martes, julio 10, 2007

Entre 08:50 y 09:05

Esta semana es la tercera desde que comenzó la jornada intensiva en mi empresa y aún no he conseguido llegar a mi hora máxima de entrada, las 08:30, ni un solo día. También es cierto que haciendo cómputo global he trabajado más horas de las que debería y que la mayoría de la gente, porque raro es el día que me voy a mi hora, o no me quedo un poco más por la tarde (prácticamente solo, cosa que nadie ve, claro) o hago algún viaje de ida y vuelta en el día que me destroza cualquier horario reducido que debería disfrutar. El caso es que eso da igual en mi oficina porque lo único que cuenta es que te vean madrugar y aparecer por la puerta antes que nadie, aunque luego te vayas antes de tu hora sin cumplir las horas mínimas que tenemos por contrato, cosa que hace una gran parte de la plantilla a la que no se le juzga por eso.
 
Reconozco que hace unos años tenía su gracia y yo me encargaba de cultivar una fama moderada de crápula. Llegar veinte minutos tarde por norma despertaba las mirdas pícaras de mis compañeros casados "¿qué? ayer salimos un poquito ¿eh? cuenta, cuenta" y del sector femenino del la ofi "uyuyuy... mejor no nos cuentes qué hiciste anoche". Yo no salgo casi entre semana, pero, dado que era un hecho objetivo que llegaba todos los días tarde, sumado a mis perpetuas ojeras doherty-style, me limitaba a sonreír y a decir cosas tipo "no me tiréis de la lengua, no me tiréis de la lengua", creando un mito que a día de hoy se me ha vuelto un poco en contra. Me jode porque, insisto, suelo hacer cosas cada día pero no trasnocho por los bares entre semana. Vale, no me acuesto pronto, pero es más por mi tendencia al mamoneo nocturno (internet, lectura, pelis, teléfono...) que a una vida depravada y llena de non-stop nights and days.Soy bastante responsable en ese sentido y, aparte de algún jueves que se me pueda ir de las manos, es raro que esté fuera de casa a partir de las doce.
 
Lo que sí es cierto es que tengo un problema por las mañanas. Gracias a Jwalks, mi hermano-despertador-de-seguridad, me suelo levantar a una hora que me permitiría, muy justo, llegar puntual al trabajo, pero al final siempre me las apaño para desperdiciar minutos fundamentales para llegar a tiempo y que me servirían para que nadie se dedicara a hacer insidiosos comentarios acerca de mi persona y mi (supuesto) decadente estilo de vida.
 
Como lo más importante de este mundo para evitar molestas justificaciones es tener la conciencia tranquila (aparte de follar regularmente), me he hecho una lista de motivos por los que suelo perder el tiempo por las mañanas. Me salen éstos:
 
- Hacerme el desayuno de los campeones: Yo soy muy de desayunar un café bebido con dos galletas y a correr, tres minutos, pero una vez a la semana me da por pensar que el desayunos es la comida más importante del día, que hay que cuidarse, que hay que rendir... y nada, cojo, agarro y me pongo a tostar panes, a untar tomates, a exprimir naranjas... y se me van veinte minutos, que luego hay que recogerlo todo y tal.
 
- Quedarme sentado en la cama con la mirada fija en un punto indeterminado: Como me despierte y no me levante de un bote, estoy perdido. Esto lo sé desde hace mucho tiempo, pero mi estado catatónico al levantarme a veces me juega malas pasadas. A veces me levanto y me quedo sentado en la cama antes de levantarme a tomarme el café, y lo que a mi me parecen segundos, a veces puede ser un cuarto de hora, o veinte minutos, así, sin hacer nada, sentadito en mi cama con los pelos como una pelea de ratas y todas las legañas ahí puestas, mirando el raíl de la puerta corrediza de mi armario. Fascinante, hipnótico.
 
