martes, diciembre 11, 2007

Ulcer, Pimple, Jack-in-the-box y un vídeo

Mañana me voy al País Vasco por temas de trabajo y estaré por allí dos días. Me hubiera gustado hacer noche en Bilbao o San Sebastián y haber podido pobar suerte a ver si me podía tomar unos pintxos y unos vinos con algún amiguete del mundo blog, que a puntito estuve de hacer noche en alguna de las dos ciudades, pero al final la cosa se ha quedado en noche de transición en Vitoria y allí no conozco a nadie. Otra vez será, que seguro que habrá bastantes.


Por lo demás, poca cosa, sigo aquí en mi despacho, currando mucho y con un ligero desorden de cachivaches que no acabo de encontrar el momento de colocar, pero bueno, ya encontraré un hueco para hacer que esto parezca un lugar serio.


Lo que sí he hecho es traerme a las que serán las auténticas estrellas de mi lugar de trabajo, que eso que digo de que voy a trabajar solo es muy relativo. Os las presento:


El amarillo y el rosa son dos microbios gigantes de Giantmicrobes que me tuve que comprar en Berlín en cuanto supe que existían, aunque en la web hay muchos más. Los míos se llaman Ulcer (el amarillo, que es el microbio de la úlcera) y Pimple (el rosa, que es el microbio de las espinillas, que por cierto tiene boca, se ve mejor en la foto de la web), y me da igual que sean microbios, asumo el riesgo de pillarme algo chungo por tenerlos aquí encerrados conmigo en 15 metros cuadrados todo el día. No sé, pero a mi me da que como me pique el rosita me pillo una homosexualidad también, que lo veo muy gay con ese color y esos ojos con las pupilas dilatadas de bien de drogarse en el cuarto oscuro.

Y luego la cabecita con esa bufanda tan total es "Jack in the Box", el jefe-mascota de la que es sin duda mi restaurante-franquicia americana favorita, aunque sólo sea por lo fan que soy del muñequito, que es lo más. Esta franquicia la conocí cundo estuve hace un año en Phoenix, y sin pedirlo me regalaron este adorno para la antena del coche al decidirme por un menú súper jackinthebox. Tenían muchas cosas chulas, qué pena que no me dieran alguna otra. Está claro que aquí en España no lo pienso poner en la antena de mi coche, que con el nivel de vandalismo urbano que hay seguro que me lo roban o me lo gapean, pero le he ensartado un palillo japonés de los que me regaló mi japoamiga Aki y queda bien así metido en el bote de los bolis con la cabeza saliendo.

Bueno, me voy a casa. Os dejo con esta canción tan bonita, que tiene un vídeo fantástico. Parece mentira que una canción de amor agridulce pueda quedar tan bien con un vídeo de una performance que se hizo en un museo en Alemania, en el que un skater (que por lo visto se llama Mark Gonzales) vestido de Daredevil y con la palabra Aloha escrita en la espalda, se dedica a patinar por allí, por la entrada, por las salas llenas de obras de arte, entre el público... y es curioso cómo el conjunto puede emocionar tanto viéndolo de principio a fin. Así que nada, por si a alguien más también le llega, como a mi me ha pasado, ahí os lo dejo. Son Coconut Records, la canción se llama "West Coast" y hasta hoy no los conocía.




8 comentarios:

Anónimo dijo...

mecachis en la mar que te vienes para aquí arriba y no podemos quedar..
hasta qué día estás? que yo el jueves a la tarde estoy cerca de vitoria...
oye lo de Roisin?

Anónimo dijo...

A los microbios les auguro muy buena esperanza de vida, reproduciendose por miles, en los quince metros cuadrados.
R.M.

Anónimo dijo...

Pero los tipos vestidos de Jack in the Box de los anuncios dan muchio miedo...

La bacteria de la úlcera se llama helicobacter pylori.

Chulo video y canción...

Iván Payá dijo...

Me ha encantado la canción (que sonará indudablemente en el Tiger dentro de 2 sábados) y el vídeo. Por cierto, que mañana hará 9 años de esa performance. Me encantan estos datos inútiles.

Dwalks, el cabl... ah no, que ya me lo diste.

Mj dijo...

A vueltas con la memoria selectiva...¿para cuando un Mogote de Papeles versión "quincemetroscuadraos"?

(Absolutamente enamorada del bicho amarillo)

Anónimo dijo...

¡Viva el cliché!.

dwalks dijo...

¡y el sentido del humor!

Anónimo dijo...

Entre jugar con estos bichos en un despacho solitario y caer en el onanismo desaforado hay un línea muy fina, Dwalks.