viernes, julio 28, 2006

Pause

Escribo este post a la vez que tengo la lavadora puesta, también el lavavajillas, a la vez que selecciono los calzoncillos que se vendrán conmigo a la playa y a la vez que hago cedés para el coche, que el iPod me lo llevo también que Agr tiene altavoces adaptados. Soy polivalente, soy una maruja, Dwalks está preparado para la vida moderna y lo demuestra.

Me tomaré un descanso de todo, siempre lo hago por estas fechas, que viene bien, un mes.

De primeras me voy unos días por Cádiz, diez, con algunos de mis mejores amigos, Agr y CF, además de Clitos, que también se ha apuntado. Repartiremos el tiempo entre dos pueblos, que la semana que nos cogimos inicialmente de apartamento se nos quedaba un poco corta y nos anexamos cuatro días más porque sí en otro pueblo, por coger el primer fin de semana, que si no empezábamos un martes y no era plan. Saldremos, jugaremos a la play, iremos a la playa y dormiremos poco. Comeremos mal y desayunaremos a las dos. Cenaremos si nos acordamos y tardaremos mil horas hasta que nos duchemos todos. Iremos a Conil, a Caños, a Tarifa y descansaremos en Zahara. Y a donde salga. Intentaremos ligar y ligaremos algún día. Oiremos mucha música y nos reiremos tanto con las mismas gilipolleces de siempre que nos dolerá la cabeza. Nos mosquearemos algún día alguno con alguno, y todos reventaremos algún día, no necesariamente a la vez, y dormiremos quince horas del tirón. Acabaremos de día casi todos los días, hablando y tal, sentados en cualquier sitio.

Luego llegaré a Madrid y pasaré unos días por aquí, pocos, que Elza me espera en Altea en bikini. Pasaré con ella cinco días, solos, chico y chica, heterosexuales, solteros, bronceados. Qué pereza volver a tener la conversación de siempre. "¿Y no os liáis?" "no" "pues no sería tan raro, pasáis mucho tiempo juntos" "semos amigos" "ya, pero un día tonto lo puede tener cualquiera" "se-mos a-mi-gos". Iremos a la pisci, a la playa, iremos a la compra al súper y leeremos libros uno al lado del otro. Saldremos por Altea, a ligarnos millonarios bohemios que cultiven naranjos y también por Benidorm, que yo eso no me lo pierdo una vez al año y las guiris me ponen en verano. Y por donde surja. Conociéndonos, nos enrollaremos a hablar con lo primeros que pasen por la calle y tengan pinta de molar, a saber donde acabamos. Por lo demás, oiremos música y tomaremos cerveza y copas. Comeremos sanísimo y cenaremos en restaurantes. Nos echaremos la siesta y veremos los fuegos artificiales. Me haré amigo de los de su urbanización, que me ha dicho Elza que son muy el plan, aunque un poco jovencitos para nosotros. Ya veremos.

El último finde que esté con Elza, vendrá Kurt a Altea y coincidiremos. Igual me voy a su casa, porque él se quedará cuando Elza se vaya y así adelanto trabajo. Iremos mucho a su minipiscina, comeremos muchísimo, iremos poco a la playa y saldremos. Leeremos todos los periódicos y escucharemos la música que nos dará los jits del verano. Criticaremos, dormiremos, cocinaremos y haremos margaritas antes de comer. Nos haremos muchas fotos y cantaremos.

Justo cuando se vaya Kurt, pasaré mis últimos días de Altea en casa de Elliot por tercer año consecutivo. Otra mudanza. Vendrá Would, aunque espero que venga antes, por lo menos para coincidir con Kurt. Tomaremos muchas cañas con aceitunas y mejillones, que preparará Elliot. Cocinaremos todos los días, colaboraremos en la casa y montaremos en barco. Bucearemos y haremos algo de ejercicio. Nos bañaremos en el mar y saldremos un par de días en total con Elliot, que Elliot es padre y le controlan. El resto de los días, ya veremos. Haremos botellón en el puerto algún día y Would y yo cuidaremos de la hija de Elliot muchísimo para ganarnos a las amigas de la mujer de Elliot, que también vendrán. Estaré a rato picado con Would, y seremos muy gais en otros momentos. Dormiremos juntos y nos hostiaremos a almohadazos antes de dormir o algo.

Esto es lo que hay y lo doy por descontado, lo que venga está por ver, tengo un planazo y me muero de ganas por irme de vacaciones.

Nos vemos en septiembre por aquí, con las fotos y con ganas de saber de vosotros.

Pasadlo bien.

jueves, julio 27, 2006

Yo, si estuviera soltero como tú...

Hoy he quedado después del trabajo con Moz y con Jol para comer. Son mis compañeros de trabajo más cercanos aparte de Would y Elliot, que no han venido, Would porque es un malqueda y ha desaparecido a última hora, y Elliot porque está de vacaciones y el pobre no puede. El resto que podían haber venido (porque era una comida de los más cercanos y nada de invitar a gente con la que no te tratas durante el resto del año, que da mucha pereza y ya lo hemos hecho) estaba de vacaciones también, así que nos ha quedado todo como muy íntimo y apetecible, fácil de organizar.

Hemos ido al Nina, en Manuela Malasaña, que es un sitio un poco pretencioso pero tiene buen menú del día por 11'30 Euros, un poco caro para ser menú del día, pero te cambian los cubiertos entre plato y plato (que en el fondo me la pela, pero me mola) y la buena ventilación del local consigue que no salgas oliendo a boquerones. Yo me he pedido una ensalada de múltiples lechugas aliñadas dignamente con vinagre de módena, con (escasas) gulas a un lado, y un bonito encebollado de segundo que me ha faltado pan para rebañarme la salsa. Muy bueno. De postre melón, que me ha salido un poco pepino pero no estaba malo. Después nos hemos tomado un café y un pelotazo, que han sido dos, en el irlandés de enfrente, y hemos hablado de las vacaciones (ellos están casados y tienen dos niños pequeños cada uno, así que su plan no podía competir con el mío), hemos hecho un vida de soltero vs. vida de casado, en el que según ellos han ganado, y también hemos hecho una lista de infidelidades que se pueden perdonar y otra de las que no. Yo, que estoy bastante salido e general, pero luego tengo una naturaleza bastante fiel y monógama, no entendía muchos puntos de vista, pero al final he aportado algunas cosas y todo. Es ponerse. Me jode un poco cuando los casados se alían y me empiezan a decir que si tengo que estar follando un montón por estar soltero, porque ellos cuando estaban solteros se ponían las botas. Ya, claro. Yo les he intentado hablar de las rachas pero ellos no me hacían caso y se han puesto a contarme las batallitas sexuales que ya me han contado mil veces en los cafés o comidas de los últimos cuatro años. Yo les he dicho que por contar lo mismo muchas veces no significa que hayan follado más.

