martes, octubre 30, 2007

Dos gadgets

El sábado me compré unos auriculares nuevos para el iPod. Ya comenté hace tiempo que los originales del iPod me parecían lo peor porque te empezaban a sonar a lata en cuanto le dabas un poco de vidilla a los graves, aunque no te pasaras mucho, y a mi los cric cric de las piezas internas de los cascos me ponen muy nervioso, como a todo el mundo. Yo me acuerdo de que cuando tenía mi walkman en BUP iba por la calle que me botaban las pelotas de lo alto que lo llevaba y tan contento, nunca me sonaron a lata. Así que nada, fiándome de mis recuerdos, en enero me pasé por la Fnac y me compré unos cascos Sony, que los de esta marca siempre me habían salido buenos.

La verdad es que no me salieron tan buenos. Vale que no hacían ruiditos raros aunque les metiera tralla, pero el sonido siempre fue algo regular. No sé si porque Sony y los iPod no compatibilizan bien o porque no es que me dejara el sueldo en ellos, pero no compré un buen producto. Además, eran negros y siempre les tuve un poco de manía porque quedaban un poco mal con el blanco radiante de mi IPod.

El caso es que llegué a la Fnac y sin querer me di de bruces con los Sennheiser CX 300 blancos que me había recomendado Farala cuando conté lo de los otros cascos (hay una foto en ese post). No es que llevara permanentemente esto en la cabeza desde hace diez meses, pero sí que los busqué en aquella época y ya me quedé con el nombre, aunque no los encontré hasta el sábado pasado porque siempre estaban agotados, así que me los compré casi instintivamente.

Los cascos suenan de lujo, menuda diferencia, pero algo está fallando y sólo puedo sentir impotencia. Estos cascos tienen un diseño algo peculiar, y es que hay que meterse los pirindolos, que son ergonómicos para el agujero de la oreja, bien para adentro hasta que haga un poco de vacío. Parece muy peligroso pero no lo es tanto, porque lo único que te metes es el plástico que sobresale a modo de tapones para aislar el sonido exterior, mientras que los altavoces se quedan más fuera, como los normales. La verdad es que la sensación es que te estás metiendo por las orejas la bola espía de Desafío Total, en mi opinión la bola más chula de todos los tiempos, pero en el fondo eso está en tu mente y cualquier psicólogo te diría que tienes que superarlo con terapia y cariño, que no pasa nada. De todos modos, a mi esto me genera unos cuantos problemas:

- Yo nunca he soportado dormir con tapones, o simplemente llevarlos. Cuando estudiaba, una vez lo intenté porque mi hermano andaba con tos en su habitación y la tos de mi hermano es muy molesta, sobre todo a partir del cuarto día que le retumba en el pecho y parece que tienes un rebeco en celo encerrado en la habitación de al lado. Así que me bajé a la farmacia y me los compré. Al principio muy bien, pero pasado un cuarto de hora, me empezaba a oír todos los ruidos internos de mi cuerpo, incluyendo los latidos de mi corazón, lo que me generaba mucha angustia y una sensación permanente de que la vida se me iba agotando. Además, si me rascaba la cabeza, por ejemplo, también lo oía por dentro amplificadísimo, como si estuvieran recogiendo el maíz de un silo. Así con todos mis ruidos, incluyendo los de las tripas, que en mi vida me las había oído por circuito interno y no me gustó nada. Lo he intentado más veces pero imposible, así que con estos cascos me pasa un poco parecido, aunque estoy poniendo mucha voluntad para ver si se me pasa. Con la música no me oigo los ruidos internos y los cascos suenan de lujo, pero creo que lo que no me acaba de molar es que me noto como sellado (hacen un poco de vacío) y no creo que sea bueno si estornudo o algo. Igual me estoy rallando, porque no he oído de nadie que haya colapsado de un estornudo por no llevar los cascos adecuados para su iPod, pero se me tiene que pasar o no podré disfrutar del todo.

- Otro problema que tengo es que los accesorios de silicona que te tienes que meter en las orejas vienen en tres tallas. Mi talla es la mediana, porque con los pequeños es lo mismo que si me metiera dos guisantes y los grandes no me entran directamente. Lo malo es que gracias a estos cascos me he dado cuenta de que mis orificios auditivos no son idénticos. No me preocupa demasiado no ser el canon de belleza griego por esta deformidad que padezco, pero me estresa mucho que, mientras el casco derecho me queda fenomenal, el otro me baila y se me acaba saliendo o descolocando cada dos por tres, así que me lo tengo que andar remetiendo con el dedo todo el tiempo para hacerme el vacío de nuevo en el oído. Pierdo presión por una oreja, es un defecto que no me esperaba a estas alturas de la vida y no me mola nada la idea de quedarme obsoleto para los gadgets del futuro.

No sé, no he empezado bien con estos cascos pero les seguiré dando una oportunidad a ver si me acostumbro, porque el sonido merece la pena. Si no tienes problemas con los tapones y tus agujeros de las orejas corresponden a la misma persona (no como en mi caso), los recomiendo mucho para una próxima compra.

Por cierto hablando de gadgets, Kurt ya tiene el iPod Touch ( el vídeo tutorial es algo cutre, pero es un buen ejemplo para verlo todo en un tiempo razonable, si es que no estáis hartos de verlo ya) El domingo se lo trajo al cine (quedamos Agr, CF, Kurt y yo) y se lo anduvimos manoseando entero, antes y después de la película. A mi me gustó mucho, pero no me obsesioné tanto como Agr, que ya se le ha metido el demonio en el cuerpo y sólo puede pensar en tener uno. Yo esperaré a que se estropee mi iPodfante.

Lo que más nos ha gustó fue probar cómo van cogiendo inercia y velocidad las galerías de fotos cuando vas haciendo pasadas con el dedo por la pantalla para pasarlas rápido, muy realista. Además, el efecto rebote contra la pared cuando llegas a la última y ya no hay más está muy conseguido. Me pasé un buen rato dándole sólo para ver cómo rebotaba al final. Kurt estuvo espléndido y no le detectamos ni una sóla mueca de agobio mientras le hacíamos un auténtico gangbang al pobre iTouch.

lunes, octubre 29, 2007

Dwalks bocachancla

De esto creo que ya he hablado alguna vez pero lo vuelvo a contar, que me vale de introducción para lo que quiero escribir hoy.

Hace tres años y pico yo iba a comprarme un piso con mi novia de entonces, pero justo en plena búsqueda lo dejamos y me quedé un poco descolocado y con un cierto dinero ahorrado. Tras unos meses en los que no le di demasiadas vueltas (coincidió con un verano entero en el que me lo pasé muy bien) decidí que la mejor manera de no gastarme todo ese dinero en copas, gadgets chulos, cenas, ropa o cualquier otra cosa con efecto-wow inmediato pero poco adecuadas como inversión, lo mejor sería meterme en un piso. La presión familiar que entonces respiraba, fruto de su temor al ver cómo ese hijo tan bien encarrilado de repente pasaba a tener ojeras permanentes y una frecuencia de salidas nocturnas comparable a la de las ratas, provocó mi rechazo a cualquier cosa que viniera de ellos en forma de consejo. Desde mi punto de vista, así evitaría que el hecho de estar soltero no significara para ellos una especie de regresión temporal por la que se vieran con demasiados derechos a opinar sobre mi estilo de vida.

