jueves, julio 28, 2005

Cucattack

En la zona en la que yo vivo tenemos un problema y es que cuando hace mucho calor durante las noches estas de verano, salen las cucarachas al exterior desde el inframundo. En lo que es mi casa no tenemos porque somos gente aseada que no nos dejamos la basura por los rincones y que pasa el polvo todos los días, pero la calle se pone que no es normal a veces. A mi no me dan demasiado asco y simplemente digo egggquegrima cuando las veo, pero JWalks está traumatizado con cualquier bicho negro y gordo desde que era pequeño, porque una vez soñó con seis o siete años que se le comían en su propia cama y todavía no lo ha superado. Les tiene fobia, vamos. Yo tengo vértigo y él tiene fobia, así que como un día estemos los dos en un puente colgante a punto de caerse y aparezca un bicho, estamos jodidos porque nos bloquearemos cada uno con nuestra movida y nos moriremos irremediablemente sin mover un solo dedo, acabando así con la estirpe agnóstica de los Walks. Lo pienso constantemente.

El caso es que desde que unos chinos han puesto una tienda de alimentación casi al lado de mi casa, todos los richar y todas las quinceañeras-foca de mi zona van ahí a comprarse sus kilos de fosquitos, los ganchitos y las chuches, y se sientan a comérselos en los bancos de debajo de mi casa, ya que como están un poco apartaditos de la calle principal, pues así pueden arrimar alguna cebolleta que otra si se tercia. A mi, mientras no se pongan a dar voces (que las dan), recojan los envoltorios de lo que se comen (que no los recogen) o no se dediquen a gapear las farolas (que lo hacen a conciencia), me da igual, aunque sobre todo lo que no me hace mucha gracia que se pongan quince chavales a hacer un botellón debajo de mi ventana, la verdad. El problema es que como no saben comer sin tirar media bolsa de triskis al suelo, cuando llegan las noches calurosas las cucarachas se ponen moradas con estos delicatessen abandonados y se llaman unas a otras, formando numerosos agrupaciones cucaracheras en torno a cada risketo, palo de helado o gominola de turno, lo que es bastante desagradable de ver cuando llegas por la noche. Bueno, si llegas tajado no, porque te la pela todo y si pisas fuerte a su lado, se dispersan todas y te mola. Al principio tenía su gracia y lo hacía de vez en cuando, pero ahora me da más igual y paso de ellas igual que ellas pasan de mí. Se lo digo al día siguiente al portero para que eche bien de cucal por la zona y se controle el tema un poco (insisto, pasa sólo cuando hace mucho mucho calor por la noche, que no vivo en un estercolero, que vivo dignamente). Y por lo menos no soy como esa familia padre-madre-niño-niña que veía a veces desde mi ventana por la noche, que jugaban a pisarlas de un buen rollo tremendo "pApa, ya llevo dies o vinte cucas, pApa!!" y el pApa contestaba "que te se van a gastar lor zapatos chaval, jua jua jua" y los cuatro en ese plan pasándoselo debuti. Zafios.

Sirva esta introducción para entender por qué tiene cierta lógica que, el otro día, una cuca trepadora alcanzara mi segundo piso con habilidad y se colara por mi ventana, que había dejado abierta para poder sobrevivir aquella noche debido al tremendo calor que hacía. Me puse una pinta de agua y todo en la mesilla, que me pimplé íntegra.

Al grano

Yo me levanto diez minutos después de JWalks para coordinarnos con el baño. Mientras uno duerme, el otro desayuna, mientras uno se afeita, el otro se ducha, mientras uno se viste, el otro se peina un poquito... lo normal, vaya. Me levanto diez minutos después que él porque soy el mayor y porque sí, así que cuando sonó mi despertador a las sieteydiezpipipipí me dirigí a darle el relevo del desayuno. Ahí estaba el bueno de JWalks mojeteando plácidamente una madalena en su tanque de café, oyendo la radio y sentado de espaldas a la puerta de la cocina, cuando yo llegué legañoso por ahí. Todo fue muy rápido:

- Llego a la cocina sobado y saludo con un gruñido a JWalks, que me da la espalda en ese momento porque se está comiendo la madalena.
- Con el rabillo del ojo descubro a la antes comentada cuca trepadora, porque cruza veloz la parte izquierda de la cocina
- Pienso que si JWalks se entera, podría tener una regresión a su trauma infantil y quedarse bizco del disgusto si le da un aire en ese momento.
- Cojo un trapo que había por ahí mientras JWalks come madalena.
- Me acerco a la cuca, que está detenida junto al bote de Colón.
- Le pego un trapazo, provocando su fallecimiento al instante.
- JWalks ni se entera
- Miro un rato la cuca espachurrada y la recojo con un papel y la tiro a la basura.
- JWalks se termina la madalena y se bebe el café de un trago, se gira y dice "voy a ducharme".

