miércoles, febrero 28, 2007

El reconocimiento médico

Hoy me he hecho el reconocimiento médico anual que nos hacen en mi empresa. Bueno, la cosa empezó ayer técnicamente, porque me tuve que pasar por la mesa de un compañero de otra planta, a por unos papeles que hay que rellenar diciendo que estás bien de todo, y a por un bote para el pis, que a mi no sé por qué me da un poco de vergüenza que me lo dé delante de todo el mundo, pero bueno, tampoco creo que nadie se ponga en plan "miraaaa, que va a hacer pis en un boteee, que pringaoooo". Esto lo hice a las cinco de la tarde y, como se me ha debido licuar el cerebro últimamente, pues a las seis y media me fui a casa tan tranquilo olvidándome de todas estas cosas encima de la mesa. El caso es que me acordé a tiempo y me pasé por una farmacia de mi barrio a comprar otro bote, que ya me ha pasado más veces. Los papeles me daban igual porque donde el reconocimiento tienen más.

En la farmacia me compré un bote para el pis mucho más sofisticado que el habitual, pese a tener más barato el modelo clásico, porque en vez de ser un bote para llenarlo, cerrarlo con una tapa de rosca y ya, de los de toda la vida que siempre se te sale un poco en la operación de llenado y es un asco, en éste modelo lo tenías todo en dos accesorios: un recipiente más grande con una boquilla como de jarra para hacer el pis ahí primero y, luego aparte, una probeta con un cierre hermético (un tapón) para echar un poco desde el primer recipiente y llevárselo al médico, por aquello de que queda un poco basto llevar cuarto de litro de pis en el bolsillo, que la gente tiende a rebosar el bote. Yo tenía las dos versiones para elegir en la farmacia y tuve clarísimo desde el primer momento que el nuevo modelo estaba hecho para mi. Un euro y pico me costó, pero superbien invertido.

Hoy por la mañana no he podido comer ni beber nada porque tenía que hacerme el análisis de sangre y no te dejan desayunar, me parece algo horrible y despiadado, yo que sin un café no soy persona... Para asegurarme de ello, me dejé por la noche el bote del pis encima de la taza del váter para verlo bien, porque yo me levanto catatónico y lo primero que hago es mear, así que he matado dos pájaros de un tiro: 1) no se me ha olvidado hacer pis en el bote porque lo he visto ahí delante 2) ya de paso he recordado que no podía desayunar. Esto lo hago así porque la primera vez que me tocó reconocimiento no me acordé al levantarme, se me olvidó lo de desayunar y me enchufé dos tazones de frostis que me salieron unas cosas bastante altas luego en los resultados. Y claro, yo fui allí diciendo que no había desayunado ni nada para no quedar mal, y una encerrona al final porque tuve que ir una vez más a hacerme otros análisis para quedarme tranquilo, un rollo.

Me ha gustado mucho usar mi bote nuevo esta mañana, porque al hacer el transvase del pis del recipiente grande a la probeta, era como jugar al inventor loco, y como todo el mundo sabe, el estómago a esas horas no está nada sensible y se disfruta muchísimo manipulando tu propia orina. Encima, tras realizar con éxito la operación inicialmente, me ha dado por pensar si el pis del final sería de mejor calidad que el del principio (es que la primera vez he empezado directamente meando con la chorra dentro del bote), así que lo he vaciado todo y he repetido la operación desde el principio. Estaba yo ahí en mi baño esta mañana que parecía el laboratorio de Dexter.

He llegado al reconocimiento, he llenado mis papeles y he tenido que esperar hora y pico a que me tocara, está un poco mal organizado aquello. Menos mal que tengo mogollón de música nueva en el iPod y me lo he escuchado mientras me leía periódicos gratuitos. Al final me ha tocado y la primera parte del reconocimiento ha empezado así:

Enfermera (mientras leía los papeles que había rellenado y los comparaba con los de otros años): Anda! ¿Ahora fumas?...
Yo: ehhh... sí
E: ¿Un poco tarde para empezar no?
Yo: (sin decirle que se me había olvidado que otras veces había mentido al rellenar el papel): No es que antes era tan poco que ni lo ponía
E: Una pena chico...
Yo: A ver si lo dejo
E: Pues déjalo, no lo digas
Yo: Me tengo que poner, sí...
E: Que mi no me lo digas, hazlo
Yo: Cállate zorra (...bueno, esto creo que no lo he dicho)

Luego me ha hecho mis pruebas favoritas, aunque siempre lo paso fatal porque me lo tomo como un examen y me pongo algo tenso, que no sé por qué pienso que si me sacan algo es porque soy más tonto, no tiene lógica:

  • Vista: Fenomenal. Yo que andaba un poco agobiado últimamente porque creía que no veía bien, le he leído con los dos ojos todas las letras pequeñas, aunque no me acordaba que no había que apretarse el ojo cuando te lo tapas para leer con el otro, y hemos tenido que parar un rato cuando he cambiado de ojo porque veía lucecitas.

  • Oído: Otra que no las tenía yo todas conmigo porque escucho la música demasiado alta en el iPod y siempre pienso que me voy a acabar quedando sordo. Me han puesto unos cascos y tenía que darle a un botón cuando oyera algo parecido pitidos de distintas frecuencias, muy bajitos, que parecen los que oyes después de que te explote un petardo cerca. Me he puesto bastante nervioso porque al principio sólo oía a una señora dar voces fuera de la sala y me desconcentraba, y reconozco que le he dado al botón un par de veces al tuntún, pero otras veces oía el pitido muy bien y se ve que oigo perfectamente.

  • Daltonismo: Me ha puesto los dibujos de colores de todos los años y que guay que no me he vuelto daltónico.

  • Tensión: Sigo siendo hipotenso, pero a la doctora le parece fenomenal 8/4 porque dice que mi sistema cardiobascular cardiovascular no sufre ni sufrirá. Me ha dicho que beba bebidas isotónicas para subir un poco la tensión (cuando me note cansado y flojo, que es el inconveniente) sin aumentar las palpitaciones del corazón. Pues nada, habrá que darle al acuarius.

  • Peso: He engordado un kilo respecto al último reconocimiento, pero no me extraña porque llevo un febrero que me estoy poniendo fino. De todos modos, hay que cuidarse, que kilito a kilito, y siguiendo esta progresión, con ochenta años pesaré 135 kilos y no me apetece nada.

Luego me han sacado la sangre y ya me he ido a otra sala, donde me esperaba el médico de verdad. Muy majo, ya le conozco de todos los años. Me ha felicitado por ser otro año más el último de mi empresa en pasar el reconocimiento y yo le he dado las gracias (este era el de 2006). Es que se me olvida dos o tres veces cada año y me acaban dando las últimas fechas siempre, pero tengo que cortarme porque estoy batiendo records, es el tercer año que tengo el galardón.


Médico: ¡Anda! no me digas que has empezado a fumar
Yo: ...

También me ha preguntado que qué tal mi cuello. Esto me lo ha preguntado porque mira sus papeles con el histórico y, el primer año (hace cuatro), yo le dije por decir algo interesante que a veces se me cargaba el cuello con tanto viaje de avión y tal (nada reseñable), y nada, ahora todos los años me pregunta por mi cuello y por otras cosas que le dije porque me dió por ahí aquel primer día.

Me ha mirado el corazón, la respiración y la capacidad pulmonar. Se ha quedado flipado porque tengo seis litros y pico de capacidad pulmonar. Yo he estado a punto de decirle que me tenía que haber visto el otro día fumando en una fiesta, pero al final no se lo he dicho.

