.

Luego me llevaron al hotel y ya bien. La verdad es que fue un día de trabajo algo mierda, me encontraba algo fatal del cuerpo en general y odiaba el lugar al que me había tocado ir. Olía mal, era cochambroso, me costaba comunicarme con la gente... Pero bueno, ahora lo recuerdo desde la distancia y me alegro de haber estado en un sitio así, de verdad, no sabéis cómo trabaja esta gente en algunos sitios. Una experiencia.

Por la tarde aproveché para hacer unas últimas comprillas en Shenzhen, di una vuelta por un sitio que me habían recomendado, pero que al final no era más que otra calle comercial, y me fui al hotal a ver cómo coño me hacía la maleta, que la iba a llevar petada. Al final entró todo.

Shenzhen es una ciudad que bordea con Hong Kong, que, aparte de la isla, es un territorio que tiene unas condiciones especiales dentro de China. Se puede decir que Shenzhen es una ciudad de frontera en muchos aspectos, por lo que abunda la piratería comercial, la prostitución, el juego y todas las cosas que trae el ser un punto estratégico, con gente de paso y dinero. Por otro lado también tiene playa y se ha desarrollado un turismo muy potente dentro de China, así que ha crecido muchísimo y tiene mucho dinero por este lado también. También es muy industrial, pero más por los suburbios, pero por ahí también entra mucha pasta... no sé, tiene un desarrollo brutal, lo notas, pero me voy con la sensación de que no tiene nada, aparte de compras y ocio. En veinte años a pasado de ser un pueblo de veinte mil habitantes a una ciudad de cinco o seis millones, creciendo un poco a los bestia y desorganizadamente, así que es normal que no haya nada en plan templetes o con algo de historia detrás. En esta ciudad te lo puedes pasar como un enano, o morirte del asco. Yo he vivido las dos versiones, y aunque tampoco me lo he pasado mal ningún día, sí que me he hecho una idea de lo solo que se puede sentir uno aquí como no conozca a nadie.

Viernes en Hangzhou

El viernes volé a Hangzhou, provincia de Zhejang, desde Shenzhen. Dos horitas y media de vuelo para pasar de la manga corta al frío húmedo más desesperanteque he vivido en mucho tiempo. Y yo, como siempre, con mi chamarrita tipo las que venden, no aprenderé nunca...

En el aeropuerto, me esperaba un chino con un furgoneto que me condujo al sitio donde debía desempeñar mis actividades labo-laborales. Otras dos horitas de carretera para el pecho, de verdad, ya no sé ni donde estaba. Llegé al sitio y me sorprendió lo grande que era y lo bien montado que estaba para estar tan a hacer puñetas, era como muy europeo todo. Lo malo es que el tipo que se supone que hablaba inglés se había puesto malo y lo habían sustituido por un individuo que no se enteraba casi de nada, así que mi labor allí llegó a tener momentos bastantes surrealistas, más propias de la prueba de mímica del pictionary que de un tipo serio y profesional como yo (teóricamente). El caso es que menos mal que la señora de la limpieza que andaba por alli era la más espabilada de todos y la única que me pillaba lo que quería decirles con gestos, así la ascendieron a traductora de gestos inmediatamente y de allí no se movió hasta que no me fui. Son muy graciosos los chinos, estás allí hablando con uno y tienes a otros cinco sentados allí con él, que no abren la boca. Al principio me sentía fatal con esto, pero ya ni me fijo, por mi como si quiere estar allí toda la empresa.

Cuando terminé, decliné la oferta del dueño de aquello para quedarme a cenar, porque yo lo que quería era irme a Shanghai cuanto antes. Me pusieron un chófer, un A8, y para Shanghai señor conductor, que quedaba a tres horas y media de allí. Bueno, a cuatro horas y media al final, porque el chófer recibió órdenes de comprarme algo para cenar por el camino y nos fuimos a media hora de camino en sentido contrario a nuestra dirección, porque debía ser que allí estaba el mejor sitio de comida para llevar de la zona, y claro, no iban a llevarme a uno que no fuera ese... son la pera. Mira, yo ya me había desorientado y no me podía imaginar que no estábamos yendo en dirección a Shanghai, pero cuando vi que cuando llevámos una hora de viaje pasábamos otra vez por la fábrica, casi me pego un tiro. Fue cuando lo entendí todo.

El caso es que al final me dormí y, cuando me desperté, viví uno de los grandes momentos de este viaje. Ya estábamos con el coche en medio de Shanghai, de noche, y rodeado de todos los rascacielos iluminados. No sé si fue porque recién despertado uno está más vulnerable emocionalmente, pero se me hizo un nudo en la garganta, fue precioso.

Al rato, llegué a mi hotel, en pleno centro, y me desmayé en la cama.

Sábado en Shanghai

El sábado me levanté tarde y reconozco que me costó un rato aclarame con dónde estaba, vamos, que me desperté y tardé un rato en decirme ami mismo "ah vale, Shanghai". Me duché, me hidraté, me pinté el ojo y me fui andando a la People´s Square, a veinte minutos de mi hotel tirando por la Nanjin Lu para arriba (¿a que molo controlando tanto de Shanghai?). Allí había quedado con una conocida que tengo viviendo en Shanghai, que me cae muy bien y está buena. Lástima que esté casada y que su marido, un tío encantador, por cierto, y un guaperas, por cierto, también estuviera esperándome... Me llevaron a comer al piso cuarentaypico del rascacielos que hay en esa plaza y aluciné. El restaurante ocupaba toda la planta y tenía ventanales gigantes con unas panorámicas de Shanghai que te provocaban alternancia entre el micropene instantáneo, por la altura cuando mirabas para abajo, y rabiosas erecciones, por lo bonito que se vía todo aquello desde allí. Luego dimos una vuelta por zonas que no conocía y ya me dejaron a mi bola, que tenía que ir a un mercado de estos que hay allí a pegarme con los chinos por los mejores precios. Triunfé mucho en Shanghai, como ejemplo, me he comprado un trolley-mochila cojonudo que necesité más que el amor al verlo allí de repente, por diez euros.

Llegué al hotel a las ocho de la tarde. Estaba lloviendo mucho y no me apetecía dar más vueltas, así que decidí darme un masaje en el hotel, que aquí ya os he contado que soy totalmente adicto. Hora y media de masaje chino integral (menos el pene), que es de los que me molan a mi, porque hacen un poco de daño pero que te dejan nuevo (hay que ver que fuerza tienen las chinitas para lo poca cosa que son) y otra hora de masaje facial con potingues, que a mi esto de que me sobeteen la cara me pierde, todo por treinta euros. Cómo lo voy a echar de menos cuando vuelva.

Obviamente, llegué a la habitación y dormí como un angelito.

Domingo en Hai'an

Hoy me he levantado, he desayunado, he hecho la maleta y me he bajado a hacer el check-out del hotel. Como hasta las tres no venían a recojerme, me he ido a dar una vuelta por la ciudad. He bajado al Bund, el barrio colonial europeo de Shanghai, he estado viendo los rascacielos del río tranquilamente, me he sentado en un banco con mi música a disfrutar de las vistas, he callejeado un poco, he comido algo, he paseado otro rato y me he vuelto al hotel.