El caso es que gracias a mi padre me enteré de unas promociones de pisos que tenían bastante buena pinta a un precio "razonable". Mi condición: vale papá, echaré un vistazo a esos pisos que dices que has visto de manera casual, pero ni una sola opinión más acerca de cuál es la mejor manera de invertir mi dinero, por favor, que ya sé que por vosotros lo perfecto sería que metiera todo el sueldo en el piso y no saliera nunca jamás. Elegiré lo que me parezca bien, como si me apetece comprarme un trastero y vivir ahí para siempre. "Vale, vale..." dijeron.

Fui a ver los pisos (con mi padre, vale, que una cosa era mi rebeldía rabiosamente juvenil y otra que mi padre es una persona con mucho criterio y tampoco soy tan tonto) y los había de una y dos habitaciones, aparte del salón, baño y cocina independientes, así cuadraditos, muy bien. Los de una se ajustaban bastante bien a mi presupuesto. Los de dos se me escapaban, aunque no por tanto, el típico límite que se te va de tus cuentas, pero que tampoco no es inalcanzable. Saqué mis conclusiones y decidí que lo que yo me podía permitir sin pasar penurias (salir menos y no vivir como a cuerpo de rey) y sin necesitar de ayuda externa, era uno de los apartamentos de una habitación. La entrada y los pagos fuertes sumaban prácticamente lo que yo tenía ahorrado, y las letras mensuales hasta la entrega de llaves las podía pagar sin demasiado esfuerzo con mi sueldo. Una vez terminado este proceso, me quedaría una hipoteca bastante asequible. "Me quedo el de una habitación" comenté en casa sin dejar demasiado resquicio al diálogo. "¿Has mirado lo de dos? Si te ayudamos un poquito te puedes meter en uno... y ahora parece que no, pero el esfuerzo que te supone ahora será mucho menor en poco años. Merece la pena, en serio, no vas a ganar el mismo sueldo toda la vida" me contestó mi padre. "¡¡Papá, ya!! ¿En qué habíamos quedado? Ya sabré yo por qué hago las cosas ¿no? Manía de meterse en todo hay en esta casa, coño, es flipante esto, de verdad..." Le espeté. "Vale, vale, lo que tu quieras". Firmé, me pillé un trastero y una plaza de garaje, di mis datos, pagué el típico pollazo de bienvenidad al mundo inmobiliario que hay que pagar al principio, y para casa.

Han pasado los dos años y he ido pagando mi piso, van con un poco de retraso y aún no me lo han dado, pero ya está al caer. Entre medias de este tiempo me ha dado tiempo a cambiar de trabajo y a mejorar considerablemente mi situación económica, que ya había ido mejorando por sí sola en mi anterior trabajo estos dos últimos años, tanto, que ahora miro los precios de los pisos de dos habitaciones por aquel entonces, los comparo a cómo están ahora, y me entra una sensación bastante chunga, porque ahora mismo lo hubiera podido pagar sin notarlo demasiado o, en su defecto, si hubiera aceptado algo de dinero prestado en casa y mi orgullo me hubiera hecho devolverlo, pues lo hubiera podido devolver sin problemas.

Ahora curro en casa y me vendría fenomenal que ni futuro piso tuviera una habitación más para montarme un despachito independiente. Ni que decir tiene, que el hecho de disponer de una sola habitación en la casa que me he comprado, hace que estos días esté como loco buscando un despacho de alquiler donde poder trabajar, que aunque me lo puedo permitir, me supone un gasto mayo que el otro. Lo que tengo muy claro es que no quiero trabajar en el salón, o sea, en el mismo sitio donde voy a vivir, comer y descansar. En mi casa han respetado mi decisión todo este tiempo y, cuando ha salido el tema, a mi se me ha llenado mucho la boca, razonando perfectamente los mil motivos por los que el piso de una habitación era mucho más coherente y me parecía mejor opción que el de dos, y desmontando brillantemente cualquier argumento que contemplara que éste último me convenía más.
Pero bueno, después de este rollo y por mucho que me joda, lo cierto es que...
(redobles)
... me he equivocado.
(platillo).
Cómo odio aprender de los errores.

jueves, octubre 25, 2007

Planes, planes en noviembre, pr-fa-vr.

Parece que se va animando la cosa, aparte de los conciertos de Interpol y Wilco en Madrid el 8 y 9 de noviembre respectivamente, que ya lo sabíamos hace tiempo, van apareciendo nuevas cositas interesantes en Madrid. Me encantan el otoño y la primavera porque siempre hay miles de cosas a las que ir, más de las que puedo hacer. Es como cuando hay una bolsa de gominolas por ahí por casa, que empiezas comiendo una, otra, otra, y acabas con los carrillos llenos y respirando fuerte mientras te entra ansiedad pensando las que te quedan en la bolsa todavía, que te las vas a comer seguro aunque hayas superado el límite. Curiosamente, también pasa con el chocolate y con los frutos secos en general, pero no con las coles de bruselas. Hablando de ansiedades, todavía me acuerdo cuando comiéndome los macarrones del comedor del colegio a toda leche porque no me daba tiempo, me dio un golpe de tos y se me salió uno entero por la nariz. Basta.

Este fin de semana, ración doble en el Low Club. El viernes iré a ver a Amable, que yo le tengo un poco de manía porque se ha convertido en el Dj no comercial más comercial entre la gente que no le gusta lo comercial pero acaba escuchando grupos que van de no comerciales que se acaban convirtiendo en comerciales para los no comerciales pero siguen siendo no comerciales para la música comercial en general. Yo me entiendo. Le he escuchado en el Low, en la Razzmatazz, en el Summercase... y creo que se ha acomodado un poco. No sé, igual es que nunca tuvo pretensiones y sólo es que a mi me parecía el puto jefe cuando toda esta música me parecía nueva, años ha, pero a medida que he ido conociendo más he comprobado que él estaba en un medio camino que tampoco es que fuera demasiado profundo. El caso es que ya no le tengo como una referencia, pero sólo por la de pistas que me dio, las buenas recopilaciones del Razzmatazz que saca todos los años (que siguen estando bien) y los buenos ratos que he pasado, de vez en cuando me apetece. Digamos que le tengo cariño. Además, esto viene a cuento de que Aviador me ha metido en lista, porque le apetecía ir, y a falta de mejores planes, pues a sudar al Low. De todos modos lo de estar en lista del Low es tan fácil como mandar un e-mail, tal cuál, pero yo nunca lo hago y al final siempre pago, por eso lo matizo.

Y luego el sábado plato fuerte. También en el Low. Sesión de los Lo-Fi-Fnk, que son suecos y muy lo más para bailar, lo he oído comentar bastante. El año pasado sacaron el "Boylife" y hubo una época en la que me lo solía poner bastante en casa antes de salir, que aunque se hacen un poco blanditos (como diría la Doctora) a mi me dan buen rollo, tengo ganas de verles porque me ha pillado de sorpresa que estén aquí y me ha hecho ilusión. Tengo un cumple por ahí también el sábado, pero es pronto, espero poder compaginarlo. En el Myspace hay canciones chulas.