Finalmente, ha llegado el momento más duro del reconocimiento, la inspección de barriga:

El médico me ha tumbado en la camilla y me ha empezado a apretar la barriga por diferentes puntos, así con todas las puntas de los dedos a la vez, que digo yo que será para ver si hay algún bulto raro o algo. A mi esto, que me parece muy necesario, no me gusta nada porque me da mucha cosa que me toquen el ombligo y, claro, yo intentaba relajarme pero cuando notaba que se acercaba por el ombligo, me empezaban a dar espasmos reflejos en la camilla y le cogía del brazo para que parara:

Yo: Ay, perdona, es que me da cosa
Médico: ¿Tienes cosquillas?
Yo: No, que me da grima que me toquen el ombligo
Médico: No pasa nada hombre
Yo: Lo siento, lo siento...

Pero claro, yo no puedo evitar que me den espasmos cuando me tocan por ahí, así que hemos estado un minuto o así, yo dando botes y contorsionándome cada diez segundos, y él diciendo "tranquilo hombre, que no te voy a tocar el ombligo". No puedo evitarlo, es como la gente que no soporta que le toquen la rodilla.

Recuerdo que antes de operarme de la rodilla, también me daba dentera que me la tocaran (la rodilla) y la primera vez que me inspeccionaron mi maltrecha articulación, casi le pego una hostia por puros reflejos al chaval que me atendió de urgencias. Igual le calzo una al médico éste el próximo año, con la excusa de los reflejos, para que se deje de tactos. Es que no puedo.

Después del reconocimiento, he hecho uno de los rituales que más me gustan del año: me he ido a un VIPS y me he tomado un desayuno Inglés, con sus huevos revueltos, su poquita de beicon, su tostada, su zumo de naranja y su café, con el periódico bueno y la música mejor. Gloria bendita, sin duda el desayuno más deseado del año.

lunes, febrero 26, 2007

Finde review: comida, música y ocio (cultura, poca)

Los últimos movimientos de Dwalks, en plan así a mogollón, que estoy cansadísimo hoy, han sido:

Ir por primera (y creo que última) vez al 19 Sushi Bar (C/ Salud). La verdad es que yo no sé para qué ando experimentando con los japos en Madrid, teniendo en cuenta que ya tengo el Nagoya (C/ Trafalgar) y el Musashi (C/ Conchas, por Callao) para cuando quiero los sushis buenos a precios razonables, y el Kabuki cuando me apetece un poquito más de nivel, pero nada, a veces los planes salen así y siempre me decepciono. El sitio está bien y la comida está rica, pero tienen un metre con cara de chumino, que encima no es japo ni nada, y que te mira con cara de asco y seguro que deseando que te atragantes con los makis, un rancio. Encima, bastante caro. No me arrepiento porque no comí mal, pero no creo que vuelva, eso sí, el sitio es bonito y tal, y muy limpio, aunque un poco quirófano. De todos modos últimamente estoy pasando una época muy poco japonesa porque me saturé mucho en 2006, así que igual no soy muy objetivo y ahora critico mucho.

Pasarme un rato por la fiesta de Jenesaispop a ver a Farala, que hacía siglos que no le veía y a hacer mi pequeña contribución para que él y sus amigos sigan escribiendo su página, que por un par de copas al año, es un negocio redondo, qué coño. Allí vi a los cachorros de oso Ann O'nadada (El finde bien, gracias, ese post eterno) y Flat Eric, que se ya se marchaban cuando yo llegaba, alegando agujetas de la mudanza que están haciendo para irse a vivir juntos a ese follódromo acogedor rincón que va a ser su casa. Como estaba muy lleno aquello, sólo me tomé la copa con Farala, que es una de esas personas que siempre me alegro de ver, que mira que estaba solicitado esa noche y ahí se echó su buen rato conmigo poniéndonos un poco al día de nuestras cosas, superatento y superanfitrión, qué majo para lo joven que es... Y luego ya seguí por otros sitios.

Ir a La Musa a comer (C/ Manuela Malasaña), que vale, que está muy sobado ya este sitio y todo lo que queráis, pero no me canso. Hacía mucho que no iba y cada vez pienso más que es uno de los valores más seguros de esta ciudad. Ese combinado de tapas es un plato perfecto y siempre quedas bien. Además, últimamente tienen un personal bastante agradable, un poco modernete-quépereza y tal, pero simpáticos.

Conocer lo que parece que será uno de los futuros barrios chinos de Madrid, si no lo es ya... La calle General Margallo (metro Tetuán) es un sinfín de tiendas de alimentación y almacenes de objetos chinos, pero no en plan chuches, bebida y tal, si no tiendas de chinos para chinos. Una experiencia, y una perdición.

No entrar a la esposición de MC Escher que hay en el Canal de Isabel II, en Plaza de Castilla. La verdad es que tenía curiosidad por verla, siempre es entretenido y ya que pasaba por allí... pero fue acercarme y divisar una cola de 400 personas esperando para entrar. Ni de coña. Lo dejaremos para otro día.

Ir a una fiesta de cumpleaños en casa de unos amigos, llena de bebida, gente y mis amigos Agr, Elza y CF. Vaya tajada nos pillamos los que bebemos, si es que no se pueden tener las copas tan a mano. Lo pasamos bien, pero me fui a casa borracho como un mono, y eso que no me lo noté hasta el quinto intento de meter la llave en la cerradura de mi casa, que hasta entonces sólo me patinaba un poco la lengua.

Conocer la recién terminada casa de CF. Vaya reforma más chula que le ha quedado en ese casoplón que tiene... tengo hasta mi propia habitación que yo mismo me he atribuido, no os digo más. Miedo me dan las fiestas que pueden montarse ahí. Por otro lado, me emocioné mucho al ver su casa terminada. Yo la conocí después del verano cuando era la casa de Borat y ahora, tras una reforma con mucha vista, es un puto sueño. Joder, es el primero de nosotros que lo consigue y es para alegrarse.

Asistir al concierto de "The Guillemots" en la sala Caracol. No os voy a engañar, metí a este grupo en mi iPod cuando leí en varios sitios críticas muy buenas de su disco, pero no le he hecho mucho caso. El caso es que el domingo me llamaron diciéndome que había una entrada libre y que si me apetecía ir por la cara, así que allí que me planté. Además muy bien, porque allí andaba Would por su cuenta con la Tirita y más gente, y al final éramos un montón. Me encantó el concierto, y encima fue perfecto: buen sonido, una sala grande, lleno pero sin agobios y la gente muy educada y callada. Y la del contrabajo estaba buenísima, pero me enteré de que estaba enrollada con el guitarrista y se me vino el mundo encima, menuda puñalada. Muy recomendable este grupo, qué bien tocaron, tengo que meterme con el disco más a fondo.

jueves, febrero 22, 2007

Todo un hombre

Hoy hablaba con una amiga y comentábamos que uno mismo nunca se verá tan viejo como le verán los demás. No porque no vayamos a envejecer, sino porque nunca tendremos la sensación de que lo estamos haciendo, por muy conscientes que seamos de ello y objetiva sea la cosa. Esta frase tan retorcida a lo Rajoy, no viene a decir otra cosa que como uno vive toda su vida desde dentro de él mismo, y siempre vas acompañado de tus recuerdos, huesos, inseguridades y miedos (que no dejan de ser los que tenías de niño pero domesticados) pues en el fondo no te ves tan distinto al que eras cuando tenías veinte años (un poner). Además, es más difícil detectar los cambios cuando lo primero que ves todos los días es tu careto frente al espejo.

Supongo que cuando tenga ochenta, si es que llego (a no... que los zurdos cascamos a los setenta y pico estadísticamente) pues a los setenta y pico, no me veré tan distinto al que soy ahora.

Eso sí, los demás sí envejecen a nuestros ojos, por lo menos más que tú. Lo ves en los compañeros de colegio que te encuentras tras mucho tiempo, que algunos empiezan a tener una sospechosa pinta de señor, en tus familiares cuando les ves en fotos que te hiciste cuando tenías esos veinte años, y en los futbolistas cuando se retiran, que en un par de años pasan de ser chavales en pantalón corto, a individuos con pinta de cascados, no sé por qué. Pero tú te ves en esas fotos y, salvo el pelo y la ropa, te sacas fácilmente ese parecido contigo mismo. Por lo menos mejor que respecto al resto. Si has engordado cien kilos, o los has adelgazado, no vale, si sólo estás más mayor, sí.