Despues del irlandés, y con los dos gintonics apoderándose de mi cerebro a cuarenta grados a la sombra en la calle Manuela Malasaña, qué horror, en vez de meterme en el metro de San Bernardo, me he metido en Lanikai y me he pillado unas bermudas muy chulas rebajadísimas, un comprón. O eso me ha parecido en mi estado de euforia, que ahora no estoy muy seguro de cuánto me han costado y ahora que las estoy mirando tampoco son tan-tan bonitas.... añadiré a mi nota mental "no ir al súper con hambre" la coletilla "ni ir de compras pedo", que no aprendo.

He llegado a casa sobrio pero empapado en sudor, me he quitado la ropa y me he tirado en gayumbos al sofá. Estaba muerto de sueño, hoy no he dormido mucho por el calor y, entre eso y las copas, estaba reventado. He llamado a Agr y a CF para hablar de las vacaciones, que nos vamos el sábado, y luego a Kurt para cancelar la cena que nos habíamos montado para conocer el restaurante del Real Madrid, que según él no es caro y hay que verlo ya, sí o sí. Yo es que no podía esperar a que él saliera del trabajo a sus horas con el sueño que yo tenía.

Después de las llamadas, me he quedado dormido en el salón, en la misma posición que había acabado adoptando en el sofá al acabar de hablar por teléfono (tumbado bocarriba, con los gemelos de las piernas apoyados en el reposacabezas y con los pies en el aire saliendo por ahí, que el sofá no está pegado a la pared y te colocas así estupendamente, muy natural todo). Me he dormido muy bien, con el teléfono en mis pechos emitiendo radiaciones negativas a mis órganos vitales, muy a gusto, pero como el sofá es de piel y yo estaba sin camiseta, al final me resbalaba por el sudor y me caía lenta y angustiosamente, y perdiendo mi ergonomía. Como así no había quién durmiera una siesta, al final he decidido terminarla de sopetón y me he puesto a hacer unos cedés para las vacaciones bastante encabronado, así que los tengo que revisar porque igual me han quedado algo deprimentes o agresivos. Luego he pensado que podía haber evitado lo del sofá me poniéndome una camiseta o tumbándome normal en el sofá, o haberme ido a mi cama incluso, pero ya sabéis que mi estado catatónico al despertarme, no me permite esos razonamientos tan complejos.

miércoles, julio 26, 2006

Lo que acaba y lo que empieza

Ya, te descuidas un poco y te tiras una semana sin actualizar. Lo reconozco, tengo la cabeza más puesta en el verano y en las vacaciones que en el blog, y eso que me lo paso muy bien escribiéndolo últimamente, pero no sé, que se me ha ido la olla un poco, no tengo una excusa mejor a la que aferrarme y morir por ella defendiéndola, éste está siendo un verano que lo mismo escribo a diario que ni miro el ordenador en una semana, y no hay motivo. Se lo comentaba hoy a Juan, la semana pasada se me amontonaron los planes y, entre las magníficas siestas en las que me veo involucrado después de comer, mi sorprendente disciplina con el gimnasio y una sucesión de planes nocturnos a los que acudí sin excepción, se me fue el tiempo en eso.

Lo que acaba

Ayer tenía pensado haber escrito algo para empezar la semana en condiciones por aquí, pero llegué a casa después de trabajar y, como estoy sólo y hago lo que me sale de las bolas, pues después de comer, me despeloté directamente y me tiré en la cama con la intención de ver en el portátil algún capítulo, uno o dos, de la última y quinta temporada de "A dos metros bajo tierra", que ya me había pasado (y destripado, muy amable) Kurt, y que ya había empezado a ver el domingo, enchufándome tres episodios después de comer. Me acerqué la mesita del ordenador a la cama, giré la pantalla en un ángulo perfecto para estar como dios, dejé una botella de dos litros de cocacola a una simple extensión de mi brazo izquierdo, y ahí ya perdí el control sobre mi mismo. A las once o a las doce acababa el noveno de los nueve capítulos que vi sin interrupción, y por lo tanto, terminé la serie. Bueno, interrumpía cada episodio para irme a fumar un cigarro a la ventana, que ya olía bastante a mono la habitación como para encima andar fumando ahí, y para ir al baño, pero poco más. La serie que me ha acompañado los dos últimos años, mi serie favorita de todos los tiempos, había acabado para siempre. Qué sofocón me cogí yo solo en mi habitación, qué veinte últimos minutos más duros de sorberme los mocos y saltárseme las lágrimas, pero es que los últimos capítulos me tumbaron completamente, especialmente el último, al que ya llegaba yo bastante compungido y contenido, y se me fue de las manos la dignidad y el saber estar con la preciosa escena final. Debió ser patético visto desde fuera, pero yo fui completamente feliz ayer, aunque me dormí tan afectado por dentro como por fuera, que de tanto capítulo se me quedó el cuello más rígido que un dispensador de caramelos pez.

De verdad, ved esta serie. Y si lo hacéis, hacedlo bien, temporada por temporada, sin saltaros capítulos. Merecerá la pena. Lo de verla en versión original ya no lo digo, que me repito, pero yo he visto algun capítulo en La 2 y, aparte de que no mejoras y cuidas tu inglés, no es lo mismo.

Lo que empieza

Pero por encima de todas estas experiencias personales tan irrelevantes para el mundo, la verdadera alegría me llegó el miércoles pasado. Mi amigo Chs fue padre de Chsinho, que nació el martes pasado en Brasil, porque él trabaja en Brasil desde hace cinco años y su mujer Lu es brasileña, y casualmente se conocieron allí, qué cosas. Bueno, esto ya lo aventuré cuando Chs nos lo contó y demostró al mundo que era verdad eso de que había copulado con una mujer en Brasil. El único problema de Chsinho es que finalmente ha sido Chsina, así que nada, lo cambiamos y punto, sin problema, que Itwalks siempre ha sido un blog que ha querido apoyar el cambio de sexo y qué mejor ocasión que ésta.