Cuando me quedo solo en la cocina desayunado, aparece por ahí nuestra madre, que ya casi estaba abriendo la puerta de la calle para irse al trabajo, se lo cuento y me dice con cara de asco que hay que echar cucal por toda la casa. Y que no le diga nada a mi hermano que lo pasa fatal y luego sueña por las noches. Yo le digo que no se preocupe, pero que debería tener en cuenta que JWalks tiene ya 23 años y no puede ir por el mundo diciendo que o los bichos o él. "Ni se te ocurra decírselo que la tenemos". "Le malcrías" "No la líes, anda. Me voy, un besito".

Se va mi madre. Nos quedamos JWalks y yo solos en casa porque mi padre ya se había ido hace un rato. Terminamos de arreglarnos y JWalks termina antes que yo, así que se despide de mi "Bueno, me piro, no curres mucho". "Ale, hasta luego". Y pienso.

Pienso y oigo como abre la puerta de la entrada y antes de que la cierre y se vaya, le llamo desde mi cuarto "JWAAAALKS" "QUÉEEE..." "Ven un momento anda"

Viene

"¿Qué?"
"Antes he visto una cucaracha en la cocina y la he matado. Seguramente se habrá colado por la ventana esta noche, pero también podría llevar un tiempo con nosotros y no sería raro que ya hubiera desovado. Vamos a echar cucal y asunto solucionado, ¿vale?. de verdad que funciona, así que si ves alguna, no pasa nada"
Cara de circunstancias "eh... vale... eh... ¿pero en serio?"
"Sí. Venga, pero que no pasa nada tío, en serio, está controlado"
"Joer... ¿pero en serio?"
"Vete a currar, aaaanda..."
"joer... hasta luego"

Esto fue hace diez días más o menos y de momento parece que duerme bien, pero cualquier día nos despierta a todos a las tres de la mañana entre sudores fríos asegurando que tiene la cama llena de bichos. Me juego lo que sea.

martes, julio 26, 2005

Tatuajes

1976: LosWalks, y meses después PrimaP, PrimoPeibol
1979: PrimoG
1981: JWalks
1982: Chs
1985: Mca
1989: Kurt, Feer
1994: Agr, Elza, Di, Ant, Basket, Rich, J&B
1998: CF
2002: Would, Moz, Elliot
2004: Iaies

lunes, julio 18, 2005

Dwalksazzo

Retomando la vertiente viajes que tan abandonada tenía, mañana me toca irme a Italia, y muy bien porque estoy saturado y necesitaba un respiro. Desaparezco durante tres días y aunque prácicamente no tengo ni idea de lo que me espera, me preocupa cero. Antes sí, cuando empecé en este trabajo recuerdo que me documentaba a fondo acerca de los sitios a los que iba a ir hasta el punto de agotarlos antes de conocerlos. Buscaba páginas de internet de la ciudad, imágenes de los lugares de interés, foros en los que encontrar opiniones de la ciudad, platos típicos, sitios donde comerlos, opiniones sobre los sitios, sitios donde tomarme algo, opiniones sobre los sitios, bancos por si me quedaba sin dinero, tiendas, rutas por la ciudad, opiniones sobre las rutas, previsión del tiempo para ese mes e histórico de precipitaciones relativo a los últimos veinte años, vuelos alternativos, consultaba un poco de la historia del país, me compraba una guía, preguntaba a mis compañeros de trabajo si habían estado ahí y les fusilaba a preguntas en caso afirmativo, aprendía unas cuantas palabras útiles en el idioma local por si acaso (tipo "¿el ketchup es gratis?" o "esta camiseta tiene una tara, regateemos"), hacía una previsión de gastos durante mi estancia para el caso más negativo, para el caso catástrofe y para el caso necesito currar aquí un tiempo para poder volver a España, pedía confirmación vía fax en el hotel de si todo estaba en orden, y confirmación de la confirmación... agotador. Así fue cuando me tocó ir a Eslovenia, y a Canadá, y a estados Unidos en una irrepetible ruta desde los Grandes Lagos hasta el Texas más profundo, mi primera Praga, Munich...

Ultimamente he cambiado de estilo, pero no por desinterés ni porque le haya perdido el gusto a mis escapadas sino todo lo contrario, me pone mucho salir de vez en cuando pero llegó un punto en el que mi nivel de previsión me llevaba a llegar al sitio en cuestión y tener la sensación de que ya lo conocía todo. Llegó un punto en el que casi era llegar y saber donde podía echar un pis en caso de necesidad. Veía los monumentos y casi sabía más de los mismos que el que los construyó, tenía la sensación de haber estado antes y empecé a darme cuenta de que eso conllevaba un punto de decepción.

Así que ahora prefiero llegar allí y visitar sobre la marcha. Así lo hice en Buenos Aires y me fue bien, cada día era un babeo distinto al encontrarme de narices con cualquier cosa. Un plano de la ciudad, una rato en la habitación del hotel diseñando el today-averquehago, un poco de palique con alguien de por allí para no hacer el canelo ni meterme en berenjenales y arreando, que así también salen las cuentas y te vuelves encantado.