Y la última. El 16 y 17 de noviembre, toca La Casa Azul en Madrid, ese grupo que amas u odias. Como dice Kurt, se nos ha pasado un poco la fase en la que lo descubrimos y lo adorábamos conceptualmente, pero Guille Milkyway ha sacado cuatro canciones nuevas, y las presentará con el resto de su repertorio. Tras unas primeras escuchas no me parece que estas canciones alcancen el nivel de sus anteriores trabajos, igual estoy ya un poco saturado, pero yo iré si puedo. Recomiendo este concierto a todo el mundo, a los que no le conocen e incluso a los que no le soportan por edulcorado o porque ya no pueden soportar más el "Amo a Laura". ¿Por qué? Bien, porque si tuviera que definir con una palabra los conciertos de LCA esa sería: fiestón. Da igual que no puedas escuchar más de medio minuto de sus canciones en tu casa, en directo esas mismas canciones tienen una fuerza sorprendente, sobre todo las que llevan bases pregrabadas, y, acostumbrados a conciertos de este mundillo en los que se canta más bien poco, ver a toda la sala sabiéndose de pe a pa todas las canciones tiene su punto, como mínimo te da la risa. No es el primero que entra diciéndome "no sé como me has convencido de entrar aquí a ver a Don Algodón" y ha salido diciendo "grábamelo TODO". Bueno, tampoco quiero pasarme porque luego decepciona, pero yo he ido ya a tres o cuatro conciertos y no me considero masoca. ni un ultrafán del tontipop. Es lo de siempre, conciertos a precios de copa en los sitios por donde suelo salir. Como mínimo es un buen plan, y Gullie mola mucho.

lunes, octubre 22, 2007

Dwalks se encutrece

Cuando los gatos se empachan a guarrerías cogen y comen hierba para purgarse, ante la impotencia de sus dueños..

Cuando los niños de cinco años se hartan de ser buenos cogen un día y se mean encima, y luego lloran y se llenan de mocos, ante la impotencia de sus padres, que ni a bofetones lo callan.

Cuando los maridos modelo se hartan de ser modelo cogen, salen un día y se pillan un pedo gigante, entrándole a todo lo entrable, ante la, a esas alturas etílicas, impotencia de sus mingas (esto suele ser una vez al año, en la fiesta de Navidad de la empresa. ¡Ah! Gracias fiestas de empresa navideñas, cuantas familias ha salvado ese microclima que se crea sin pasado ni futuro, sólo presente borroso)

Cuando Berlusconi se nota el óvalo facial regular coge y se lo estira una poca, ante la impotencia del mundo en general, que observa aterrorizada su mutación a su propio muñeco de cera. Así.

Cuando Dwalks se harta del rollo moderno coge y se encutrece, ante su propia impotencia.

Esto no quiere decir que los gatos vayan a dejar de inflarse de comer lo primero que salga de la bolsa de basura, ni que el niño tenga un muelle flojo para siempre, ni que el buen marido se haya cansado de su familia y siga siendo un padre estupendo (mejor persona), ni que Silvio olvide que tiene 40.000 millones de años, ni que yo vaya a cambiar (del todo) mis hábitos. Simplemente son procesos naturales de autoregulación. Te saturas, te ajustas, y a seguir. Acción-reacción, mmséptimo de EGB, creo.

Como con esta introducciones ya me veo venir un post-Rayuela, me dejo de darle vueltas y me centro en el tema. Desde que la semana pasada comenté que el Elástico me había saturado un poco, me he metido en una especie de mundo caspa del que no soy capaz de salir. Esto no lo digo por decir, ni por seguir esta corriente que hay ahora de que lo verdaderamente moderno es no salir por la noche, fuera la ojera- viva el carrillo rosado y tal y tal. No, cuando yo digo caspa, digo caspa. Al turrón.

Dwalks se encutrece

Trabajo

Esto no es nada caspa, la verdad, pero es que pasado la última semana haciendo "trabajo de campo", parte necesaria en mi nuevo proyecto, y no se puede decir que haya estado en amplios despachos de amplias ciudades todo el día, así que lo pongo. El mundo técnico tiene una parte muy creativa, bonita y sofisticada, y otra que no lo es tanto. Me refiero a la parte poligonera. Creedme, la mayoría de los chismes y máquinas que se producen en este país y que tan buena pinta tienen cuando se venden en las tiendas, tienen su lugar de fabricación en sitios totalmete Mad-Max, grises e incómodos. Mención especial para mi jornada del viernes pasado, en la fábrica de una conocida marca de neumáticos, tecnología punta oiga, y yo que estaba allí no me podía creer que eso no fuera el fin del mundo. Enorme, decadente, con máquinas de cientos de toneladas haciendo cosas por todos lados, soltando vapores, un olor a goma insoportable, con cientos de personas trabajando en permanente penumbra... me fascinó y me produjo rechazo a partes iguales. Toda una experiencia, en serio, pero qué alivio cuando salí de allí, me sentía insignificante.

Compañías

Igualmente, me pasé toda la semana pasada con el alemán que había venido a españa a enseñarme algunas cosas. El tío, un crack en lo suyo, y un tipo encantador con el que era muy fácil pasar tanto tiempo (cinco días currando con él por el día y sacándole por la noche). El problema, que era un burro. Yo que le intenté enseñar Madrid un poco bien y a él que sólo le interesaban las tiendas de recuerdos y los museos del jamón. Que estuvimos el jueves en Burgos y yo que le llevo por un sitio que me sé que se te aparece ese pedazo de catedral ahí, delante tuya de repente, y el tío que la ve y como si pasa delante de un VIPS. Ni la miró. En fin, ni me lo planteé, pero un poco decepcionante si que fue para mi, que me apetecía impresionarle un poco.

Gastronomía

Pues más de lo mismo. Con tanto polígono esta semana pasada, pues nada, me he vuelto un experto en los menús del día de los polígonos. Todo gurrú (ragout) de ternera, escalope, arroz pasé a la cubana, flan de la casa y/o/u café. Me noto blando.

Música

Desde que estoy currando en lo nuevo, las actualizaciones de mi iPod se han estancado en Septiembre de 2007, pero bueno, eso es porque no tengo tiempo y sí mucha música ya metida no escuchada. Esto no sería un problema si no volviéramos a la semana pasada. Yo ni me había planteado lo de llevar música en el coche, que le pongo al alemán mis cosas y no vuelva a España en quince años, pero tampoco contaba con que él traería la suya. El repaso que me he hecho de los mejores recopilatorios de baladas y éxitos rock no ha tenido desperdicio. Prefiero no entrar en detalles, pero confieso haber estado en un coche al ritmo de lo de Michael Bolton, Gloria Estefan o Julio Iglesias. Cinco días.

Ocio

Esto no termino el viernes, cuando el alemán se volvió a Alemania. El sábado fui a una capea con Agr, CF y trecientas personas más. Todo bastante pijo y tal, pero me lo pasé muy bien, para qué nos vamos a engañar, gente maja hay en todos los sitios y conocía a bastantes. Yo, que siempre ando con lo de que las vaquitas y los toritos sufren con estas cosas y fui y me partí el culo con las vaquillas. Joder, es que te pones y no hay quien se resista a doblarse de risa con los revolcones, pero reirte de no poder parar. Luego una barbacoa muy buena y fiesta y bebercio todo el día. Pues te lo pasas muy bien, aunque haya poco electropop.