Aún así, hay factores que me hacen darme cuenta de que lo que digo es una solemne tontería, y que me ubican en mi situación real: empiezo a parecer un hombre estándar a los ojos de la sociedad, pese a que yo me siga viendo prácticamente igual al que era hace diez años:

- Los de veinte años me parecen críos, es decir, tengo la sensación de que ni mis amigos ni yo teníamos esa pinta de pipiolos con su edad.
- Los de veinte años me tratan frecuentemente de usted cuando salgo del trabajo "perdone ¿tiene fuego?".
- El hecho de que cuando estoy con ropa de trabajo, medio Madrid me pregunte calles y direcciones de la zona, me hace ser consciente de que soy un hombre más para mis conciudadanos. No un chico más, o un estudiantemás, no.
- Si voy al Corte Inglés de traje, no menos de tres personas me preguntan por alguna sección.
- Rebato cosas a gente mayor que yo sin que se ofendan porque "el niñato es un descarado".
- Empiezo a detectar una cierta habilidad para ligar con mujeres que antes eran invisibles para mi, y yo para ellas, por la única razón de que "tenían pinta de mayores".
- No me atraen nada las de veinte, salvo excepciones. Ni yo a ellas, salvo excepciones.
- A veces me sonrío con cierta condescendencia cuando escucho las opiniones de los jóvenes.
- Me preocupa un poco que beban tanto.
- Todos los taxis paran cuando les llamo
- La gente con la que tengo relaciones laborales, ya no se sorprende tanto cuando me ve la cara por primera vez después de conocerme una temporada sólo por teléfono. Hace cinco años, sí.
- Empiezo a ser mayor en la oficina que un número de personas del que no estoy muy seguro. Cuando entré, era el más joven.
- Mucha gente arquea las cejas cuando se enteran de que aún vivo con mis padres.
- Ver a un hombre bastante mayor que yo enfadado o levantando la voz, no me intimida ni me pone nervioso.
- Cada vez menos gente me pregunta con curiosidad en el trabajo cuántos años tengo

Y sólo es el comienzo...

Sólo añadir, que no me cambiaría ni de coña por el Dwalks de veinte años. Igual sí me gustaría que alguna cosa que me ocurrió con esa edad, me hubiera ocurrido ahora para haberla aprovechado mejor o reaccionado de otra forma, fantaseo mucho con la idea esa como hobby, pero en general no me cambiaría.

(¿Y por qué coño me he puesto a hablar hoy yo de esto?)

martes, febrero 20, 2007

Dwalks filocutre, episodio en Monzón

Estoy en un tren camino de Zaragoza, para hacer un transbordo relámpago mediante el que cogeré otro tren que me depositará en Madrid, donde cogeré un taxi que me llevará a mi casa, donde usaré mis piernas para llegar a mi habitación, y acabaré usando mi cuerpo para rodar a un lado y a otro de la cama hasta quedarme dormido. Como me queda hora y media para llegar a Zaragoza, me he sacado el portátil y me he puesto a postear, que me ha dado el punto, aunque se me están quitando las ganas porque uno que se sienta a mi lado me está fisgando más que descaradamente lo que escribo. A ver, si estás leyendo esto, espero que ahora te esté dando un pequeño vacío en el estómago y mires para otro lado. Si me he equivocado, te pido un perdón tan sincero como inútil, ya que no estás leyendo esto.

Llegué ayer a Monzón, un pueblo grande Huesca, de noche y sólo, que es lo que suelo hacer cuando me toca viajar a un sitio que no tiene aeropuerto: curro medio día del día previo en mi oficina, viajo por la tarde y paso la noche en el sitio en cuestión para empezar al día siguiente pronto y descansado. Respecto a Monzón no tengo más opinión que es un pueblón de estos grandes que ha crecido un poco regular, perdiendo un poco de la personalidad de pueblo histórico (tiene castillo) y ganando mucho de los vicios de las ciudades. En cambio, del hotel que me han elegido para pasar la noche sí tengo opinión, y muy chunga. Ya se lo comentaba entre otras otras cosas más interesantes a Hans ayer , que para mi grata sorpresa y tras un mensajismo casual me llamó cuando yo acababa de llegar a mi habitación, ya que en esos momentos pasaba relativamente cerca de mi pueblo con su coche, aunque no lo suficiente como para tomar algo. Le comentaba que mi hotel era un auténtico manual de cutreces. Justifiquemos en un listado los ítems que me han llevado a hacer esta afirmación:

  • Nombre de reminiscencias italianas, sin venir a cuento. Eso siempre es mala señal, es como de querer ir de fino, como Il Divo.
  • Estética setentera rancia. Mucha madera y falso lujo doradete. Todo venido a menos, viejo.
  • Objetivamente, mal limpio (lo que viene a ser sucio) por las esquinas y sitios por donde hay que esmerarse un poco más.
  • Ascensor de cuando se inventaron los ascensores
  • Suelo de terrazo muy apto para el fregoteo y el churretón
  • Trato del personal totalmente pasivo.
  • En la habitación, luces tenues.
  • Cortinas y sobrecortinas pasadas de moda y de tonalidades beiges, originalmente blancas
  • Camas pequeñas, de colchón extrafino y muelloso, con colchas de la época de las cortinas
  • Sin minibar (yo nunca lo uso pero quiero que haya)
  • Tele de hospital, pequeña y suspendida de la pared por un brazo articulado.
  • Mobiliario paleolítico de madera como el que ves en cualquier contenedor de basura por la calle.
  • Como atrezzo, jabones de pastilla en el baño, y ya.
  • Bañera con distintas tonalidades mates
  • Alicatado del baño con las rayas que dividen los azulejos negras.
  • Bidé a juego con la bañera, en tonos pastel azulitos (originalmente, ahora serían azuloides)
  • Luz fluorescente en el baño
  • Toballas diminutas y de las que rascan
  • Olor, en el hotel en general, a cocina de comedor de colegio (este aroma lo identificáis todos, supongo)
  • Suelo de terrazo en la habitación, más frío que su puta madre
  • Mando a distancia pequeño, sobado y con la tapa de las pilas sujeta por un celo.
  • Ventanas de las de antes, con su bisagra, su cristal rajado y vibrante ante el paso de camiones u otro vehículos pesados.

Bueno, creo que es suficiente. Después de hablar con Hans con una voz de ultratumba (atención ya, ¿qué le pasa a mi voz que no termina de volver a su tono?) bajé a cenar y cené absolutamente solo en un comedor grande, con tres camareros sirviéndome la comida con ritmo y tiempos de record guinnes para que me fuera lo antes posible. Para no provocarles y evitar que me echaran lapos en la comida, comí tan rápido que creo que salí del salón masticando una mandarina del postre. Qué agobio y qué soledad más dura.

Hoy he trabajado y muy bien. He hecho un trabajo conjunto con un inglés que está a poco más de dos meses de jubilarse y que me ha dado una lección magistral de cómo hacer y entender bien las cosas, lo digo totalmente en serio, que me ha enseñado más que mis últimos tres años en mi empresa. Qué lujazo. No entraré en detalle porque 1) sería dar demasiada información de mi vida personal y 2 si no os dedicáis a lo mismo que yo, sería un auténtico coñazo, pero creedme, vengo emocionado y con ganas de ser mejor profesional, sentimiento que probablemente habré olvidado mañana a eso de las once de la mañana, siendo generoso, pero ahora mismo lo siento.