La verdad es que la distancia hace que todo esto se viva un poco menos intensamente que si el nacimiento hubiera sido aquí, y que sea difícil imaginarse a Chs con una hija, habiendo visto únicamente unas fotos y por sus e-mails, pero estoy seguro de que cuando la traiga (supongo y espero que en navidades) voy a quedarme con una cara de imbécil que intentaré controlar para no traumatizar a la niña y que se me ponga a hacer pucheros en cuanto la coja en brazos. Lo estoy deseando, es lo que siento, que quiero verla, cogerla, ponerle el chupete, lanzarla por los aires varios metros y, por su puesto, cuando caiga dando vueltas, enseñarle a sus padres mi especialidad con los bebés, que es recogerlos con una sola mano y sin mirar dos centímetros antes de que toquen el suelo. Os va a encantar. Si es que Chsinha es el primer bebé que realmente me ha importado en mi vida más allá de la alegría que haya podido sentir por los de otros amigos o familiares, que también, pero de otra forma. Tengo muchas ganas de conocerla.

Por cierto, ¿yo que soy respecto a esta niña?. Me niego a no tener ningún vínculo reconocido con ella. Chs dice que soy su tío, pero no soy su tío, las cosas como son. Pseudotío tampoco me convence, y no se me ocurre nada más. En serio, ¿hay algún nombre para la relación entre una niña y el amigo de su padre? (y no me refiero a 'incesto', que ya sé que os la he dejado a huevo, pero no va por ahí la cosa).

Cómo me alegro de que todo haya salido tan bien, felicidades, se os echa de menos.

lunes, julio 17, 2006

Finde review: Viernes con Elza y un poco de Moz/ Sábado aprovechado/ Domingo cine, parque y café

El viernes quedé con Elza para salir. Ni Agr, ni CF, ni Kurt ni Would estaban disponibles, todos con planes individuales, así que cogimos Elza y yo y nos montamos un mano a mano, lo que ya empieza a ser un clásico y un muy buen plan para salir, porque nos contamos la semana, nos reimos, nos encontramos gente, nos echamos unos bailes y a veces ligamos, me parece un planazo.

Tras unas cervezas y un par de paradas por algunos bares de la ruta habitual, entre los que se encontraba el Susan sin Juan (esto es bastante habitual también) y donde nos tomamos un estupendo pelotazo servido por un camarero de aterciopelada voz, nos fuimos al Costello, donde nos encontramos con mi compañero de curro Moz y su señora. Siempre he dicho que qué pena que Moz y yo nos hayamos encontrado en momentos tan distintos de nuestras vidas, porque tenemos tantas cosas en común que seguro que nos lo hubiéramos pasado muy bien, pero ya está casado y con dos niños, y punto pelota. Se vinieron un rato a El Sol, se fueron antes que nosotros y luego ya nos fuimos nosotros.

Yo no bebí mucho, pero salí de El Sol con un chuzo considerable e inexplicable que me llevó a tirarme un a un cesped del Paseo del Prado a despejarme. Qué bien estábamos ahí los dos tumbados mirando para arriba, pero ante el inminente riesgo de quedarnos dormidos, sobre todo yo, y despertarnos a las diez con las palomas comiéndonos los ojos, nos tuvimos que levantar a coger un taxi. En el taxi ya me dormí y menos mal que el taxista era buena persona y me llevó a donde le dije, una vez dejé a Elza en en su casa, porque podía haberme descuartizado tranquilamente y yo sin enterarme.

El sábado colaboré en casa por la mañana y, por la tarde, como a las cuatro, quedé con Kurt para ir al Reina Sofía porque había una exposición de Matta-Clark. La verdad es que si no hubiera ido con una persona tan informada como Kurt, la exposición no me hubiera dicho gran cosa, pero como Kurt me iba contando por qué el autor hacía esto y lo otro, lo que significaba en su contexto y lo que pretendía, pues me gustó bastante. Luego vimos alguna cosita de la exposición permanente del museo, pero como la idea no era pasar una tarde en el museo, pues a la hora y media estábamos fuera.

Nos fuimos a ver tiendas, intentando apurar las rebajas en busca del gran chollo, y antes nos tomamos una cocacola en el Rodilla de Goya, donde tuve que hacer un pis en el baño de las señoras porque el de los hombres estaba roto. Aunque seguí las instrucciones del encargado, mis peores temores se confirmaron cuando una señora entró cuando yo estaba meando y me intentó abrir la puerta en pleno chorro:

Ella "¿está ocupado?"
Yo "sí"
Ella "pero éste es el baño de las mujeres"
Yo "ya, disculpe, que es que el otro está estropeado y me han dicho que entre a éste"
Ella "pues no me parece bien"
Yo "pues no sé, señora, a mi me han dicho que pase"

Salí y me miró un poco mal, pero yo pasé de ella y le dije adiós con una sonrisa de oreja a oreja, que es lo que me sale cuando me miran mal. Le invité a Kurt a la cocacola y luego él me invitó a unos calcetines en el H&M. El se compró unos tirantes para conseguir un efecto moderno, pero lo que consiguió fue un look de skinhead chungo que atrajo como un imán las miradas de todos los osos de la calle Hortaleza, que se lo comían con los ojos.

Antes, pasamos por tiendas carísimas de éstas que le fascinan a Kurt, tipo Gallery y Eks, y lo de siempre, vamos a esas tiendas porque Kurt quiere comprar algo, al final no ve nada o lo que le gusta es prohibitivo. Llego yo que voy de acompañante, rebusco un poco por ahí por hacer tiempo mientras espero y acabo encontrando un chollazo de mi talla. En esta ocasión un polo de Fred Perry chulísimo a un precio increible para lo que son esos sitios. Kurt rabiaba de impotencia, reconociendo que esta situación comienza a convertirse en otro clásico, pero qué le vamos a hacer. Ya es la tercera vez que pasa esto.

