martes, abril 17, 2007

Animalitos (los míos)

El otro día me encontré con Sister, la hermana de Kurt, en la Latina, aunque también me encontré con medio Madrid en la plaza de San Andrés, que estaba el otro día la plaza como para que aterrizara un helicóptero, madre mía qué de gente había, aunque al final conseguimos buen sitio. El caso es que Sister me dijo que ahora tenía un gato, y yo, automáticamente le solté mi set de frases para cuando alguien me dice que tiene un gato "¿pero entonces ya estás oficialmente loca? ¿y te vas a dejar las canas largas también? ¿llevas migas de pan duro en los bolsillos para dar de comer a las palomas? ¿cuando hablas con el gato, también simulas en voz alta sus respuestas?" y cosas así, lo típico.

El caso es que cuando volví a casa me dio por plantearme en si yo tendría una mascota cuando viva solo, y claro, necesariamente de ahí tuve que pasar a enumerar mentalmente mis experiencias con las mascotas a lo largo de mi infancia, porque todo el mundo sabe que yo para expresarme y nutrirme de mis vivencias, necesito de un escenario sólido y con fundamento, bien organizado. Menos rollo, veamos lo que tenemos:

Hamster

Vivíamos todavía en la otra casa, así que debería tener yo unos cinco años cuando apareció mi padre con un hamster asomando el hocico por un cajita (el hamster, no mi padre). Yo no había visto en mi vida uno, así que me quedé un poco serio porque de repente había un ratón en casa que iba a vivir con nosotros. A mi madre le dio grima directamente y dijo que ella no lo pensaba tocar, y mi hermano era pequeño y no se enteró de nada. Me lo pusieron en la mano y me gustó porque no mordía, lo olía todo y se metía miles de pipas en los mofletes. El caso es que después de esa performance de presentación, tuvimos que ponerle nombre:

pwalks (mi padre): ¿cómo quieres que le llamemos? me han dicho que es hembra.
yo: mmm... yuliet! -(Juliete era la novia de D’artacán, y yo estaba enamoradísimo de ella, que yo siempre he sido muy romantico)-
pwalks: ¿y ese nombre?
yo: es que es la novia de Dartacán
pwalks: no, mira, la vamos a llamar Centella
yo: no. a mi Centella no me gusta
pwalks: mira, cuando yo era pequeño en mi pueblo a todos los perros y perras les hemos llamado o Rayo o Centella, según fueran perro o perra.
yo: ¿a todos?
pwalks: sí, y ninguno se quejó
yo: pero esto no es una perra... no me gusta Centella
pwalks: Centella es muy bonito, y todas mis perras se han llamado Centella, ya verás cómo le gusta, además, seguro que el hámster ya se llamaba Centella antes de venir a casa
yo: ah

Así que, tras una discusión equilibradísima y nada manipuladora, Centella se quedó con nosotros. Realmente no tengo muchos recuerdos del hamster, pero sí reconozco que no me porté muy bien con él. Aprendí bastante rápido que los hamsters resbalan que te mueres por el parqué, incluso controlan su derrape hasta cierto punto, que son capaces de dar vueltas en el suelo sobre su espalda aplicándoles el giro adecuado y que, en algunos casos, cuando se les somete a un triple mortal en el aire, emiten un gritito, aunque lo malo es que después muerden. Nunca he maltratado a los animales, sólo es que tenía cinco años y un mundo de posibilidades con aquel bicho en mis manos, pero no le maté yo, ni siquiera le hice daño.

Un día llegué a casa y mis padres me dijeron que se había muerto de una insolación (teníamos la jaula en la terraza). El caso es que yo por aquel entonces ya pasaba del hámster porque el bicho no me podía ni ver y me tiraba mordiscos en cuanto le acercaba un dedo por entre los barrotes, pero no me dio mucha pena porque odiaba el olor de la jaula. Se murió y punto, y nunca más tuve ganas de tener un hámster. En cambio PrimaP tuvo cinco seguidos (la saga de los Moi, qué pesados, se llamaron todos igual) y menudo dramón en su casa cada vez que crujía uno...

Gusanos de seda

Los tuve porque los tenían todos los niños de mi clase, pero siempre me dieron mal rollo, y mira que a mi lo de la metamorfosis ahora me parece fascinante. Pero debía tener ocho o nueve años y nunca me sentí cómodo durmiendo con una caja llena de gusanos en mi habitación, sobre todo desde que se me cayeron sin darme yo cuenta, y luego no pegué ojo varias noches pensando en si se habría quedado alguno por ahí que se me pudiera subir por la noche. Lo que más me gustaba era ir a coger morera para que comieran, porque iba con mis amigos y nos subíamos a los árboles.