Esta mañana

Como ahora curro en casa, esta mañana he parado un rato y me he ido a comprar una cosa a media jornada, como a las doce y media. Para despejarme un poco, me he metido en la cafetería del barrio a tomar un café. Normalmente tienen todos los periódicos, pero había dos pillados y otro tenía un café encima, así que me he tomado el café con el marca, empollándome bien lo de Alonso, el fútbol y las categorías regionales. Todo esto con bien de jubilados tomando coñases, señoras con la compra en el carrito hablando de sus cosas y chavales de pellas, ahí viendo el programa del Leslie Nielsen éste que hay por la mañana, que va de salud y de cosas de viejos, tipo los estreñimientos y métodos de respiración para que no se te salgan los dientes en el baile.

Humor

Hasta ahora han sido las circunstancias, pero esto que viene ahora no tiene disculpa. Supongo que estoy en una fase en la que lo popular se me impregnado muy bien y mis gustos humorísticos se han visto afectados. No sé como los he descubierto ni nada, pero no puedo para de reírme con estos dos cantamañanas, y mira que son simples.

El primero es Maluco, que es un brasileño que hace cámara ocultas en los que asusta a la gente y se pasa un poco. El vídeo de los gritos en el ascensor es mi favorito y, qué se le va a hacer, me hace llorar de risa (conviene verlo hasta el final porque es totalmente adictivo), y el de la silla de ruedas y el de las pelotitas también me llegan mucho. A todo esto, qué mano más larga tienen los brasileños, enseguida quieren calentarle el morro.

El segundo es Yayo, otro descerebrado, ésta vez argentino. Este hace cámaras ocultas en programas supuestamente en directo, de estos con la típica chica florero tipo Supermodelo, que es la presentadora. Tiene dos vertientes, una en la que este tipo se supone que empieza a cantar una canción romántica, saca a la chica-presentadora a bailar hasta que, en lo mejor de la canción, cambia el argumento de la canción y... uno o dos. La verdad es que se pasa tres pueblos, pero ese momento en el que le cambia la cara a la chica mientras baila tan contenta y el otro sigue diciendo burradas, es de tirarse al suelo, de pena, de vergüenza ajena y de todo a la vez. Pobrecitas.

La otra vertiente la buscáis en youtube si queréis, que ya me está dando vergüenza meter tanto link así.

En fin, viva lo zafio, mañana se me pasa.

miércoles, octubre 17, 2007

Yo ya no (Tengo tiempo)

No tengo tiempo. Vale que el fin de semana después de lo de Alemania me lo tomé con tranquilidad y me toqué bastante las bolas, pero es que después de una semana al ritmo de lo del Ramadán, necesitaba desconectar un poco. Como de verdad que no tengo tiempo, me limito a dar unas luces altas (highlights, uf qué pésimo) de lo que ha habido desde mi último post hasta hoy:

- La formación alemana muy bien, pero al final ya me daba pereza. Muy bien organizada y tal pero yo no valgo para aguantar ocho horas diarias de chapa durante una semana, decidido. A mi me gusta meter baza cuando estoy currando, así que una semana en modo pasivo escuchando lo que me dice un montón de gente, se me hizo algo larga, pese a lo necesaria y últil que era. No lo puedo evitar, es como el que aconseja al conductor cuando va de copiloto o el que no puede ver como otro cocina sin decir "ah, pues yo lo hago así", o "ah, pues, yo a eso le echo tal". A mi si me hablan, pues contesto y hablo yo también, así que me he reprimido mucho y he sufrido un poco en silencio, sobre todo los últimos días.

- Un poco hasta el nardo del Ramadán. Yo inicié la semana, viendo el percal que tenía con mi compañero, decidido a intentar informarme un poco acerca del Islam, en serio. Incluso, cual reportero de investigación en sus comienzos, me planteé probar a hacer un día el Ramadán yo también para ver qué tal, hasta que me di cuenta de que tomé la decisión justo después de haberme comido mi propio peso para desayunar, así que decidí que lo volvería a pensar cuando tuviera hambre otra vez. Una carne con patatas servida unas horas después me borró la memoria. El caso es que entre ver a mi colega medio desmayándose por las esquinas el día que nos fuimos a pasar la tarde a Frankfurt, aguantar su ataque de semihisteria con todos los jefes en una cena porque creyó que le habían puesto algo con cerdo (que luego era otra cosa, ciervo, creo) y escuchar otro día un par de opiniones que no podré entender jamás, decidí que lo del Ramadán es una cosa suya y que no me interesa nada. Espero coincidir mas veces con este tipo, que tiene un fondo bueno, pero ojalá que no vuelva a suceder en estos días, de verdad que esto es muy incompatible con un estilo de vida que no sea ese.

- El viernes volví y me tocó en el vuelo al mejor compañero de asiento que he tenido jamás. Me lo encontré dormido cuando me senté y le tuve que despertar cundo llegamos. LAN, a partir de ahora, mi compañía preferida. Qué nivelazo de pasajeros, qué cásting tan bueno.

- El viernes no salí

- El sábado pasé el día con Seiai, cené con Kurt de japo y luego, oh milagro, salimos juntos de copas, que hacía siglos que no salía un sábado. Quedamos con Elza e Iván en el Susan (que hacía tiempo) para tomar una copa, que fueron dos, nos reímos mucho y luegó la parejita se fue a casa. Yo, como no tenía plan, dije de ir al Elástico, aunque sin mucha , últimamente me ralla un poco, y como Kurt no lo conocía de marcha, pues nos pareció una alternativa, que a Kurt cuando sale le vale todo. Nos lo pasamos bien porque siempre nos lo pasamos bien juntos, pero creo que tardaré mucho en volver a ir si no hay algo especial (un concierto o algo) o sale un plan concretamente ahí que tenga sentido. Lo vi muy rollo, la gente me dio mucho bajón y no pincharon nada bien. De esto ya me daba cuenta últimamente, pero la verdad es que me estaban saliendo buenos planes espontáneos de gente ahí últimamente y atendía poco al sitio, pero ir un día en frío creo que tardará en repetirse, siempre que lo he hecho me ha decepcionado. Nada en contra, pero en el fondo creo que el Elástico nunca me ha gustado demasiado, por mucho que haya ido.

- El domingo fui muy mal nieto porque le puse una excusa malísima a mi abuela para no ir a comer a su casa, pero es que quería dormir.

- Por la tarde quedé con Agr y CF en La Latina y CF me contó la segunda mitad de su viaje a Venezuela, para lo que necesitó tres horas. Agr, que ya lo había oído otro día, no sabía cómo sentarse ya para no dormirse. Eso sí, el viaje muy chulo y con mucho de todo. Interesantísimo, era como tener la tele puesta y Cf venga a narrar y a narrar, y nosotros bebiendo acuarius, fumando y ahí mirando a la gente pasar.

