miércoles, marzo 28, 2007

Viaje a Mallorca (II). Sábado y domingo

Sábado

El sábado me desperté sobre la una a la vez que Caribe. Me dijo que Elza y Over se habían bajado a desayunar al pueblo. Caribe y yo decidimos desayunar en casa pan payés tostado con tomate y jamón, y zumo de naranja. Me dio la vida ese desayuno, no os lo podéis ni imaginar. Después me fui yo solo caminando a buscar a estos y me los encontré desayunando, momento en el que les di los jerseys que me habían pedido por el móvil, y es que hacía más frío de lo que parecía. Dimos una vuelta por el pueblo, que es una pasada, y, tras la misma, Over se empeñó en llevarme a la tienda que me había comentado un día en la que podías degustar gratuitamente todos los licores de anís que vendían, unos veinte tipos. Le vi tan ilusionado que no pude menos que atizarme tres minichupitos, uno de yerbas, otro de caña y otro de caña seca. Todo esto de resaca y con el estómago menos estable que el sistema político de Sierra Leona. Lo raro es que no me cayeron mal e incluso me entonaron y cogí buen color.

Después de pasear, volvimos a casa, y ya con Caribe nos fuimos en coche a comer a Banyalbufar, un pueblo muy chulo en la costa noroeste de la isla, así con muchas cuestas que llegaban hasta el mar y con las que tenías que sacar mucho culo para poder subirlas. El camino hasta el pueblo precioso, bordeando el mar por carreteras a mucha altura que a mi me daban mucho vértigo pero disfrutaba. Como Elza se nos mareaba tuvimos que abrir la ventana a ver si nos iba a echar las papas a los de delante, pero no pasó nada y acabó cantando las canciones que llevábamos puestas en la radio, vía iPod. Llegamos al pueblo a las cuatro y nos metimos en el único restaurante abierto que encontramos, donde nos pusieron la mesa en un patio trasero muy agradable y a una temperatura perfecta para hacerle el amor a una mujer (ole, siempre había querido meter esta frase en algún post, me da igual si no viene a cuento). Tuvimos que comer de tapas porque ya habían cerrado la cocina, cómo se nota que por allí hay mucho guiri que come prontísimo... pedimos una tapa de cada cosa que tuvieran (ensaladilla, albóndigas, boquerones en vinagre, dátiles con bacon, sobrasada y más cosas, nada del otro mundo pero rico todo, y bien hecho). La camarera era preciosa (objetivamente) y Over estuvo tonteando con ella toda la comida cada vez que aparecía por nuestra mesa. Cuando pagamos, Over le pidió el teléfono por todo el morro, y con nosotros delante, y ella se lo dio, y supongo que esta semana se lo estarán pasando estupendamente juntos. En mi vida he visto a nadie ligar como a Over, toda una experiencia. Impagable el momento en el que, a la salida del restaurante, Over hizo una llamada a la camarera con una excusa para comprobar si el teléfono era auténtico (le empezamos a agobiar nosotros con el tema, la verdad). En el momento exacto en el que Over esperaba con el móvil en la oreja a que diera tono la llamada, empezó a sonar el móvil de Elza. Nos quedamos todos blancos intentando comprender cómo había conseguido la camarera el móvil de Elza para vacilar a Over de esa manera, alucinados. Al final todo fue una coincidencia y la llamada de Elza era de su hermano, que ahora no sé qué quería, y la camarera sí cogió el teléfono a Over, pero la sincronización fue inquietantemente perfecta.

Seguimos nuestra ruta bordeando la costa hacia Palma y paramos en un mirador en forma de minarete, que allí está lleno de ellos. Elza no se quiso subir porque le daba miedo una escalera y nosotros estuvimos arriba haciéndonos fotos, mirando al mar y a los guiris que miraban al mar. Intentamos convencer a Elza desde arriba, pero ella nos decía todo el rato con el dedo que ahí no se subía. Arriba, también le pusimos la mano el corazón y en la yugular a Over porque nos decía que se había enamorado de la camarera y que le latía muy rápido, como siempre que liga, y era verdad. Después del minarete llegamos a Andratx, donde nos tomamos, tras un paseíto, un café larguísimo en el puerto, descansando, charlando y haciendo la digestión. También le enseñé a Over a dibujar caras de payasos tristes en servilletas, porque es un dibujo muy acorde a los estados de enamoramiento, pero a él le salían más tipo mimos, que es más acorde a los estados en los que quieres aterrorizar a los niños, así que viendo que eso no conducía a ningún lado, tampoco invertimos demasiado tiempo en ello.

Volvimos a casa como a las ocho y media y nos dedicamos a tomar gintonics de Xoriguer, oír música y jugar a la Wii. Nos hicimos algo de cena, nos arreglamos y nos fuimos a Palma.

En Palma habíamos quedado en el palacete que tienen en pleno centro de la ciudad una pareja amiga de Over, a los que aún no habíamos tenido la oportunidad de conocer. Lo de palacete no es una exageración, es un antiguo palacio de 600 metros cuadrados repartidos en tres plantas altísimas que habían rehabilitado para hacer una casa, que no os podéis imaginar cómo era, creo que había seis o siete cuartos de baño.... Allí había una fiesta y estuvimos en ella unas tres horas, con los amigos de esta pareja. Como la gente se fue pronto, a las tres (las cuatro adelantando el reloj) nos fuimos otra vez los cuatro de marcha. Acabamos en un sitio bastante caspa de Palma bailando ritmos latinos y alucinando con los looks de la gente, y con sus caderas en movimiento. La cosa es que a Over se le quiere por cómo es y no por sus gustos nocturnos, pese a su clase, es inexplicable, aunque debo reconocer que me reí con Elza y Caribe como hacía tiempo. Sobre todo cuando pusieron una lenta entre los reguetones, con la gente bailando agarrada (algunos) al ritmo de lo de Bustamante.