La realidad es que no los disfruté nada, les daba de comer y tal, pero luego sólo abría la caja para contarlos y comprobar que estaban todos. Vi cómo se hacían los capullos y yo pensé que ya estaba, pero no, de repente un día me traumaticé cuando vi las mariposas marrones y feas que habían salido. Le dije a mi madre que todas eran siamesas, porque estaban unidas por las colas, pero mi madre se rió en mi jeta y me dijo que no, que lo que pasaba es que estaban follando fecundándose. Luego pusieron los huevos por todas partes y luego ya se murieron y tuvimos que tirarlas a la basura. Yo vivía aterrorizado todo aquello que estaba sucediendo en mi cuarto, así que mi madre, viendo lo mal que lo pasaba con todo, me dijo un día que se los había dado a la hija de una compañera suya. Yo se lo agradecí mucho, pero años más tarde me confesó que había tirado los huevos a la basura. Olé mamá, te lo agradeceré siempre.

Periquitos

Si ha habido unos grandes protagonistas animales en la casa de los Walks, estos han sido los periquitos. Debimos tener periquitos desde que yo tenía once años hasta los trece, tres parejas distintas.

Mi padre apareció un día con una jaula con dos periquitos, uno macho y otro hembra, que ya se llamaban Rayo y Centella antes de poder discutirlo de algún modo. Pues nada. La verdad es que los primeros me salieron listísimos y se me subían al dedo y al hombro si lo hacía con cuidado, los soltábamos por la cocina para que volaran, cantaban cuando yo les imitaba su canto (todavía no me había cambiado la voz)... Me lo pasé muy bien con ellos, y les limpiaba la jaula encantado, lo que pasa es que una vez a la asistenta se le quedó la ventana de la cocina un día abierta y se nos volaron. Nos dio mucha pena a todos, así que mi padre compró otros dos inmediatamente, que nos salieron retrasados mentales. No hacían nada, te picaban cuando les ponías el dedo y se comían el cable de la lámpara cuando les soltábamos por la cocina. Un día, desaparecieron en lo que consideramos todo un auténtico expediente X, porque un día volvimos a casa y, de repente, ya no estaban. Todas las ventanas cerradas, ninguna salida visible... Nunca lo hemos resuelto, pero yo estoy convencido de que algún día me encontraré una momia de periquito abriendo algún armario o cambiando alguna tubería o algo. Estos también se llamaban Rayo y Centella.

Nuestros últimos Rayo y Centella también fueron unos sosos aunque como nos duraron bastante, también conseguí que se me subieran al dedo. Murieron por causas naturales y todavía me acuerdo de mi hermano pegado toda la mañana al último que se murió, dándole calor junto al radiador, y acompañándole en sus últimos minutos. Sufrió mucho Jwalks con aquel periquito.

Pues eso, que yo no soy de mascotas. Me gustan los animales, pero nunca lo he sido y no creo que lo acabe siendo. Por un lado no creo que una ciudad sea sitio (los gatos se apañan, o los bichos pequeños, pero no me gustan), y tampoco tengo paciencia ni espíritu de sacrificio para cuidarlos. Me gustan los cachorritos y los perros majetes, estos que son cariñosos pero no pesados, y me hacen gracia cuando le huelen de repente el mondongo a señoras desconocidas cuando van por la calle, o van tan serios con su palo o su pelota, o se refriegan por la hierba, pero hasta ahí.

Además, he visto a amigos cercanos sufrir por la muerte de sus animales casi tanto (o más) que por la de familiares, así que prefiero ahorrarme disgustos. Eso sí, si voy a tu casa y tienes animales, no hay problema, me molan.

26 comentarios:

Anónimo dijo...

joer, menuda variedad de bichejos. En mi casa mi madre decía que ya tenía bastantes animales con nosotros y mi padre y que pasaba de cuidar más.

Cierto, La Latina estaba petada.

nanyu fonseca dijo...

yo querria resaltar la naturalidad con la que has dicho lo de una vez a la asistenta... asi como quien no quiere la cosa. si hubieras dicho institutriz ya habria sido la re-pera.

Corredero dijo...

Pos en mi vida ha habido un "Nacho" (hamster que tuve que donar cuando me vine a vivir a la capital del reino), un "Sur" (perro) y una "Gilda" (madre de "SUr". Y, con los perros decidí qie nunca mais, que sufrí y lloré cantidad su ausencia.
El hamster me dió igual, estaba siempre en estado de hibernación dentro de su casita de plástico rojo...

