Hoy ha sido mi último día de rehabilitación por el momento. A pesar de los casi dos meses que llevaba, no he notado mucha mejoría respecto a antes de empezar, por mucho que mis vastos tengan el aspecto propio de los de un superhéroe a día de hoy (¿alguien sabe cómo copiar y pegar músculos en el propio cuerpo?). Cada vez estoy más convencido, si no lo estoy ya del todo, de que después del verano me operaré por segunda vez tras tres años desde la primera intervención, aunque esta vez será más light. Quiero pensar que será para mejor, porque no me apetece ni un pelo y es meterme de nuevo en quirófano, baja, rehabilitación... pero bueno, ya decidiré cuándo lo haré a la vuelta de las vacaciones.
Me he despedido de los pocos veteranos que quedaban y de algunos de los nuevos que fueron llegando. Dudaba entre llevar unos bombones, unas galletitas o una botella de vino a modo de despedida, lo típico, pero al final se me ha olvidado y no he comprado nada. Casi mejor, porque como todo el mundo lleva algo parecido a eso cuando llega su último día de terapia, resulta que nuestra clínica parece la sección de alimentación del VIPS. Vas a coger una bolsa de hielo del congelador y tienes que andar apartando los Häagen-Dazs que se han ido acumulando. Las toallas están en el mismo lugar que sirve de almacén para las latas azules de galletas danesas, tenemos un bote gigante de Lacasitos que lleva más tiempo que yo en la clínica, pese a alimentarnos todos los días de él, y así sucesivamente. De todos modos, me ha sabido mal no haber tenido un detalle. Eso sí, gracias a esto, me he acordado mucho del libro ‘Microsiervos’ de Douglas Coupland. En él se comentaba que la sociedad americana sólo estaba preparada para incorporar a su lenguaje una palabra alemana cada tres años. La última había sido Häagen-Dazs y aún no tenían muy claro cuál sería la siguiente. El libro es de 1995, creo. Me pareció brillante.
Y he recordado que un día en la clínica me encontré una piedra muy llamativa con la que no me pude quedar. Era roja y también brillante, pero no me pertenecía, así que la dejé donde la vi. Qué malas son las tentaciones y qué extraño se siente uno cuando hace lo correcto.
Ahora me espera un verano cargado de incertidumbre. Muchos cambios tras varios años de seguridad en mi vida. JB&M. se irán de vacaciones por su cuenta algunos días, seguramente en plan camping itinerante como ya han hecho en otras ocasiones. Se tienen el uno al otro y es envidiable lo bien que se compenetran después de tantos años juntos. Aún no sé que harán PrimaP&O., pero tampoco será un problema para ellos el no haberlo decidido aún. Supongo que los ahogos hipotecarios limitarán un poco sus planes, así que nada, a echarle imaginación. Kurt se queda, que ya ha tenido lo suyo. Chs vendrá de Brasil, como lleva haciendo cada seis meses desde hace casi tres años. Va a traerse por primera vez a su novia Lu (su novia Lu!!) y la expectación es alta. Casi tanto como la generada por verle con su recién estrenada ortodoncia. No le dejaremos de pedir que sonría porque, según nos cuenta, ya tiene dominada la sonrisa a lo Ben Stiller en ‘Algo pasa con Mary’ cuando hacía de adolescente. Y me lo creo.
Yo también tengo mis planes pero creo que tendrán su propio post.
Excelente Edward Norton en ‘American History X’. Lástima, ese personaje merecía una película diferente.
4 comentarios:
Bonita metáfora, dwalks.
Por cierto, tambien en Microsiervos, D. Coupland dice que al final lo olvidamos todo porque los seres humanos somos máquinas de amnesia.
No te preocupes y disfruta de las vacaciones.
me sigo quedando con el pasaje en el que el culturista del grupo se tuvo que ir corriendo a comerse un pollo antes de que se cerrara su ventana de proteínas.
Perdona, pero lo de la ventana de proteínas es algo cierto y real. Yo también he sufrido ese agobio, así que no hagas risas al respecto.
Y, por cierto, el verano va a ser la bomba, empezando por esta noche...
(Qué tipo de nombre es "Lu"??!!)
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