- Arreglarme las patillas: Ya sé que podría hacerlo por la noche, o en cualquier momento del día, pero no, basta que vaya con el tiempo pegado al culo para que decida que me parezco a Lobezno y que tengo que meter un poco de tijerita. Yo no tengo cortadora eléctrica (atención, ¡pista para futuro regalo!), de estas que te rebajan la patilla fetén, así que me tengo que poner con un peine pequeño que conseguí en un hotel y con una tijerita a esculpir patilla. Tchk, tchk, tchk. Con el peine saco pelo por entre las pùas, y con la tijerita recorto los pelos que sobresalen, procurando no pasarme por ningún sitio. La patilla derecha se me da fenomenal y la llevo como una pista de Wimbledon, pero la izquierda se me da fatal, que a veces salgo de casa que parece que me he pasado la minipímer. Esos días de escabechina, además de llegar tarde al trabajo, llego muy frustrado y acomplejado, escondiéndole la patilla mala a todo el mundo continuamente y deseando que pase una semana ya, tiempo estándar para que mi patilla crezca lo suficiente y sus pelos se igualen por sí solos, generando uniformidad.
 
Comprobar el emule: Esto ya lo voy controlando, pero muchas mañanas que voy bien de tiempo, me siento un momento a ver el emule y ya la he cagado. Que si ya se me ha descargado un disco que tenía bajando y me lo meto en el iPod para llevarlo en el metro, que si ya me meto en alguna web, que si al final me veo un Youtube de algún tema que me he bajado... mínimo veinte minutos perdidos, una losa.
 
- Hablar con mi padre: esto es un clásico. Me voy y mi padre anda por ahí desayunando o lo que sea. Entonces le da por preguntarme por cualquier cosa que requiere un mínimo de veinte minutos de conversación: algún asunto de mi piso, temas de inversiones, cosas que me podría desgravar de la renta, una ruta por el monte que ha visto en un libro. Yo, que me engancho enseguida a cualquier conversación, pues me pongo a rajar, a sacar papeles o lo que sea, y nada, mi puntualidad a hacer puñetas.
 
- Olvidarme la cartera: Una vez al mes, me olvido la cartera en casa, donde tengo las panojas y el billete de metro. Por supuesto, me doy cuen cuando voy a sacar el billete y no lo tengo. De mi casa al metro hay unos ocho minutos, así que hay que ir y volver otra vez. Cuarto de hora por la cara, que cuando que vas con la hora justa, es vital.
 
- Pasarme de estación de metro: No entraré en detalles por pura dignidad, pero ya me vale que me siga pasando como mínimo de estación cada quince días. Más consecuencias de la catatonia mañanera.
 
Pues eso, que madrugo como todo el mundo, que no salgo por las noches entre semana y que curro mis horas o más, pero que mi problema por las mañanas me hace perder todo el crédito que me merezco.
 
 

13 comentarios:

Anónimo dijo...

Uy que nos acostumbras mal con tanto ritmo de actualización, que luego nos hacemos adictos y te iremos pidiendo la dosis..
Yo hablar por las mañanas, cero.. bueno cero es mi estado normal, por las mañanas es negativo. Y mi padre que le encanta charlar, me pone de los nervios esas conversaciones trascendentales mañaneras

nanyu fonseca dijo...

jo, lo del peine de hotel me ha llegado al alma!!!! yo tb los uso para ello, pero con una cortadora de patillas electrica. asi que no creas que podras presdindir de el cuando te la regalen. tu vida pegado a un peine!!

Mj dijo...

Lo de las patillas merece un Nobel o una película finlandesa. Qué visual todo, qué maravilla(ahora para despixelarte en el Summercase sólo tendré que llevar un retrato robot).
Del resto de la lista, un consejo,tras muchos años de pérdidas de carteras y otros objetos de vital necesidad, te recomiendo que el billete del metro, abono transportes o similar lo dejes en el bolsillo del pantalón del día anterior, así como un billete de la cantidad que consideres indispensable en un momento de apuro matutino...pack de superviviente mañanera...

Anónimo dijo...

Menos mal!!! Alguien que también se pasa de parada en el metro!!! Y yo que me sentía como un bicho raro. Es que una vez se lo conté a unos compañeros con los que tengo confianza y me miraron como si fuera lo más arrastrado que habían visto en su vida. Muchas gracias.
Yo estuve en Berlín un par de días. Te recomiendo que te alquiles una bicicleta, yo me lo pasé muy bien andando en bici por ahí. Todo muy bonito. Me das mucha envidia.