Anónimo dijo...

hacia tiempo que no me reía con tus historias,y es que lo de la insistencia por llamar a todo animal Rayo o Centella, me ha hecho mucha gracia, igual que tu clasificación de los periquitos, je, je...

yo sólo he tenido gusanos de seda, que me daban mucho asco pero era lo que estaba de moda y un pez rojo que en uno de sus saltos salío de la pecera y lo encontramos dos horas después en el suelo de la cocina..RIP

Anónimo dijo...

En cuanto tenga mi casa propia y viva de una manera más continua, me convertiré en una loca con las canas largas y mendrugos de pan en los bolsillos.
Como esto se mezclará con mi vertiente finolis, no recogeré gatos de la calle, sino que me compraré uno de esos tipo pompón que tanto lucen y tan buenos son... ay, la bolapelo...

Anónimo dijo...

centella!!!!???

Anónimo dijo...

Había uno en mi clase que se comía un gusano de seda en plan exhibición y tengo un amigo que a su perro le llama Jorge. Para evitar todo esto lo mejor es no tener mascotas ni bichos. ( ahora venía un chiste misógino y fácil que me voy a ahorrar ).

Tony Tornado dijo...

Con todos usteeeeeeeeeeeeeeeeeeeedeeeeeeeeeeeeees:

Dwalks, el ex pequeño periquito, que se someterá al Polígrafo para saber si son verdaderas las dimensiones de su mango....

(y ya, que esta vez creo que se me ha pirado pero bien. Pero es que no he podido evitarlo al leer aquello de que cantabas con tu periquito)

juas juas juas!

Anónimo dijo...

Te faltan las tortugas y los peces para tener una infancia estandar.

Mj dijo...

El patio de mi cole era un invierno permanente por culpa de la moda de los gusanos de seda, pobres moreras... Uno de los míos se suicidó metiéndose en la lavadora( mira a ver si los periquitos hicieron lo propio).
¿ Podemos suponer que Dwalks es el pseudónimo de Rayo ?

_R_ dijo...

¿Cual es tu nombre real, Rayo o Centella?

Apuesto por Rayito

Anónimo dijo...

En mi casa ha habido de todo, siempre eran más los animalillos que las personas incluso llegué a criar hamsters para venderlos y me daban un asco.


Y tan poco dinero.

Anónimo dijo...

centella!!!!????
es que no puedo parar de pensarlo

Farala dijo...

Me encantan los nombres, ¡¡¡son lo más!!! :D

Yo odio a los animales. Tuve un pollito rosa, gusanos de seda y una tortuga, pero cada vez que se me morían lo pasaba fatal. Los gusanos de seda no, eso me encantaba que se murieran, porque me daban bien de ascazo.

De todos modos, a los animales, yo es que los veo siempre muy tristes, y me dan mucha pena los pobres...

Anónimo dijo...

Qué entrañable.

Anónimo dijo...

en desacuerdo total... mi pez "Pavarotti" me apoyaba moralmente cuando estudiaba. Mi pájaro "Tripi" tenía más marcha que yo y no me pidas que hablé que de gata.... (ah! y sin canas, eh?)

Anónimo dijo...

que hablé de mi gata. digo

Anónimo dijo...

Pues yo por muchos inconvenientes que tenga tener animales, sobre todo en la ciudad, no concibo la vida sin ellos. Sé que acabaré como una de esas señoras zumbadas que van echándole de comer a los gatos y a las palomas, pero es que son taaaaaaaaan bonitos.

dwalks dijo...

ostrás, pues no me llamo rayo, no, pero vamos, porque no se le ocurrió a mi padre...
qué bueno!

¿sabéis que si hubiera sido chica me hubiera llamado lidia?

M. dijo...

No es todo lo malo... Yo iba a ser Emilio

Mj dijo...

Lidia Centella Walks, mola

dwalks dijo...

me encanta Lidia Centella Walks!

Anónimo dijo...

En honor a la Fiesta Nacional? Grande, tu padre.

Anónimo dijo...

peor que tus padres estén indecisos con dos nombres, te inscriban con uno y que luego tu padre se pase tu primer año llamándote por el descartado.

Tony Tornado dijo...

Creo que a partir de ahora te llamaré Lidia, que me mola mucho más, ande va a pará...

Habrías sido una gran Lidia (juas juas juas....)

Nootka dijo...

Hamsters no, que se reproducen rápidamente y se llena la casa de locos peludos corredores que ni te saludan. Las boas te miran con ojos golositos y te van midiendo, calculando en que momento te podrán devorar de un bocado. Lo mejor son los perros, sin duda. Cuando sea mayor me iré a vivir a una granja con mis perros. Y plantaremos patatas y cilantro.