Sé que en los tres días que estaré por Italia, recorreré una burrada de kilómetros en coche con un tipo al que ya conozco y que es encantador y se llama Pierpaolo, sé que veré los Alpes y que dormiré en Maróstica y en Bolonia. Sé que la plaza de Maróstica es un tablero de ajedrez gigante en el que todos los años juegan partidas con personas y caballos de verdad (va a ser que son un poco bestias en Maróstica) y sé que en Bolonia tengo que comer unos ravioli como cojines de gordos rellenos de una mezcla de quesos y verdura con una salsa de remolacha por encima, que deben provocar ereciones y poluciones nocturnas in situ. Y poco más.

El resto está allí y tengo que descubrirlo, pero eso será a partir de mañana y ahora tengo sueño y la maleta medio por hacer.

Ya os contaré.

jueves, julio 14, 2005

Bukkake en Pucela

Hoy he tenido uno de esos días que muestran la cara más amarga de mi trabajo: viajes ida-vuelta en el día. A estas horas estoy reventado y ni siquiera he tenido coraje para aceptar el plan que Agr me ha propuesto para esta noche. A la cama que me voy en cuanto pueda.

Hoy le ha tocado el turno a Valladolid, donde se celebraba una reunión para discutir sobre cosas-ab (ab-surdas, ab-urridas, ab-errantes, ab-stractas, e incluso ab-aniqueras (kurt, tú lo ves)) que han hecho que tuviera que realizar serios esfuerzos para no caer en un tentador sueño cuando no me tocaba hablar o, lo que es peor, evitar algunos bostezos king size de los de lagrimón en cada ojo.

Los cuatro que íbamos desde Madrid hemos quedado para ir en el mismo coche a Pucela. A mitad de camino hemos parado en un bar de carretera de tendencia kitch con un amplio muestrario de artículos de los veinte duros a la venta (yo creo que eran excedentes de los chinos), casi expuestos entre las empanadillas y pinchos de tortilla del bar. Qué aglomeración de objetos, qué de cosas inútiles, qué cutre todo y qué pocos dientes tenían las camareras. Nos hemos tomado unos cafés con leche que que daban ganas de pedirse unos frostis de lo grandes que eran y hemos continuado nuestro camino. Hemos llegado a Pucelandia sobre las diez y hemos celebrado la reunión sin demasiadas polémicas. Tan sólo me he tenido que poner en mi sitio una vez y justificadamente, ya se sabe: amigos sí, pero la vaquiña por lo que vale, o eso parecido que reza el proverbio galego. Suerte que ahí estaba Mr Dwalks para defender repelentemente los intereses de su organización a cambio de nada.

Ha terminado la reunión y el anfitrión, que tenía que invitarnos, nos ha preguntado si nos apetecía un lechazo. A mi me ha hecho mucha gracia lo del lechazo porque me ha parecido lo más burro que he oído últimamente así preguntado a la cara, pero los demás parece que no le han visto el doble sentido al tema y todos han dicho que sí, que lo suyo era ir a Valladolid y comerse un buen lechazo. Así que nos hemos ido a un restaurante bueno de Pucela donde el camarero nos ha obsequiado un lechazo del que no hemos dejado ni rastro, así que hemos pedido otro lechazo más, que otro camarero nos ha dispensado con diligencia. Genuino bukkake pucelano, señores.

Con toda la modorra, hemos emprendido camino de vuelta a casa a eso de las cinco. Yo me he intentado dormir en varias ocasiones, pero mi acompañante estaba crecido por el abundante vino y doble chupito de licor de hierbas que se ha tomado durante la comida y tenía la lengua suelta. Total, que me ha sido imposible, y eso que ha habido ocasiones en las que he cerrado los ojos mientras me hablaba, pero nada, el tío contándome lo bien que se lo pasaba cuando se iba de vacaciones cuando estaba soltero. He llegado a casa sobre las siete y media tras una interminable vuelta por Madrid (Boadilla-Puerta de Toledo-mi casa) debido a que había que dejar a todo el mundo en sus hogares. Cuando he llegado al mío, he tratado de echarme la siesta, pero entre el calor que hace y que mi teléfono estaba hoy súmamente activo , me he tenido que conformar con yacer en gayumbos en mi cama, oyendo música, hasta la hora de la cena, que tampoco ha estado mal.

Y ese ha sido mi día.

miércoles, julio 13, 2005

Teoría de círculos

Hubo una época en la Kurt me recriminaba mi tendencia a cerrar o amagar con cerrar círculos, pero de esto hace ya tiempo. Para nosotros, un círculo es una relación no profunda entre dos personas solteras, en la que un tercero queda involucrado por ser el vínculo a priori entre ambos, provocando un mal rollo en dicho tercero, y por lo tanto en los otros dos de rebote, cuando es consciente de la relación surgida a través de él sin pretenderlo. En algunos casos no hay tercero, pero el mal rollo que puede suponer caer en la tentación, provoca efectos equivalentes en uno mismo.