Pero no todo ha sido tan bueno hoy. Cuando me han traído en coche a la estación de tren, me he despedido de mi cliente y me he dirigido a sacar el billete a la taquilla. Entonces, se ha confirmado lo que vengo sospechando hace tiempo: sufro un retraso mental severo en algunos apartados de mi inteligencia. Me he dejado el maletín con mi portátil en el maletero del coche de este tipo, que ya se había perdido con su coche por tierras oscenses hacía unos minutos, y se dirigía a un sitio a veinte minutos en coche de la estación. En el maletín, también llevaba el billete de AVE de Zaragoza a Madrid que ya tenía sacado, fenomenal. Todo esto a media hora de que mi tren llegara a Monzón (y siendo el último que me permitía llegar a Zaragoza a coger hoy el AVE). Y yo sin el móvil del tío y sin ninguna documentación que me permitiera contactar con él, todo estaba en el maletín. Me he tenido que ir a un restaurante y, haciendo un alarde de sangre fría para el agobio que llevaba, he pedido unas páginas amarillas sin pestañear, he buscado la fábrica, he llamado a un número que no funcionaba, ahí ya he sollozado un poco, he llamado a información, me han dado otro número, me ha salido un contestador, he llamado a una fábrica que he había visto de camino a la mía porque estaba bastante cerca y no había muchas más, y que no sé ni cómo me acordaba del nombre, me ha respondido un menda, le he explicado mi problema, ha mandado a un chaval corriendo a mi empresa, el chaval ha conseguido el móvil de mi hombre clave, le he llamado, mi hombre ha respondido, cuando le he comentado la situación se ha agobiado más que yo, ha mirado en el maletero de su coche, me ha dicho que sí, que ahí estaba mi maletín del portátil, me ha dicho que me lo traía corriendo, me lo ha traído y, a cinco minutos de que el tren llegara, me lo ha entregado en la puerta de la estación. Potra Dwalks.

(a partir de ahora ya lo he escrito en casa)

Cuando he llegado a casa me ha tocado el taxi cutre de la jornada. Me lo tenía que haber imaginado por las pintas del taxista. Estaba esperando en la estación fuera del taxi con otros taxistas. Cincuentón, pelo desaliñado, sin afeitar, un jersey con más pelotillas que un campo de prácticas de golf, pantalón de chándal de algodón y chirucas de mercadillo. Cuando he dicho que quería un taxi, le tocaba cargar a él. Realmente no me he dado cuenta de la situación hasta que no me he subido. Qué cutre, con unas mantillas de estas raídas que ponen en algunos taxis por encima de los asientos, ocultando unos asientos originales que no me quiero ni imaginar, todo muy sobado, con el aire espeso... en fin. He fantaseado con la idea de bajarme diciéndole que era un cerdo y que taxis como los suyos daban vergüenza ajena, pero al final me he callado y me he dejado llevar a casa, eso sí, a toda hostia, pero no hay derecho.

Supongo que tengo que dejar de ir a franquicias a comer, supongo que se me está pegando un poco ese estilo de baratillo y ahora resulta que lo cutre viene a mi.

viernes, febrero 16, 2007

Era gripe

El que me haya leído esta última semana lo sabe: todo empezó con unos zapatos mojados. Luego vino el hormigueo por la nariz y el escozor por el pecho, pero esto fue el jueves pasado, hace un mundo.

El viernes viví una falsa realidad de creer que estaba sano, pero la comida no sabía igual y notaba el cuerpo pesado.

Durante el fin de semana se apoderó de mi una tosecilla sin importancia, persistente pero eso, sin importancia, que no impidió que saliera como si el fantasma del trancazo fuera cosa de otros.

El domingo ya me di cuenta de que iba a haber que tener reservas de kleenes durante toda la semana, aunque seguía con la certeza de que todo estaba controlado, pese a un par de ataques de tos que me hicieron tener arcadas.

El lunes crují y no fui al trabajo, pero me cuidé durante todo el día, dormí todas esas horas que tenía atrasadas y bebí mucho líquido.

El martes, el miércoles y el jueves he ido a trabajar. He ido malo malísimo a la oficina, con los ojos llorosos, tos de querer morirme y cuerpo de escombro, aunque no me lo haya querido reconocer hasta hoy por la mañana, cuando me levantado con unas décimas de fiebre. Aún así, hoy era uno de esos días en los que no podía faltar.

Esto no es más que la crónica de una gripe anunciada. Una gripe que he pasado porque me la he pillado y punto, y que me ha servido para aprender que cuando estás malo ya te puedes poner del revés que sigues malo y que más vale cuidarse porque si no te pasa lo que a mi, que en estos momentos soy una piltrafa humana. No tengo cuerpo, no tengo cara y no tengo voz.

Hasta quedarme sin voz, he pasado por varios estados. Desde el martes he tenido la voz de Carmen de Mairena, la de Lola Flores, la de Mila Ximenez,la de Mocoboy, la de Paco Rabal, la de Colombo, la de una amiga que tenía de pequeño que tenía nódulos en la garganta y se tuvo que operar y, ahora, en este preciso momento, después de haberme pegado un día de hablar sin parar a todas horas en el trabajo (conversación de una hora en inglés incluida a las siete de la tarde) mi voz no existe, no tengo voz, hablo bajito como diciendo todo en secreto. Soy el mudo de la pizarrita.

Pero no todo ha sido malo, siempre hay algo positivo, un destello luminoso. Hoy, durante un breve lapso de tiempo que no sabría ubicar a una hora determinada, en una transición entre dos de esas voces terribles y quebradas que he ido alternando sin ningún control, ha sucedido algo maravilloso...

... durante tres minutos, puede que un poco menos, juro porque me muera que he tenido exactamente la voz de Micah P. Hinson. Qué pena que sólo la haya disfrutado la secretaria de alguien que no podía ponerse en ese momento al teléfono, mientras le daba mis datos de contacto para que me devolviera la llamada en cuanto pudiera. It´s been so loooo uooooo uoong... he acertado a canturrear mientras ha durado el milagro (y mientras ella me mantenía en espera para consultar una cosa). Clavadito.

martes, febrero 13, 2007

(Late) Finde review

Bueno, hoy sigo medio malo pero he ido a trabajar. Al principio bien pero a media mañana he empezado a colapsar y ya me he tirado todo el día que parecía que venía de un entierro, sorbiéndome el moco y enjuagándome la lágrima por las esquinas. Al final del día, no sé que me estaba explicando mi jefe que me he puesto a llorar de repente mientras él hablaba, y se me ha quedado mirando en plan "pero si sólo te estoy diciendo que me mandes un correo con un archivo adjunto...". Ya le he explicado yo, pero vamos, que me he tirado todo el día sollozándole a la gente.

Bueno, como ayer me dediqué a contar lo malo que estaba, hoy voy a contar las cosas del fin de semana más relevantes, sucedidas en esos tiempos lejanos en los que era una persona sana y de vías respiratorias despejadas.

El viernes tuve una experiencia algo surrealista en el Top of the Pops. Había quedado con Agr a una hora algo tardía, y como me aburría en mi casa decidí ir yo solo un poco antes y hacer tiempo allí tomándome una copa y oyendo música, que sobre el papel no tenía mala pinta el plan aunque nunca lo había hecho intencionadamente (por plantones sí, unas cuantas). No me pareció mal plan... hasta que lo hice. Llegué, me pedí un pelotazo y me puse a esperar y a oír música. Desde el minuto uno me di cuenta que no había sido buena idea. Me veía a mi mismo como el típico raro que sale él solo a ligar, porque claro, ya que estaba allí pues miraba a la gente, imposible no hacerlo. Y claro, la gente me miraba a mi también y veía que estaba sólo, no éramos tantos, y empecé a sentirme incómodo con mi papel de asesino en serie, así que al final decidí irme a un sitio que tampoco se me veía mucho para que nadie se sintiera amenazado. La música no era tampoco nada del otro mundo a la hora que yo fui así que ni eso me consoló. Encima, se me acabó la copa y me pedí otra, así que también fui la borracha oficial del garito. Nunca me había alegrado tanto de ver a Agr cuando llegó, casi una hora sólo, bebiendo, fumando y seleccionando víctimas a las que torturar. No dejen que sus hijas salgan solas.