- Esta semana ha venido un Alemán de los que curran en Alemenia a España a hacer cosas y, como parte de mi preparación, le tengo que acompañar a todos los sitios para fijarme y apuntar cosas que luego tendré que hacer yo. Ayer, todo el día con él y después le saqué a cenar. Hoy todo el día con él, le he sacado a cenar y a que conociera el centro de Madrid, pero por la Plaza de la Villa se me ha puesto chungo de la tripa y le he tenido que llevar al hotel corriendo que yo creía que se me piraba por la pataen el coche. Pobre, cómo se me retorcía en el asiento, y es que para mi que el menú del día de polígono industrial que se ha abrochado para comer no era apto para cualquiera. Se ha comido una fideuá con unos mejillones y unos calamares más que mustios, y luego de segundo, unas berenjenas rellenas (en la práctica, de aceite) que tenían más calorías que un cochinillo relleno de pacharán y risketos, y no ha dejado ni los rabos. Así se me ha puesto, que cuando le he soltado en el hotel esta noche, han debido oír el cuesco de liberación hasta en el tunel de Guadarrama (señora, no hay tormenta).

- Y mañana más, y al otro en Burgos, y el viernes en Burgos también... Pues eso, que no tengo tiempo de nada.

martes, octubre 09, 2007

Dwalks explota

Nunca me he pegado con nadie, al menos desde que soy adulto. Para ser preciso, y haciendo memoria, la última vez que me peleé con alguien tenía unos trece o catorce años. Fue con un chico de mi clase con el que no me llevaba muy bien y que llevaba todo el día tocándome los cojones (no me acuerdo por qué). Como vivía cerca de mi casa y sabía por dónde iba a pasar al salir de clase, le esperé a mitad de camino con Chs, que como vivíamos uno al lado del otro siempre nos volvíamos juntos a casa. Cuando el chico llegó mi altura, me fui a por él y le dije que me tenía harto y le di un empujón. Él me soltó una hostia en la cara y yo le solté otra. Empezaron a llover las tortas hasta que yo, que nunca he sabido pegarme, me caí al suelo con él encima. En ese momento Chs apareció por algún sitio, me lo quitó de encima y le cascó un poco también, que se ve que le habían entrado ganas al vernos. Resultado al día siguiente: el chico con un ojo morado, yo el dedo pulgar como un calabacín (insisto en que nunca he sabido pegar) y los amigos del otro chico llamándonos cobardes de mierda por aquello del dos contra uno que le hicimos. En fin, gracias Chs, pero me dejaste la reputación por los suelos.


Creo que nunca me he pegado porque de pequeño, con nueve o diez años, me peleé con un niño de mi clase, nos agarramos, nos caímos al suelo y yo puse todo mi peso sobre su muñeca. Le rompí un brazo y me traumaticé cuando le vi aparecer al día siguiente escayolado.


Después de estos episodios, a lo máximo que he llegado ha sido a alguna agarrada con alguien cuando jugaba al baloncesto (que al final te separaba todo el mundo) y a una patada en el culo que le di bastante borracho a un mirón que me encontré espiando entre dos coches mientras hacía guarrerías con mi novia en las fiestas de un pueblo, por ahí apartados. Por lo demás, siempre he evitado las peleas, no me suelo calentar con gente que no conozco aunque tenga razón. A veces le he dicho algo a alguien que me molestaba en un bar o algo, pero en cuanto he visto que el otro buscaba guerra, he pasado del tema y ni siquiera he discutido. Ok, perdón, me he equivocado, y a otra cosa. ¿Qué gano jugándome la cara con alguien que simplemente se ha cruzado en mi camino? Por muy gilipollas que sea, no compensa y en cinco minutos se te olvida, el orgullo lo uso para otras cosas.

El sábado, en el concierto de Chico y Chica en el Elástico, estuve a punto de romper mi casi inmaculada racha de pacifismo, pero es que me fui calentando. Vamos por pasos:

1) El concierto de Hidrogenesse muy bien, ningún problema. Estábamos como en cuarta fila, bastante apretados, pero todo el mundo respetando más o menos.

2) Justo cuando terminó Hidrogenesse e iba e empezar Chycha, nadie se movió de su sitio, pero una avalancha de gente empezó a intentar pasar a las primeras filas, pese a que no había sitio, a empujones y sin pedir ni siquiera permiso cuando se hacían hueco a saco para ir pasando para delante.

3) Cuando ya no cabía ni un alma, llegó un grupo de cuatro personas que también intentó pasar hacia delante por nuestro sitio. Yo, que no soy el dueño de la sala, puse cara de mala hostia pero dejé pasar pensando que irían hacia las primeras filas, pero los muy cabrones se quedaron justo delante de mi encajados a presión. Viendo la situación, tuve la siguiente conversación con el tipo que tenía su culo apretado contra mi paquete:

- Oye, esto no s hace
- ¿El qué?
- Meterse a saco cuando ya no cabe nadie
- Ya, me he puesto aquí ¿qué pasa?
- No, pasar no pasa nada, esto es un sitio público, pero se trata de educación y está claro que tú tienes poquita.

Dicho esto, el tío no me hizo ni caso y se quedó ahí, aunque me lo tomé con filosofía y al final conseguí hacerme algo más de hueco echándome un poco para atrás. ¿Qué haces, le matas? Pues no.

4) El tipo que recogía los vasos, pasaba periódicamente por entre el público empujando a todo el mundo con una especie de tupperware de plástico gigante sin tapa en la que iba poniendo las copas vacías (pero muchas aún con hielos). Vale que estaba currando, pero el tío iba arrasando a todo el mundo. Una de las veces que pasó a nuestro lado, inclinó mucho la caja-bandeja y nos empapó a los que estábamos debajo. Como se quedó parado delante de mi, le dije a la cara "tío, cuidado joder, que nos has empapado" y él, pese a que me oyó perfectamente, ni me miró y siguió avanzando como si nada. Ni siquiera un "perdona".


5) Casi al final del concierto, y con la paciencia ya más bien escasa, aparece un tío bastante alto, bastante grande y encima con sombrero (¡no se va a los conciertos con sombrero!), y se nos mete justo delante a empujones levantando una cámara para hacer fotos porque le gustaba mucho la canción. Le decimos que molesta y nos dice "un segundo, un segundo". Pues nada, por un momento para hacer una foto tampoco pasa nada, así que respiramos hondo y le dejamos. A todo esto, las chicas de mi grupo y alrededores sin poder ver nada entre la envergadura del tipo, su sombrerito, y la cámara y sus brazos en todo lo alto.

En esto que me da la sensación de que el tío empieza a tardar demasiado en hacer la foto, y me fijo en la pantalla de su cámara. Veo que no es una foto, y que lo que está haciendo es filmar TODA la canción en un vídeo. Miro a Iván y ponemos cara de "qué sinvergüenza". Para ver si se cansa, empezamos a bailar arrimándonos contra él y dándole empujoncitos con el cuerpo para moverle la cámara y que no pueda filmar tranquilo, a ver si se da cuenta, pero nada, el tío saca codos y los apoya en los de delante para ganar estabilidad. Un codo lo apoya en el hombro de un chico que tiene delante y el otro en la cara de Seiai, que le dice algo aunque el tío ni se inmuta. El chico al que le ha apoyado el codo se da la vuelta y le dice que ya esta bien y que se pire de una puta vez. El del sombrerito le replica y le dice que tiene el mismo derecho que él a estar ahí... y yo ya exploto.

