Hoy ha sido un día bastante extraño y uno de los que más me ha cundido en lo que va de año. La cosa ha empezado de buena mañana cuando, estando yo dormido plácidamente a eso de la una, mi padre ha irrumpido en mi habitación sentenciando "Dwalks, capullo, la fecha límite para entregar la declaración de la rente es el 30 de junio, no el 30 de julio como me dijiste que estabas seguro el otro día". Todo esto venía de cuando hace quince días, mi padre me sugirió que me fuera dando prisa que se acercaba la fecha límite de entrega y yo le respondí con tono condescendiente y sobrado que hasta el 30 de julio tenía tiempo todavía. Como mi padre debe ser el primer español que presenta los papeles, no tenía ni idea de la fecha y se lo creyó, y menos mal que hoy se ha enterado, no sé que hubiera sido de mi caso contrario. Así que me he hecho la declaración de la renta en veinte minutos y me ha salido que me devuelven. Fenomenal.
Después de comer, y como parte de la operación limpieza de la habitación Dwalks (que como me temía se está empezando a alargar demasiado) me he dispuesto a ordenar, gestionar y tirar si procedía todos los papeles, apuntes, fotos, libros, discos y adornos varios que tenía almacenados. Como dentro de año y medio me dan mi micropiso y me iré de casa, el objetivo era contundente: deshacerme de todas las cosas que pudiera. Y joder si lo he hecho. La verdad es que me he dado cuenta de que en caso de no haber tirado tantas cosas esta tarde, en un par de años de vida en solitario me hubiera convertido en uno de estos indigentes que mueren aplastados en su vivienda por sus propias pertenencias, pero como he reaccionado a tiempo, supongo que viviré en espacios amplios y oxigenados al menos durante quince años más, que es el tiempo que había tardado en llenar, y combar, mis estanterías hasta la saturación. Tengo que tener especial cuidado con esta faceta acumulativa de mi personalidad.
Sólo he respetado íntegramente libros, recuerdos significativos, fotos, discos y cartas. Con el resto, la criba ha sido espectacular, sólo decir que he tirado TODOS los apuntes de la carrera, qué orgasmo he tenido.
Especialmente emotivo ha sido cuando me he metido con las cartas. Conservo absolutamente todas las cartas que he recibido en mi vida y hacía años que no las releía, así que se me ha ido como una hora y media recordando campamentos, meses en Irlanda y en Estados Unidos, novias, psicópatas y amigos y amigas que he ido dejando atrás. Me he emocionado un montón y casi se me saltaban las lágrimas con algunas, porque me entraba pena al leer en presente, historias y situaciones que ya no pueden tener sentido. Qué bonitas algunas, me lo he pasado de miedo, ahí, con mis nudos en la garganta y haciendo que no con la cabeza cuando las terminaba. Encima, he dejado el iPod sonando en modo aleatorio y me ha elegido una música muy emocionante para pasar el rato, y es que está muy bien diseñado este cacharrito, cada día lo pienso más. De todos modos me he negado a darle demasiadas vueltas a los pasados y las he guardado otra vez en la caja, que ese es su sitio, aunque debo reconocer que me ha entrado la duda por primera vez en mi vida de si debería tirarlas algún día... no sé, de momento están bien ahí, me gusta tenerlas.
Esta es la primera carta que recibí en mi vida. Es de la primera novia que tuve y nos debimos dar un par de picos en lo que duró nuestra intensa relación de una tarde (por fin sexo en Itwalks!!). Ella tenía nueve años y yo once. La conocí en una granja escuela y no la volví a ver nunca. El tal Pablo era su primo, que bailaba breakdance muy bien, y lo de la nocilla iba porque había un niño retrasado en la granja que siempre que decía algo, acababa la frase diciendo "uh". Recuerdo que era muy burro y yo creo que el hecho de estar entre animales lo asilvestró más, pero bueno. Por cierto, no le respondí porque me daba palo que mis padres la conocieran o algo.
