Soy puntual, demasiado puntual. Infrapuntual, entendiendo por este creo que mal usado concepto "por debajo de lo puntual", o sea, que siempre llego antes de la hora. Siempre he sido ese que ya está allí cuando empieza a llegar la gente, el que ves fumando solo y dando paseitos en un metro cuadrado cerca de la boca de metro, el que a veces coge el camino más largo al lugar de la cita para no aparecer demasiado pronto. También soy el que ocasionalmente se queda sentado en la cama un rato con el abrigo puesto, escuchando alguna canción antes de salir de casa, evitando así llegar cinco minutos antes de un cuarto de hora antes. Y el que, ya en el punto de encuentro recibe y acumula los mensajes "en 1 qarto d hr stoy, perdna". El que dice "no pasa nada, acabo de llegar". Soy el que a veces está un poco borde sin venir a cuento, porque esos diez minutos de retraso han sido, en realidad, veinte, treinta, cuarenta de espera. El que desayuna tranquilo en el aeropuerto. El que toma dos cafés. El que silba con la mirada aburrida con un periódico en la mano, ya releído.
Podría hablar de respeto por los demás para justificar esta actitud mía, pero creo que no podría cambiarlo aunque quisiera, está en mi. Sólo tengo que fijarme en que cuando decido ir yo solo, por ejemplo, a dar un vuelta por el centro a las doce en punto, también llego antes de tiempo de la hora self-pactada. Soy un poco agonías, qué se le va a hacer. El caso es que procuro, o trato de procurar, que a la hora del encuentro no se me note demasiado la cara de llevo-veinte-minutos-contando-gamusinos y entender que, más o menos, llegar diez minutos tarde sea normal entre los humanos relajados. Creo que generalmente soy comprensivo, aunque depende algo de mi pie izquierdo.
Por ello, el jueves me entró pánico en el instante en el que, gracias a mi reloj, me di cuenta de que sólo disponía de un cuarto de hora para llegar a Atocha y tomar mi AVE a Zaragoza, cuando mi distancia temporal real era de veinte minutos, según mis cálculos más optimistas a la altura de Rios Rosas. Mis rutinas preparatorias habían sido las habituales y mis holgados tiempos de seguridad en el despertador, los mismos de siempre. No me dormí, estoy seguro. Desayuno, ducha y afeitado, estándares... Aún no sé qué pudo ocurrir y juro que le llevo dando vueltas desde que sucedió.
Al final llegué a mi AVE tres minutos antes de su salida y aún no tengo la menor idea de cuántas multas llegarán este mes a mi casa por exceso de velocidad en la Castellana, pero lo que me pregunto es qué efecto tendrá este suceso en mi conducta relativa a la puntualidad.
¿Terapia de choque positiva o ultrafijación de patrones obsesivos?
Interesante.
lunes, febrero 21, 2005
Puntual
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13 comentarios:
Creo que el temor a que te vuelva ocurrir emporará tu situación: dos despertadores, adelanto de la manecilla del reloj, etc.
Take it easy, boy!
Un "extrapuntual"
dos despertadores, adelanto de la manecilla del reloj... amigo, esas premoniciones que me has avanzado como una exageración de una posible neurosis, ya las tengo yo en versión 5.0 desde hace tiempo.
sí, flat eric, dejemos tirados a todos!...
uff...creo que no puedo ni pensarlo, necesito un almax.
Felicidades por esa cualidad, a mi directamente se me pasea el alma por el cuerpo con el tema de la hora... y que conste que no estoy orgullosa de ello.
jajaja, a ver si me explico, el hecho de que yo sea excesivamente puntual, no da barra libre a los que no lo son para decir "a mi me pasa lo mismo pero al revés, mira".
ser impuntual es perfectamente evitable, no es como ser alto o bajo.
Cuánta hostilidad.
no es hostilidad, hombre, es marcar dónde está el límite. la gente que dice "yaaaa, tío, es que yo siempre llego tarde" pues no cuentan con mi aprobación, igual que no espero que se sientan culpables porque yo llegue antes de tiempo
me aguanto por los minutos extra-hora-de-quedada y ya, y pongo mi mejor cara de voy-a-estar-majo-pero-quiero-que-se-me-note-un-pelín
Ufff, si que te sienta mal que lleguen tarde, era sólo un comentario... No obstante a partir de ahora me esforzaré.
más te vale, baby ;)
me he descolocado, daba por hecho que conocía quién era la persona anónima que había hecho los últimos comentarios a este post, pero resulta que me he equivocado. dicha persona era ajena a todo esto.
seas quien seas, te he contestado con la confianza que da el creer que sabes quien es la persona a la que te diriges, así que si he estado un poco hostil (según would), disculpa.
así que... regla número x de un blog: los anónimos son anónimos, no adelantaré acontecimientos.
y bienvenida, estás invitada a decir lo que quieras.
Muchas gracias por las disculpas pero no eran necesarias, soy una niña sin sentimientos.
Muchas gracias también por la invitación, haré mis aportaciones aunque llegue con retraso ;-)
bien.
saber que al menos existen dos infrapuntuales más en el mundo me hace sentir más tranquila, un poquillo menos rara.
seguiré llevando mi libro o mi periódico para leer un poco mientras espero a mis amigos con cara de gilipollas.
rut
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