jueves, junio 17, 2004

Rehabilitación

EL HECHO

Asisto regularmente a rehabilitación desde hace un mes. Mi rodilla izquierda es un desastre pero trato de hacer todo lo que puedo por ella. Ahora estoy fortaleciendo los cuádriceps porque se supone que éstos tirarán de mi rótula hacia arriba para que deje de rozar donde no debe y, así, desaparezca un dolor punzante que me hace la vida imposible desde hace un año. Por cierto, me operé de ligamentos y meniscos hace tres. Básicamente, bajo escaleras y cuestas con miedo ya que si lo hago de forma relajada me pega un pinchazo muy desagradable y doloroso, mal negocio, pues realimento mi inseguridad continuamente. Me siento extraño cuando el médico habla de mi pierna como si lo hiciera de un electrodoméstico averiado ‘se te habrá quedado una esquirla de menisco por ahí encajada que no te deja hacer el juego de rotación correctamente’. Y yo asiento mientras visualizo al trozo de menisco impidiendo rotar a mi pierna. No sé cómo será la esquirla, pero me la imagino así, como una media luna del tamaño de una uña recién cortada, pero más gruesa y más blandita. El médico está convencido de que, si los ejercicios funcionan, podré bajar las escaleras o cuestas tranquilamente a la vez que voy pensando en mis cosas y no en dónde y cómo apoyaré el pie, que es muy aburrido y agotador.

EL SITIO

En el centro al que voy nos reunimos diariamente gente de todo tipo, por lo que hemos creado un vínculo muy especial. Existe un acuerdo tácito entre nosotros que consiste en ‘yo te pregunto cómo estás tú pero luego tú me preguntas cómo estoy yo’. Por supuesto, se cumple religiosamente y muy mal rollo si uno olvida su parte. Y es que todos tenemos la sensación de que ya tenemos suficientemente aburridos a nuestros familiares y amigos con nuestros problemas. Como eso no es incompatible con querer seguir haciéndolo, necesitamos nuevos oyentes para nuestra crónica diaria de sensaciones y evoluciones varias. En mi opinión, es un buen sitio para hacer esta terapia, porque dejas el problema ahí y te olvidas de él hasta el día siguiente, donde lo retomas ahí también, teniendo a tu disposición un auditorio ávido de noticias cuyos temas estrella son los más minuciosos detalles acerca de nuevos crujidos, hinchazones y hormigueos perniciosos.

LA GENTE

Hay casos muy llamativos, como el de V., que es una señora a la que se le quedó la mano como un doble whooper en un accidente de tráfico y no pierde su optimismo ni un momento. Es tal y cómo querría ser yo en su situación. Va evolucionando, pero lo cierto es que tiene el brazo y la mano bastante dañados, de modo que parece que va pidiendo limosna todo el tiempo, porque esa es exactamente la postura debe adoptar para no sentir dolor. También está E., una nonagenaria a la que duele todo y se pone ella misma la magnetoterapia donde le parece bien, independientemente de las instrucciones del médico: en un pie, en un hombro, en la espalda... es una gran autodidacta. A ella, con tal de que el aparato haga ruiditos electrónicos continuamente (tip, bzzzz, bip, bip, fzzzz, bip), lo demás no le importa demasiado, se siente mejor y ya está. Se cura a su manera. (Ojo al negocio de ruiditos con efecto placebo). Otro personaje es J., un tipo de Jaén realmente divertido y que tiene algo parecido a lo mío pero en leve. Domina el arte del adjetivo, es decir, al hablar le coloca a cada sustantivo el adjetivo más rimbombante del que dispone. Sirvan de ejemplo como marca de la casa: musculatura espléndida, magnífica actitud, virtuosa fisioterapeuta, espeluznantes sensaciones... Todo esto lo expresa con la misma naturalidad con la que yo digo buenos días.
Luego están las chicas, las fisios (allí se dice así). Tenemos unas fisios con las que todos estamos encantados y siempre tienen buen rollo, entre ellas y con nosotros. Trabajan bien y nos retuercen todo lo que haga falta, haciendo caso omiso de nuestros lamentos, muecas y sudores fríos.

Y por último, C., mi fisio, una idealista a la que echaré de menos. Por circunstancias ha tenido que dejar mi turno y lo cierto es que ya no será lo mismo sin ella. En absoluto.

Suerte C.

4 comentarios:

would dijo...

No subestimes los efectos que pueden provocar en el cerebro las fugas de los aparatos de ultrasonidos o rayos X. Escapa antes de verte llevando bandejas de bombones, como agradecimiento dando besos y abrazos, y tratando de reprimir una lagrimilla furtiva. Lo he visto todo y eso no fortalece la dignidad de un rehabilitado.

dwalks dijo...

Lo tendré en cuenta... ¿sabes si aceptan devoluciones de cajas rojas de Nestlè?

Anónimo dijo...

me he reido "estrepitosamente" por primera vez desde que han cuasimutilado mi antes preciosa rodilla (osea,desde mi operación)
Tu descripción es buenísima, y me ha encantado recordar cada detalle gracioso visto desde tu prisma personal...je,je,je
Rubi

curso rehabilitacion dijo...

La rehabilitación es fundamental. En la actualidad la rehabilitación es el pilar básico para lograr el grado máximo de curación para numerosas patologías como por ejemplo la rotura de meniscos.