El viernes acabé en El Sol con Agr y una amiga de éste. Allí me pasó una de las cosas que más odio en este mundo: y es que alguien intente arreglarme un ligue sin que yo se lo pida. Yo soy un tímido natural que le echa mucho morro a la vida como terapia, pero tímido al fin de al cabo. Eso explica que no sea especialmente bueno ligando por la noche por miedo a sentirme ridículo y que haya dejado pasar muchas ocasiones ante la duda, aunque eso no quita para que, consciente de mi tendencia al pudor, si me mentalizo al final no se me dé tan mal. Pero bueno, yo necesito decidir el momento y armarme de valor cuando quiero ligar con chicas que no conozco de nada, o que me entren ellas a mi, claro, pero eso me pasa menos veces.

El caso es que se me ocurrió comentar que una chica que andaba por allí al lado nuestro era la que más me gustaba de toda la sala, nada importante, sólo eso, un simple comentario por hablar de algo, en plan "esa chica qué mona, es la que más me gusta hoy de aquí...". Pues nada, sin que me diera tiempo a decir nada más, la amiga de Agr me suelta "ay, ¿te la presento?", y yo "que no que no, que sólo me parece guapa, pero nada más", y la otra "que te la presento que te la presento, déjame, déjame a mi"... "que no tía, no me hagas esto que lo paso fatal" y ella "que yo lo hago fenomenal, ya verás, déjame a mi, ¡ya verás qué guay!"...

A mi ya me empezó a entrar el agobio, porque se puso a insistir mucho y veía que al final me la presentaba como cuando tenía quince años... claro, como no tenía mucha confianza con la amiga de Agr, o era tomármelo a risa o arrancarle los ojos cuando veía que se iba hacia la chica, así que nada, lo intenté todo en plan pacífico para que no lo hiciera, pero al final acabó tocándole con la mano por la espalda y, pese a mis ruegos, habló un rato con ella y luego me la presentó.

A partir de aquí, sé que os gustaría que os contase una historia en la que al final hablé como un titán con la chica, me la llevé (o me llevó) a la cama y todo fenomenal, pero no... en el mundo de los tímidos en pleno ataque lo único que pasó fue que le dije hola, le pregunté cuatro chorradas en cinco minutos y me volví a hablar con mis amigos (que se descojonaban de mi) y ella, algo perpleja por la situación, pues nada, se volvió a su vez a hablar con sus amigas otra vez, a ver qué iba a hacer la pobre... Eso sí, la chica fue muy maja conmigo y me siguió pareciendo estupenda. Y yo soy idiota, ya lo sé, pero es lo que hay. Moraleja: si no me sale a mi lo de ligar, por favor, que nadie lo haga en mi lugar, que acaba en fracaso (aunque bueno, la última vez que Kurt me metió en una de éstas situaciones forzadas hace ya bastante tiempo, acabamos enrollándonos con la mujer de nuestros (y vuestros) sueños, con timidez y todo, aunque aquello eran otros tiempos)... en fin, nunca se sabe, pero en principio no me gusta que me decidan estas cosas si yo no estoy por la labor.

El sábado fui con Kurt y Rachel a cenar a la "Taberna de Liria", un sitio muy agradable y muy acogedor, aunque algo pequeño, y con una cocina muy buena. De entrantes un foie con cebollita caramelizada, unas croquetas de queso de cabra y un tabulé con sardinas en vinagre por encima y unas bolas de sorbete de tomate (espectacular), aparte de una salsa de aceite, especias y queso que te ponían al principio para mojetear pan, puro vicio. Luego yo tenía el día muy de carne (había comido pescado para comer) y me pedí un solomillo francamente bueno (aunque bueno, no deja de ser una pieza de carne, lo que pasa es que me apetecía muchísimo) , Rachel un arroz meloso con vieiras y azafrán y Kurt un bonito a la plancha con garbanzos (¿?), que estaba muy bien hecho, pero un poco contundente para una cena, a mi parecer. Los postres algo peor, una mus de chocolate amargo con una densidad algo elevada, y luego unas natillas y unas cremas de cosas algo bastas, pero ricas y muy de meter todos la cuchara a tutiplén, eso sí.

Después nos fuimos a tomar una copa a un sitio al que nunca le he pillado el punto, el "Café La Palma". Nos tomamos la copa tranquilamente, hablamos de nuestras cosas y nos fuimos a casa, que estábamos cansados y yo ya empezaba a tener mucha tos.

El domingo mi padre hizo unas fabes con codornices que todavía lloro cuando me acuerdo.

Hoy me he comprado unas cremas para la cara de Sephora, que están muy bien para lo que cuestan y últimamente son las que uso (me van fenomenal), y también me han dado una muestra de la colonia de Viktor&Rolf, que la he olido y no me gusta nada, huele a estar muy salido. Empalagosa como ella sola.

lunes, febrero 12, 2007

Yo también me he puesto malo

Hoy he estado malo, como todo el mundo últimamente, y no he ido al trabajo. Alguno podrá pensar que se debe a una especie de ajuste de cuentas divino relativo a mi chulería del último post, pero no, el fin de semana estuve bastante bien salvo por una tosecilla que, eso sí, me encargué de cultivar a base de noches de marcha y cigarros. O sea, que me he encargado yo solito de machacarme vivo. Ayer ya me levanté con el pecho agarrado y, aunque no me encontraba especialmente mal, cada vez que tosía me escocía mucho lo que viene a ser toda la zona esternón. Viendo que me la estaba jugando, decidí no salir de casa en todo el día y pensaba que hoy ya estaría bien, pero al final no.

Hoy cuando me he despertado por la mañana, me encontraba tan mal que me he dado la vuelta y me he dormido otra vez sin dar explicaciones a nadie, ni siquiera he puesto el despertador media hora más tarde ni nada, simplemente he pasado de todo. Cuando mi padre me ha despertado una hora más tarde (cuando él a se iba a su curro) para decirme que me había pasado tres pueblos durmiéndome, he intentado decirle que es que me encontraba fatal, pero se ve que una especie de cosa del pantano habitaba en mi garganta y lo único que me ha salido ha sido un "hhgg oohrrggg uuoogghhh fatal, papá" que nos hemos quedado los dos mirándonos sin saber muy bien que decir, pero con todas las dudas despejadas. En ese momento he decidido no ir a trabajar. He llamado a mi jefe y a mi secretaria y he estado durmiendo toda la mañana y parte de la tarde. Como decía un tipo en una canción de Calamaro del "Alta suciedad", "no hay mal que no curen 12 horas de sueño", y a eso me he dedicado.

Ya me encuentro mejor y supongo que mañana iré a trabajar, pero he reflexionado mucho acerca de lo que menos me agrada de estar malo un día de trabajo, y estas son mis conclusiones:

La cara de perturbado a punto de entrar en crisis que se te pone: superojeras, pelo aplastado, barba de marrano, piel blanca, labios cortados... yo me he visto así como a las doce de la mañana, que me he levantado a hacer pis o algo, y no me podía creer que con esa misma cara hubiera ligado alguna vez en mi vida. Y eso que ya me empezaba a encontrar mejor. Lamentable...

El microclima que se genera en la habitación. Te das cuenta cuando sales a algo y luego vuelves a entrar, que de repente piensas "pero como huele a mono aquí ¿no?". Un ambiente muy apto para la cría de la patata y la trufa, y la conservación de cepas de bacterias mortales. Se soluciona abriendo un rato la ventana, pero yo no lo he hecho hasta que no ha llegado mi madre del trabajo y ha puesto orden en mi vida.

La ropa. Esto de llevar el pijama todo el día a mi me parece una cerdada, pero como estoy malo pues no pasa nada, los derechos humanos admiten esto en los enfermos sin dar más explicaciones. Otras veces me cambio si he sudado mucho o me ducho, pero hoy debo reconocer que me he pasado todo el día con la misma ropa y que no me he duchado, y me he dedicado a macerarme en mis propios aromas, y oye, no está tan mal. Hacía muchísimo que no me pasaba un día entero sin ducharme, ahora que lo pienso.