A la hora acordada, ha llegado un representante de la empresa en la que estaré mañana en un cochazo conducido por un chófer de estos que llevan hasta gorrita. A mi hay veces que me da la risa, con lo don nadie que soy yo y con estos lujos... Lo malo es que me voy acostumbrando y ahora a ver quien se mete en un Ibiza, que es el coche que yo tengo.

Bueno, me he metido de un bote en el coche, no fuera que se arrepintieran en el último momento, y nos hemos dirijido a Hai'an, provincia de Jiangsu, al norte de Shanghai (Hangzhou, la ciudad del viernes, está al sur de Shanghai), y Shanghai, está al noreste de China, casi en el mar, a la altura más o menos de Japón. Shenzhen, la primera ciudad en la que estuve, está totalmente al Sur de China, limitando con Hongkong. Tras tres horas y media de viaje, que me he hecho prácticamente dormido, con el representante a mi lado dormido también, hemos llegado al hotel. Pedazo hotel, por cierto, que en los artículos de baño gratuitos tengo hasta condones y gomina (verídico, ya veréis las fotos).

Me he cambiado, y he bajado a cenar. Como esta ciudad si que está más perdida que yo qué sé, el que llegue un occidental es motivo de celebración, así que me habían organizado una cena con diez tíos de la empresa y hasta un representante del gobierno de la ciudad, que la empresa ésta es importante aquí. El año pasado vino el alcalde, pero este año no, debe ser que se rotan para los papeos por la cara. Hemos brindado treinta veces durante la cena, que aquí se brinda cada vez que un va a beber, he quedado fenomenal contando cosas que sé de China (no porque yo sea muy culto, sino por los días que ya llevo aquí y ya me han contado otros), y me han regalado una manta de seda que a mi abuela le va a encantar y una figurita que por lo visto es muy bonita, según el gusto de aquí. Qué majos. Nos hemos puesto tibios y, yo ya no sé si es que le he pillado el punto a esto, pero la comida de aquí cada vez me gusta más, qué rico (casi) todo.

Mañana trabajo por la mañana y ya me vuelven a llevar a Shanghai después de comer. Al aeropuerto. Por la noche cojo un vuelo a España (con conexión Europea) y, si todo va bien, el martes a alguna hora llegaré a Madrid. He disfrutado muchísimo del viaje, debe ser que por ser la segunda vez, he afrontado las cosas de manera distinta, sin ningún reparo o miedo, y claro, China, en el plan que he venido yo de hoteles buenos y trato de hombre distinguido, es una gozada. He decidio venir alguna vez por mi cuenta a conocer mejor los lugares en los que prácticamente he estado de paso y otros nuevos, porque también es cierto que venir a trabajar, y no tener demasiados días en sitios que merecen la pena, le resta un poquito de potencial a esto, pero bueno, ha estado muy bien de todos modos. Me alegro muchísimo de haber tenido esta oportunidad.

Venid a China alguna vez, en serio. Ya os pondré algunas fotos a la vuelta, para daros más ganas.

miércoles, noviembre 22, 2006

China 2006: Shenzhen, días 3, 4 y 5

Ni hao

Me lo estoy pasando muy bien estos días, de hecho, no he escrito porque no he tenido tiempo, aún no estoy completamente recuperado del viaje y no he podido dormir ningún día todas las horas del mundo, así que es llegar al hotel al final del día, aunque no sea muy tarde, y entre que preparo las cosas del día siguiente y entre que me entra un cansancio que no es normal, me tiro a la cama directamente a romperme el cuello hasta el día siguiente. Como hacer una crónica de estos días se me hace un mundo, voy a hacer un desglose por actividades que hoy lo veo como más asequible:

Trabajo

Estoy aquí por ese motivo aunque no lo parezca, así que me lleva bastantes horas. Por las mañanas voy a diversos sitios (cada día laborable de los que esté aquí tengo que ir a un sitio distinto) y me tiro allí asta las cuatro más o menos. Luego, por la noche, después de hacer lo que me da la gana, me tengo que poner a preparar lo del día siguiente, así que tengo un poco la sensación de estar currando todo el tiempo, no desconecto del todo en mi tiempo libre, pero bueno.

Hasta hoy, he estado yendo a fábricas del extrarradio. Ya hablé de ellas el año pasado, y son un poco más de lo mismo. Sitios enormes, de hasta cinco mil empleados, en pueblos bastante cutres. Los empleados trabajan, comen y viven en la propia fábrica (las casas están en bloques-colmena dentro del mismo recinto) así que es un poco deprimente, aunque ellos, gente de procedencia humilde en su mayoría, están encantados de tener todas sus necesidades cubiertas. Es otro rollo.

Un chófer que no habla ni inglés ni nada, me viene a recoger al hotel por la mañana con un cartelito y nos tiramos los tres cuartos de hora que puede durar el viaje mirando para delante sin decir nada, oyendo música china todo el rato. Yo miro por la ventana y me fijo en todo aquello, en la locura de tráfico, en la cantidad de gente que va a currar, en las casas tan miserables que hay en cuanto te sales del centro urbano, y flipo constantemente, la sensación de caos que hay es algo a lo que no me acostumbraré por muchas veces que venga. Espero no perderme nunca aquí.

Luego en la fábrica ya me atiende gente que sabe inglés y tiene un poco más de mundo (de Hong Kong, normalmente) y me cuentan cosas de por aquí y me llevan a comer. El otro día le dije al de la fábrica que qué rollo que siempre estuviera nublado en Shenzhen, que en los dos años que había estado, no había habido ni un día de sol. El me dijo que qué coño días nublados, que el cielo gris y como de bochorno era de la contaminación y que cuando llueve hay sol y azulete como en todos los cielos del mundo... Toma ya, y nosotros en Madrid quejándonos cuando vemos que el horizonte está un poco marroncillo. Aquí tienen un serio problema con la contaminación, ves las fábricas (miles) echando mucha mierda al aire y a los ríos, se pasan todas las normativas internacionales por el forro y así les va, que siete de las diez ciudades más contaminadas del mundo están aquí. Luego el caso es que no se nota nada al respirar, yo voy por la calle y tan normal, no noto el aire sucio ni nada distinto a Madrid, pero la mierda está ahí.

Ocio

El lunes me fui por la tarde a hacerme la prueba de los trajes. Tres chinos para mi solo haciendo todo lo que yo les decía "entállame un poquito por aquí... la chaqueta más corta que parezco Pepe Carroll... mira a ver si me haces la pierna un poco más ajustada que luego dice Kurt que parezco un dependiente de Cortefiel...". Y nada, ellos poniendo alfileres hasta que yo les hacía el "ok" con el dedo, que eso lo entiende todo el mundo.

Luego estuve por el centro comercial comprando más cosas y regateando bastante, aunque este año están muy perros los chinos, no he conseguido las gangas del año pasado, aunque bueno, no me puedo quejar.

Al centro comercial voy y vengo en metro, que me encanta porque es muy moderno y soy el protagonista absoluto del vagón. Todo el mundo me mira de reojo y a las jovencitas les entra la risa tonta, se ponen como tomates cuando la miro o las sonrío, se ve que aquí estoy medio bueno, me encanta la sensación. Teniendo en cuenta que esto es una cultura milenaria, creo que las mujeres de España deberían aprender un poquito de las de aquí, que algo de razón tendrán.