Como esto ha quedado un poco raro, para que nos entendamos mejor, analizaré varios ejemplos de lo que yo considero que son círculos. Lo contaré desde mi punto de vista y desde mi condición de heterosexual, pero quién lea esto debería buscar su punto de vista análogo para identificarse con la situación y ponderarla convenientemente. Vamos allá:

1. Ex-novias de amigos íntimos (relaciones importantes)

En mi opinión, el camino más corto para perder una buena amistad. El círculo prohibido por excelencia. Nunca me he visto metido en uno de estos y espero no hacerlo nunca. No hay excusas. No, no y no. El calentón te puede salir demasiado caro.

2. Ex-novias de amigos íntimos (relaciones cortas)

Puede que esa relación que veías entre tu amigo y esa chica estuviese condenada desde el principio, puede que acabaran fatal o puede que tu amigo no quiera saber nada de ella a estas alturas. Puede que no pase nada si lo haces, pero ante la duda, mejor no andar mareando la perdiz y ahorrarse las explicaciones del día siguiente. Mejor no sacar el pajarito y no tentar a la suerte. Círculo.

3. La chica de la que está enamorado tu amigo

Así, a bote pronto, ni tendría que explicarlo, porque eso no es un círculo, es una putada directamente, pero si nos metemos en el terreno de los amores platónicos... mmm... la cosa es más ambigua. En fin, si mi amigo está enamorado de una tipa que no le hace ni caso, pero a mi sí, personalmente, prefiero ahorrarme la polémica y retirarme. Sip, círculo.

4. Hermanas de amigos/as íntimos


La hermana de tu amigo/a está tremenda y encima detectas interés por su parte. Coincides una noche y, en un momento dado, tienes que decidir si le tiras la boca o no, o lo que es peor, si decides aceptar o no la boca que te va a tirar ella en breve. Personalmente no lo recomiendo, aunque también es verdad que nunca lo he hecho. Ante la posibilidad de que pueda haber mal rollo con tu amigo/a: es círculo.

5. Amigas íntimas de amigos/as intimos

Lo mismo que con los hermanos. Es mejor no complicarse la vida y no arriesgar unas amistades fraguadas con el tiempo. La tuya con tu amigo/a y la de tu amigo/a con su amiga son más importantes que tus ganas de follar una noche. Círculo, círculo.

6. Compañeras de trabajo

En este caso el tercero en cuestión sería la empresa para la que se trabaja. Bajo la sabia premisa donde tengas la olla no metas la poscha lo mejor es no ceder ante las irreales sensaciones de las comidas navideñas de empresa y las cañitas de los viernes. Dejemos el curro en paz y busquemos sexo en otros lugares, que luego las cosas te salen rana y la situación se puede volver insostenible. Círculo, yeah.

7. Familiares

Ay las bodas... tu prima hermana, segunda o enésima está guapísima y se ha puesto unas tetas que te tienen colapsado desde la misa y, a partir del quinto cubata del baile, la conversación con ella empieza a ser demasiado íntima. Tú verás, pero yo no lo haría, vaquero. En el 95% de los casos no te sentirás orgulloso al día siguiente, garantizado. Y lo sabrá todo el mundo, empezando por su madre, que ya se encargará convenientemente de difamarte. Cíiiirculoooo.

8. Ex

Esto no es un círculo en sí, pero las sensaciones que debe producir el caer en un revival de una noche con una ex, podrían considerarse muy parecidas a las de un círculo. Digamos que el tercero en este caso es tu salud mental. Así que condeno a muerte los rollos nostálgicos con las ex y para mi son unos circulacos como una casa.

9. Vecinas de bloque

¿Para qué? Sí, la fantasía es muy tentadora y tal, pero si a la chica en cuestión le da por complicar la historia, y ya de paso complicarte a ti la vida, ¿merece la pena realmente tener que andar saliendo o entrando de tu casa mirando para todos los lados?. Aunque no siempre, mayormente lo considero como círculo.

10. Amigas

Nunca. No conozco ningún caso en el que un rollo puntual con una amiga de verdad no haya cambiado algo en la relación de amistad. Para mal, claro. No-compensa. Cír-cu-lo.


Pues estos son los círculos que se me ocurren. He caído en algunos a lo largo de mi vida, pero el mero hecho de mencionarlos como tales aquí, indican mi nivel de arrepentimiento respecto a ellos. Seguro que hay más y no me acuerdo ahora mismo, pero aunque no estén todos los que son, para mi, lo son todos los que están.