El vaso de agua y el rollo de papel higiénico. Estos son los dos iconos del buen enfermo con tos. ¿Quién necesita gastar kleenex en casa teniendo un rollo de papel ilimitado? Yo no, desde luego, y así estoy, que tengo la nariz como una fresa escarchada de sonarme y refrotarme con el papel higiénico. El vaso de agua me acompaña allá donde vaya, y como te conviertes en un apestado en tu propia familia, tengo que vigilarlo para no contagiar a todo el mundo, así que llevo bebiendo agua en el mismo vaso todo el día y es un asco, ya lo veo un poco sobadillo...

Regreso a la infancia. Eso de levantarme a hacer algo y oír a mi madre "abrígateee...", o "¿tienes fiebre?", o "¿te has tomado la pastilla?" o "no te levantes mucho" me pone de los nervios. ¿Dónde está escrito que pierdas tu estatus de adulto cuando tienes unas décimas de fiebre?. De verdad... menos mal que la naturaleza es sabia y te deja débil cuando estás enfermo para que no puedas agredir a tu madre.

Todofobia. Te pones malo y lo primero que piensas es "de puta madre, un día entero para mi sólo con la tele, mis libros, el ordenador y todas esas cosas que hacen que vivir merezca la pena". Lo que pasa es que te duermes por las esquinas, te rayas fijando la atención en algo, te encuentras mal y lo único que te apetece es echarte en la cama. Un auténtico desperdicio de tiempo.

Todo sabe mal. El agua, los caramelos, la comida, los cigarros (sí, admito que me he fumado uno alguno).

Te vuelves asexual. Sí, tengo una cola, pero hoy tiene menos valor en el mercado que un trozo de fuet del Dia, así que mejor dejar estos asuntos y estos temas para épocas mejores.

Pues más o menos esto... así que nada, que no mola nada estar malo. Yo no falto casi nada al trabajo por estas cosas, pero soy el primero en decir que cuando uno no está en condiciones, lo mejor es quedarse en casa un día y ponerse bueno. Compensa.

A ver qué tal mañana.

jueves, febrero 08, 2007

Zapatos mojados

Hoy me he levantado y llovía mucho en Madrid. Me ha dado mucha rabia porque tenía reunión de las gordas en el trabajo y tocaba ponerse el traje y los zapatos buenos. He cogido un paraguas y me he ido al metro. No sé como lo he hecho pero durante mi paseo de cinco minutos ha habido un momento en el que he conseguido hacer simultáneamente las siguientes actividades:

- Llevar un paraguas
- Llevar una cartera de mano bastante pesada con documentación para la reunión
- Fumar
- Cambiar el disco del iPod, que había salido de casa con lo de Parade, pero inmediatamente me he dado cuenta de que hoy era un día mucho más Patrick Wolf
- Cantar

No dudo de que en algún momento haya adoptado una postura un tanto extraña al hacerlo todo, pero al final he conseguido gestionarlo íntegramente sin mojarme..

Cuando me he metido en la estación notaba los pies calados, mis mejores zapatos son una mierda para el agua y lo he tenido que comprobar uno de esos días en los que tienes tanto curro por delante que lo único que le pides al mundo es estar cómodo. Pues nada, todavía sin empezar a hacer nada y ya con los calcetines mojados. Una vez en la oficina, he notado ese hormigueo-escozor por la nariz, que suele ser el indicador más fiable de un constipado de los gordos. Yo no le he hecho ni caso y me he tomado un café, a ver si me calentaba un poco.

A la reunión me he ido en taxi. He llegado, he saludado, me he sentado, he hablado, he escuchado, me he aburrido, me he tensado, he dicho algunas cosas cuando se iban de madre y también me he callado otras. Al final aquí paz y después gloria, nunca pasa nada, tododa tododa tododa lo mismo.

Al volver he ido caminando dirección Goya y se me han vuelto a mojar los zapatos. En Castelló no había ningún taxi y no me ha quedado más remedio que caminar pegado a la pared para evitar mojarme, y es que con la tontería de ir en taxi me había dejado el paraguas en la oficina porque no lo iba a necesitar. Al final he llegado a Goya y ya estaba tan cerca del metro que no he cogido taxi para volver. He moqueado en el metro, pensaba que me lo estaba pillando fijo. Encima había mogollón de gente con gripe en mi vagón y me he puesto un poco hipocondriaco.

He vuelto a la ofi y he currado un poco hasta la hora de comer. Hoy quería haber estrenado una franquicia medio nueva que sé que va a ser malísima "El pollo campero", que es una cosa de pollo rápido que han abierto los de Telepizza. Mira, pensad lo que queráis, pero yo tengo una misión y la voy a cumplir. Tenía bastantes ganas de ir solo porque había visto a un hombre-mascota disfrazado de pollo por Fuencarral estos días y qué menos que pasarse para ver qué nos ofrecía este sitio tras ese reclamo tan feo y tan "que alguien le pegue un tiro a ese sujeto vestido de pollo". Además, creo que lo iba a disfrutar mucho porque no tenía referencias de nadie, así que podía ser totalmente objetivo e independiente en mis valoraciones, pero con la que estaba cayendo y lo mojados que tenía los pies, he preferido dejarlo para otro día no fuera a ponerme peor. Al final me he metido en un sitio normal de menú del día en el que he comido unas lentejas francamente buenas.

Por la tarde he echado mucho de menos a Would, que está en Berlín, así que he currado del tirón.

Me he he ido a casa bastante a mi hora y he leído un rato. Quería salir a dar una vuelta, pero como me he empezado a obsesionar con que me iba a constipar, al final no he llamado a nadie para ver si se hacía algo. He mirado el blog, he respondido a los mensajes onanistas de ayer, me ha llamado Kurt, he cenado judías verdes y una tortilla que me he hecho de cebolleta salteada y queso brie, he llamado a Elza, he escrito algunos mensajes y al final me he puesto a escribir esto.

En estos momentos me encuentro perfectamente y ya sé que mañana no estaré constipado.

miércoles, febrero 07, 2007

¿Técnicas raras o excelencia?

Hoy iba a hacer un post sobre lo solo que he pasado el día, que desde que me he levantado hasta que me he acostado he pasado muchas horas conmigo mismo, incluso cuando estaba con gente. Me hubiera quedado un post normal, con un día normal y con sensación de que ya habría escrito alguna vez algo parecido en todo el tiempo que llevo con el blog, uno de esos posts de transición de cuando te apetece escribir pero tampoco tienes nada que contar. Esa era la idea que traía y tampoco me preocupaba demasiado, que igual será que no he escrito posts un poco de relleno ni nada hasta ahora...

Pero nada, antes de sentarme a escribir he ido a la nevera a comerme un pepinillo (yo es que es saber que hay presencia de pepinillos agridulces gigantes en la nevera y no poder dejar de pensar en pepinillos) y de camino a la cocina he visto por ahí un folleto de publicidad del súper con una oferta de petisuises. Así que eso, mintras me comía el pepinillo y pensaba en la publicidad, se me ha modificado ligeramente el hilo conductor del post. Al final voy a hablar de gayolas.

A ver, no voy a hablar de las manolas que me hago ni quiero dar pie a que nadie me cuente las que se hace, no por dios, no se trata de eso. Yo me las hago y ya sé qué tú te las haces, pero yo voy más a hacer un desglose de las historias curiosas, mitos urbanos, técnicas extrañas o errores de concepto que he ido escuchando a lo largo de mi vida en lo relativo a este apasionante mundillo... ehhh... alternativo, con toda la seriedad que se merece. Um! vamos allá:

1) La pajita

Remontémonos a mi niñez. La primera vez que oí hablar de las pajas yo era un crío feliz que estudiaba y jugaba al fútbol. Un día un amigo me comentó que las pajas eran que si te metías una pajita de césped seco, o de cualquier otro vegetal, por el agujerito de la cola, que molaba mogollón. A mi me dio más flojera que otra cosa y nunca lo intenté, pero no tardaría mucho en comprender que este chico había tenido un problema con los homónimos y que se estaba destrozando el pito sin resultados favorables. Supongo que él también se acabaría dando cuenta. Curiosamente, muchos años después, una chica con la que salí me reconoció que ella también creía eso cuando era pequeña, y también lo he vuelto a escuchar más veces. Será que la palabra induce al error, pese al sentido común.

