domingo, noviembre 26, 2006

China 2006: Shenzhen, día 6, Hangzhou, día 7, Shanghai, día 8, Hai'an, día 9

La verdad es que esta crónica no me está quedando como en otros viajes, entre el trajín que me traigo y que tengo bastante trabajo, prácticamente no he tenido ratos para escribir tranquilamente, y cuando los tenía, he aprovechado para hacer cosas por los sitios en los que he estado, o para acostarme pronto porque al día siguiente había jaleo. Bueno, a ver si le meto un arreón a esto y me pongo al día:

Jueves en Shenzhen

El jueves fui a trabajar a uno de estos sitios de por aquí que se te cae el alma a los pies. Te llevan en coche desde el hotel y notas como te vas saliendo de la ciudad, tal y como la tienes concebida. Todo empieza a ser más chungo, más cutre, de colores más feos, la gente empieza a tener peor pinta y, sobre todo, la sensación interna de "no quiero estar aquí" aumenta proporcionalmente conforme vas avanzando metros. Al final llegamos y nada, la fábrica ni siquiera tenía recinto privado, el edificio estaba ahí en medio de la calle y se accedía a él directamente desde la acera, por llamarla de alguna manera. Puedo decir que los metros que recorrimos desde el coche hasta la entrada han sido los socialmente más tensos de mi vida, la gente que había por la calle (una barbaridad, como en todos los sitios por aquí) me miraba como si fuera un extraterrestre. Esto de la cortesía china es un mito, si les pareces raro se te quedan mirando tan panchos y te aguantan la mirada sin inmutarse. Y cuando son muchos acojonan, aunque luego nunca hacen nada.

Después de trabajar, me llevaron a comer a un sitio bueno de la zona, en términos relativos. Me dijeron que había comida "western" y que si quería un filete, y yo dije que sí por no decir que no. Luego ellos se pidieron platos de su comida y qué mal, luego vi los precios y mi filete valía más que sus tres platos juntos, me sentí un poco sinvergüenza. La camarera, una cría de unos dieciséis años, estaba atacada de los nervios por mi culpa y nos tiró las bebidas tres veces, también lo pasé muy mal por ella, porque la jefa, que quería quedar bien por el tema internacional que se traía ese día entre manos, la estaba echando unas broncas impresionantes, pero la otra nada, venga a tirarnos los tés encima cada vez que se arrimaba con una bandeja, pobre.

Luego me llevaron al hotel y ya bien. La verdad es que fue un día de trabajo algo mierda, me encontraba algo fatal del cuerpo en general y odiaba el lugar al que me había tocado ir. Olía mal, era cochambroso, me costaba comunicarme con la gente... Pero bueno, ahora lo recuerdo desde la distancia y me alegro de haber estado en un sitio así, de verdad, no sabéis cómo trabaja esta gente en algunos sitios. Una experiencia.

Por la tarde aproveché para hacer unas últimas comprillas en Shenzhen, di una vuelta por un sitio que me habían recomendado, pero que al final no era más que otra calle comercial, y me fui al hotal a ver cómo coño me hacía la maleta, que la iba a llevar petada. Al final entró todo.

Shenzhen es una ciudad que bordea con Hong Kong, que, aparte de la isla, es un territorio que tiene unas condiciones especiales dentro de China. Se puede decir que Shenzhen es una ciudad de frontera en muchos aspectos, por lo que abunda la piratería comercial, la prostitución, el juego y todas las cosas que trae el ser un punto estratégico, con gente de paso y dinero. Por otro lado también tiene playa y se ha desarrollado un turismo muy potente dentro de China, así que ha crecido muchísimo y tiene mucho dinero por este lado también. También es muy industrial, pero más por los suburbios, pero por ahí también entra mucha pasta... no sé, tiene un desarrollo brutal, lo notas, pero me voy con la sensación de que no tiene nada, aparte de compras y ocio. En veinte años a pasado de ser un pueblo de veinte mil habitantes a una ciudad de cinco o seis millones, creciendo un poco a los bestia y desorganizadamente, así que es normal que no haya nada en plan templetes o con algo de historia detrás. En esta ciudad te lo puedes pasar como un enano, o morirte del asco. Yo he vivido las dos versiones, y aunque tampoco me lo he pasado mal ningún día, sí que me he hecho una idea de lo solo que se puede sentir uno aquí como no conozca a nadie.

Viernes en Hangzhou

El viernes volé a Hangzhou, provincia de Zhejang, desde Shenzhen. Dos horitas y media de vuelo para pasar de la manga corta al frío húmedo más desesperanteque he vivido en mucho tiempo. Y yo, como siempre, con mi chamarrita tipo las que venden, no aprenderé nunca...