Y como la cosa iba de nostalgias, otro momento en el que me he acabado pegando con mis fantasmas ha llegado cuando me he puesto a tirar recuerdos y tonterías que algún día tuvieron sentido pero ahora ya no (recuerdos en general, regalos chorras, medallas, copas, souvenirs aberrantes comprados por mi mismo en diversos viajes...) Tenía un par de estanterías abarrotadas. Uno de estos recuerdos era una escena hecha de plastilina que me regaló Ant, mi última pareja, hace cuatro años y pico, al segundo año de estar saliendo. En esta escena, aparecíamos ella y yo sentados en un banco de madera charlando. Le salió preciosa y nos parecíamos muchísimo a los dos muñecos, con todos los detalles: la ropa, los gestos, el pelo, mi mochila... Yo nunca he sido de montar numeritos dramáticos cuando he terminado una relación, ni he quitado las fotos de mi cuarto como un enloquecido, o me he puesto a tirar cartas y regalos el mismo día que se ha acabado, pero al final, y como es lógico, todas estas cosas han ido desapareciendo de mi entorno por pura lógica: un día quitas y guardas una foto, al otro cambias de sitio otra y la pones más escondida, un mes después la guardas también... casi ni te das cuenta. El caso es que estos muñecos eran el último recuerdo físico que tenía a la vista de mi última relación. El problema no eran los muñecos, sino el estado de los mismos, porque cuatro años hacen estragos en la plastilina y, al acumulamiento de polvo pegado e imposible de quitar que tenían, había que sumarle las numerosas mutilaciones de las que padecían. A mi clon le faltaba un ojo, una mano, tenía el cuello a punto de colapsar y las piernas se me habían despegado del tronco. Al suyo le faltaban varios apéndices y los brazos. Alguna vez los había intentado reconstruir, pero como ya estaban tan duros por el paso del tiempo, o me cargaba algo adicional al intentar repegarlos o los deformaba hasta conseguir muecas y posturas terribles para la composición final. El caso es que había llegado la hora de nuestros clones por pura lógica, y por pura física, así que los he mirado por última vez, los he vuelto a mirar, he amagado, los he vuelto a mirar, los he cogido y, sin más, he hecho una pelota con Ant, con el banco y conmigo. Cuando he mirado la bola de plastilina que me ha salido, me he quedado de piedra, porque lo que yo creía que sería una masa deforme, era una esfera más o menos redonda en la que se podía identificar cada cara, cada parte del cuerpo, cada pata del banco, nuestra ropa... todo. Me ha dado un poco de yuyu verlos tan deformados y tan retorcidos tras tantos años de placidez en mi estantería, la verdad, aunque al mismo tiempo me ha parecido muy adecuado y muy evocador que estos monigotes hayan quedado de esta manera, así, en esa maraña que les da un aire a que, aunque ya no sea posible devolverles a lo que fueron, de alguna manera seguirán unidos mucho tiempo de un modo inevitable.
Por cierto, estoy viendo desde mi ventana fuegos artificiales.
19 comentarios:
¡LA DECLARACIÓN!!!!!
(Bah, Eride, son casi las tres... sigue leyendo el post)
Me has dejado medio CLONK, Dwalks... aquí tienes a otra Acumuladora Compulsiva de Recuerdos que convive con una Eride Lógica que no admite "cariño" como criterio de compañía trasteril. Y lo pasamos de maaaaal...
(por cierto, ¿te acuerdas de las bolsas de ropa de las que te hablé cuando empezaste la limpieza? Siguen aquí y te mandan recuerdos)
Eres un valiente, tío. Tirar esas cosas a la basura es borrar gran parte de tu historia, aunque sólo sean revistas. Yo tambien tendría que hacer algo parecido con el desguace que tengo en mi casa y en la de mis padres. Tengo todas las carteras, relojes y llaveros que me han pertenecido guardados en un cajón. Tengo todavía la bomba fétida que queríamos tirarle a nuestra vecina, macerando en un rincón poco accesible tal y como fue nuestro cometido unos dieciseis años atrás para que al usarla apestara aún más. Un día de estos se la tiramos y no quedamos tan panchos. No te habrás deshecho de la gorra de Cristasol, ¿no? Debías contar esa un día.
bueno, a mí me ha pasado algo similar ayer. Estuve donde mi padre y recogí fotos antiguas que tengo perfectamente organizadas por fechas en álbumes, y los proyectos de Diarios de mi adolescencia que son PA-TE-TI-COS y lo peor un cuaderno de dedicatorias cuando acabé bachillerato que me dio por hojear y descubrí sorprendida que no sé quienes son muchas de las personas que firman en él. Me he sentido fatal porque creo que este no era precisamente el objetivo de aquello. Pero me niego a tirarlo. Síndrome de Diógenes creo que se llama eso pero me da igual, ya me encontrarán debajo de tanta mierda.
