miércoles, marzo 22, 2006

Bilbao y Pamplona o Coche y coronicas.

Que conste que el lunes hice un post sobre el finde, pero no sé qué pasó que cuando lo fui a subir, perdí la conexión, perdí todo lo que había escrito, perdí la actualización y perdí las ilusión por vivir, así que me fui a la dormir sin dar más explicaciones.

El martes me levanté de un respingo a las 5:30 y, tras lavar a conciencia cada ricón de mi cuerpo y desayunar un nescafé bebido, cogí el coche y me planté en Bilbao en cuatro horas, que tenía que hacer unas cosas de trabajo. Una vez estuvieron terminadas dichas cosas, no me hice mucho de rogar y fui llevado a un buen sitio a comer una ensalada templada de perdiz y un calamar en su tinta con arrocito de verduras que, en los bocados finales, casi que me supo un poco salado de las lágrimas que le cayeron encima. Qué bueno el calamar.

Una vez nos hubimos sobrealimentado, di la mano, dije adiós y volví a coger el coche, esta vez con dirección a Pamplona, ciudad en la que nunca había estado. Yo me puse a conducir y fenomenal, pero como a la media hora me vi metido en una tormenta que yo pensé que me mataba, porque estuve diez minutos conduciendo que no veía un pijo (pero nada) y con camiones por delante y por detrás, muy mal rato. Recuerdo ir subiendo una especie de puerto con un palmo de agua cubriendo la carretera y cayendo como un río, los limpiaparabrisas al máximo como dos rabos de perros cuando están contentos, y yo muerto de miedo y pegado al cristal éntre dos camiones. Y todo esto con un disco de estos límite que me hace Kurt con unos por ahí chillando en el CD, todo muy apocalíptico y de muy mal presagio.

Al final no morí y, como consecuencia de ello, llegué a las siete a Iruña y me puse a estudiar un poco el trabajo que tenía para el día siguiente, haciendo tiempo porque a las nueve llegaban otros compañeros que casualmente también hacían unas cosas en Pamplona al día siguiente. Would me odia por ello, más que nada porque uno de estos compañeros está buena hasta decir basta. El caso es que quedamos, dimos un paseo por la parte antigua de la ciudad, como estábamos en Marzo, me conformé con intentar imaginarme un poco los sanfermines por las calles que me conocía de oídas y nos metimos a cenar en un sitio de la calle de la Estafeta. En esta ocasión cayó una ensalada de jamón con foie, unos piquillos y un bacalao, que me provocaron un estado de erección permanente. Después fuimos a tomar una copa, pero estaba tan muerto todo, que a la una estábamos en el hotel, que por cierto, para ser un NH qué rancio era. Moqueta sobada, mucha madera gastada y papel pintado no-nuevo. Lo veis. Eso sí, este disgusto me lo he cobrado en especies esta mañana desayunando como un terrateniente, que el desayuno era bueno.

He terminado mi trabajo a la hora de comer y me he vuelto a Pamplona a comprar unas coronicas. Las coronicas, de nombre técnico "coronillas", son unos bollos de hojaldre rellenos de crema muy ricos que son típicos de aquí, y que mi abuelo, que venía mucho a Pamplona, compraba habitualmente. Total, que el otro día mi abuela me soltó un chantaje emocional de los que hacen historia, y la cosa quedó en que si volvía a Madrid sin las coronicas, me deseredaba. Pues una hora me he tirado buscando coronicas que al final me daban ganas de pasar y todo, pero luego me daba pena y seguía preguntando al pimero con pinta de zampabollos que veía por la calle. He preguntado por las pastelerías buenas de Pamplona y en ninguna quedaban coronicas a esa hora, hasta que al final me han sacado unas de extraperlo que tenían escondidas, por la lástima que les he dado (les he tenido que hablar de mi abuelo), ya que estaban medio reservadas para un cliente, y al final me las he traído, joer, dejando a un señor sin postre. Dios se lo pague.

El viaje de vuelta una odisea. Yo no me había traído mapa y pensé que para ir a Madrid habría autopista todo el rato. El caso es que la hay, yendo hasta Vitoria y bajando por la carretera de Burgos, pero como yo soy más listo que los ratones coloraos, he visto una flecha para Madrid y la he seguido como si de una secta se tratara. Yo veía que me iba para Zaragoza, pero como debajo ponía Madrid también, pues nada, todo tieso palante. A los cien kilómetros de autopista, una flecha que ponía "Madrid" me ha sacado de la autopista en la que yo había confiado y, a partir de ahí, doscientos kilómetros prácticamente de carretera nacional hasta que he vuelto a enganchar otra. Con una par. He visto muchos pueblos, muchos campos verdes y marrones preciosos, bosques, ríos, muchos almendros y muchos señores mayores en bicicleta, pero también he tenido que adelantar a unos cincuenta camiones y acumular un nivel de estrés que no me ha compensado para nada.