2) El petisuis (con esto ha venido mi asociación de ideas de antes)

Se supone que esto es que haces el amor con tu almohada, por lo tanto se trata de una técnica mayormente nocturna. Yo esto no lo he hecho porque yo para mi almohada soy muy mío y me busco otros apaños si me vengo a arriba en un momento dado, pero he conocido gente que prefiere su almohada antes que a algunas chicas, y no en porcentajes demasiado diferentes. A mi como concepto no me parece mal, podría tener su punto, pero prefiero no imaginarme lo que tiene que ser ponerse a dormir después de acabar la faena, y no me vale con que alguien diga que se le da la vuelta a la almohada y punto, que la semana tiene muchos días y las almohadas sólo dos caras, o sea, que a los dos días te toca enfrentarte a la cruda realidad. Y tampoco me creo que nadie se ponga a cambiar la funda cada dos días. A mi me da un poco de tal, no me convence.

Las chicas no os sonrojéis, que todo el mundo sabe que muchas de vosotras habéis cabalgado sobre vuestras almohadas, pero no es lo mismo, yo hablaba de los chicos.

3) El jamón york

Esta es una de mis favoritas, pero tampoco la he probado. En mi colegio un chico aseguraba que en su pueblo lo que hacían en verano era coger el cartón de dentro del papel higiénico, lo rellenaban de jamón york y ale, ya tenían na representación exactamente igual (sic) de un chichi (sic). Yo no he tenido coraje nunca para hacer eso, pero reconozco que tuve tentaciones en mi adolescencia, aunque luego veía ahí el jamón york, me daba hambre y me lo comía antes de follármelo.

4) La bañera

Otro amigo del cole decía que a él le iba fenomenal montarse como a caballo en el murete de la bañera, aplastarse la cola con la palma de la mano contra el murete y, dejándola fija, se ponía a moverse hacia detrás y hacia delante hasta obtener su recompensa. También decía que no había que poner jabón para mejorar el roce porque se te resbalaba demasiado y no era lo mismo. Toda una eminencia.

Esto yo lo intenté cuando me lo contó y fatal, no cogía ritmillo y me desinteresé al momento. No tengo datos, por lo tanto.

5) La sandía/el melón

Pues nada, que pones una sandía o un melón al sol, luego le haces un agujero de tu talla, y te lo zumbas. No conozco a nadie que haya reconocido haber hecho esto. A mi me parece que esta técnica genera un montón de incógnitas... ¿te mueves tú o mueves la sandía? ¿luego qué haces con la sandía? ¿la dejas ahí en el suelo mientras te limpias? ¿qué pasa si rueda? ¿sirve para mas usos? No sé, no sé...

6) El yogur

Lo mismo que la sandía pero dejando un yogur al sol (todo el mundo lo cuenta así) y luego ¡hop! para adentro. Tampoco lo he probado pero no me convence, me parece que un yogur tiene poco recorrido (bueno, los del Lidl de cuarto de litro podrían estar bien), y que luego no entiendo cómo coño puede dar placer un yogur, aunque puede quedar muy gracioso si te sueltas de manos, no lo dudo.

7) La mosca

Esta leyenda es un poco asquerosa pero está ahí, así que hay que contarla. Se supone que le quitas las alas a una mosca y la dejas pasear a su antojo por la punta de tu nardo. No sé, me da asco tener un mosca ahí, no creo que me diera placer objetivo y me da pena por la mosca, que la pobre pensará qué narices pinta de repente encima de un capullo. De momento sólo seguiré manteniendo una relación de amistad con las moscas, me temo.

8) A mano cambiada

Esta ya es más realista. Se supone que si te la meneas con tu mano "mala", parece que te la está haciendo alguien. Yo no soy muy fan de esto porque alguna vez que lo he intentado se me descontrola el ritmo y me desconcentro y, además, me canso un poco, pero conozco gente que se ha vuelto ambidiestra de tanto practicarlo. No tengo nada en contra pero a mi no se me da bien.

Hay una variante que es sentarse encima de tu mano habitual, esperar a que se te duerma y luego ya ponerte a tocar la zambomba. También se supone que es para que parezca que no te la estás haciendo tú, al no sentir la mano, y puedes escoger a tu actriz/actor favorita/o cerrando los ojos. Una vez, hablando de esto con mi hermano, él sugirió que si te pintas las uñas ya puede ser la leche. Igual hay que probarlo ¿no?

9) El doble orgasmo

Una de mis frustraciones, todos lo hemos intentado pero sólo unos pocos superhombres lo consiguen. Se trata de, una vez terminado, te pones como un loco venga a darle a ver si enganchas otro orgasmo. Yo nada, tengo que esperar mis diez/quince minutitos mínimo como el resto de la plebe.

10) La eyaculación onírica

Yo tengo un trauma con esto. Muchos amigos me cuentan que alguna vez han tenido un sueño erótico y se han corrido realmente. Dicen que es como follar realmente, por lo menos ese rato. Ya sé que es un incordio, que mancha, que si te pasa mucho es un palo, y tal y cual, pero a mi nunca me ha pasado y me encantaría tener alguna experiencia con esto, porque cuando tengo sueños lúbricos, a veces me levanto como una verdadera moto de lo reales que pueden llegar a ser, pero nunca consumo.

Ah, se me olvidaba comentar que este post contiene pasajes sexuales algo explícitos. Si alguien pudiera resultar ofendido, que pare ahora y se vaya a otro blog.

Para terminar, acabo como el blog sexual de elmundo.es, con unas preguntas al lector:

¿has probado alguna de estas técnicas? ¿conoces a alguien que las haya probado? ¿conoces alguna más? ¿te gustan los yogures? ¿miras antes de hincarle el diente a las sandías?

lunes, febrero 05, 2007

Monstruo y Frescco bajando posiciones

Hoy ha sido un día de lo más aburrido en la oficina. Tanto, que lo mejor que se me ha ocurrido es usar la pila de trabajo atrasado de Would para crear vida, concretamente un monstruo asesino, Mogote. A mi no me hace demasiada gracia este nombre, pero como ya se lo ha puesto Would en su, eso sí, imprescindible post contando la historia completa, pues tampoco lo voy a cambiar yo ahora. Yo al monstruo le hubiera llamado Rocco, que es como me gusta llamar a todo lo que mete miedo, pero bueno. Las cualidades de Mogote (joder Would, menuda mierda de nombre) son que cobra vida y ataca cerca de las siete de la tarde, justo antes del final de las jornadas labo-laborales, que huele el estrés humano y se crece ante él, y que es irreductible en un sólo ataque. Además, como mecanismo de defensa, posee una glándulas con las feromonas de la pereza, lo que hace difícil atacarle con el coraje y el nervio de los guerreros valientes. Es sumamente resistente, posee estructura apilable y tiene carácter parasitario, por lo que puede permanecer latente mucho tiempo sin mostrarse activo (en mi mesa habitó uno durante dos años al que acabe matando tirándolo a la basura por puro pánico, pero sé que me espera en algún sitio, en algún momento y en algún lugar a eso de las siete de la tarde).