Le cojo desde atrás por un brazo con algo de fuerza pero si hacerle dño ni nada, le hago darse la vuelta para que me mire y le digo que se vaya para atrás, que está molestando a todo el mundo. Él me dice que yo a él no le empujo. Yo le digo que si tiene algún problema. Él me dice que yo a él no le empujo. Yo en ese moemnto me acuerdo de CF, que siempre dice que una vez que te pones a malas, mejor no achantarse (CF, entre otros records, tiene que se ha enfrentado a cinco gitanos de su barrio que iban a por él y les ha acojonado simplemente plantándose y mirándoles a la cara). Me acerco a un milímetro de su cara y le digo que qué pasa. El me dice que yo a él no le empujo. Yo le digo, nariz con nariz, que ya está bien, que se está pasando y que se vaya. El me dice que yo a él no le empujo. Ahí ya sí, le meto un empujón de verdad y le mando cinco filas más para atrás. Me tiemblan las piernas ante la posibilidad de que se revuelva y la liemos, pero enseguida veo que la gente de mi alrededor se descojona, me da la razón, le dicen que se pire ya y él se da la vuelta y se marcha.

No me siento nada orgulloso, sólo fue lo que pasó, la verdad es que luego me sentí mal. Lo siento muchísimo si a alguien le cayó encima un tío al que le habían dado un empujón. Dijera lo que os dijera, no tenía razón, menos en lo de que le había empujado, que eso sí que fue verdad.

lunes, octubre 08, 2007

Viviendo el Ramadán

Como ya dije ayer, estoy pasando otra semana en Frankfurt de formación. El email que me enviaron con el planning decía que pasaría toda la semana visitando los diferentes departamentos de la compañía para rebozarme bien en la esencia de lo que quiere esta gente de mi. Además, el email también decía que compartiría esta formación con otro tipo de Marruecos que va a hacer lo mismo que yo en el norte de Africa, así que estaba muy contento por estar con alguien más en todo esto. Un tipo de Casablanca, por lo visto.

A todo esto, y metiendo aquí una morcilla por la cara, el vuelo a Frankfurt fue tranquilo, menos por una cosa. Yo llegué al aeropuerto prontito para intentar pillar sitio en salida de emergencia, que si no no tengo dónde meter estas piernas que me ha hecho mi madre, y nada, todo fenomenal. Total, que llego al avión, me siento en mi amplio sitio y, cuando ya estaba todo el mundo sentado y en silencio, llega a última hora el que se sentaba al lado mío y me dice que si no me importa cambiarme el sitio con su novia, que estaba más alante, porque les habían puesto en asiento separados. Miro a donde estaba la novia y veo que está en un sitio corriente y, encima, en medio de dos personas. Yo le miré y pensé "pero chico, ¿es que tengo cara de idiota? ¿es que no me ves que soy más largo que el resguardo del DNI y que estoy en salida de emergencia como Dios? chico. por algo será, haber llegado antes al aeropuerto", pero sólo le respondí, muy amable, que lo sentía mucho pero que había cogido el asiento expresamente y que no lo iba a cambiar por uno normal. El tipo no dijo nada en contra, me dijo que no importaba y que lo entendía y se sentó, pero la novia se pasó todo el viaje viniendo a verle y, como había sitio delante nuestro, se ponía enfrente de él a hablar y, literalmente, cada poco se abrazaban a darse la paliza de mala manera, pero no en plan lengua, sino en plan besos sonoros en ráfagas de a cinco, y mogollón de abrazos fuera de lugar susurrándose cosas tipo "joo, te echo de menos en mi sitio mi amor". Claro, como en un avión hay tanto sitio y tanto espacio personal par evadirse, me puse bastante nervioso y les tuve que añadir a mi lista de personas asesinables sin ningún remordimiento.

Cuando llegué al hotel vi a un tío por allí con pinta de marroquí que salía en ese momento a la calle y, como se me quedó mirando con cara de "¿será ese o no será?" ya le pregunté yo que si él era fulanito. Sé que suena un poco a capón, pero es que el hotel está apartado, es pequeño y tampoco es que hubiera mucha gente por allí, así que estaba casi seguro. Me dijo que sí, nos presentamos y muy majo. También me dijo que se tenía que ir a cenar corriendo porque era el Ramadán, ya era la hora en la que podía comer y estaba que no veía. Bueno, sólo me dijo que se iba a cenar, pero su mirada era de mucha hambre. Yo le dije que estaba cansado y que no le acompañaba, pero luego deshice la maleta bastante rápido y pensé que no me costaba nada acercarme a dónde me había dicho (un sitio de comida rápida, por aquí no hay mucho más) y así hablar un poco más con él. Así que me puse el abrigo y me fui para allá.

De camino al restaurante iba pensando que no sabía muy bien qué cosas podían estar mal vistas por un musulmán en el Ramadán, y justo cuando llegaba pesando en esto vi de lejos que él salía del restaurante, que entre pitos y flautas ya le había dado tiempo a cenar. Como tenía entendido que los musulmanes ni beben ni fuman, pues yo no quería que pensara mal de mi nada más conocerme, así que tiré instintivamente el cigarro que llevaba en la mano, no sé, si tengo que ser sincero tampoco le di muchas vueltas, me salió un poco así. Cuando nos acercamos el uno al otro, nos saludamos otra vez, le dije que había pensado que podíamos cenar juntos y él me dijo que vale, pero que él ya había terminado y que sólo me acompañaría. Según dijo esto, se sacó un paquete de Marlboro de un bolsillo y se encendió un cigarro mientras me decía que a ver si dejaba de fumar, que se estaba empotrando un paquete diario últimamente. Yo me quedé con cara de huevo y nada, me saqué también un cigarro. Luego cené, hablamos un poco y ya nos fuimos al hotel, quedando para el día siguiente en la misma puerta del hotel e ir directos a la empresa , porque el no podía quedar desayunar por el Ramadán.

Hoy en la empresa hemos estado con cuatro personas diferentes y en cuatro salas diferentes a lo largo del día. En cada sala nos recibían con un surtido de galletas de chocolate, refrescos, zumos, café y cosas por el estilo. Todo el rato lo mismo, nada más llegar, la persona que nos atendía nos decía que tomáramos algo y él contestaba que no podía tomar nada por que era musulmán y estaban en el Ramadán, y que hasta las seis o así, no podía comer nada. "¿Un poco de agua entonces?", y él "No, no, gracias, nada de nada, en el Ramadán no se puede tomar nada". La verdad es que la gente se quedaba un poco pillada y ya no sabía muy bien qué hacer, e incluso le preguntaban que si le importaba que el resto tomáramos algo. El, por supuesto, respondía que ningún problema, pero la tercera persona que nos ha atendido, no ha sabido muy bien qué hacer y para no meterse en líos se ha dejado a la mitad un barquillo que se estaba comiendo cuando hemos entrado, y luego ya no ha tomado nada más. Yo, después del episodio del cigarro, ni me lo he planteado y he picado de todo lo que nos ponían.