Ayer martes quedé con un amigo que tengo aquí. Trabajaba en un sitio de los que fui el año pasado pero ya se ha cambiado, así que no fue nada de tipo profesional o por interés, simplemente le dije que venía a China por e-mail y me dijo que le llamara algún día para quedar. Es un chaval de mi edad con mentalidad totalmente occidental, habla un inglés perfecto y salvo que es chino, no noto ninguna diferencia con cualquier amiguete. Así que no fue la típica cosa que te lo tomas medio en broma y te adaptas a lo que sea, al revés, es un tío muy enrollado que se controla toda la ciudad y ya el año pasado nos lo pasamos fenomenal, salimos por ahí de copas y nos pillamos un medio pedo juntos.

Esta vez me montó una cena en uno de los mejores sitio de comida típica cantonesa que hay por aquí, se trajo a dos amigos suyos, y luego nos fuimos todos a un spa muy conocido de la ciudad, por lo visto, que aquí lo de las saunas y los masajes es como una religión. El spa era impresionante, enorme, qué lujo, qué poderío.

Estuvimos media hora de sauna y baños diversos todos juntos y luego cada uno se fue a una camilla a que nos hicieran una limpieza integral de pieles muertas, otra horita. Esto es que te tumbas y un tipo que está más fuerte que el vinagre te empieza a refrotar toallas y esponjas rugosas mojadas en agua caliente por todo el cuerpo, te echa diversas lociones y te estira un poquito los músculos y huesos, un poco en plan bestia, pero muy bien.

Luego te vas medio desollado a unas piscinas de agua caliente hasta que llega una china y te pone un albornoz, que a mi me quedaba muy pequeño. Te meten en una sala, te tumban en un sillón, te envuelven en toallas, te dan té y cigarros, mientras ves un poco una tele que tienes delante. Cuando te has relajado del despellejamiento, llega una china y te lleva a una camilla y te da dos horas de masaje tradicional chino, que es integral, incluyendo cráneo y pies. Cuando estás medio idiota, te lleva a una ducha, te duchas y te vistes.

TOTAL: 20 euros. Quiero morir aquí.

Hoy miércoles no me ha dado tiempo a hacer nada, he tenido que currar mucho y luego tenía marrones de Madrid, gracia al invento éste llamado e-mail. He cenado con el tipo que tengo que ver el vienes, al que ya conozco por otros motivos, y hemos cenado y he vuelto al hotel.

Comida

El desayuno lo hago en el hotel, que es un hotel de lujo. Yo creo que voy a acabar reventando pero me da igual y pienso probarlo todo. Varias veces. Hay desayuno internacional, chino japonés... Los desayunos asiáticos no me molan mucho porque son a base de sopas y verduras, que por la mañana me revuelven el estómago. Yo le doy más a las tortillas (tienes a un chino haciéndote tortillas de lo que quieras), huevos revueltos, bollitos, fiambres, zumos (miles), cereales (qué muesli hacen aquí!), frutas... aunque lo estoy probando todo, pero es que esto es interminable. Todos los días me marcho del desayuno dando tumbos y un poco malo, pero es que no lo puedo evitar. Adoro los desayunos de hotel y adoro que haya tanto y tan bueno.

La comida la estoy haciendo en lo que podría ser equivalente a los polígonos industriales de aquí, aunque aquí los restaurantes son muy buenos en general en cualquier parte. Cuidan mucho la comida. Suelo ir con los de la fábrica (unos siete u ocho) porque aprovechan para pegarse un papeo a mi costa. Piden muchos platos que ponen en una mesa giratoria y tú vas pillando de lo que te apetece. Esto es la provincia de Guangdong, y por lo visto hay cultura de comida picante, así que lo paso un poco mal porque lo tolero poco, a los diez minutos estoy sudando y rojo como un chorizo, y con las lágrimas rebosándome los ojos, venga a berber té. No como nada especial, aparte de la forma de cocinarlo, que ya es bastante. Mucho pescado, carne con especias, tofu, verduritas que no sé que son pero me saben a césped, pepino, arroz, panecillos con cosas dentro. Todo partido en cachos muy pequeños para poder comerlo con palillos. Me da un poco de grima porque los chinos escupen los huesos y los pipos de la sandía en la mesa directamente, no se cortan. Y luego, cuando acaban la comida, todos se cogen un palillo y se pones a rebuscarse por los dientes y a hacer ruidos para sacarse las cosas "tsk, sffiiscch, tsk, tsk". Esto va así, qué le vamos a hacer.

Las cenas están siendo lo mejor. Ayer fui a un sitio de comida tradicional cantonesa con mi amigo y sus colegas, y fue la bomba, ya pondré la fotos. Pedimos de todo: costillas, verduras fritas, serpiente a la brasa (buenísima, ya lo comenté el año pasado), rana o sapo (no estoy seguro), las pieles de la serpiente rebozadas, unas chirlas de río con una salsa agridulce ri-quí-si-ma, pato churruscado, sopa de pescado, unos bichos que no me supieron decir lo que eran... yo comí de todo pero de unas cosas más que de otras, de serpiente me puse fino. El perro no lo probé.

Hoy hemos ido a un sitio de comida típica de Macao, una ex-colonia portuguesa. Era todo con un toque más europeo y no ha habido nada raro, pero también tenía su toque distinto, aquí nada sabe como en España. Cerdo, pasteles de natas, sopa de gambas terriblemente picante, espárragos al curry, pollo con una salsa de verduras, una torta de tofu que no me ha gustado nada, demasiado blandengue, ostras, y muchas más cosas.

De postre, siempre, sandía, naranja y melón. En todos los sitios.

Notas

- Estoy haciendo poco turismo. Shenzhen es una ciudad muy nueva y, aparte de todo lo que hay de restaurantes, compras u ocio, no tiene mucho que ver. Es enorme y el metro cubre poca cosa, así que sin coche no eres nadie. Además, es una ciudad algo peligrosa por la noche y aquí a las seis es de noche, así que procuro no ir sólo por ahí. Y no tengo mucha más opción, currando por la mañana.

- Estoy haciendo pocas fotos. Como ya conozco esto, serían tan parecidas al año pasado que me da pereza y se me está pasando. Los próximos destinos por aquí serán más interesantes, a ver si me pongo.

- Me ha salido una cana. Ya tenía otra pero la tenía hace mucho, así que esa no la contaba. Qué rabia me ha dado.

- Es un poco agobiante lo serviciales que son en este hotel. Ayer estaba todavía masticando los huevos revueltos y ya me estaban retirando el plato. Te abren las puertas, te preguntan treinta veces si está todo bien, te llaman a la habitación para darte fruta, bombones, abrirte la cama, ponerte más agua... de verdad que agobia.

- Ayer vi un accidente de tráfico espantoso.

domingo, noviembre 19, 2006

China 2006: Shenzhen, días 1 y 2

Ni hao

Lo primero que tengo que decir es que si estoy escribiendo desde China es de milagro, sin lugar a dudas éste ha sido el viaje más accidentado y estresante que he tenido en mi vida. También es verdad es que ahora, desde mi hotel faif estars, y cogiendo uvas gordas como ciruelas de la cesta de fruta que me ponen cada día en la habitación, todo se ve un poco menos dramático, pero trataré de hacer una regresión adecuada para transmitir las emociones que ayer viví.