Tampoco hay que perder la perspectiva, hablo de círculos cuando la relación que los genera es frívola y puntual, producto de un calentón circunstancial en el que no te planteas las consecuencias hasta que no te has ido a tu casa, o mejor aún, hasta que no has dormido la mona. Si estamos hablando de amor, soy el primero en reconocer que todo esto se puede ir a hacer puñetas y que cada caso puede ser perfectamente posible, le pese a quién le pese. Por amor vale todo mientras no pongas zancadillas.

Y por supuesto, espérate que no me tenga que comer mis palabras algún día.

lunes, julio 11, 2005

Perdidos en el Agosto

Pues mira que estaba siendo insulso el día que incluso pensaba que hoy no tendría arrestos para escribir ni nada, pero al final se ve que he remontado y aquí me he puesto a darle al qwerty.

Lo de insulso ya venía de lejos, porque éste se suponía era el fin de semana en el que tenía que haberle sacado partido a las rebajas en forma de traje nuevo (necesito uno imperiosamente) y no ha podido ser. El sábado me cargué de actitud y me fui a las seis e la tarde a la tienda ésta de los dueños de Sportivo, que la tienen casi al lado y es de una linea más formal, en plan polos, camisas, trajes, accesorios.... todo muy chulo y con fundamento. Cuando llegué, una especie de Miki Molina que atendía con voz de estar de vuelta de todo me mostró los dos (vaya pordios) únicos trajes que le quedaban rebajados. De los dos, sólo me gustó uno de Duffer que era lo que buscaba, muy inglés y muy bien cortado, a ver, un poco demasiado de verano para lo que yo quería, pero bueno, me encantaba de todas formas. Una vez frente al espejo, la chaqueta me quedaba clavada, qué bien me sentaba coño, pero los pantalones me hacían las formas de lo que vienen a ser unas mallitas upadance. Tal cual. Mientras yo miraba con cara de circunstancias mi disfraz de los cuatro fantásticos, Miki Molina me dijo resuelto que qué chulo, que me lo podía poner con zapatillas y todo. Le miré en plan aminomeloendiñasquetengoojos, y ya no volvió a hacer más comentarios comerciales. Así que tuve que declinar y me fui a mi casa muy decepcionado porque al final yo quería ese traje. Menos mal que luego por la noche fue una de las veces que más me he reído en mi vida y se me pasó.

Por otro lado, lo verdaderamente importante es que no encuentro nada para irme de vacaciones con Agr y CF la tercera semana de agosto. He buscado por todos lados y lo que hay, o es muy cutre o es muy caro. Queremos ir a Cádiz, pero o está imposible si no alquilas por quincenas, o vale una pasta si vas de hotel. Al norte de España ya habremos ido la segunda semana de agosto, a las islas ya fuimos el año pasado y no es plan de repetir, con lo vasto que es nuestro país... qué mal, qué mal. Ya verás, como se ponga esto feo nos pegamos una semana en Benidorm por dos duros y que le den por culo. Con un par. Según soy yo, seguro que me lo paso pipa con la experiencia, que me conozco y no hay nada que me divierta más que vivir en primera persona experiencias frikis, aunque quizás una semana sea demasiado para la broma y, además, son mis vacaciones y tampoco es plan de ir despilfarrándolas con experimentos. No sé, creo que lo de Benidorm lo dejaré, tal y cómo hemos pactado, para ir con Kurt un fin de semana de temporada baja al Gran Hotel Bali, con toda la Edad de Oro que allí acude a disfrutar y a relajarse, viagras mediante, que me parece mucho más el plan...

Amigos lectores, hoy más que nunca, solicito sugerencias de sitios chulos y con marcha en los que tres chicos rabiosamente juveniles puedan pasar unos días en agosto con recursos económicos limitados, que este verano va a haber muchos gastos por diversas circunstancias.

Y así estaba yo, harto de rastrear internet en busca de ofertas y comiéndome la cabeza tanto, que me he bajado al Ahorramás a por unas bombillas que tenía que cambiar en mi cuarto, porque cuando entrabas en él parecía que no gastábamos por la postguerra. En esto que estaba en el súper mirando unas cuchillas de afeitar y veo mi abuela haciendo la compra por allí, y, cuando me he acercado a saludarla, he notado que estaba muerta de risa, llorando y secándose los ojos que yo pensaba que se iba a abrir la operación de cataratas. Un poco cauto por si estaba chocheando, le he preguntado que qué le pasaba, y va y me dice que se había encontrado hacía un momento con una vecina suya indignadísima porque se había topado, entre los arbustos de un parquecito que hay cerca de su casa, con una parejita en medio de un polvo (mi abuela lo ha denominado "en pleno acto"). Me ha seguido contando que su vecina les ha empezado a echar una bronca de estas de vieja pedorra y, el chico, que todavía debía tener el culo botando cuando la señora ha empezado a chillarles, le ha soltado a la tipa "pues señora, espérese diez minutos, que cuando termine con esto todavía me queda un poquito para usted". Y la señora se ha ido espantada al Ahorramás, que es donde se ha encontrado con mi abuela . Supongo que esta señora esperaba comprensión por parte de mi abuela, porque le contaba cargada de razón que quería denunciarlos o no sé que gaitas, y mi abuela, que es una señora muy mayor pero que tiene más coña encima que todos nosotros juntos, no ha podido evitar partirse la caja en su cara, así que, aparte de con la pareja follarina, también se ha mosqueado con ella. Mucho le ha importado a mi abuela, que no puede ni ver a la bruja ésta por cotilla, que le fisga por la mirilla cuando entra y sale de casa. Y además, yo me pregunto qué narices hacía esta señora metida por los matojos de los parques con la edad que tiene.