Qué bonitos los recuerdos de la niñez...
Qué chungo lo de tu ex. Deberías haberte deshecho de esa bola de plastilina mucho antes...
Entiendo que eso es mucho mejor que ir al cine conmigo a tirarle palomitas a la gente.
Por cierto, sabes cuánto me gustan tus posts cortitos. Este se sale.
Yo no guardo casi nada. Lo entenderás cuando vivas en tu micropiso.
Esto es como en los barcos. Hay que soltar lastre.
eride, el día que sepa gestionar adecuadamente mis residuos, te enviaré un e-mail con toda la información. de momento, besos a tus bolsas de mi parte. quémalas.
chs, las gorras de cristasol creo que ya se han biodegradado, que ya son muchos años... jamás unas gorras tan cutres dieron tanto juego, demonios.
jota, así que tenemos síndrome de Diógenes... bueno, no creo que ese tal Diógenes tuviera acumuladas tres cajas con folletos de viajes adquiridos en ExpOcio.
tony, no la tiré antes porque ya ni la veía, era parte de mi habitación. creo que debería hacer lo mismo con el cadaver de este tipo que lleva ahí desde hace tres años... a ver si esta tarde me pongo.
would, te juro que es mi intención, pero se me olvida y, además, no sé. todo en mi vida es largo.
mordiscos. cuando te das cuenta que no los has necesitado en cuatro años para absolutamente nada, te planteas qué sentido tienen. tirar la primera carpeta cuesta, pero enseguida le coges el tranquillo y ya no puedes parar, es como una liberación de adrenalina (y de espacio)
ufff pues no, creo que con lo de los folletos te has pasao!! Espero que los hayas echado en el contenedor azul para reciclar.
Clink, clink, clink. ¿Son cadenas eso que suena, fantasma?
Que sentimental... Oye, aqui al igual que enseñas la primera carta, deberías enseñar las pruebas de tu longitud vital.
Marchando una de foto...
Me he quedado muerto al ver que guardas cartas de cuando tenías once años... yo creo que a esa edad ni siquiera me escribía nadie (bueno tampoco es que ahora me saturen el buzón). La verdad es que debe ser muy emocionante releerlas con el iPod creandote la atmósfera nostálgica...
Yo no tengo fotos. No hago fotos porque mi cámara es una mierda y nunca tengo pilas y así me va. Cuando sea viejo (si llego) no voy a tener ninguna prueba física de que un día fui joven para enseñarle a mis sobrinos-nietos... Sniff. Siempre dependo de que los demás me graben las suyas.
Bueno, que me ha encantado el post.
eres una puta ardilla, DWalks, qué nivel de almacenamiento...
chicos, este fin de semana el Dwalks y yo compartimos habitación de hotel top-luxury. Voy armado de cámara, así que, con suerte y confiando siempre en mi habilidad como retratista, podremos tener todos en breve un documento gráfico que certifique el D-pollón mitológico. Eso o una típica foto de piernas cruzaditas y manos sobre los genitales de me-han-pillado-en-la-ducha que sumirían a DWalks en la vergüenza de las vergüenzas.
:)...
kurt, ¿no tenías nada mejor que hacer que volver a España?
Si has sido capaz de tirar tus apuntes de la carrera creo que va siendo hora de plantearme tirar los libros de la EGB o los apuntes del insti. Y más este año que el enano de la casa acaba el insti... pero no sé.
He tomado apuntes de tu sangría, algo parecido tendré que hacer con la mudanza de Madrid...
Kurt, eres GRAAAAAAAAAAAAANDE, ¿lo sabías?
(Y a mí que se me había olvidado ya el tema D-Dick)
;)
Solo una preguntilla... ¿a las estanterias se les ha ido la forma de curva? ¿Vuelven a estar derechitas y a nivel?
Es por ponerme a hacer lo mismo, ¿sabes? Pero si no se quedan como nuevas, casi que paso...
Me ha gustado... creo que has despertado el Troy más interesado en la vida de los demás (que no quiere decir cotilla, ni mucho menos) pero ese paseo por tu habitación ha tocado en hueso...
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