Como curiosidad, decir que nos hemos pasado buena parte del sábado, cada vez que queríamos expresar alegría o que algo nos gustaba, imitando en plan de coña el rígido movimiento de tetas con sonrisa de enloquecida de Amanda Lepore para el anuncio de pintalabios MAC, que me ha descubierto Kurt, cómo no. Imaginad que una cadena de televisión acepta emitir un día y a una hora determinada un anuncio de seis minutos del que no sabe nada, tan sólo la marca anunciante (en este caso, MAC). Y cuando lo emite, sucede esto. Parece fuerte, y lo es en cierta medida, pero el caso es que luego Amanda Lepore, po lo visto, es un travesti de superbuenrollo, una persona bastante inteligente y muy respetada en estos círculos artísticos en los que se mueve, engaña mucho si no la has visto nunca. También ha decidido ir desnuda a todos los eventos a los que sea invitada, pero eso ya no me incumbe. En fin, impagables los momentos del meneo de las tetas con la sonrisa (hacia la mitad del video), el del pintarrajeamiento en general, el del niño que la mira sin juzgarla y el de la carrerita con la maleta del final. Personalmente, el anuncio me parece una rayada importante y un poco pasado de vueltas, pero a fuerza de hacer el imbécil con Kurt, lo hemos convertido en nuestra absurdez del fin de semana y me hace gracia.

Acabamos cenando en la pizzería Maravillas, que teníamos antojo, y acabamos pidiendo unas pizzas y una cazuela con carne, bechamel, piña, nueces y qué sé yo cuántas cosas más, le gusto a Kurt más que a mi. Es que se la vimos a los de la mesa de al lado y nos encaprichamos. Vivimos un momento algo patético antes de sentarnos en nuestra mesa de la terraza porque caían cuatro gotas y amenazaba chaparrón veraniego, y no era plan de cenar como unas sopas. Amagamos cuatro veces con levantarnos, porque era sentarnos y empezar a lloviznar, pero una vez nos levantábamos, paraba. Así cuatro veces y el camarero que nos atendía ya de los nervios. Al final nos quedamos y acertamos.

Dejé a Kurt en casa, que a él los sábados no le gusta demasiado salir, y yo me fui a tomar algo con una amiga que me llamó justo cuando yo había decidido que no tenía plan y me iba a ir a casa también. Fue un día de bastante potra en general, con lo del polo, la no lluvia, que también aparqué estupendamente en cada sitio al que fuimos, el plan este que me salió a última hora... potradwalks.

El domingo comí en casa, vi los coches y quedé con Elza para ir al cine. Nos decidimos por Junbug, que nos gustó mucho. La vimos en los Renoir Princesa y antes nos tomamos unos frapuchinos tirados en el cesped de Plaza de España, que se estaba fenomenal, ahí entre las parejas dándose la paliza de mala manera, inmigrantes y guiris. También me encontré por segundo día consecutivo con un exrollete que tuve hace año y pico, que nunca me había pasado esto de encontrarme dos veces con mi pasado en tan poco tiempo. Fue gracioso, un poco raro.

Llegué a casa a las once, cené y me fui a dormir, que estaba cansado.

jueves, julio 13, 2006

Mi piscina

Este verano estoy bajando bastante poco a la piscina de mi urbanización. No era ésta mi intención en junio, cuando la abrieron, yo quería bajar todas las tardes a dorarme organizadamente y a hacerme unos largos, por aquello de aprovecharla y no llegar con la textura y el color de un calamar crudo a la playa en agosto, pero lo cierto es que he debido bajar un par de veces en lo que lleva abierta. La cosa es que llego a casa muerto de hambre y como, después me siento a ver un poco la tele y me duermo, no menos de una hora, así que cuando me despierto, me empiezan a entrar las prisas para ir al gimnasio, que si voy más tarde de las siete empieza a llenarse y es un infierno, que si no voy pierdo la panoja del mes... y ya paso de la piscina. Después del gimnasio podría ir, pero ya me entra el hambre y pienso que ya no queda tanto para cenar, y encima me siento bien por haber hecho deporte y me da un poco igual lo de los largos, total, a las ocho moreno no me voy a poner, así que me digo que ya al día siguiente no me echo la siesta y que seguro que me da tiempo a hacer todo. Y así todos los días, un desastre.

Aún así, los pocos días que he bajado, he podido comprobar que las cosas no cambian mucho de un año para otro, que ya son quince años desde que tenemos piscina y nos conocemos de toda la vida, y no somos tantos en la urbanización, así que estamos un poco como como en familia.

Esto es lo que se puede encontrar en mi piscina:

- Un grupo de marujas que se ponen en el cesped de la entrada para fichar a todo el que entra. Cuando llegas, te miran de arriba a abajo y te saludan encantadoras. Cuando las dejas atrás, ya se ponen a despellejarte. Como lleves a una novia o una amiga, la pulverizan en cinco minutos, y en cuestión de horas, todo el mundo se ha enterado de que tienes novia, amiga, y si son guapas ("es más mona..."), feas ("oye, qué poquito vale") o si tienen pinta de zorrón ("esta piscina no es como para venir con ese bikini"). Yo las saludo siempre supermajo y según voy pasando delante de ellas las miro intencionadamente las pistoleras, es mi pequeña venganza, dado que van a rajar igual de uno.

- Una señora hidrófoba que jamás se ha bañado pero baja siempre. Le da miedo el agua, hasta por donde no cubre, así que se dedica a darle a la lengua toda la tarde y, cuando sus amigas se bañan, ella va caminando por el bordillo de la piscina acompañándolas en sus largos. Total, como todas nadan a braza sin mojarse el pelo, que parecen grullas, pueden seguir casca que te casca mientras nadan.

- Dos niños pequeños, que son hermanos, que ya a estas alturas de la vida parecen dos jubilados. Estos son más recientes, pero se han convertido en unos personajes bastante importantes. No sé como se llaman, pero yo les llamos el señor Antonio y el señor Tobías. Deben tener cinco y tres años, y yo no se si es por cómo les queda el bañador (tipo calzón grandote de cuadros con el elástico por encima de la barriga), por sus hechuras recias, por los andares que tienen o por una actitud precoz, pero cuando van andando por ahí tienen más pinta de irse a echar la partida, o de ir a jugar una petanca, que de ir a darse un inocente bañito con sus padres. De verdad, que les pones un palillo en la boca y hay que tratarles de usted. Mi madre dice que no les llame así, que pobrecitos, pero a mi me da igual y todo el mundo está muy a favor de mi y me apoyan en mi apreciación.