En el aeropuerto, me esperaba un chino con un furgoneto que me condujo al sitio donde debía desempeñar mis actividades labo-laborales. Otras dos horitas de carretera para el pecho, de verdad, ya no sé ni donde estaba. Llegé al sitio y me sorprendió lo grande que era y lo bien montado que estaba para estar tan a hacer puñetas, era como muy europeo todo. Lo malo es que el tipo que se supone que hablaba inglés se había puesto malo y lo habían sustituido por un individuo que no se enteraba casi de nada, así que mi labor allí llegó a tener momentos bastantes surrealistas, más propias de la prueba de mímica del pictionary que de un tipo serio y profesional como yo (teóricamente). El caso es que menos mal que la señora de la limpieza que andaba por alli era la más espabilada de todos y la única que me pillaba lo que quería decirles con gestos, así la ascendieron a traductora de gestos inmediatamente y de allí no se movió hasta que no me fui. Son muy graciosos los chinos, estás allí hablando con uno y tienes a otros cinco sentados allí con él, que no abren la boca. Al principio me sentía fatal con esto, pero ya ni me fijo, por mi como si quiere estar allí toda la empresa.

Cuando terminé, decliné la oferta del dueño de aquello para quedarme a cenar, porque yo lo que quería era irme a Shanghai cuanto antes. Me pusieron un chófer, un A8, y para Shanghai señor conductor, que quedaba a tres horas y media de allí. Bueno, a cuatro horas y media al final, porque el chófer recibió órdenes de comprarme algo para cenar por el camino y nos fuimos a media hora de camino en sentido contrario a nuestra dirección, porque debía ser que allí estaba el mejor sitio de comida para llevar de la zona, y claro, no iban a llevarme a uno que no fuera ese... son la pera. Mira, yo ya me había desorientado y no me podía imaginar que no estábamos yendo en dirección a Shanghai, pero cuando vi que cuando llevámos una hora de viaje pasábamos otra vez por la fábrica, casi me pego un tiro. Fue cuando lo entendí todo.

El caso es que al final me dormí y, cuando me desperté, viví uno de los grandes momentos de este viaje. Ya estábamos con el coche en medio de Shanghai, de noche, y rodeado de todos los rascacielos iluminados. No sé si fue porque recién despertado uno está más vulnerable emocionalmente, pero se me hizo un nudo en la garganta, fue precioso.

Al rato, llegué a mi hotel, en pleno centro, y me desmayé en la cama.

Sábado en Shanghai

El sábado me levanté tarde y reconozco que me costó un rato aclarame con dónde estaba, vamos, que me desperté y tardé un rato en decirme ami mismo "ah vale, Shanghai". Me duché, me hidraté, me pinté el ojo y me fui andando a la People´s Square, a veinte minutos de mi hotel tirando por la Nanjin Lu para arriba (¿a que molo controlando tanto de Shanghai?). Allí había quedado con una conocida que tengo viviendo en Shanghai, que me cae muy bien y está buena. Lástima que esté casada y que su marido, un tío encantador, por cierto, y un guaperas, por cierto, también estuviera esperándome... Me llevaron a comer al piso cuarentaypico del rascacielos que hay en esa plaza y aluciné. El restaurante ocupaba toda la planta y tenía ventanales gigantes con unas panorámicas de Shanghai que te provocaban alternancia entre el micropene instantáneo, por la altura cuando mirabas para abajo, y rabiosas erecciones, por lo bonito que se vía todo aquello desde allí. Luego dimos una vuelta por zonas que no conocía y ya me dejaron a mi bola, que tenía que ir a un mercado de estos que hay allí a pegarme con los chinos por los mejores precios. Triunfé mucho en Shanghai, como ejemplo, me he comprado un trolley-mochila cojonudo que necesité más que el amor al verlo allí de repente, por diez euros.

Llegué al hotel a las ocho de la tarde. Estaba lloviendo mucho y no me apetecía dar más vueltas, así que decidí darme un masaje en el hotel, que aquí ya os he contado que soy totalmente adicto. Hora y media de masaje chino integral (menos el pene), que es de los que me molan a mi, porque hacen un poco de daño pero que te dejan nuevo (hay que ver que fuerza tienen las chinitas para lo poca cosa que son) y otra hora de masaje facial con potingues, que a mi esto de que me sobeteen la cara me pierde, todo por treinta euros. Cómo lo voy a echar de menos cuando vuelva.

Obviamente, llegué a la habitación y dormí como un angelito.