A las seis o así, y camino del coche, hicimos parada en una hamburguesería muy total en la que estaba media Palma metida, con un estilo retro que tenía su gracia. Nos empotramos la hamburguesa más gorda que tenían, una por barba, y, mientras Over ligaba con escaso éxito con la hamburguesera, acabamos conociendo a un inglés muy borracho y muy el plan que se sentó a nuestro lado en la barra. Aunque iba con un pedo tremendo, nos quedamos fascinados con su educación exquisita y sus maneras de lord inglés al pedir las cosas con su pedo, nos encantó. Al final le hicimos fotos porque a él no le importaba.

Nos fuimos a casa y nos dormimos.

Domingo

El domingo nos levantamos a la una y nos fuimos a comer a Deiá, un pueblo también muy chulo en plena montaña, y cercano a Valldemossa, el nuestro. Los de Valldemossa dicen que su pueblo es el más bonito y que el segundo es Deiá. En Deiá dicen lo mismo pero al revés, lo típico de los pueblos. Paseamos por allí y nos metimos en un sitio con menú en el que comimos de cine por catorce euros. Después de comer quedamos en un café del pueblo para tomar algo con la pareja del palacete, que habían ido por allí a pasar el día y se acercaron a vernos. Resulta que éstos se habían casado en ese pueblo y estaban enfadados porque sus amigos les decían que Deiá era el pueblo donde se casaban todos los gays de Mallorca. Ellos aseguraban no tener ni idea de eso cuando se casaron y les daba rabia que se lo dijeran. Yo tampoco me creí que no lo supieran, pro lo contaban con gracia.

Después volvimos a Valldemossa, a ver un hotel de lujo que hay a un kilómetro del pueblo, que tiene una finca con unas vistas tremendas del pueblo, de la montaña y del mar, y ya nos volvimos a casa a recoger las maletas. Over nos llevó al aeropuerto y ahí nos despedimos de él y de Caribe grandes abrazos, porque nos había tratado muy muy bien, y nos apetecía dárselos de verdad. También abrazamos a Caribe, el componente sensato de ese dúo. Y es que ha sido un viaje de tres días perfecto, porque hemos hecho las cosas que nos apetecían cuando nos apetecían, sin horarios pero sin desperdiciar demasiado tiempo y sin renunciar 100% a la tecnología, como a mi me gusta (aunque luego no haya hecho casi ni caso a las maquinitas). Además, hacía tiempo que no me reía tanto con alguien, Over es el tío que más me descoloca que he conocido nunca, y mola mucho. Eso sí, más de una semana con él, ni loco. Lo digo con todo el cariño pero totalmente en serio, y él lo sabe.

Elza y yo al final cogimos el avión muy justos porque habían adelantado el vuelo media hora. Tuvimos suerte y nos dieron business por la cara, aunque en los aviones de Air Europa es un timo porque, aparte de una cocacola y unas patatas fritas, no hay ninguna diferencia. Bueno, sales antes del avión y te sale antes la maleta por la cinta, pero eso me la pela. A mi me mola la bisnes si tengo un asiento guay, pero no era el caso. Eso sí, me lo comí todo y repetí de panchitos, y disfrutamos mucho con ese momento cortinilla con el que evitan que la clase turista te pueda ver comiendo frutos secos y copas en vasos de plástico.

En el avión me tocó pasillo, y al lado mío, en el otro asiento con pasillo, iba el doctor Bartolomé Beltrán, ese señor tan bronceado que hizo un programa de operaciones en directo ("En buenas manos") allá por los noventa. No hizo nada relevante durante el vuelo salvo tirarse un gintonic por encima. Pena de foto, pero no era plan.

Llegamos a Barahas, salieron nuestras maletas antes que las de los demás, cogimos un taxi y nos fuimos a casa. Al llegar a la mí recordé que me había dejado el cargador del iPod y el del móvil en el bolso de Elza.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Digo que (se me ha cortado 2 veces el comentario) brillante lo de la temperatura ideal pa´l chingue.

Anónimo dijo...

Lo de los payasos con caras tristes me ha llegado al pancreas. Me ha recordado a esos cuadros que hacía mi abuela en manualidades con una lámina de payasos o arlequines de base y muchas capas de la misma lámina recortadas y pegadas con silicona para darle volumen al payaso (de cara triste).

Casta dijo...

MMMM, puedo venir al próximo viaje???

Anónimo dijo...

pues no ha sio pa tanto..me refiero a las copas, me dió la impresión de que el viernes hubo más, pero que es lo de menos, me ha gustado tu finde-reportaje pero me han faltado tus fotosss, que siempre me parecen muy curiosas ;)

pa la prox.espero!!!

Anónimo dijo...

Resumen: Has ido chuzo todo el viaje. Por eso todo ha sido tan fetén.

Anónimo dijo...

Qué envidia!!!

Anónimo dijo...

impagable un super desayuno en Palma, seguro que hasta sabe mejor el café!

Anónimo dijo...

Un borrachín como la vida manda?(dí que no, dí que todo es pura exageracion) mmmmmmmm...porqué cada vez estas mejor?