Anónimo dijo...

mi puntualidad acabó el día que descubrí que el móvil volvía a sonar a los diez minutos....a los diez minutos....a los diez minutos.... esta

Anónimo dijo...

Me he reido un rato con tu 08:50-09:05. Yo no me di cuenta de lo lenta que era por las mañanas hasta que un dia mi hermano se levanto a la misma hora que yo. Mientras yo solo he conseguia lavarme la cara, él se ducho, se vistio y comienzo a desayunar...Y eso que me levanto una hora antes! pues hay dias que pierdo el tren y no llego a tiempo a clase.

dwalks dijo...

pues mogkumo, que esta semana estoy prolífico, se ve que como la pasada me la pasé en blanco tengo muchas letras acumuladas en el cerebro. a mi si no me hablan mucho por las mañanas también mejor, pero es que mi padre siempre va al punto débil, ahí a ver si te comes la cabeza, y claro, entro al trapo.

nanyu, yo tengo muy asumido que el peine nunca pasará de moda y es muy necesario. de hecho siempre voy con uno asomando en el bolsillo de atrás de los vaqueros, un toque de buen gusto nunca esté de más.

mj, ¿pantalón del día siguiente? mucho pides tú... con decidirlo cinco minutos antes de ponérmelo tengo bastante. yo es que soy muy de look instantáneo.

mb, y no sólo eso. también me bajo del tren convencido de que es mi parada y luego resulta que todavía no es. intento cambiarme de vagón y todo, pero cuando me tengo que meter al mismo... qué vergüenza. y sí, lo de la bici me lo habéis dicho unos cuántos, habrá que planteárselo, aunque a mi me encanta andar.

uy, allende, así me he dormido yo dos horas. eso lo tengo asumido, de ahí lo de destacar la labor humanitaria de mi hermano.

anabel, pero si yo luego voy volado! lo que pasa es que estanco en esas cosas que he comentado, son puntos débiles que me arruinan mi rutina. y debes tener un cutis precioso, que dedicación, ahí con esa tiempo refrotándote la cara.

M. dijo...

Ese es el sindrome del empaning mañanero. No es grave, pero sí contagioso...

would dijo...

Llevas fatal que ya no haya nadie que llegue más tarde que tú.

Yo también te echo de menos.

Anónimo dijo...

Yo también soy lo peor con lo de llegar a la hora al trabajo por las mañanas. Tras varios rapapolvos, ahora simplemente me ruegan que llegue no más tarde de 30 minutos y eso que me meto en la bolsa de la comida buena parte del desayuno.

Maggie Wang Kenobi dijo...

Bueno, veo que eres de los que realmente se retrasa con el emule porque se te ha bajado algo y tal, y no eres de los que simplemente se queda mirando las barritas de bajada y tal...

Yo, por mi parte, ya expliqué que mi problema principal es que los extraterrestres tienen la mala costumbre de abducirme 20 minutos todas las mañanas y así no hay quien llegue a tiempo al curro, jopé.

Anónimo dijo...

Vamos a hacer una cosa: tú me afeitas la patilla derecha y yo te afeito la izquierda, ok? Es que a mí me pasa lo mismo que a ti... ¡¡¡Pero al contrario!!! Llevo la patilla izquierda súper bien, pero la derecha no me la veo bien, así que me la termino dejando de lástima.

Y lo de pasarse de estación, ejem, no es tan raro como ejem, te imaginas, ejem. Y no daré más pistas.

Anónimo dijo...

Me levanto a las 6.30 por la mañana y mi novio sigue roncando en la cama. No hablo con nadie, no desayuno en casa (sé que está fatal pero no quiero levantarme más pronto aún)y cuando salgo de la ducha y me cepillo los dientes me marcho al coche.

Así que llego pronto, pero nadie de mi trabajo se entera porque estoy en otro edificio sola y nunca saben cuando entro o salgo. Siempre cumplo mis horas aunque sé que los demás piensan que me escaqueo....