Domingo en Hai'an

Hoy me he levantado, he desayunado, he hecho la maleta y me he bajado a hacer el check-out del hotel. Como hasta las tres no venían a recojerme, me he ido a dar una vuelta por la ciudad. He bajado al Bund, el barrio colonial europeo de Shanghai, he estado viendo los rascacielos del río tranquilamente, me he sentado en un banco con mi música a disfrutar de las vistas, he callejeado un poco, he comido algo, he paseado otro rato y me he vuelto al hotel.

A la hora acordada, ha llegado un representante de la empresa en la que estaré mañana en un cochazo conducido por un chófer de estos que llevan hasta gorrita. A mi hay veces que me da la risa, con lo don nadie que soy yo y con estos lujos... Lo malo es que me voy acostumbrando y ahora a ver quien se mete en un Ibiza, que es el coche que yo tengo.

Bueno, me he metido de un bote en el coche, no fuera que se arrepintieran en el último momento, y nos hemos dirijido a Hai'an, provincia de Jiangsu, al norte de Shanghai (Hangzhou, la ciudad del viernes, está al sur de Shanghai), y Shanghai, está al noreste de China, casi en el mar, a la altura más o menos de Japón. Shenzhen, la primera ciudad en la que estuve, está totalmente al Sur de China, limitando con Hongkong. Tras tres horas y media de viaje, que me he hecho prácticamente dormido, con el representante a mi lado dormido también, hemos llegado al hotel. Pedazo hotel, por cierto, que en los artículos de baño gratuitos tengo hasta condones y gomina (verídico, ya veréis las fotos).

Me he cambiado, y he bajado a cenar. Como esta ciudad si que está más perdida que yo qué sé, el que llegue un occidental es motivo de celebración, así que me habían organizado una cena con diez tíos de la empresa y hasta un representante del gobierno de la ciudad, que la empresa ésta es importante aquí. El año pasado vino el alcalde, pero este año no, debe ser que se rotan para los papeos por la cara. Hemos brindado treinta veces durante la cena, que aquí se brinda cada vez que un va a beber, he quedado fenomenal contando cosas que sé de China (no porque yo sea muy culto, sino por los días que ya llevo aquí y ya me han contado otros), y me han regalado una manta de seda que a mi abuela le va a encantar y una figurita que por lo visto es muy bonita, según el gusto de aquí. Qué majos. Nos hemos puesto tibios y, yo ya no sé si es que le he pillado el punto a esto, pero la comida de aquí cada vez me gusta más, qué rico (casi) todo.

Mañana trabajo por la mañana y ya me vuelven a llevar a Shanghai después de comer. Al aeropuerto. Por la noche cojo un vuelo a España (con conexión Europea) y, si todo va bien, el martes a alguna hora llegaré a Madrid. He disfrutado muchísimo del viaje, debe ser que por ser la segunda vez, he afrontado las cosas de manera distinta, sin ningún reparo o miedo, y claro, China, en el plan que he venido yo de hoteles buenos y trato de hombre distinguido, es una gozada. He decidio venir alguna vez por mi cuenta a conocer mejor los lugares en los que prácticamente he estado de paso y otros nuevos, porque también es cierto que venir a trabajar, y no tener demasiados días en sitios que merecen la pena, le resta un poquito de potencial a esto, pero bueno, ha estado muy bien de todos modos. Me alegro muchísimo de haber tenido esta oportunidad.

Venid a China alguna vez, en serio. Ya os pondré algunas fotos a la vuelta, para daros más ganas.

19 comentarios:

Mr Blueberry dijo...

No es por nada pero el final de la crónica te ha quedado muy rollo "Pilot Guides". Yo te imaginaba con la música esa que ponen y las imagenes color sepía, distorsionadas soltando el speech final a lo Ian Wright. Con sus reflexiones finales siempre positivas de los sitios en los que han estado.

Abrazotes

would dijo...

Me sigue dando igual lo de tus masajes. ¿Qué hay de lo mío?

... dijo...

Además de los masajes, la comida y los hoteles, esta "crónica" ha sonado distinta, mirar un poco más de cerca a través de tus ojos, menos de postales.

O lo mismo es cosa mia.

Anónimo dijo...

Yo también creo que merece la pena muchísimo. Pero un poco en plan libre, no con el tour mega organizado.
No se por qué han quitado los vuelos directos de Spanair y Air plus comet. Se ve que a los españoles no les va demasiado La Chaina.
Y la comida, buenísima!!!

Anónimo dijo...

pues a mi lo de los masajes me da muchisima envidia...

y eso de "Venid a China alguna vez, en serio." es una invitacion en firme o es una ingenua sugerencia para que este año no veraneemos en Benidorm y nos vayamos por un presupuesto similar a ese gran pais? porque claro, recuerda que a ti te pagan los viajes...

ahora que lo pienso, podria mandar mi CV a tu empresa, viajar y luego pedir la cuenta.