- Un matrimonio con una hija, que tiene mi edad. Madre e hija son idénticas, escurridas de caderas, culopera, poca teta, sin barbilla. Las llamamos 'las pescuezos' en los círculos de confianza. Ultracatólicas de santiguarse cuando salen del portal de casa (yo vivo enfrente y las veo a veces cuando salen y entran), no son mala gente, pero son dos auténticas señoras de las de antes, muy Alcántaras. Son muy aceleradas, van siempre como con prisa, se bajan los tapers con el melón cortado en trozos y se lo comen a las seis, recogen los papeles que ven por el suelo con movimientos espasmódicos, hablan con todo el mundo con ademanes de señorona y te preguntan por la familia y esas cosas. Nadan a la vez, llevan hecha la permanén e intercambian bañadores, que es que tienen el mismo cuerpo, ya lo he dicho. La hija es extremadamente formal, yo sólo la he visto llegar una vez de madrugada a su casa, que fue la vez que vino el Papa y estuvo ayudando a organizar el tinglado.

Una anécdota de la madre. Teniendo en cuenta que son de la derechona más carca y su afición por todo lo relgioso y conservador, entenderéis que todavía se comente el día que, hace siete u ocho años, esta señora se paseó en tetas por la piscina, llegando a ducharse y todo, porque se le había olvidado ponerse la parte de arriba del bikini, y cuando se quitó el blusón no se dio cuen y hala, las domingas al aire delante de los vecinos.

El padre- marido... pues un bendito. No pinta nada entre esas dos, que lo mandan todo ellas, y el hombre se deja hacer. Me cae muy bien y me hace mucha gracia porque pasa de todo. Va a misa con ellas, pasea con ellas, baja a la piscina y se tumba en la toalla... está ahí un poco de atrezzo.

- Un señor que nada a braza con la boca abierta a ras de agua y que sabes que está nadando porque, aunque no le veas, se oye bien alto "grhrhroofhgfhg, ghrregehehefgrh, ierrrghhrgrhrgfghr", que es el ruido que hace al respirar la mezcla de aire y agua que se le mete por la boca cuando nada. Chs y yo le bautizamos como 'el jabalí', hace ya unos años.

- Otro señor que nada a crawl (a crol) y que en vez de meter la mano de delante en el agua para comenzar la brazada, se la lleva a la frente en una especie de saludo militar, y luego ya empieza la brazada. A éste le pusimos 'el teniente coronel' por el saludo, era muy fácil.

- Una señora que parece que nada normal, a estilo señora, claro (a braza y con la cabeza fuera), pero que cuando te fijas, resulta que va siempre con una pierna apoyada en el suelo, así que claro, se tiene que dar la vuelta cuando empieza a cubrir porque ya no le llega la pierna al fondo. Evidentemente, sólo hace medios largos. Digo yo que después de quince años así, ya podía haber aprendido a nadar un poquito.

- Las pavisosas que se creen que están buenas y se pasan todo el rato de la piscina tomando el sol, poniendo posturas aerodinámicas para optimizar los rayos sobre sus pieles, echándose crema y dándose paseos a las duchas para refrescarse y volver a las toballas. Ellas no se bañan, osea. A veces se ponen la toalla a modo de pareo para darse sus paseos a la ducha, porque siempre han sido un poco culonas y les da corte, que vaya tontería, porque no les tenemos visto el culo ni nada en quince años.

- Un abuelo encantador, que es muy buena persona, que siempre está jugando con los niños, y que tiene un ojo de cristal. Este personaje no tendría mayor relevancia si no fuera porque a veces se le sale el ojo y se le va al fondo de la piscina, y mola porque tiene que ir el socorrista a pescarlo si se le cae por donde cubre. Un número. Realmente esto sólo ha ocurrido un par de veces, que yo sepa, pero siempre estamos pendientes para pillar primera fila si vuelve a pasar.

- Una mujer que está obsesionada con que a su hija no le pase nada malo en esta vida (no sólo en la piscina). El marido pasa de ella y se lo pasa pipa con la niña, lanzándola por los aires en el agua, haciéndola aguadillas y puteándola. La niña encantada con su padre, se la ve feliz. Es muy priceless ver la cara de angustia de la madre, desde la orilla, diciendo "cuidado, cuidado...¡no hagas eso!... ay por diós, cuidado.." mientras ellos se lo pasan por el forro. Con la mala hostia que gasta esa señora, que me consta que la gasta, seguro que le caen unas broncas de flipar al marido luego en casa, pero que le quiten lo bailado. Me encanta el rollo privado que tiene este padre con su hija en la piscina, es muy su momento intocable.

- Un matrimonio con dos hijos a los que denominamos 'los intercambiados'. La madre tiene una cara de morlaco de cuidado, con una pinta de marimacho importante, siempe se ha comentado por el barrio que le va el bollo. El hijo mayor era blandito de pequeño y ahora es una marica mala, pedante y altiva, que se dedica a leer poesía muy erguido en su toalla, sin relacionarse con nadie, excepto con otras señoras de su nivel. La niña también es bastante machurrona físicamente, con la voz muy fuerte y hombruna, aunque ya la he visto zampándose a algún noviete por el barrio, así que ya no cuenta tanto. Y el padre, aparentemente es un señor heterosexual, pero Chs está convencido, porque dice que lo ha visto, de que mira recurrentemente a los chicos jóvenes de la piscina con cara de salido, como que se emboba cuando pasa uno delante de él. Es un poco cruel, pero son las cosas de las piscinas de barrio, qué queréis que os diga.

Estos que he contado son los personajes más importantes, pero seguro que se me pasa alguno, así que si me voy acordando ya iré poniéndolos en los comments.

miércoles, julio 12, 2006

Ridículo social. Presente e histórico.

Hoy me he caído por la calle. Hace poco estrené zapatos y, aunque son bien chulos y todo eso, la verdad es que su suela es muy lisa y resbala más de lo que esperaba cuando me los probé en la tienda, y mira que hice mis pruebas. Los primeros días tenía que hacer esfuerzos por mantener el equilibrio, cada dos por tres me patinaba un pie y vivía un momento ¡ueepa!, pero conforme fue avanzando la semana aprendí a controlar estos deslices aleatorios y ya casi ni me preocupaban. De hecho, la suela se fue volviendo más rugosa y agarraba mejor. Creo que fue una evolución bastante clásica de lo que viene a ser un zapato nuevo, y todos la hemos vivido alguna vez.