Luego me he tomado una cañita con un vecino muy majo con el que me he encontrado, y, cuando me he subido a mi casa con las bombillas, me he encontrado con que mi padre se ha marcado para cenar un rodaballo a la gallega, fresco como un lechuga, que casi me bajo a lavarle el coche de lo bueno que le ha salido, y así, entre pitos y flautas, se me ha pasado el mal cuerpo de las vacaciones y me he puesto a escribir un ratito, que ya me he entonado.

miércoles, julio 06, 2005

Teoría de tarados

Hay una teoría que dice algo así como que, en las grandes ciudades, los días de calor intenso provocan que los locos y los tarados se muestren en su máximo esplendor. Entre que llevamos una época asfixiante en la que no hay quién pare por Madrid y que últimamente veo freaks por todas partes, me ha venido a la mente una historia que me sucedió el verano pasado, en el que también hizo un calor de espanto. Y es que estoy tan a favor de esta teoría que me apetecía contar algo relacionado con ella.

Salí del trabajo y, como todos los días, me metí en el metro para ir a mi casa. Llegué al andén, lo recorrí completamente y me senté en un banco que ya ocupaba una mujer embarazada de por lo menos treinta meses mientras leía una revista tranquilamente, menudo bombo traía. Al poco tiempo, vi cómo un chico de unos quince años imitaba mi recorrido y se acercaba a nuestro banco con una actitud algo extraña. No era especialmente macarra, ni era un Richar, pero iba golpeando las papeleras según pasaba por su lado, caminaba con una actitud muy sobrada -así como de latinking dirigiéndose a una reyerta- y escupía cada cinco segundos a las vías. Cuando llegó a nuestro banco, se sentó despatarrado entre la chica embarazada y un servidor, a lo que yo me hice el longui y ni le miré, pero no pude evitar permanecer un poco alerta porque el chaval no paraba de resoplar ostentosamente ni de cantar para que se le oyera. Pensé que el hombrecillo éste era un pieza y que también era un poco corto, no que fuera retrasado ni nada parecido, pero sí de estos a los que un hervorcillo de diez minutos adicional al nacer no le hubiera venido nada mal, no sé si me explico, en cuanto lo ves lo notas. Puede que fuera la mirada, su cara de gañán en combinación con su cuerpo grande y fondón, o su incapacidad de introducir la lengua completamente en su boca medio abierta cuando fijaba su atención en cualquier cosa. El caso es que yo lo detecté.

Pues bingo, de repente, el chico miró a la mujer embarazada y, tras los breves segundos en los que puso a funcionar su única neurona, escuché cómo le decía en un tono bastante impertinente "¿estás embarazada?". La chica, que también se había percatado de la conducta borderline del individuo, le miró y optó por la vía de la amabilidad, así que le sonrió y le respondió que sí. El otro se quedó pensando un rato y continuó "es que estás muy gorda". Otra sonrisa de ella "es que me queda muy poquito". Entonces, y sin mediar más palabra, le puso la mano en la tripa a la chica y comenzó a acariciarla mientras murmuraba ensimismado "que grande tienes la tripa, que grande tienes la tripa...". También empezó a apretarle la barriga con las yemas de los dedos, bastos y con las uñas comidas, de forma que la deformaba más que levemente por los puntos dónde ejercía la presión.

Creedme si os digo que nunca he visto a una persona quedarse blanca en tan poco tiempo.

Yo, que asistía atónito a la escena, no hice nada de primeras, quizás esperaba que la chica reaccionara y se levantara, o que apartara la mano del chico bruscamente, yo qué sé, pero no movía un dedo, se quedó bloqueada, completamente paralizada. Valoré la opción de decirle algo a él, pero me dio la corazonada de que éste era de los que como se le cruzara un cable podría levantar un camión a pulso, así que me levanté de mi sitio y me dirigí hacia la chica, le agarré de la mano y me la llevé de ahí. Ella ni se lo pensó. El otro no hizo nada.