Antes de eso, decir que los blogspot están capados en China, tal y como me temía, ya se sabe que en China la libre comunicación es pecado y esto de los blogs está muy mal visto, ya me di cuen el año pasado. Lo curioso es que Blogger no lo está, así que puedo postear y ver mi blog y los comentarios tranquilamente (usando el traductor de Google) pero yo no podré comentar. Esto lo digo para que no penséis que soy un rancio si no digo ni mú.

Motivos por los que casi no llego a mi destino

1.- Pues empezamos bien

El viernes, cuando llegué a Barajas para empezar el viaje de veintipico horas que me esperaba, saqué mi papel con lo que yo creía que era un billete electrónico. Para los que no sepan cómo va esto, la cosa es que si tienes un billete electrónico no necesitas el típico billete de avión. La agencia de viajes te manda por correo un localizador con tu trayecto y te lo imprimes, y no tienes que llevar nada al aeropuerto salvo el papel que te has imprimido y tu pasaporte. Los últimos siete viajes que he hecho han sido así, así que creía que ya todo era así siempre.

Pues nada, llego, saco mi papel en el puesto de facturación, y va la señorita y me dice que dónde está mi billete, que sin billete no hay viaje. Tras una discusión en la que yo me aseguro de que esta tipa lo tiene superclaro, llamo al tío de la agencia que tenemos en la oficina y me dice que claro que sí que necesito billete, que cómo no los he cogido, que los tiene ahí, delante suya en ese momento. Yo me mosqueo bastante porque vale, ha sido despiste mío, pero yo no caí en que en mi papel no ponía *****BILLETE ELECTRÓNICO*****, porque por lo demás, el recorrido que te mandan por correo es exactamente igual que el localizador de un billete electrónico. También tiene narices que ni me dijera que mis billetes de avión llevaban dos semanas en la agencia sin que nadie los recogiera, y más cuando está a veinte metros de mi puesto de trabajo y nos cruzamos cuarenta veces al día. Obviamente, mientras iba comprobando que efectivamente la había cagado, mi micropene se hacía más patente y mis nervios se me agarraban más al estómago, pero antes de montarle un pollo al de la agencia, que ya se me había puesto totalmete a la defensiva (es un tío muy peculiar), le dije que me pasara con Would (sin por favor y sin nada, que ese tío ya nos la ha liado a todos alguna otra vez y luego encima se te pone chulo).

Would: "¿Si?"
Dwalks: "Oye soy Dwalks, mira, que me he dejado los billetes del viaje a China en la agencia y estoy aquí en el aeropuerto con un marrón que no veas. Cógete un taxi cagando leches y traémelos, por favor tío, tengo una hora de margen para no quedarme en tierra"

La diferencia entre un amiguete y un amigo, es que al primero le tienes que pedir perdón y por favor mil veces, aparte de explicarle la situación algo mejor de lo que yo lo hice con Would, antes de meterle en un embolao como éste, mientras que al segundo, mientras estás terminando la frase, que se la sueltas así de sopetón, ya le tienes subido en un taxi sin que te haga más preguntas. No olvidemos que Would estaba trabajando con su jefe justo detrás de él, al que no creo que le diera muchas explicaciones antes de levantarse de la silla y perder una hora de su jornada sin justificar. En menos de media hora ya estaba Would en el aeropuerto, descojonado y con mis billetes. Gracias, gracias, gracias. Te voy a llevar de regalo la mejor falsificación que encuentre en toda la China.

2.- Pavor en Beijin.

Tras hacer escala en Amstedam y llegar a Beijin (Pekín), mi segunda escala, vino el segundo sofocón, y sin ningún Would por allí que pudiera venir en mi auxilio.

De Pekín a Shenzhen, mi destino final, tenía que coger un vuelo interno con una compañía china, por lo que, una vez recogida mi maleta en Pekín, tenía que volver a facturarla para hacer el último tramo. Es decir, que pude a la calle en Pekín para echarme un cigarrito y todo, pero me metí enseguida porque el acoso de taxistas ilegales era tal, que me estaban dando miedo, me cogían del brazo y aunque yo decía que no, no me dejaban de hablar "sir, sir, taxi, taxi, cheap, cheap, sir, taxi, sir, cheap, taxi, taxi, sir...", un poco pesadilla.

Pues me meto a facturar con mi billete-milagro (gracias Would, gracias, gracias), y me dice la china que había en el puesto de facturación, en un inglés más que justito, que yo no aparezco por ningún lado. La china se lía a escribir mi nombre de todas las formas posibles en su ordenador, y nada, que yo no salgo en la pantalla... Me quedo blanco, porque claro, no es lo mismo quedarte tirado en tu casa que en Pekín y, aunque en el peor de los casos lo podía solucionar comprando otro billete, pues en ese momento yo me veía en la indigencia más absoluta y atrapado allí toda la vida por el de-espaldas-al-mundo sistema burocrático chino. Me puse a pedirle a la china que hiciera algo, por dios, y a los diez minutos ya tenía a diez chinos (cada uno el jefe del anterior) que habían ido llegando cada vez que uno se atrancaba. Es lo bueno de los chinos, que empiezan a traerte a todo el mundo hasta que uno se sabe lo que hay que hacer. Al final me escribieron a boli en el billete que era bueno, hicieron un trapicheo para sacarme la tarjeta de embarque y me metieron para dentro, cojonudo. Pero estuve tres cuartos de hora hasta que se solucionó, menos mal que tenía tiempo de sobra, pero tuve momentos de agobio cuando veía que entre ellos se ponían a decir que no y que no, y todos ahí con cara de circunstancias, empezando por mi, que en mi vida había hablado tanto con los dedos y con las manos.

3.- El que faltaba

Llego al aeropuerto Shenzhen con veintidos horas encima de viaje y con un único objetivo: una cama. Salgo del aeropuerto y cojo un taxi, el taxista me dice que 150 RMB me cuesta hasta el hotel, que son unos quince euros. El año pasado eran 100, así que me doy cuenta de que me está tangando, pero mira, estoy tan cansado que por cinco euros no voy a bajarme para que otro me diga lo mismo.

Nos ponemos en marcha y me doy cuenta de que ya estoy en China. Autopistas llenas de coches, camiones, bicis, motos, personas andando por los arcenes, todos cruzándose... una locura. De repente, mi taxista se pone en paralelo con otro y se ponen a hablar entre ellos (en la autopista a ciento y pico kilómetros hora y un tráfico de espanto). De repente, se van los dos al arcén y se paran. Mi taxista me dice que me monte en el otro taxi con el dedo, se baja, coge mi maleta, la lleva corriendo al otro taxi, y claro, yo detrás corriendo a ver si me iban a robar la maleta y a dejarme tirado en medio de yo qué sé dónde. Veo cómo el segundo taxista le paga una cantidad al primero, y ale, para el hotel otra vez. Como podréis imaginar, si estaba cansado por el viaje, me espabilé al momento.