Hoy volvía a casa después de trabajar e iba por los pasillos del metro tan tranquilo. Había bastante gente pero se podía caminar bien, así que yo, como siempre, iba lo más rápido que podía. Al doblar una esquina, no sé qué me ha pasado, que el pie que llevaba por detrás, al avanzar para dar un nuevo paso según estaba girando, me ha chocado con el gemelo del de delante. Normalmente, esto significa dar un traspiés que se corrige con un par de pasos un poco escandalosos, pero yo no lo he conseguido y he comenzado a perder el control de forma creciente, marcándome una carrera a pasos gigante de unos diez metros, totalmente vencido hacia delante, adelantando gente y sacudiendo los brazos por el aire. Supongo que la sensación de descontrol de la situación que generaba un tío de casi 1'90 esprintando a pasos descoordinados, era bastante obvia para todo el mundo, pero yo, que estaba dentro de ese individuo, nunca dejé de tener el feeling de que esa carrera era una mera transición para ir corrigiendo mi posición poco a poco y acabar derecho como un guindo. En uno de esos pasos, cuando ya me notaba yo más controlado dentro de ese follón que se me había montado, he intentado adelantar un pie para frenar en seco y poner fin a mi performance, pero el pié me ha patinado para dentro según lo he puesto en el suelo y ya me he pegado el hostión del año, cayendo de costado con el cuerpo antes que los pies y casi llevándome por delante a un chico que ha dado un saltito. Todo esto de traje y con "The Pipettes" en el iPod.

La gente se ha acercado a mi para ayudarme, pero me he levantado enseguida riéndome y poniendo cara de "qué hostia más guapa ¿eh?", notando la sangre hirviendo por mis mejillas y con una sensación de ridículo espantosa. He oído alguna risa de chaval por ahí, tipo jojojo, pero ni he mirado, he seguido caminando y no se me ha pasado el corte hasta que no me he subido en el tren. No me he hecho nada de daño, por cierto.

Como no quiero profundizar más en esto, que ha sido bastante duro de vivir, acabo el post con una top de los ridículos sociales que más me han marcado en mi vida y con los que peor lo he pasado, teniendo en cuenta la edad que tenía cuando se produjeron:

1.- Quinto de E.G. B. (10 años) Reconocimiento médico sorpresa. Todos los niños y las niñas de la clase en ropa interior en un aula mientras unos médicos nos miraban a ver que estuviéramos sanos. Ese día yo llevaba un slip rosa claro con caladito bordado, así con agujeritos haciendo líneas verticales. Creo que fue la primera vez en mi vida en la que fui consciente de la importancia de una ropa interior digna. Mis amigos se descojonaron de mi, perdí toda opción con la niña que me gustaba y odié a mi madre por aquello, que era la que me compraba los gayumbos y, encima, cuando se lo conté llorando, me decía que eran unos calzoncillos muy bonitos. Mamá, me pusiste una especie de braguitas ¿cómo pudiste hacerme aquello?

2.- Séptimo u octavo de E.G.B. (13 años o así) Media mañana. Yo no sé qué habría desayunado pero estaba revuelto. Recuerdo que me sentaba en segunda fila y la profesora escribía algo en la pizarra. Mi tripa era un volcán pero yo trataba de aguantar hasta que terminara la clase, concentrado en no pensar en cosas que me dieran asco para no acelerar el proceso. En algún momento del trance, comencé a salivar descontroladamente, de esa forma como sólo se se saliva cuando todo se te va a venir encima y ya no hay marcha atrás. Lo sabes, sabes que ha llegado el momento. Instintivamente, me levanté de mi silla con la mano tapándome la boca y, en vez de irme corriendo al baño sin dar mayores explicaciones, traté de decirle a mi profesora que me tenía que ir a echar las papas. No tuve tiempo, una arcada desencadenó el proceso y eché la pota en medio de clase, que salió en divertidos chorros a través de los dedos de mi mano, que aún trataban de contener algo. Tardé más de media hora en volver a entrar en clase, mis amigos se pasaron toda la mañana diciéndo que olía a devuelto y fingí estar malo el resto de semana para no tener ir a clase. Muy traumático todo.

3.- Tercero de B.U.P. (17 años) Viaje de fin de curso. París. Estamos por la noche en el típico hotel de viaje de fin de curso, suficientemente alejados del centro como para que no se nos ocurriera salir por la ciudad. Nos montamos la fiesta en un parquecito al lado del hotel, un botellón, y yo me cojo el pedo de mi vida. Como consecuencia del mismo, discutí con mis amigos, me quedé casi en bolas delante de unas chicas, me rompí un jersey bueno que llevaba puesto con mis propias manos, me comí unas fresas que robé de un 7Eleven que había por ahí cerca, después las vomité, simulé sexo con unos pivotes de estos que hay en las aceras para que no se metan los coches, me vieron los profesores que nos cuidaban cuando mi amigos me llevaban a dormir la mona, me escapé corriendo y mis amigos tuvieron que buscarme... en fin, la que monté... todavía me lo cuentan y me avergüenzo como si hubiera sido ayer, con el pedo tan tranquilo que yo tengo siempre, no sé que pudo ocurrir.

4.- Verano de C.O.U (18 años). EEUU. Estoy de monitor en un campamento de verano, el día de la despedida de los chicos. Todos los padres, madres, hermanos, unas doscientas personas, han ido a ver el evento y están sentados en una especie de cancha, en las gradas, y los niños cantan las canciones que han aprendido, concoreografías y tal, y todas esas cosas. Los padres aplauden entusiasmados. Finalmente, cada monitor tiene que hacer un speech con micrófono diciendo lo buenos que han sido sus chicos, contando alguna anécdota del mes que han estado con los chavales y haciendo estas bromas que saben hacer tan bien los yankis cuando hablan en público. Los padres aplauden a rabiar a cada monitor. Yo no sabía eso, no sabía que había que hablar delante de toda esa gente el último día y me empiezo a poner nervioso. Soy el único monitor extranjero y no domino el idioma como para hablar así. Cuando me llega el turno digo algo así como "my name is dwalks and I hope... ehhh... the boys very nice and I´m from Spain and... very nice for me... euhh... and I hope that... other year" Dejo el micrófono y me siento. La gente se queda como esperando, un poco flipada, luego aplaude débilmente y luego se para. Yo me quedo mirando al suelo queriendo desaparecer del mundo.