Aguí os dejo unas fotos

Una, el diseño original



Y otra, ya con los brazos y en un semiperfil inquietante (buen trabajo con el fistro de bambino asustado que has añadido, Would)




Hoy también ha sido un día muy triste porque he tenido que reconocer que el Frescco está perdiendo todos los galones que le adjudiqué en 2006. De mi franquicia favorita, ha pasado a ser un sitio al que empezaré a ir con cuentagotas, y no porque me haya cansado de la comida sino porque lo atienden fatal últimamente, a niveles de comedor social. Por lo menos en el que yo voy con Would es así. Pensaréis que es muy fácil criticar y crear ídolos para luego derribarlos, ese deporte tan español, pero no. Estas son las razones objetivas a las que me remito, y no es la primera vez que las detecto:

  • Aproximadamente el 70% de los boles con ingredientes tienen restos por fuera de la gente que saca y mete el cucharón y lo tira todo. Esto siempre ha pasado porque somos humanos y, o bien nos tiembla el pulso, o bien nos llenamos el cucharón como animales, pero ¿qué ha sido de los tiempos en los que casi cada minuto alguien pasaba el trapo para limpiar los restos?. No es agradable ver todos los boles desbordados, en serio, parece un rancho de tercera en vez de un selecto buffet de 8'50 Euros.

  • Lo mismo pasa con la zona salsas, están todas desparramadas por fuera dejando gotas y rastros por doquier. Aparte que da asco por sí mismo, las mentes perturbadas como la mía rápidamente asocian esa mesa llena chorretones de salsa mayonesa con la cara de Miss Bukkake tras un jornada de trabajo, con lo que luego todo se hace más difícil.

  • A veces pasan el trapo para retirar todo lo antes mencionado y, aparte de que la bayeta está demasiado húmeda (deja una película de agua considerable, no necesariamente limpia), puedes ver cómo vuelven a caer restos que se habían quedado fuera dentro de los boles. Esto me da mucho asco y no es tan difícil evitarlo.

  • Hoy los tomatitos cherry estaban regulín. Además, el primero que me he comido estaba blandengue y tenía las semillas duras, como resecas, y sabía un poco raro. Lo que pasa es que me lo he comido porque era eso, o hacerle la performance "tomatito masticado saliendo de boca humana" a Would, que lo tenía enfrente, así que me lo he tragado de un golpe de esternón. Esto no se puede consentir en un tomatito cherry y ya he sido incapaz de volver a comer ninguno de los doce que había elegido para mi ensalada, y dado que prefiero que me arranquen la piel a tiras antes de comer una ensalada del Frescco sin tomatitos, creo que las cosas empiezan a estar claras.

  • Las sopas del Frescco son un timo. He estrenado hoy una sopera de una supuesta sopa de champiñones, y mira que he rebuscado bien por el fondo con la cuchara de servirse, y sólo he encontrado tres trozos de champiñones. Estamos ante una estafa en toda regla y nadie dice nada en esta puta mierda de país, todo de las banderas y de los himnos, que eso sí que es importante. Pienso llegar hasta el fondo en este asunto.

  • La jarra de leche para los cafés genera una cosa amarilla en la boquilla, así como por dentro justo antes de que salga la leche, que ni Would ni yo sabemos los que es, así que le llamamos "los líquenes". Esto ha sido un clásico desde que vamos al Frescco y directamente no nos echamos leche de ahí, pero ya que me pongo a dar palos, ahí tenéis los líquenes.

Bueno, ahí os dejo lo que hay, sin paños calientes y con la mano en el corazón, y bien sabéis que esto para mi es como pegar a un hijo, que me duele más a mi que a él.

Seguiremos informando.

jueves, febrero 01, 2007

McNamara, ansensoreid.

Ayer llegué a casa con el tiempo justo para cambiarme, coger las entradas para el concierto de McNamara (Sarassas Music) y hacer ronda de mensajes para ver si los seis que íbamos, seis, estábamos organizados.

Elza y su hermano, ok.
Agr, ok.
Would, ok.
Kurt, ok.
CF, como siempre, metiendo tensión a la quedada con que no le daba tiempo y que llegaría un poco más tarde, si llegaba. A mi estas cosas me generan bastantes nervios, así que le monté un numerito de novia chunga con silencios y esas cosas, del que él pasó.

Ni me dio tiempo a cenar, me pasé por el chino de debajo de mi casa y me pillé un sandwich mixto y una cocacola. Por supuestísimo que estuve tentado de elegir uno con alguna salsa desconocida y deliciosa, pero desde que a principio de año me tocó uno de salsa inglesa caducado en mi oficina y me tiré un semana haciendo mi propia versión del espectáculo de las fuentes del IFEMA, como que prefiero dedicarme a los clásicos.

Me fui a por Would en coche y no pude ir oyendo el disco de McNamara porque al meter la lata en el sitio de la lata que tengo en el coche, se me tapaba la raja del cd. Con la otra mano iba comiendo y con la otra... mmm.... ah sí, iba conduciendo.

Aprcamos en la Plaza del Carmen y nos metimos en la Chingala, ese bar de la calle Jardines que hay un poco más abajo de El Sol y que tiene una estética mejicana, a base de una decoración basada en recuerdos cutres que deben traer sus colegas cuando vienen de méjico, y que tienen por las estanterías. Allí estaban Agr, Elena y su hermano. Al rato llegó Kurt y, tras una birrita, a la cola del concierto. Allí vimos a Mario Vaquerizo, que llevaba unos pantalones muy ajustados y un bolso muy pequeño. Yo creo que es la única auténtica estrella que hay en este país, en look y actitud, independientemente de que me caiga un poco regular, pero como está llevando una trayectoria artística tan equivocada, se lo va a cargar el solito.

Una vez dentro, pillamos buen sitio y nos pedimos una copa. Al rato salió Agr a por CF y ya no les vimos más, se debieron quedar al final cuando volvieron a entrar.

Salió McNamara y, desde el primer minuto nos dimos cuenta de que aquello no iba a ser un concierto, era, simplemente, ir a ver a McNamara haciendo semiplayback y metiendo sus frases cuando le apetecía. La verdad es que está tocadillo físicamente, pero yo le tengo un cariño que me da igual lo que haga, lo que lleve y lo que cante. Me hace gracia cualquier cosa que haga, no lo puedo evitar, así que me tomé a bien la estafa de concierto a la que fuimos, porque precisamente eso era el concepto. Parece mentira que haya gente que no se haya enterado y lo critique como ese concierto que nunca intentó ser. Allí fuimos a escuchar el disco y a cantarlo en playback con McNamara, y punto. Cuarenta minutos que no sé yo si se volverán a repetir alguna vez.

Me encontré con otra ex en el concierto (vaya racha llevo) y no le pregunté qué tal le iba la vida, pero seguro que fenomenal, soy mejor que una pata de liebre para estas cosas, ya lo he comentado.

Terminó el concierto y nos fuimos al Costello a tomar algo antes de ir para casa. Allí, Kurt nos soltó un discurso acerca de que ya estaba bien de mitificar que los tíos la chupan mejor que las tías por el mero hecho de que también tienen polla y saben como funciona. Nadie opinó mucho en el momento, pero hoy con Would en el trabajo hemos comentado la habilidad que tiene Kurt de teorizar sobre tópicos que aún no existen. Yo nunca había oído eso de que los tíos la chupan mejor, así como axioma, ni me lo había planteado vamos, aunque no dudo que haya chicos que la chupan de miedo, igual que yo siempre he teñido fenomenal a las mujeres de forma innata, y sólo lo he hecho tres veces. Me encantan las teorías sobre teorías inexistentes que hace Kurt, que te vas del garito pensando y todo.

Como homenaje a McNamara (no a Sarassas), ya que el humor petardo de este país es suyo y los demás le imitan,os dejo estos dos Youtubes, que es cómo yo me quiero acordar de él. Uno en una entrevista de hace el huevo que me ha pasado hoy Kurt, con Almodóvar (qué sabionda ha sido siempre, por favor), en la que tiene momentos delirantes (dejad correr el vídeo, que van saliendo solos) y otro con ese Ultraceñidas del Rockstation, de cuando todavía cantaba con fuerza (mal, pero con fuerza) al ritmo de los guitarrismos de Miguélez.