Me levanto y no me duele la cabeza por primera vez en cinco días. Miro por la ventana y menuda manera de llover.
Hoy tengo cita con el médico. Me acompaña mi hermano porque necesito que alguien me lleve en coche y él es el único voluntario que he podido encontrar disponible un lunes de octubre a las diez de la mañana. Se sacó el carné de conducir hace un año y no ha vuelto a conducir desde entonces, salvo en contadas ocasiones, pero confío en él de todos modos. Salvo unos cuantos acelerones y frenazos fuera de toda lógica, y tras setenta maniobras empleadas para aparcarcar el coche en un hueco más que suficiente al lado de la clínica, se puede decir que llegamos a nuestro destino sin novedad. Yo, por supuesto, cara de poker durante todo el trayecto y nudo en la garganta del tamaño actual de mi hinchada rodilla. Madre mía cómo llueve.
Ya en la consulta, y según el médico, la rodilla está fenomenal. Aún es pronto pero tiene muy buena pinta. Como sinónimo de mi evolución, mi venda es sustituida por dos tiritas-parche que tienen este aspecto tan prometedor:
En la foto, he puesto el dedo gordo del pie hacia arriba para transmitir optimismo. Los parches tapan los puntos de sutura que me dieron en los orificios originados por la artroscopia. Todavía no me libraré de las muletas en una semana, por lo menos, pero ya contaba con ello. Tengo que esperar a que mi rodilla reabsorba el líquido que ha generado para protegerse tras la operación. Es bastante desagradable tener líquido en la rodilla porque cuando la doblas más de la cuenta lo notas fluir como si tuvieras dentro una bolsita de ketchup, y los humanos no estamos preparados psicológicamente para notar líquido fluyendo por la rodilla.
De camino a casa, mi hermano ya conduce mejor y mientras se regodea por ello, se le cala el coche en un semáforo.
Una vez en casa, intentamos poner la Play que me ha regalado Would y no lo conseguimos pese ha probar todas las combinaciones posibles clavija-agujeroparaclavija que se nos ocurren. Conseguimos conectar el audio, pero no la imagen, y generamos una situación muy curiosa porque tenemos en la tele a Maria Teresa Campos haciendo un play-back de los luchadores del Tekken, que rugen atrapados en el canal de audio, haciendo que vibren los mandos en el sofá. Llamo a Would para que me diga cómo resolver ésto y no me dice nada nuevo. Llamamos a un vecino y nos asegura que nos falta un cable. Llamo a Would y me dice que a lo mejor se le ha olvidado traérmelo pero no está seguro. Me quedo sin jugar a la Play.
Cocino por primera vez desde mi intervención. Hago un arroz con hortalizas que me sale exquisito y no me canso nada, pese a hacerlo a la pata coja. Cada vez comprendo mejor el arroz y se nota. Exquisito. Le pregunto a mi hermano que cómo está en cuanto le pega el primer bocado y me dice que bien.
No tengo Play y ya estoy cansado de leer. Me propongo recopilar en unos CD´s la música que me he ido descargando estos meses con el eMule. Recuerdo que no tengo Nero porque hace poco cambiamos el sistema operativo de mi ordenador y borramos todas las versiones de prueba de programas que me había ido bajando durante dos años. Me meto en el eMule y me bajo el Nero. En este momento se han descargado 18 de los 28 Mb que ocupa el programa y ya no tengo ganas de hacer más CD´s.
2 comentarios:
No deberías jugar al Tekken. Piensa que estás en período de recuperación y podrías tener una recaída.
Grandioso lo que eres capaz de hacer con el dedo gordo del pie.
Hombre P.! Que alegría saber de ti. Aún no te he dado la enhorabuena personalmente por tu boda, y ya va siendo hora. En cuanto pueda caminar, iré derecho a tomarme una caña contigo. Gracias por tus ánimos.
Would, no creo que quieras saber todo lo que soy capaz de hacer con el dedo gordo del pie. Por cierto, te estás portando.
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