En fin, que seguro que hay más pero éstos son los que recuerdo con mayor amargura.

lunes, julio 10, 2006

Supergarantía

Todos los veranos por estas fechas me toca hacer la revisión anual de mi coche. Cuando me lo compré, un audaz empleado de la casa, con mechas rubias en su pelo con demasiado efecto mojado, consiguió colocarme una cosa llamada Supergarantía que era que en vez de dos años con garantía para el coche, podía disponer del doble, o sea, de cuatro. Todo esto pagando una panoja adicional. Yo tan contento, ya que era mi primer coche propio y estaba seguro de que todas las cosas malas de este mundo se iban a concentrar sobre el mismo durante esos cuatro años y que se me iba a estropear todo en una perfecta secuencia de desastres encadenados, por ejemplo, que dejara de funcionar el pitorrito a modo de joystick que mueve los retrovisores (que me fascinaba el sonido electrónico que hacía y me temía que iba a estar todo el día dándole) o que las cuatro ruedas del vehículo se me salieran simultaneamente en plena M-30 y las viera por la ventanilla caer dando botes al Manzanares matando a los patos, mientras mi carrocería iba deslizando y sacando chispas por el asfalto. Así que para mi, adquirir esa garantía extra era muy lógico, y por eso me fui del concesionario con la sensación de haber hecho el negocio de mi vida y con la idea de que eran ellos los que estaban perdiendo dinero. Pero vamos, convencidísimo.

Dentro de poco hará cuatro años desde que me compré el coche y, salvo una vez que desaparecieron súbitamente las dos ventanas de delante, al irse para abajo por ls rendijas de las puertas y desparecer en sus profundidades, con un par de semanas de diferencia y en plenas vacaciones de verano, nunca me ha vuelto a ocurrir nada serio. Por lo visto este incidente fue debido a una partida de mecanismos ventaniles defectuosos que salieron en esa época, así que no tuve ningún problema en que me lo arreglaran sin coste alguno. Pues eso, que no me ha ocurrido nada en el coche digno de mención y que se puede decir que me he comido la Supergarantía con patatas.

Hasta este fin de semana

El otro día, cuando terminé de echar al coche ese producto de lujo llamado gasolina, resulta que de repente, la llave del depósito no cerraba, qué guay. Estrujé todo lo que pude, repetí mil veces el movimiento, saqué y metí la llave e, incluso, agité todo con la llave metida... y nada. El bombín de la cerradura había fallecido oficialmente. El caso es que el tapón, lo que es cerrar, cerraba, pero sin poder echar la llave, y yo que soy un poco agonías para estás cosas, enseguida empecé a idear cien mil formas para que mi coche pudiera ser mancillado gracias a esta avería. Desde que a un vecino se le ocurriera robarme la gasolina mientras todos dormíamos por la noche, hasta que una horda de richards vieran en mi accesible depósito el escenario ideal para celebrar un concurso de gapos, o echarme cualquier otra cosa dentro, unas chuches de los chinos o algo.

Así que hoy, aparte de la revisión oficial, por la que me van a robar 200 euros, le he dicho al tipo que me ha atendido lo de la cerradura del depósito, y que me mire a ver si me lo cubre mi Surpegarantía, porque no ha sido por mi culpa, simplemente ha muerto y se supone que es una cosa que no se rompe a no ser que te líes a porrazos con ella. No me ha asegurado nada porque no sabe si entrará dentro del plazo, pero por poco, así que me siento un poco estafado, me parece fatal tener que pagar por la reparación del bombín, que es una palabra que me hace mucha gracia pero ahora me toca los cojones. Al final se me han calentado los cascos y le he dicho al del taller que no me llenara el depósito del líquido limpiaparabrisas durante la revisión, que ya se lo pongo yo, que en el Alcampo compro la garrafa de tres litros a dos euros y, si me lo ponen ellos, me lo cobran a cuatro y pico o cinco. Él me ha mirado con cara un poco de "hombre, el primer patético del día", pero no ha dicho nada y lo ha escrito todo en mi ficha técnica con mucha profesionalidad "no rellen líq. limpiaparab". He quedado de agarrado, pero me da igual.

He dejado el coche a las ocho de la mañana cerca del puente de Segovia y he decidido subir andando hasta la estación de metro de La Latina, que me quedaba un poco lejos pero me venía mejor que la otra opción que tenía. Hoy habían anunciado que iba a hacer un calor horroroso, pero a esa hora la temperatura parecía perfecta, así que he subido caminando la calle Segovia y he callejeado un poco por las calles de La Latina , que son muy castizas y me molan, en vez de ir por las vías principales . Siempre se me hace un poco raro ver los lugares que asocio a la noche o a mi tiempo libre en otro contexto, con los bares cerrados y las tiendas abiertas, es un poco la sensación esa de vacaciones en un día laboral, que parece que todo el mundo está actuando a lo Show de Truman. Cuando he llegado al metro, tras un cuarto de hora de caminar cuesta arriba, tenía la frente y los morros con gotitas de sudor, así como una más que ligera sensación de humedad por mi espalda. Luego, el metro iba increiblemente lleno y el aire acondicionado casi no se notaba, si es que estaba puesto, y me he pasado tres paradas con la nariz a dos milímetros de la calva de un señor que no conocía de nada, al que me han dado ganas de preguntarle cómo conseguía sacar esos resplandores de su cabeza. Cuando he llegado a mi parada, estaba chorreando, así que me he quedado un rato en la puerta de mi oficina secándome al aire.

miércoles, julio 05, 2006

Ciao, Julieta

Hoy ha sido uno de esos días un poco extraños en la oficina porque Would se ha ido una semana de vacaciones con Berlín a Lisboa y cuando no está Would, pues es raro. No es que le eche de menos demasiado, porque va a volver en cuatro días y ya le tengo muy visto, me refiero más a que mi ritmo de trabajo cambia radicalmente sin él, y todos esos e-mails, idas y venidas por las mesas, cafés o recuentos de escotes del día desaparecen y se nota. Es todo un poco más rollo, aunque trabajo algo más. De todos modos prefiero mil veces que esté.