Cuando llevábamos recorrida la mitad del andén, nuestro tren apareció por el túnel y ya le solté la mano a la chica porque la llevaba agarrada como si fuera trozo de carne muerta. Ella me dio las gracias un poco apurada y muy agobiada, y yo, que me sentía muy violento, sólo le dije medio de risas que es que me había parecido todo muy raro. Entramos al tren y no nos sentamos juntos, aunque yo la miraba de vez en cuando para ver que cara llevaba, no fuera que se pusiera a poner de parto ahí mismo del disgusto. El chico no se movió de su sitio cando nos alejamos, y supongo que entró en el vagón que le quedara a la altura del banco, porque ni volví la vista atrás ni supe nada más de él, pero lo que sí recuerdo es que las piernas me temblaban y que no dejaron de hacerlo durante un par de paradas. Estoy convencido de que, sin querer o no, ese chico acabará haciendo daño de verdad a alguien algún día, era carne de cañón, y si no, al tiempo.

lunes, julio 04, 2005

No somos tan mayores... nos gusta lo mismo que a ti



La llegada (estamos aquí...)

Kurt se pasó por mi casa a eso de las once del sábado y nos fuimos para Mérida con la ropa justa, tropecientos cedés y una botella de agua para el camino. Todavía me pregunto por qué fue él quién vino a mi casa, y no yo quién fue a la suya, si íbamos en mi coche, pero teniendo en cuenta que Kurt es así y hace cosas de éstas, tampoco es que después le diera muchas vueltas... la verdad es que daba igual porque teníamos planazo y lo sabíamos.

Llegamos a Mérida sobre la hora de comer y, antes de ir al hotel, decidimos homenajearnos a base de la estupenda gastronomía local poniéndonos a comer McNuggets y McEnsaladas como irracionales en cuanto vimos un McDonald´s, que nos supieron a pollo de verdad del hambre que traíamos, y los dos estuvimos de acuerdo en que llegar a un sitio desconocido y encontrar un McDonald´s da muchísima confianza para el resto de la estancia y en que el diseño y textura de la pasta de las McEnsaladas estában stante conseguidos.

El hotel (no somos tan raras...)

Como el hotel era de cinco estrellas, lo primero que hizo Kurt en cuanto entramos a la habitación fue inspeccionar rigurosamente el baño para ver de qué productos gratuitos disponíamos. Pareció bastante conforme en que fueran de Etro, aunque la crema corporal oliera a coco y agobiara un poco cuando te la echabas de primeras. La habitación, como el resto del hotel, era un poco pretenciosa, barroca y valenciana, con un montón de apliques y motivos fake-romanos por las paredes, en plan mosaicos y maderas con dibujitos y adornos como antiguos, pero en conjunto estaba bien y era confortable . El minibar, un cinco pelado; la tele, bien. Nos hicimos unas fotos dabadabadá sentados en la ventana, porque tenía un banquito muy chulo para sentarse mirando por la ventana que te salían unos contraluces de portada de Bustamante. Luego nos pusimos los bañadores, nos echamos crema para el sol y nos subimos a la piscina, que estaba en la azotea.

El panorama de la piscina era algo extraño, porque aparte de ser diminuta, los acompañantes con la que la compartíamos eran dos parejas de recién casados que miraban catálogos con medio cuerpo metido en la piscina (en concreto las piernas, cuñao) y, por otro lado, una señora-foca morena como un demonio, absorbiendo todo el sol que le cabía en las chichas. Así que no pudimos hacer mucho el animal y nos limitamos a hablar bajito, a refrescarnos y a ponernos las toallas como túnicas romanas para hacernos fotos con ellas en Mérida, que era lo suyo. Muy romano todo. Cuando empezamos a achicharrarnos, porque lo que pica el Sol en Mérida no es ni medio normal, nos bajamos otra vez a la habitación a descansar un poco más.

El paseo (no somos tan mayores...)

A eso de las siete, nos fuimos a dar un paseo por la ciudad, pero entre que es pequeña, que ya la conocíamos y que hacía mucho calor, decidimos cruzar el puente romano hacia las afueras porque nos conectaba con un Carrefour que había al otro lado, y que habíamos visto al llegar, en el que podíamos comprarnos cosas de beber. Además, en el centro sólo había bodas y ya nos cansábamos de valorar los estilismos locales. Pero resultó que el Carrefour estaba mucho más lejos de lo que habíamos calculado y yo, que iba con chancletas nuevas, empecé a sufrir los dolores y los inicios de ampollas de un paseo de media hora a buen paso cuesta arriba. Además, entre el final del puente y el Carrefour, lo que había era una zona de viviendas de protección oficial que daba un poco de miedo. Ahí estaban todos los Richar sin camiseta y sin casco subidos en las motos, los niños pequeños desnuditos y descalzos por la calle y mucho tunning y macarreo en general. Y nosotros con las cholas, como para salir corriendo en caso de emergencia…

Nos las apañamos para llegar sanos y salvos al Carrefour y nos bebimos las cosas que compramos, incluyendo un zumo de Granini que compró Kurt y que Nate se lo tiene prohibido porque dice que es mutante. Para volver, me negué a hacerlo caminando dado el estado de mis pies y tuvimos que coger el bus en Richar City, lo que nos provocó mucha ansiedad porque no queríamos estar más ahí y el autobús tardaba mucho. Finalmente, llegamos al hotel con el tiempo justo para cambiarnos, cenar algo e ir a ver la obra.