Al final del día, cuando volvíamos andando al hotel, ya he cogido confianza y le he estado preguntando cosas del Ramadán, porque la verdad es que me daba curiosidad y él no tenía ningún problema en explicar el tema. La conversación ha terminado así:

- Y entonces, ¿cuándo puedes volver a comer a las horas normales?
- Quizás el viernes
- ¿Quizás? ¿Y eso?
- Depende de la luna del jueves, a ver si hay suerte y el viernes me puedo tomar el desayuno contigo, todavía no lo sé.
- ¿De la luna del jueves...? ¿Y qué tiene que suceder?
- Que la luna esté así -me ha respondido mientras hacía un dibujito en el aire con el dedo que no he entendido
- ... bueno, pues a ver qué tal la luna.

domingo, octubre 07, 2007

Finde review: corte de pelo, cena, workholic, conciertos de Hidrogenesse y Chycha, otra semana en Frankfurt

Sé que tengo algo descuidado el blog, pero es que las obligaciones mandan y no era plan de andar mi primera semana de trabajo más pendiente de postear que de hacer mis cosas. No es que haya currado mucho, pero sí que he tenido que hacer mil gestiones y lo que me ha faltado es tiempo. Ha habido algunos momentos en los que he llegado a comprender a los típicos empresario que dicen en las entrevistas que la pena de este mundo es que los días sólo tengan veinticuatro horas, y que claro, que así no da tiempo a nada.

En cuanto a mis sensaciones, aún es pronto, pero me he dado cuenta de que trabajando solo voy a ser una persona tremendamente sensible al día a día. Me explico, el miércoles hacía un día de perros en Madrid, no me salieron las cosas que tenía en mente para ese día y acabé depre, sintiéndome muy solo y me veía muy desmejorado en el espejo. El jueves hizo más o menos buen tiempo, me salió todo lo que había planificado y acabé el día radiante, con ganas de más e incluso ligeramente bronceado. Tengo que moderar esto porque no quiero convertir mi trabajo en un culebrón diario, así hay que tengo que mantener la calma cuando las cosas no salgan y también cuando salgan. Es que todavía me pongo un poco nervioso.

Por lo demás, hoy he vuelto a Frankfurt a pasar otra semana, un poco de pereza porque estar fuera de casa quema un poco, aunque me viene bien para resolver dudillas que me han ido saliendo y porque estoy de formación:

El jueves me fui a cortar el pelo a las ocho. Cuando vine a Alemania hace dos semanas pensaba que el rizo latino podía crear simpatías entre mis colegas germanos, pero la humedad de la zona Frankfurt me hizo llevar un nido de cigüeñas permanentemente en mi cabeza, así que decidí resolverlo a mi vuelta. Quedé con Kurt para que me viniera a buscar a la peluquería y yo creí que me esperaría en la sala de espera, pero no sé muy bien cómo apareció a mi lado y tuve que presentarle a mi peluquero, que en ese momento andaba apurándome una patilla, cosa que no me hizo ninguna gracia porque la patilla requiere de toda la concentración del peluquero y Kurt no paraba de opinar de todo.

Luego quedamos a tomar unas cañas con Elza, Would y Agr, pero nos entró hambre y decidimos irnos a cenar a algún sitio nuevo, chulo que no hubiéramos probado ninguno. La idea era buena pero al final acabamos en una mesa para cinco en un Foster´s Hollywood dándole al arito de cebolla, a la hamburguesa y a la ensalada de col, que era lo que realmente nos la ponía dura a todos y nadie se atrevía a decirlo. Probablemente una de las cenas en las que más me he reído este año, me vino fenomenal. Elza también se rió mucho aunque Kurt le tocara primero el coño con el paraguas y luego una teta con la mano sin querer.

El viernes quería haber ido a dar una vuelta, pero resulta que los alemanes también son perros y el viernes a última hora me mandaron un montón de correos que me podían haber mandado perfectamente entre semana. Yo, que estoy en fase "no me importa currar", pues me encontré que eran las once y aún estaba trabajando. Al final no salí, pero me cené una pizza cuatroquesos de los chinos que me tuneé convenientemente en casa, hasta convertirla en una pizza cuatroquesos, con rodajas de tomate, tacos de jamón y orégano. No le echéis taquitos de jamón a las pizzas, queda muy salada.

El sábado me levanté más o menos pronto y me fui a comprar un abrigo y un jersey al centro. Al que tenía el año pasado ya le había dado una temporada de gracia después de tres años, y debo reconocer que los dos últimos meses que me lo puse pasaba algo de vergüenza con las pelotillas. Como tenía que volver a Frankfurt (hoy) y pasé frío hace un par de semanas, pues no lo quise dejar para más tarde. Ya de paso quedé con Seiai para los temas de asesoramiento y para comer en el Nagoya, que a mi es un sitio que siempre me apetece, y para ser japo está bien de precio. En la calle Trafalgar, ya lo he dicho mil veces, relación calidad/precio muy buena para ser japo.

Por la tarde me hice la maleta y preparé los papeles para esta semana, y luego quedé con CF para que me contara su viaje a Venezuela. CF, cuando te cuenta algo, te lo cuenta todo con pelos y señales, así que andábamos algo preocupados porque ya habían pasado tres semanas y se le estaban empezando a difuminar los detalles. Como andábamos justos de tiempo y él no podía venir al Elástico al concierto de Hidrogenesse y Chico y Chica, estuvo contándome el viaje hasta en la cola del concierto, y aún así nos quedamos en la mitad. Habrá que buscar otro día porque según él queda lo mejor.

Ya en la cola aparecieron Seiai, Elza e Iván, y CF se fue a sus cosas. Dentro, vi y saludé a caras conocidas del mundo blog, pero estuvimos los cuatro todo el rato juntos. Bastante gente en los dos conciertos pero más en Chycha, que tocaban los últimos.

Hidrogenesse estuvieron bien, pero el hecho de estar justo delante de uno de los altavoces, hizo que el sonido se me hiciera un poco chillón. Además, los había visto antes del verano y el factor sorpresa era menor. Carlos apareció con una gorra de las fiestas populares de Rubí y Genís (bonitas piernas!) con una cosa de señora como de seda, shorts y tacones. Muy graciosos, aunque sonaron mejor en El Sol la otra vez. Me gustaron especialmente en este directo "Animalitos" (tengo debilidad por ésta), "Disfraz de Tigre" (cómo no), "En la litera en el altillo en la madriguera" (me sorprendió), "El árbol" (otra que me encanta), "No hay nada más triste que lo tuyo" (una versión con la entonación cambiada) y "Estafa" (Madrid está fatal, Barcelona está fatal, Valencia está fatal, Ralencia está fatal, Salencia está fatal, Españaa... es--fa-tal). Me decepcionaron especialmente "Schloss" y el bloque catalán, que me pareció un poco rollo, menos "Fuig llop fuig llop fuig llop", que me gusta mucho. El resto bien y muy graciosos, pero eché de menos "Vamos a casarnos", "A-68", "Vamos a salir del siglo" y la gran "Hidroboy" que tan bien funcionó en el otro concierto.

Chico y Chica era la cuarta vez que los veía (es que como es tan barato y tocan en los mismos sitios donde tomo copas, pues es un plan chupao que siempre apetece) y bien, pero están agotando un poco la formula, pese a que Rose para mi gusto sea la tía más cachonda que he visto en directo y te sigas meando de risa con ella. Tablas aparte, el sonido fue regular, los agudos de voz eran francamente insoportables con el altavoz tan cerca, y algunas canciones están ya tan sobadas que dan un poco de pereza. Además, la selección fue algo rara y se dejaron "Chantaja", "Lady Olé" y "Cenas y cines", para mi imprescindibles en cualquier directo. "Tierras de Egipto" y "Mago surf" no las aguanto y "Bomba Latina", que era la única que no había escuchado antes, me pareció que funcionaba estupendamente en directo. Telecine, que andaba en primera fila, le regaló en medio de "Vaquero" (qué total es esta canción) una bolsa a Rose que ponía "Líberty", al ritmo de "estírese, estírese" y se quedó tan contento.