Lo mejor es que llegamos al hotel y cuando voy a pagar le doy los 150 RMB acordados con el primer taxista. Me dice que no y me escribe en papel que 250. Yo también le digo que que no, le cojo el papel, y le escribo encima 150. Menudo rebote se pilló, fue verlo y ponerse a gritarme, porque los chinos gritan cuando están enfadados, te gritan mucho porque se enfadan así, nada de diplomacia, el año pasado me asustaba, pero ahora ya sé que es puro teatro. Menos mal que en el hotel, como es bueno, había gente del personal vestida de marinero esperando en la puerta, así que llamé a uno y le dije lo que pasaba mientras el taxista no dejaba de gritarme a mi, y a al chico que llamé. El botones me dijo que tranquilo y se puso a discutir con el taxista, que por lo visto había sido timado por el primer taxista. Al final, en medio de la discusión, saqué corriendo mi maleta y le dije con las manos que no era culpa mía, pero el taxista se fue mirándome con rencor y sin quitarme la mirada. Qué bien, ahora hay alguien en China que desea mi muerte.

Hoy he dormido mil horas, he comido tarde y me he ido de compras a un sitio porque quería hacerme unos trajes a medida, que aquí están tirados de precio y sólo tienes que enseñarles una fotos del que quieres, o ellos te enseñan catálogos de las marcas más conocidas. Eliges la tela, te toman medida, vas al día siguiente a hacerte las pruebas, para corregir lo que no te guste (entallar una poquita, ancho de la pierna, que si me tira de la sisa...) y en tres días los tienes. Los sastres y las telas de aquí tienen fama de estar bien y el año pasado no me dio tiempo y me quedé con las ganas. Y mira, si me salen malos, por lo que me han costado, tampoco es para tanto. Por intentarlo... Yo es que tengo que ir de traje al trabajo, y como son caros y tampoco es que los disfrute demasiado, me parece el plan hacérmelos aquí, que seguro que me quedan mejor que muchos de los que me he comprado. Nunca se sabe, yo me he puesto a dar vueltas por la zona de los sastres y me he metido en uno que me ha dado buena espina, a ver lo que me ha hecho...

Hoy no he visto nada que no hubiera visto el año pasado. Me quedan cinco días aquí, a ver si me quito las compras pronto, me dedico a ver cosas nuevas y hago fotos. De momento, y en plan remember, dejo las que hice el año pasado para ir creando ambiente(os recuerdo que haciendo click en cada foto, sale el comentario que puse)

viernes, noviembre 17, 2006

China 2006: Previa

Bueno, pues creo que ya está todo metido en la maleta. Al final he tardado más de lo que pensaba, pero es porque me he puesto a mirar los mapas que me llevo y se me ha ido la hora. He comprado lo que necesitaba y el tema espuma de afeitar lo he solucionado de una forma sorprendentemente sencilla, he encontrado El Bote en un súper de cerca de mi trabajo, que viene a ser del tamaño de un desodorante de roll-on, así que ni me lo he pensado. Así de fácil.

El único problema que me quda por resolver es que yo me quería llevar bastante pasta en efectivo. China es el país de comprar, todo falso o ilegal pero de comprar, porque tienen absolutamente todo fusilado. En muchos casos es como los mercadillos de aquí, malo, pero en otras muchas ocasiones las réplicas son perfectas e incluso las mismas que el original, porque muchas fábricas de ropa, calzado o complementos, entre otras muchas cosas, de las firmas originales están en China (¿os suena el "made in China"?) y por mafias y cosas de estas, desvían productos, patrones y materias primas, a talleres de allí que luego lo venden en centros comerciales (concretamente estaré a veinte minutos de uno con 1.500 tiendas, aquello es así y a ver quien se resiste). Sólo hay que tener un poco de ojo para identificar qué productos son decentes, armarse de paciencia para regatear y regatear, y no pasarse con lo que te traes, que allí es un no parar y tampoco es plan de comprar por comprar. Mira, sé que no es lo más decente del mundo, pero para las veces que voy a ir a China en mi vida, pues prefiero divertirme un poco con el tema que tienen allí montado. Además, hay cosas concretas que necesito y si lo veo claro, aprovecharé, que con la experiencia tan buena del año pasado (un poner, una maleta de las grandes, chulísima, por 20 euros, resultado excepcional y mira que la pego caña). Lo que iba diciendo es que el cajero tenía tope de dinero para sacar y me he quedado algo corto, así que mañana tengo que sacar más panoja porque quiero cambiarla aquí, que allí no me apetece sacar dinero, que pierdes con el cambio y encima no sé si cobran comisión. Ni siquiera se cómo es el sistema de cajeros de allí. Yo como Jesús Gil, con el fajo de billetes atado con una goma en el bolsillo.

Mañana me esperan 15 horas de vuelo repartidas en 3 aviones, 21 de viaje y 7 de cambio horario. Llego el sábado al mediodía, hora local, y no sé si seré persona. Dormiré y dormiré el sábado. Estaré varios días en la primera ciudad a la que voy, pero luego empezaré a botar por China, con más vuelos, coches, barcos y un montón de chinos a los que no conozco y que se supone que ya saben que me tienen que estar esperando a una hora en un sitio. Me preocupa el tema internet, aparte de poder postear, que me gustaría, no sé cómo estará el tema del correo y esas cosas, que allí tienen muchísimas cosas capadas y yo necesito comunicarme con España y con los chinos, que si no todo será más complicado. Esperemos que no haya problemas, el año pasado no tuve demasiados...

Nos vemos allí, qué ganas, qué pereza, y sí, unos pocos de nervios.

jueves, noviembre 16, 2006

Otro

Por una vez en mi vida parece que voy a tener todo prácticamente preparado para un viaje de trabajo sin esperar al último día. El viernes me vuelvo a ir muy lejos, bastantes días, y me he tomado este asunto de organizarme bien como una prioridad, porque cuando me fui a Estados Unidos lo pasé fatal la noche antes de coger el avión buscando calzoncillos, camisas y botes de productos de cuidado personal que no estuvieran vacíos, además de preparar simultáneamente la documentación de trabajo que me tenía que llevar. Así salí en las fotos, con la misma ropa casi todos los días o hecho un cromo porque los últimos días allí ya no había quien combinara nada. Nunca en mi vida había ido a Barajas con una sensación tan clara de que me había olvidado de la mitad de las cosas, aunque al final creo que me lo llevé todo.

En estos momentos, y con un día y pico por delante:

  • Tengo calzoncillos para mudar a media China en caso de necesidad, ropa de trabajo preparada para meter en la maleta y un surtido digno de ropa de calle. De todos modos, he aprendido que si voy varios días a un sitio, el servicio de lavandería del hotel es fantástico, puedes llevarte la mitad de cosas, lavarlas cuando acumules, y volver a empezar. Así no andas cargando en la maleta con un modelo para cada día, aunque repitas.

  • El neceser lo llevo bastante bien equipado, aunque me he dado cuenta que me faltan cuchillas de afeitar y drogas para dormir en el avión, que es un vuelo largo y no me apetece acabar contando cabezas y cosas de esas para entretenerme. Yo, a dormir, que ya estoy muy viajao y los vuelos no me hacen ningún tipo de ilusión, cuanto más sensación de teletransporte, mejor.

