El viernes celebramos la comida navideña de trabajo, pero no la oficial de mi empresa, que se hace en un sitio grande de renombre, con camareros que tienen formación, y que es como una boda pero sin novios, sino la que nos montamos los del departamento por nuestra cuenta. Al final tampoco es demasiado íntima porque somos unos treinta, pero tiene más encanto que la otra. Desde hace un par de años, hartos de que nos timaran con esa estafa llamada (en cantidad, precio y cantidad) "menú navideño", y con ánimo de popularizar los precios para que nadie dejara de venir por la panoja, decidimos hacerlo en un sitio de menú del día. Por quince euros por barba, un primero, un segundo, postre, café y pelotazo en un salón cerrado para nosotros. ¿A alguien le importa relmente lo que come ese día? Pues eso mismo pensamos nosotros y, mira, un éxito al que nadie le saca defectos, porque siempre le puedes decir "¿y por quince euros qué quieres, hija?".
Después, lo de siempre, como soy casi el único de mi departamento con vida nocturna, empezaron los "Dwalks ¿a dónde nos vas a llevar este año?" "Dwalks ¿vamos a ir a un sitio raro de esos que te gustan a ti?", porque no sé como, pero los últimos años soy el responsable de buscar un sitio donde podamos tomarnos las copas de después. A mi me da la risa, porque encontrar un sitio donde se lo pase bien todo el mundo (teniendo en cuenta el rango de edades de mi departamento) es medio imposible, pero al final veo a todo el mundo mirándome e intento acordarme de sitios donde pongan un poco de todo, no sean guarderías y nuestro tan heterogéneo grupo (en edades, ideologías políticas y estética) no desentone demasiado. Todo esto tras unas copas en el irlandés de siempre con música pachanguera, y otro sitio que se le ocurrió a alguien y fue un error. Tras pensar un rato, decidí que nos fuéramos al Penta (unos veinte), que bueno, yo no voy nunca pero a nadie le tira para atrás (le vale igual a un reviejo, que a una bisbalera que a un triste), y más teniendo en cuenta que casi se me meten en el Speakeasy una vez que me despisté en una curva. Teníais que haber visto a los richars cómo nos miraban, y yo ahí metiéndome a sacar a la gente con su pedo para afuera "no, no ,no, que aquí no, que aquí no nos lo pasamos bien...".
Al final no estuvo mal en el Penta, la gente se lo pasó bien, bailaron, bebimos, algunos se arrimaros demasiado, el pedo gigante recayó en los las la de siempre y, nada, por lo menos nadie dijo que menuda mierda. Sinceramente, me importa un huevo, pero en el fondo me jodería que fuera un fracaso.
Al final nos quedamos cinco (ahí ya si éramos un grupo más homogéneo, tres chicos, dos chicas), y a la una nos fuimos a tomar un kibá, que nos supo de muerte. Me gustan mucho esos momentos tan decadentes, con mil copas encima, de estar reventado, de estar con gente con la que nunca sales y tampoco tienes demasiado que ver, y de repente tener un momento de respiro en el que te sientas, comes algo en cualquier antro y te quedas en silencio o hablas de cosas que no tienen ninguna relevancia pero crean una especie de vínculo, aunque sólo sea esa noche. Ya no estás ni borracho, pero ese no tener noción de la hora que es ni de cómo has acabado en un sitio con la gente que tienes delante en ese momento, siempre me ha parecido que tiene algo.
Después del kibá recibí la llamada de Elza, que andaba por El Sol con Agr y dos compañeros de universidad a los que me apetecía mucho ver, hacía siglos que no sabía de ellos. Convencí a mi grupo para acercarnos y nada, para allá que fuimos andando. Abrazos, más copas, bailamos un poquito (qué bailable estaba El Sol el viernes a primera hora, ¡milagro!) y a las cinco a casa, que Agr me llevaba en coche y no estaba el tema taxi como para arriesgarse a coger uno. Por cierto, uno de los dos compañeros a los que vi después de tanto tiempo está como una puta cabra, me quedé un poco flipado. Mi teoría de que una gran parte de la peña está un poquito fatal, va cuadrando.
Echando cuentas, quince horas de jarana, que para no ser consumidor de drogas, no está nada mal. Y eso que se me pasó por la cabeza durante la semana lo de "una copa y me busco otro plan".
domingo, diciembre 17, 2006
Versión Beta de la comida de empresa
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5 comentarios:
Los días de "en cuanto pueda me escaqueo" suelen convertirse en los mejores.
Porque como no esperas nada, cualquier cosa buena que pase es bienvenida.
Pues yo tengo la mía dentro de bien poco y tengo q reconocer q no tengo ganas ninguna, me he planteado hasta no ir pero no quiero quedar como la notas aunque siendo sinceros después me lo paso pipa. Me recomiendas un bareto para luego???? jeje, ya q estás hecho un experto.
Parece que yo no estaba.
Este post es una mierda. Haz otro.
es verdad, te ha hecho un vacio total en su post. ya no sois amigos?
m., eso es un clásico,pero en este caso es más que me lío y al final no me lo paso mal. de ahí que sea un día de los mejores, va un trecho, pero sí me lo pasé bien.
sí jota, el ejpikisi
would, si quieres hago uno de por qué te tuviste que ir...
no, nanyu, no me ha hecho el vacío y seguimos siendo amigos, no intentes malmeter, víbora.
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