Aparte, yo, que en mi vida adulta me he pegado con nadie (ni lo he hecho esta vez, pero por un pelo), tuve un episodio violento en medio del concierto que mañana contaré, que esto me está quedando largo. Pero qué fuerte, cómo es la gente y cómo a veces uno no puede reprimir el ponerse algo agresivo cuando alguien se pasa. De hecho, me lo apunto y lo meto en un post sobre episodios violentos en mi vida, mira qué idea, igual hago hasta mi top-violento.

Después de los conciertos, una copilla más y me fui pronto a casa por el viaje de hoy. A la salida me encontré con Piscu, que me dijo que Ann, Farala y compañia andaban por ahí, pero como me iba ya, pues no me volví a meter al barro a ver si los encontraba y decirles aunque fuera hola.

Hoy domingo, poca cosa. Me he levantado, últimos detalles de maleta y papeles, al aeropuerto, vuelo a Frankfurt y hotel. Mañana a formarme y así toda la semana. A ver si puedo postear.

lunes, octubre 01, 2007

Primer día currando en casa: Missing Fauna

Hoy ha sido mi primer día de curro en casa y aunque es pronto para sacar conclusiones, sí que me ha servido para darme cuenta de una cosa: esto es muy raro. Me he levantado pronto, he desayunado, me he duchado, no me he afeitado (!), me he puesto unos vaqueros, una camiseta y una sudadera (!!) y en vez de sacarle brillo a los zapatos, me he calzado unas pantuflas (!!!). Antes de que llegara este día, me dio por decirle a mis amigos que mi intención era afeitarme y vestirme decentemente (no de traje, pero sí medio bien) todos los días, por aquello de mentalizarme. Me molestó un poco cuando se descojonaron en mi cara, pero en el fondo, who cares?. Lo importante es madrugar, estar currando las horas que se supone que deberías estar currando y estar cómodo. No creo que haga como CF, que cuando curró en su casa dos años se dedicó a hacer apología de la jornada laboral en pijama, pero tampoco hay que pasarse, que ya voy a tener que moverme bastante como para andar preocupándome de las apariencias cuando estoy a mi bola. Yo es que vengo de familia pija de provincia pequeña por parte de padre, y esas cosas cuesta vencerlas, hay un poso de quedar bien por el qué dirán en nuestro ADN que es difícil de ignorar. Mira que me jode, sobre todo cuando lo he criticado tanto y luego no puedo evitar fijarme en ello.

A partir de ahí, todo más o menos normal, salvo porque he tenido todo el día la sensación de que me había puesto malo y me había quedado en casa adelantando algo de trabajo. No puedo evitar tener una sensación así como si esto fuera temporal, que dentro de unos días volveré a mi oficina de toda la vida. Y también supongo que se me irá pasando, espero. De todos modos en seguida me he puesto las pilas, que la semana que viene me vuelvo a ir a Alemania de lunes a viernes y tenía bastantes cosas tontas que resolver, y como no es plan de andar poniendo excusas a las primeras de cambio, he preferido tomármelo en serio. Mañana más.

Como estos días me he dedicado a escribir sobre lo ilusionado que estoy, lo transcendente que está siendo todo esto para mi y lo bien que me va todo, pues resulta que me estoy empezando a dar un poco de pereza. Voy a tratar de ser un poco justo y voy a acabar este post con una lista de cosas que echaré de menos (sinceramente) de mi anterior oficina:

Ambientillo de trabajo: A ver, las oficinas se inventaron porque la gente es vaga y tiende a vaguear. Alguien pensó que ponerte al jefe delante todos los días podría ayudar a que no se te fuera la olla cuando tenías un día perro, y creó una oficina. Por supuesto, ese mismo día también inventó del tirón la máquina de café, la secretaria arpía y la grapadora que te deja el taco grapado a medias. El quitagrapas lo inventó al día siguiente porque le dolían mucho la uñas. Para ser honesto, creo que el 50% de los días que he ido a currar no me apetecía demasiado, pero una vez que llegaba a la ofi y veía a mis compañeros enredados con sus cosas, a las secres pidiéndome las cosas atrasadas y a mi jefe atacado, pues me contagiaba y ya no lo pensaba más, me ponía a currar y punto, e incluso había días que me lo pasaba realmente bien trabajando. Otros no, vale. Ahora me da miedo que el único que esté aquí para contagiarme sea... ¿nadie?. De acuerdo, tengo un serio problema de madurez, pero trato de ser sincero, a veces necesito ver que otro está currando todo enfrascado para que me entren ganas a mi.

Gente: Ese café a media mañana, ese e-mail comentando unas tetas que van a pasar en cinco segundos por tu mesa, esa llamada de teléfono a un compañero que se queda todo el mundo escuchado porque por las caras que está poniendo debe haber un pollo montado al otro lado de cuidado, esas batallitas de los viajes (en mi otro curro casi todos viajábamos bastante)... pues eso, que hasta luego lucas.

Material de oficina infinito: Aquí se me juntan dos problemas: mi adicción a los artículos de papelería y que ahora no tengo un armario con todo lo que puedo necesitar de bolis, grapas, postits, subrayadores, cuadernos... el sueño de cualquier fetichista como yo. Parece que esas cosas siempre están ahí hasta que te das cuenta de que los folios se acaban, los bolis hay que comprarlos en las tiendas y que cuando la impresora no imprime o se atasca, no vale con decir que a ver si la arreglan que ya estás hasta los cojones. A partir de ahora Juan Palomo.

Manías: La gente que no me caía bien de mi otra oficina, pues no me caía bien, para que nos vamos a engañar. Pero por otro lado disfrutaba tanto cuando coincidía con ellos en la salita del café y estaban a la altura de su personaje...

Señora de la limpieza: Apuesto a que si me dejo la taza de café vacía que tengo ahora mismo aquí en mi mesa, mañana va a seguir en el mismo sitio, y pasado, y al otro... Por cierto ¿sabíais que cuando la papelera se llena no caben más cosas y hay que ir a vaciarla? Esto va a ser un infierno.

Cumpleaños/ Despedidas/ Hijos: Lo mejor de las oficinas, ¿cuántas veces habré desayunado o comido por la patilla gracias a eventos que me la soplaban? Era sencillo: Leías el email con la invitación, a la hora acordada te levantabas, ibas a la salita, dabas la enhorabuena al que fuera, te ponías tibio de lo que hubiera, charlabas con tus amigos, perdías un poco el tiempo sin sentirte culpable, y hasta otra. Lo mejor era cuando sobraba algo, que yo desde mi asiento veía esos canapés que sobraban, normalmente entre uno y tres, y un recanapé de eso siempre caía, eran los mejores.

En fin, que todavía no me ha dado tiempo a echar nada de menos, pero me da que cuando tenga algún bajón en mi nuevo curro, serán éstas las cosas de las que me acuerde. Ya veremos.

Hoy me despido con una receta que he aprendido en Colonia de la que me volví muy fan en el desayuno y que me la he hecho hoy para cenar.

Huevo Mollet

Cueces un huevo cinco minutos
Te lo comes