  • Cargadores, cámara, el iPod repleto de nuevas canciones metidas hace un rato, aparatos del iPod, adaptadores de corriente... todo en una bolsita.

  • Tengo toda la documentación de trabajo perfectamente organizada en una carpeta de mi ordenador, llevo una copia en un dispositivo de memoria USB (nunca se sabe) y me he hecho una copia de lo más fundamental en papel, a tamaño reducido para que no pese, para llevarla conmigo en caso de problemas técnicos.

  • He hecho una selección de ocio suficiente para matar las horas muertas que tenga, si es que las tengo: las dos temporadas de "The office" (la inglesa) y la temporada uno de "Perdidos", que no la he visto nunca y la tenía Jwalks en divx por ahí, en dos CDs nada más, fenomenal. También llevo un libro y un libro de sudokus que me compré una vez y lo saco cuando ya no sé qué más hacer en el avión.

  • Me falta: Hacerme una lista con los teléfonos y demás datos de la gente que tengo que ver allí, comprar tabaco, las cuchillas de afeitar, las drogas para dormir, y a ver si encuentro un bote de espuma de afeitar pequeño, que siempre me llevo los de tamaño dildo que me ocupan medio neceser, y es un rollo porque no hay quien cierre la cremallera a la vuelta. Y también me falta hacerme la maleta, pero no es lo mismo empezar de cero cuando ya no hay tiempo para solucionar nada (lo que me suele pasar) que ahora, que tengo todo controlado y sólo tengo que meterlo.

Todo parece estar bien y me alegro, porque llevo una época de tanto viaje que mi rutina diaria ni es rutina ni es nada, lo que agota bastante. Veo poco a mis amigos porque cuando estoy yo, ellos viajan, curro mas horas de las que debería para recuperar los retrasos que acumulo en la oficina por los viajes, como regular, me he metido en una historia que no sé ni lo que es, llevo medio acatarrado mes y medio, no actualizo esto como me gusta hacerlo y, en definitiva, me noto algo desbordado y cansado. Sólo es eso, porque mal no estoy. A ver qué tal me lo paso y a ver si no pasa nada raro, que voy a volver a estar solo en el culo del mundo y no hay que confiarse.

lunes, noviembre 13, 2006

Yo tambien tengo un pelo

Menos mal que acaba de terminar "Prison Break" porque más mala ya no podía ser. Qué enganche más tonto, qué tensión más poco merecida he dedicado a los lunes por la noche durante dos o tres meses, qué arrugado he dejado el cojín de apretarlo tanto, y todo para que al final haya pasado lo que tenía que pasar, porque si no ya me contarás de qué iba a ir la serie. De verdad, qué alivio que se haya acabado porque esta serie ha sido a mi ocio lo que un atracón de macarrones a una merienda, un error.

Soy consciente de que estoy pasando una especie de crisis posteadora. Ni me aburre el blog ni nada, pero últimamente estoy muy liado en otros aspectos de mi vida y todo es cuestión de prioridades. Igual que cuando tengo tiempo posteo con frecuencias casi decentes, cuando no lo tengo, pues lo hago cuando puedo. Supongo que si pudiera postear desde el trabajo podría adaptarme a subir algún post a la hora de comer, o durante algún día tonto durante horas de curro, pero como no puedo hacerlo y sólo puedo postear cuando estoy en casa por la noche, si hay otras cosas que hacer, sencillamente ni me lo planteo. Supongo que me justifico a porque sí que me da un poco de rabia descuidar esto, peo bueno, es lo que hay ahora y todo son ciclos.

Hoy me he cortado el pelo yo también. Lo mío no es una cuestión de gustos o venazos como en el caso de Kurt, lo mío es una cuestión más de tipo estructural. Alguna vez he hablado de mi pelo y he venido a decir que es un poco de maniquí de Simago, así foscote y ondulado. No es como el de Would que directamente es de moro, pero vamos, viene a ser lo que que ha ido saliendo en las fotos que he ido poniendo en los posts, que otra cosa no, pero sí que se ve pelo en este blog. Con el paso de los años, he conseguido comprenderlo relativamente y he entendido que tiene una versión decente y otra imposible, y ojo, esta versión decente depende totalmente de que yo ponga empeño en que sea decente, que si no tampoco lo es. No me lo puedo cortar muy corto porque se me queda cara de capullo. No soy ni guapo ni feo, pero los apéndices de mi cara son tirando a grandes, así que un rapado me queda como a un cristo dos pistolas porque me quedo, o me veo, todo orejas y nariz. Los pocos amagos que he hecho por dejármelo (un poco) largo, sobre todo cuando era más jovencito, tampoco se han contado por éxitos. A partir de un punto, mi pelo comienza a vivir su propia vida y da igual lo que haga, los kilos de producto que le añada o la dirección en la que lo peine: a partir de las doce de la mañana tengo un manglar en la cabeza con su volumen maximizado y forma estandar. Es un hecho, it's a fact, que diría un inglés.

Con estas premisas y esto extremos inferiores y superiores tan bien definidos, lo que me queda es un margen de unos tres meses entre un corte de pelo y el siguiente para sacarle el maximo rendimiento. La clave está en no cortármelo demasiado, evitando el tan temido efecto-corto o efecto-cabezacerilla, y que lo hagan con el suficiente arte como para que crezca organizadamente durante sus tres meses de vida. Si lo hacen bien, más o menos puedo obtener un look capilar que no me disgusta y consigo mantenerlo durante todo un día siempre que tenga cuidado al quitarme el jersey, porque esa es otra, como tenga el cuello un poco cerrado y arrastre mucho al salir, adios look y adiós todo. Solución: mucha prenda de cremallera en mi vida... bueno, la verdad es que eso me da igual, tengo jerseyes varios y siempre hay un poco de agua a mano para iniciar una reforma, en caso necesario, pero es un poco así, para qué nos vamos a engañar.

Así que nada, llevaba el fin de semana con la fecha de caducidad bastante pasada (desde julio que no me lo cortaba) y mi cabeza empezaba a parecer un busto de mozart, así que hoy he salido del curro y me he ido derecho a cortarme el pelo. Me han dejado bien y, está todo estudiado, será a partir de la segunda semana cuando vuelva a ser Dwalks, esa silueta reconocible al menos por mi. De momento sólo soy un chico con cara de "me he cortado el pelo y quiero aparentar naturalidad".

martes, noviembre 07, 2006

Tiritas de Bacon, Semana de la Ciencia en el Círculo y Fractales

Ya me había advertido Agr la semana pasada, vía sms desde Italia, que tenía una sorpresa para mi. Hoy se ha pasado por mi oficina y me ha entregado en mano uno de esos regalos que a mi me pierden, y encima no podía ser más oportuno, las veneradas tiritas de bacon de las que os hablé el otro día. Le he abrazado repetidas veces bajo la lluvia y le he llamado muchas veces "amigo", que es lo que nos llamamos cuando nos ponemos contentos. Would ha enloquecido de envidia cuando he vuelto a subir a la oficina y las ha visto, no era para menos.