La obra (nos gusta lo mismo que a ti...)

Total, que nos cambiamos el hotel y nos fuimos a cenar. Teníamos una boda en el hotel y estuvimos tentados de infiltrarnos en el aperitivo porque lo estaban dando en el hall, pero al final nos cortamos (aunque yo me hice con una croqueta pelín rancia). Una vez fuera, degustamos las exquisiteces emeritenses entrando en el telepizza de al lado del hotel, desde el que vimos por la ventana cómo una pareja de recién casados daba una vuelta en calesa por la ciudad, enamoradísimos, con un montón de vespinos y quads detrás, pitando porque no podían pasar y generando tal cara de agobio en los novios, que no consigo expresarla con palabras en este momento. Es que cómo es Mérida... cómo es.

Nos terminamos la pizza y fuimos andando al Teatro Romano a ver la obra de La Fura dels Baus, que era el motivo principal por el que estábamos allí. La verdad es que quedamos encantados con el espectáculo, la orquesta estuvo perfecta y algunos momentos fueron realmente intensos y emocionantes, incluyendo el escenario, en el que ya era un privilegio estar sentado. Lástima que Kurt se pusiera frenético con lo paleta que era la gente, que no paró de sacar fotos con flash durante toda la representación (molestando a los músicos) con lo que buena parte de la función le tuvieron más pendiente de ellos y de cómo matarles que de lo que estaba viendo. Yo le tranquilicé, pero no le hice olvidar. Por mi parte, sólo me puse nervioso, un poco, con la señora que estaba al lado mío, que le iba explicando a su padre (un señor como de noventa años) lo que significaban las cosas que iban apareciendo por la obra, a un volumen más que alto. De todos modos, lo intenté comprender y al final acabé acostubrádome a la traducción simultánea a la que me vi sometido. Y también me puso nervioso un tipo que estaba detrás mío que no paraba de decir "qué barbaridad".

La noche (si hay algo de que hablar, hablamos, y si no, hablamos por hablar...)

Tras la obra, nos tomamos unos gintonics en el mismo recinto, en una terracita muy chula que habían montado para la ocasión y, cuando ya estábamos un poco entonados, nos fuimos a ver que tal nos lo pasábamos por Mérida.

Localizamos la zona de marcha y nuestra conclusión fue que Mérida es un pueblo grande. No nos gustó demasiado porque era un poco cutre todo y, encima, cada vez que medio ligábamos o hacíamos conexión visual con algunas, allí estaban los mozos del pueblo para advertirnos con sus ojos que pásatedelistoytetronchoelcuellomadrileño. Así que fue una noche más contemplativa que otra cosa, de mucho reggeton, bisbalismos y pseudoflamenquismos que nos echaron pronto a la cama, a las cinco o así. Teniendo en cuenta que Kurt estrenaba sus nuevas zapatillas Dior estilo retrotenistaaños20, fue una noche que se le quedó corta, seguro. A mi también un poco, pero en el fondo estábamos cansados de todo el día y no nos costó mucho retirarnos.

La despedida (estamos preparadas...)

Por la mañana, nos despertamos y, como nos habían dicho que en Mérida se desayunaban unas tostadas de pan con aceite muy ricas, nos fuimos al Subway.

Pasamos el resto de la mañana en la piscina del hotel completamente solos, por lo que yo aproveché para hacer el cabra un poquito, haciendo bombas y el pinopuente, que no me salió y me entró agua por la nariz. Kurt aprovechó para bañarse en bolas. Yo lo hubiera hecho, pero ante el temor de que me hiciera la tan temida foto con la que me amenazó durante todo el viaje, me quedé en bañador. Dios, las duchas que me he dado en el hotel han sido un sinvivir...

A las cuatro recogimos y nos fuimos cantando a Madrid en el coche. Para el que le interese, aquí dejo nuestra banda sonora, que es estupenda para viajes como éste:

- Feria
- Vive la Fête (todo)
- Cycle
- La Prohibida
- Palíndroma (recopilatorio hecho por Kurt)
- Durísima (ídem)

La llegada (estamos aquí...)

Una vez en Madrid, hartos ya de comer tanta comida rápida, cenamos a las siete en el Friday´s.

Dwalks en el asiento de la ventana de la habitación del hotel siendo abducido


Kurt probando los colchones



Dwalks as Dwalkus de Emérita Augusta



Kurt y Dwalks en el puente. Con el Sol. En la cabeza.





Kurt feat. Dior




Kurt


Dwalks cayó dentro sin matarse