El caso es que no sé cómo coño lo he hecho que he acabado pasando por Soria y luego por Medinaceli, donde ya he enganchado la carretera de Barcelona (?) a unos 150 km de Madrid. Fascinante. Lo peor ha llegado al final, cuando me he comido el atasco del siglo de Alcalá de Henares, el de la A2, el de M11, y el de la Plaza de Castilla. He echado otra hora en hacer los últimos veinte kilómetros.

Así que nada, he legado a casa molido, cejijunto, laxo y, eso sí, con la bandejica de coronicas colgada de mi dedo de un lacito muy apañado que me ha hecho la de la pastelería. A estas horas ya me he apretado una y, como después de las vueltas que me he pegado por Pamplona , las careteras nacionales y los atascos, quería pagar al mundo con una venganza, pues que me he dedicado a martirizar a mi familia repitiendo insistentemente "pamplona" a cada bocado que le daba a mi coronica. Así de básico soy, es lo que hay.

16 comentarios:

Anónimo dijo...

Que odisea, cuando iba por la parte de la tormenta me he puesto tensa y todo, joderse!
Nose como son las coronicas esas pero pro la descripción podrian ser miguelitos, tipicos de la Roda. al´guien que conozca las dos cosas y me las diferenceie?

DeCa dijo...

Bueno... no sé como no has entrado por la Nacional V, después de hacer una parada de cuarto de hora en el parador de mérida, no te digo más...

Si, jelen. A mi también me ha dado tensioncilla el momento turmalé!! (no había una gasolinera en la que parar, hombrededior?

Anónimo dijo...

Muy bonita toda esa parte, esos viejes por España y esos empalmes gastronómicos...

DraB dijo...

Yo una vez iba de Valladolid a Madrid y apareci en Benavente.
_R_ tiene por ahi una cancion que le grabo el hijo del tiriti (en cinta,claro) que se llama "Es el fin del mundo", de lo mas adecuada para conducir en tormentas, nieves y huracanes.

Rutipiti dijo...

Madre mía qué hambre me acaba de entrar después de esta narración gastronómica a la par que viajera (momento camión, qué miedo)!!!

Anónimo dijo...

jajajaja, tó tieso palante... yo durante la tormenta hubiera parado, y lo de los menús muy sugerente todo, tiene que ser un chollo tener un trabajo como el tuyo en el que no paras de viajar... ande hay que apuntarse?!

Tony Tornado dijo...

El menú de Bilbado tiene muy buena pinta...

would dijo...

Cada día que pasa quiero más a tu abuela y me gustas menos tú. Se lo voy a decir ahora mismo.

M. dijo...

Pues no se qué ruta cogiste... pero siempre que he ido a Pamplona ha sido "Camino Soria".

Si nunca has estado en los sanfermines, aprovecha que este año el 7 cae en viernes y tira para allá. Eso sí, o tienes amigos con casa, o llevad un coche cómodo.

nanyu fonseca dijo...

la siguiente vez, si quieres comer bien, pasate por donosti.
tu historia me recuerda a la inocentada que le hicieron a aquella actriz de culebrones en inocente, inocente cuyo nombre no recuerdo en estos momentos. la chica iba por una carretera y le hicieron creer que habia hecho un viaje cosmico en el tiempo y en el espacio a no se donde. y ella se lo creyo! hasta que le trajeron el ramo de flores, claro.

Anónimo dijo...

Envidia me has dado.

Troy dijo...

Si quieres te guardo sitio en la Plaza de Castillo para el Txupinazo...

(Haber ido a Bilbao sin mi permiso... habrase visto...)

M. dijo...

Ahora que lo pienso... No serán iguales, pero si necesitas más chantaje abuelil te llevo una caja de miguelitos.

Total, paso por allí en un par de horas.

Anónimo dijo...

Tu experiencia de conducir sin ver nada por culpa de la lluvia me ha recordado a uno parecido que tuve la semana pasada pero con nieve, que estress.
Perfecta tu descripción del abandono de las carreteras sorianas. Es increible que estando donde está Soria situada y con las provincias que la rodean las autopistas esten diseñadas de tal forma que no existan apenas kilómetros que pasen por sus tierras.

Anónimo dijo...

el guason:
AQUI LO LLAMAMOS TURISMO CARRETERA.
¡LO QUE ESPERA EN 10 DIAS.¡

Anónimo dijo...

PERDON,LO QUE ME ESPERA.