Anónimo dijo...

ah, y buen viaje de vuelta!

Anónimo dijo...

ainsss, qué recuerdos, tiatiatia. Yo no macuerdo mu bien, pero Hangzhou ¿es la ciudad esa con el pedazo de aeropuerto en el que una coca-cola te cuesta tres euros o es la ciudad superbonita y cuca con el cutreaeropuerto que casi tienes que llevar tú la maleta al avión? ¿ein? Es que una es Hangzhou y la otra es Changzhou y no hay quien saclare, jooopetas.

chs dijo...

Pues yo ni aunque me regalen el billete.

Anónimo dijo...

Pero no te da rollo que la gente esté malviviendo, sin una vida real, con un salario miserable y horas y horas de trabajo? yo no sé pero sólo imaginarlo ya me entra la depre. No podemos seguir explotando a la pobre gente. Ellos tienen derecho a vivir como nosotros.
Y son precisamente las empresas de países más desarrollados las que mantienen esta situación, por la conveniencia de la mano de obra barata. Me da incluso algo de verguenza, para ser sincera. Y más me daría si tuviera que verles las caras, y yo con mi chofer y mi hotelazo. No sé, es cuestión de educación.

Anónimo dijo...

Ya sabes, Dwalks, la próxima vez que tu empresa te diga que para China les dices, para empezar que son unos hijosdeputa y luego presentas tu dimisión inmediata.

would dijo...
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would dijo...

Uy, iba a polemizar, que de las veces que he discutido esto ya voy dando conferencias por ahí, pero resumiré en que no hay que confundir disfrutar de un viaje en China con tener menos corazón que un Donut.

Un tipo raro dijo...

¿y de que trabajará este muchacho? de verdad que estoy intrigada... igual de Ronal McDonalds, y tiene que actuar en los diferentes restaurants... pero no, por que le invitan siempre a pescaito frito...

Vespasurfing dijo...

Joder te tengo una envidia increible. Yo de mayor quiero ser como tu.

Anónimo dijo...

Qué quieres que te diga...a mí si me gusta la crónica, con tu chófer y esas cosas. Renunciar a algo que te ofrecen en un país extranjero siempre es una afrenta, no? Y contar lo que se ve, tanto las miserias como lo bonito es lo que puede ayudar... o algo.

Anónimo dijo...

Would me gustaría mucho leer tu "conferencia" por saber qué piensa una persona que trabaja en este tipo de empresas. No lo digo con rentitín ni nada, sin malinterpretar por favor.

dwalks dijo...

ya estoy en madrid. no voy contestar a los comments porque estoy muy cansado y son muchos, pero muchas gracias por andar por ahí estos días, no sabéis la compañia que hace.

haré una excepción para el comment del usuario anónimo, porque creo que ha malinterpretado todo esto. por supuesto que no me gusta todo eso que comentas y me gustaría que fuese de otra forma, pero he ido allí por trabajo y el hecho de que lo vea delante de mis narices no significa que pueda hacer algo para cambiarlo. simplemente lo he contado tal y como lo he visto, porque existe y seguirá existiendo aunque no te guste, y creo que es una experiencia que he vivido y que ha sido interesante de alguna forma. respecto a mi, sólo decir que no he ido allí por negocios, mi labor es otra, y creéme, sirve de alguna manera para que las cosas dejen de ser así. por otro lado, las empresas a las que he ido no son de occidente, sino chinas, y el hotelazo y los chóferes me los ponían los de la propia fábrica sí o sí. teniendo en cuenta que voy completamente sólo y a sitios bastante jodidos, te aseguro que no me causa ningún remordimiento sentirme un poco seguro por allí. me parece muy bien la solidaridad y todo eso, pero creo que has hecho apreciaciones de boquilla, idealistas pero sin base y sin tener ni idea de qué pintaba yo allí y de las circunstancias que generaban esos contrastes que tantos remordimintos (según tú) debían generarme. así que creo que a eso se le llama mear fuera del tiesto (aquí y en china)

por cierto, que pena los negritos de etiopía y que tú comas filetes todos ls días que quieras. y que con lo que te gastas en una copa, puedas alimentar a una familia un mes...

Anónimo dijo...

Así se habla. Cada día estoy más enganchado a esta peña esta de los Would y los Dwalks y los Kurt. Molan.

Anónimo dijo...

Sí q molan, sí... a mi me tienen enganchadísima entre todos!
Un saludín.