sábado, abril 23, 2005

B.A. (I)

Al final mira, tengo internet en el hotel y si que voy a postear.

El viaje ha sido mucho mejor de lo que yo esperaba, de las doce horas que duraba el vuelo, siete me las he pasado durmiendo gracias a la fabulosa almohada Samsonite que me compré en el aeropuerto. Tres años rompiéndome el cuello por los aviones de todo el mundo para darme cuenta ahora de que esa era la solución... en fin, me ha cambiado la vida y es una pasada. Como en todo vuelo ha habido anécdota y ésta ha sido que casi me toca hacerme el viaje con un humano de 150 kilos al lado, que sudaba como una loncha de jamón de york a treinta grados de temperatura. Afortunadamente el avión no iba completo y en cuanto he podido le he propuesto un buen negocio "que me voy alante que así vamos más cómodos" y no me ha dicho nada. Me he puesto en un asiento que tenía el sitio de al lado libre y me he podido retorcer a mis anchas al dormir y poner mis pies por todos los lados, lo que siempre son puntos a favor.

A mi llegada al aeropuerto me esperaba un señor con un cartel que me ha tenido que mirar varias veces para creerse que yo era el tipo al que esperaba. Se ve que se imaginaba a alguien más respetable y no a un individuo con unos pelos a lo Calamaro y unos atuendos juveniles. Me ha parecido mal porque a él le faltaban como tres o cuatro dientes y no le he mirado como si la persona que me esperara tuviera que competir con Ana Belén en dentadura. Al final ha sido bastante majo y en el trayecto hasta el hotel me ha dado útiles consejos de seguridad en Buenos Aires.

El hotel muy bueno y muy bien situado. Al lado del obelisco, que es más pequeño de lo que parece, pero bueno, mola porque te ves cosmopolita cuando pasas cerca.

Como he llegado a las nueve de aquí al hotel (cinco horas menos al final, lo que no cuadra en absoluto con el horario mundial que propone Microsoft Office en su calendario, por el cual yo me guíaba) he aprovechado el desayuno buffet. Me he puesto ciego porque sí, porque tampoco tenía tanta hambre y me he ido a deshacer la maleta y echarme una siesta. Luego he ido a mirar al baño que, efectivamente, los remolinos de agua van para el otro lado en el Hemisferio Sur y cuando se ha acabado el remolino me he ido a dar una vuelta por el microcentro de Buenos Aires, la zona más cercana a mi hotel.

Muy turístico todo lo que he visto, claro, son unas cuantas calles repletas de comercio que serían el equivalente a la zona Gran Vía- Preciados en Madrid. Como aún estoy bastante atontado, no me apetecía complicarme la vida y he ido a lo más obvio y con mucha calma, pero en las tres horas que he estado de paseo me he dado cuenta de que ésta es una ciudad que rebosa vida, casi tanta como las chichas de mi cuasi compañero de viaje en el asiento del avión. Muchas partes me han recordado a Madrid y otras son más autóctonas porque no me recordaban a nada que hubiera visto antes. Maradona por todos los lados. Mucho cuero y muchos zapatos. Mucha gente trapicheando con el cambio de moneda. Tango sonando y mucha gente buscándose la vida por la calle, bien vendiendo naderías o bien haciéndo espectáculos propios. Y como dijo Dixie (tomo mejor este seudónimo de Uma b., que me gusta más que el otro que usé en el post del brunch) en Buenos Aires no todas las mujeres son guapas, como ellos te hacen creer cuando te lo cuentan, pero si que hay una media excelente y, además, la que sale guapa, es que está tremenda. Así que al final me ha dado igual comprarme mi almohada Samsonite, porque aunque he conseguido salvar mi cuello en el avión, me lo partido cinco veces esta tarde ante tanta besheza.

Y sí, es cierto, mi dinero europeo vale casi cuatro veces más aquí que en Madrid, así que como no me ande con cuidado, igual me paso tres pueblos comprando.

4 comentarios:

chs dijo...

Totalmente de acuerdo contigo. No todas están buenas pero la que lo está, está que cruje. Totalmente recomendable visitar Pippo y comerse un bife de chorizo, que es como un solomillo del tamaño de una cama, cojonudo. No pilla muy lejos de tu hotel. Puedes ir en taxi si encuentras alguno. Habrás comprobado que es difícil encontrar un taxi en B.A, ¿no? El vino tampoco es malo.
Bueno, y qué, ¿te vas a pasar por aquí unos días o no? Estamos a un plis.
Disfrútalo.

po dijo...

¡che, pive, qué alegría más grande que escribas desde Buenos Aires!
Muchísimas gracias, me ha venido tu post de hoy como un regalo. Y es que me ha faltado hoy un libro (lo de la rosa, aún queda la noche, quién sabe si caerá alguna), y leerte alivia esa pena, jajaj.
¡besos a montones! y disfruta mucho

dwalks dijo...

chs, me he acordado mucho de t{i por aquí. se me hace extrañ+isimo que estemos tan cerca, que tú hayas estado en este sitio... y ahora tengo comment tuyo. perfecto. a ver si me hago con la movida del teléfono por internet y hablamos más a menudo.

po, no me puedo creer que nadie haya tenido una rosa para una chica con medias a rayas. estos checos son de lo menos sensibles que he visto, cachis... me alegro de ue este post sirva de sustituto

Anónimo dijo...

Dixie es relindo, ché! Gracias...