He llegado a casa y se las he enseñado a todo el mundo. Mi madre, por si no había tenido suficiente con la primera impresión que le causó Would el otro día, de repente ha tenido que ver como hoy aparecía por casa a su hijo de 30 años emocionado porque su otro amigo de 30 años se ha ido a Italia y le ha traído un paquete de 15 tiritas con forma de loncha de bacon. Mi madre, a estas alturas, ya tiene muy asumido que ha parido a un retrasado mental, pero bueno, no puede evitar poner esa cara de decepción cuando manifiesto de esta forma tan vehemente mis prioridades en esta vida. Ni siquiera ha cedido cuando me he puesto una tirita en la cara para que viera lo bien que quedaban, nada, no ha habido manera. Me he ido a mi habitación, no sin antes pasar por la habitación de mi padre a ver qué tal le iba con el e-mule. Por supuesto, sigue abducido y su divorcio con mi madre está cada vez más cerca, y eso que sólo lleva una semana así, pero a él ahora le da igual todo, no hay nada más importante en su vida que comprobar la progresión de sus descargas. Cuando le he saludado estaba mirando a la pantalla sin expresión y escuchando unas canciones muy raras llenas de guitarras etéreas, "daba daba daba dabadás" y "dibidibidí dibidis" con voces en off narrando cosas muy intensas con eco. Yo le he preguntado que qué era eso y él me ha contestado "música de cuando yo era jipi". Pues sí que estamos buenos en mi casa.

Ya me he ido a mi habitación y he vaciado la caja metálica en la que vanían las tiritas y, para mi sorpresa, además de las quince tiritas anunciadas, venía un regalo muy chulo, un cerdito de plástico muy pequeño. Le he sacado una foto andando encima de una tirita:




Para que veais mejor lo pequeño que es y lo que mola, le he puesto con mis otros dos muñecos favoritos, el Qwalks y el muñeco de Maharishi que me regaló Kurt hace años. He puesto una moneda de 10 céntimos para despejar toda duda, porque luego he pensado que tampoco sabéis cómo son los otros muñecos:




Así que nada, muy contento por el cerdito, no me lo esperaba.

Ayer me pasé por el Círculo de Bellas Artes después del trabajo para asistir a la primera de las tres conferencias "Arte y matemáticas" de la Semana de la Ciencia , que me interesaban, a priori, bastante. Un euro, joder, por un euro qué cosas tan chulas se pueden hacer. El caso es que no estuvo mal, la charla se llamaba "Lo virtual, puente entre el Arte y las Matemáticas" y la daba un matemático que se explicaba estupendamente y hablaba muy bien en público, una de las virtudes que más atractivas me resultan en cualquier persona, aunque su ego se notaba elevado y se gustaba demasiado. Nos explicó la evolución de la representación de perspectivas en el mundo del arte y nos puso muchos ejemplos (cuadros u otras obras de arte) de cómo habían ido consiguiendo los artistas de cada época representar el mundo real en dos dimensiones, que son las que tiene cualquier lienzo. La verdad es que para mi todo eso era muy obvio desde el punto de vista técnico porque yo me he hinchado a dibujar en la carrera (en las asignaturas de dibujo técnico), pero aplicado a obras de arte, y viéndolo de forma global a través de la historia, se hacía muy ameno.

Hoy me he tenido que perder la segunda, que me apetecía mucho más, “La geometría fractal: las matemáticas más hermosas”, que a mi siempre me han llamado mucho la atención los fractales y gracias a los empolles de matemáticas que me metí, también en la carrera, los logré entender más o menos. No son más que unas funciones muy raras (imaginarias) que tienen unas representaciones gráficas impresionantemente bonitas, que se consiguen a base de repetir, por decirlo de alguna manera, estructuras sencillas hasta formar otras más complejas, sin tener por qué ser de una forma regular, y así hasta el infinito con resultados sorprendentes. Supongo que de haber ido hoy no hubiera aprendido mucho más de lo que ya sé (que tampoco es demasiado) porque estas charlas no tratan de explicar matemáticas, pero sí me interesaba verlo desde el punto de vista de un artista, a ver cómo lo explicaba a gente que no tiene ni idea de matemáticas. Pero bueno, no ha podido ser.

El fractal más conocido es el de Mandelbrot (si os fijáis, la estructura más grande se repite en los pitorrillos que le salen), pero hay más, incluso están en la naturaleza. Los cactus también son fractales.

Bueno, siento haberme puesto un poco pesado, pero es que llevo unos días un poco flipado con esto, que no sé si lo había comentado pero me gustan las matemáticas de vez en cuando, como si fueran cualquier otra lectura (ventajas de haber estudiado muchas por cojones). A ver si me paso algún día más por el Círculo. Si os aburre este tema, os diré que en la planta 3ª andaba cantando Alejandro Sanz, que lo vi de pasada mientras yo subía andando a la quinta, que casi me resbalo de lo que estaban lubricando las fans. También me crucé con Arancha de Benito y su señora, Guti, que posiblemente sea la pareja que más pereza me da en el mundo. No me dio la sensación de que fueran a alguna de las conferencias que había, pero no puedo asegurarlo.

Gracias por el soplo, Iaies.

domingo, noviembre 05, 2006

Qué manera de llover, ¿no?

Vaya fin de semana pasado por agua. Me encanta que esté lloviendo tanto y poder tirar de la cisterna sin sentir que estoy acabando con la vida tal y como la había conocido hasta ahora, pero la verdad es que para salir no viene nada bien, los estilismos sufren lo indecible para mantener el aspecto con el que fueron diseñados al salir de casa, empezando por las zapatillas y bajos de los pantalones y acabando por las estructuras capilares, que directamente hay que olvidarlas y asumir, en mi caso, que mi pelo es una escarola. Por no hablar del olor a pero muerto que impregna cada garito de la capital, fruto de la humedad y el calor de los focos. Lluvia y noche, mal.

El viernes no salí. Llegué a Madrid a las once y, entre que venía muerto de sueño porque yo cuando estoy de hotel solo no hay quien me meta en la cama a una hora decente, y que coincidí con el portugués y el esloveno de la reunión en el aeropuerto y nos atizamos bien de cerveza para hacer tiempo, hasta el punto de entrar en el avión medio borracho, al final decidí que me quedaba en casa, que viendo lo que llovía y la resaquilla que se me había puesto, me daba un perezón tremendo arreglarme y moverme a cualquier lado. Y eso que el vuelo fue estupendo porque iba yo solo en mi fila y me pude retorcer bien por los asientos y dormir babeando y todo, pero cuando me desperté estaba sonado y lo que necesitaba era una cama.

El sábado tenía pensado irme a mirar un abrigo por el centro, pero al final no fui porque odio ir de compras cuando llueve, y paso de meterme en un centro comercial, que me ataco yo solo y salgo estresado. Encima, con Agr en Italia, Kurt en Barcelona, CF en París y Would atendiendo sus compromisos conyugales, tampoco había mucho tema, y me quedé en casa. Mi padre ha descubierto el e-mule y está enganchado. La verdad es que se lo está currando y me ha optimizado también mi e-mule para bajarme todo mucho mejor, pero se está bajando cien mil cosas de música, en plan reviejo: TODO lo de Miles Davids, TODO lo de Weather Report... y se chupa casi todo el ancho de banda el solo porque se ha puesto prioridad para él. Y claro, a ver que le dices, que paga él la factura. Así que nada, a ver si se cansa pronto y me beneficio de su trabajo, que lo ha dejado todo fetén.

Por la noche salí y muy bien, menos el taxi para volverme a casa que fue un infierno. Llevo meses esperando cerca de una hora para coger un taxi cuando me vuelvo a casa, es insufrible. No lo entiendo, en este aspecto parecemos una ciudad tercermundista. Digo yo que si hay una demanda como la que hay por el centro a esas horas, se debería hacer algo. Joder, que le paguen un plus a los taxistas o lo que sea, pero es desesperante ver a decenas de personas vagar por las calles con el mismo objetivo. Yo a veces desearía morir ahí mismo, aunque bueno, al final se me pasa el pedo y llego a casa nuevo, no hay mal que por bien no venga, pero ni aún así me convence esto.

Como hecho destacado de la noche, algo que podría ser preocupante para la percepción que tenía de mi mismo. Estaba en El Sol y me fui a pedir una copa con mi amiga, no sé si era la segunda o la tercera. Yo siempre he dicho que los camareros de El Sol son unos rancios, tienen pinta de resabiados y parece que hay que pedirles disculpas por que te tengan que atender. Ni hola ni gracias te dicen cuando te atienden, simplemente te miran inexpresivos cuando deciden que te toca pedir, y te sirven y ya, Pues nada, voy a pedir la copa y nos sirvió uno que está siempre en la barra del fondo, de unos cuarenta años, camiseta oscura, pelo canoso y con pinta de modernete, el más guaperillas de los que están allí, cosa que no es difícil porque menudos adonis que tienen en plantilla... Pues nada, nos sirve y, cuando voy a pagar, el tío me mira y me dice con la cabeza que no hace falta, que estamos invitados. !!!. Tras la sorpresa y alegría inicial, yo luego me preguntaba si eso fue bueno y guay o un síntoma de decadencia sin vuelta atrás. Que un camarero de El Sol al que no conoces de nada ni has entablado conversación alguna con él en tu vida, que ve a miles de personas todos los meses y que aparentemente se la suda todo, decida que eres cliente habitual y te va a invitar a una copa, me lleva a las siguientes conclusiones: ¿Tanto salgo? ¿Tanto voy a El Sol? ¿Tantas copas me tomo? ¿Había pagado ya y no me di cuenta?. En fin, que el crapulismo es parte de mi vida ya lo tenía más o menos asumido, pero que empiece a destacar entre los crápulas, es algo para lo que aún no estoy preparado, me considero algo joven todavía. Ya veré como soluciono esto.

Por lo demás, hoy poca cosa. Mi padre me ha devuelto a la vida con un rosbif impresionante, cortado con grosor tipo solomillo, en vez de en finas lonchas, con patatas panadera con su vinagrito, su ajito y su poquita de perehín, y luego he visto El Señor de los Anillos con anuncios que casi me da algo. Luego me he bajado al bar del barrio con mi hermano y sus amigos a ver el partido y a tomar algo, que son muy graciosos, y para casa otra vez con mi hermano. Un domingo tranquilo, con mi padre por ahí mirando como baja de rápido el e-mule todo el rato. Como se nota que es novato. Ya le digo yo que cuanto más lo mire más despacio va a bajar, pero nada, está fascinado y pasa de todos. Mi casa parece encuentros en la tercera fase ahora mismo, cualquier día de esta semana mi padre se pone a esculpir burro-icono del e-mule durante la cena, con el puré de patatas y el tenedor.

miércoles, noviembre 01, 2006

Dando señales desde Munich

Lo malo de querer tener más o menos actualizado el blog es que cuando te descuidas un momento se te ha pasado una semana y ni te has enterado. La semana pasada, entre que me la pasé medio grogui por el ietlag (a las once se me cerraba el ojo como un pub inglés) y que a mis amigos les entraron unas ganas locas de verve entre semana para recibir sus ofrendas, ni me enteré. Y ésta, entre que me he puesto malo (y van dos después del verano, oiga, qué trancazo llevo) y que tengo curro como para poner una ETT, pues voy camino de lo mismo.

La verdad es que me han pasado un montón de cosas, algunas demasiado personales como para contarlas en este blog, pero ninguna mala. Simplemente, la vida da muchas vueltas y por mucho que uno se empeñe en tener opiniones definitivas sobre las situaciones que va viviendo, al final es mejor no dar por sentado nada, porque luego te sorprendes a ti mismo diciendo trigo donde antes decías Rodrigo. Siento ser tan críptico, pero es lo que hay, y además, no es una novedad que de vez en cuando me salga mi vena de poetisa ibicenca contenida, así que yo a lo mío sin dar más explicaciones.

Pasando a temas más mundanos, hoy estoy en Munich por motivos de trabajo. En Munich ya he estado alguna vez, aparte de que ésta debe ser la ciudad con el aeropuerto en el que más conexiones de vuelos he hecho en mi vida, como siete, así que tengo un cierto vínculo con ella que no me aporta absolutamente nada aparte del café gratuito del aeropuerto, pero bueno, ahí está. Hoy he llegado y hacía un frío serio, y yo con mi chaquetita de mierda, como siempre. No sé por qué tiendo a pensar que en todo el mundo hace el mismo tiempo que en mi barrio, debo mejorar en esto en un futuro a corto plazo antes de morir congelado en alguna ciudad centroeuropea o del Este, porque de verdad que mira que siempre me pasa lo mismo y luego nada, como si fuera nuevo en esto. He llegado al hotel y me he ido a dar una vuelta por el centro. He visto unas exposiciones de las que me había informado y unas cosas (tiendas) que estaban cerradas y me he quedado con las ganas, y se me ha hecho de noche a las cinco de la tarde, qué depresión me ha entrado en un momento. Como no me apetecía pegarme un tiro allí mismo, me he vuelto al hotel y me he juntado con unos guiris con los que tengo que reunirme mañana. Como ya tenían el plan montado, me han llevado a un buffet chino que había por aquí cerca (!) bastante mediocre, y después nos hemos vuelto al hotel porque son unos amargados, aunque yo también estaba cansado y no he echado de menos dar una vuelta.

Me voy a la cama, a ver si acabo con esta sequía posteadora. Mañana reunión todo el día y luego tarde libre, que emplearé para hacer la desmitificación definitiva de American Apparel, que esto lo he hablado mucho con Kurt y me apoya cienporcien. Hasta antes de ir a Londres, AA era mi m.d.r.f.q.n.m.h.p.n.p.s.l.h.v.e.f. (marca de ropa favorita que no me había puesto nunca porque sólo la había visto en fotos, que ahora para ser moderno hay que escribir con las iniciales). Cuando llegué a Carnaby st. me metí en la tienda y la decepción fue mayúscula. ¿Cómo una marca de ropa con una campaña publicitaria tan buena, con ropa que queda tan bien, tan básica bien, y puesta en modelos tan follables (supuestamente empleados de la empresa) puede tener un aspecto tan cutre en las perchas? Es ropa mala, en serio, no me probé nada pero creo que el Lefties no es mucho peor. Y no soy la típica madre que quiere buen tejido cuando paga por ello, no es eso, es que me decepcionó mucho.

Aún así, espero que fuera un mal día y que mañana, en Munich, American Apparel me demuestre que estoy equivocado.