El caso es que me he liado con unas tonterías por la mañana y, cuando ha llegado la hora de irme a casa, pues me he dado cuenta de que dos de mis marrones favoritos estaban diciendo "eh, Dwalks, no pensarás dejarnos por aquí toda la noche, mira que te lo vamos a poner todo perdido de mierda". Así que como Elliot también se quedaba, nos hemos quedado a comer y luego hemos seguido un poco más, yo hasta las cinco, él, no sé. Hoy no me tocaba ir al gimnasio, que aunque no lo diga sigo yendo disciplinadamente y hago mis descansos y todo, para que mis músculos se relajen adecuadamente y no sufran ni contracturas ni nudos, como los de los cascos de mi iPod, que cada vez que los saco del bolsillo me tiro un rato desenredándolos y me pierdo algunas canciones que podrían estar fenomenal y nunca lo sabré. Este mes de julio he convencido a Jwalks, mi hermano, para que se venga conmigo al gimnasio, que de tanto estudiar su máster se le ha quedado un físico un poco de escombro, sobre todo el pecho, que es directamente el de una anchoa. También está muy blanco. Hemos ido lunes y mártes y yo le estoy tutelando, le digo que coja la mancuerna así, que procure poner la espalda recta para no hacerse daño, que meta culo para hacer esto o lo otro, o que lo saque, y le he presentado a unos cuantos richars. Hacemos las abdominales sincronizados por ahí tirados por el suelo, para motivarle, y nos turnamos en los demás ejercicios, él con un poco menos de peso, que yo estoy un poco mejor que él, pero tampoco para la exibición anual de culturismo madrileño. Parece contento, hoy tenía sus agujetitas y estaba muy satisfecho, se andaba estirando los brazos todo el rato para notar el dolor del trabajo bien hecho.

Al no tener gimnasio, me he ido diecto a comprar unos zapatos que necesitaba y que me había dejado para las rebajas. Son para el trabajo y, como tengo que ir de traje y en mi empresa tenemos una imagen muy sobria, pues me he tirado a unos clásicos a los que ya les había echado el ojo en El Corte Inglés, que no es santo de mi devoción en cuanto a zapatos pero es que los vi ahí y tampoco me iba a negar a la evidencia si realmente me gustaban y eran buenos. Son unos George´s marrones preciosos, los más bonitos que había con diferencia en todo el Corte, totalmente ingleses, pero con su punto de diseño, y aunque han sido un poco caros, la verdad es que no me ha dolido mucho porque los zapatos los considero una inversión y me duran siglos, los cuido con esmero y no camino raro, así que tampoco los deformo. Muy contento con mis zapatos, para otras cosas soy más cutre.

Me he vuelto en autobús hablando por teléfono con Kurt y con CF y he llegado a casa enseguida. Me he cambiado y me he tirado en el sofá a leer una revista de música que tenía mi hermano por ahí, que no me gusta del todo pero bueno. Cuando he llegado a un reportaje sobre Julieta Venegas me he quedado pensando un rato. Yo conocí a esta cantante por su segundo disco, el "Bueninvento". Me pareció un disco muy bueno y diferente, con algunas canciones sobresalientes y bastante oscuras, como "Sería feliz" (*ver final del post) o "Casa abandonada" y y una línea totalmente distinta a lo que yo solía escuchar por aquel entonces, que sería el 2002. Me encantó esa mezcla de dulzura, pesimismo y tristeza, algo agobiante y claustrofóbica a veces, pero adictiva, y se convirtió en mi disco de cabecera una buena temporada. Además, me parecía una tía muy rara y me gustaba su rollo, con el acento mejicano y todo.

Cuando salió su siguiente disco, "Sí", me llamó mucho la atención lo comercial y facilón que era, pero me lo tomé más como una broma o un experimento en plan "mira, yo también se hacer un disco de éxitos de los 40" que algo que fuera realmente en serio. Por otro lado, me apetecía muchísimo que me gustara ese disco y no le di importancia, simplemente lo acepté aunque me quedara cien mil veces con el anterior, sobre todo por que sabía lo que era capaz de hacer esta chica y pensaba que alguna razón tendría para haberse dejado caer por ese pop tan conservador y gananpasta. De todos modos, no puedo evitar tenerle cariño porque me trae muchos recuerdos buenos, como los de un viaje muy chulo que hice a Lisboa, aunque al final acabé un poco harto porque ponían las canciones hasta en la sopa y me aburrió.

Todo cambió definitivamente cuando la vi aparecer al año siguiente con Paulina Rubio y Coti en ese directo cantando "Nada de esto fue un error", una de las canciones machaconas del verano de 2005, Llegué a la conclusión de que se había vendido definitivamente a la industria (con todo el derecho del mundo, ojo) y que ese encanto suyo de freak que me enganchó en un principio, había desaparecido. Me decepcionó mucho que el "Sí" no fuera una ironía, me di cuenta en ese momento, sino un cambio definitivo. Así que cuando ha salido este último disco "Limón y Sal", pues ya ni me interesa, ni su música ni su cara en todas las portadas y entrevistas de la tele. Es más de lo mismo.

Así que eso, que yo me quedo con el "Bueninvento". Para que veais la diferencia con la Julieta de ahora, os dejo un remember del "Sería feliz", que fue la canción con la que descubrí a esta chica, y el video es muy chulo.

martes, julio 04, 2006

Decálogo de buenas maneras en un concierto en un local pequeño lleno hasta arriba (para muy fans)

El concierto del otro día de La Casa Azul en el Ochoymedio no sólo me sirvió para pasar un buen rato (a pesar de los calores), también saqué algunas conclusiones. Como usuario de conciertos de bajo coste, es lo que tiene el que te gusten grupos que conocen cuatro gatos, pues normalmente suelo ir a locales pequeños a verlos porque es donde se montan. Esto está muy bien si no va demasiada gente porque puedes tomarte una copa muy pancho mientras estás viendo a los que llevabas en el iPod esa mañana, que a mi me parecen estrellas igual que Bustamante se lo parece a sus seguidoras, o puedes detectar si tu ídolo tiene la piel grasa o tirando a reseca, o contarle los empastes, porque lo tienes realmente cerca. Es decir, el momento "lo tengo ahí, delante mía" es muy satisfactorio, muy pleno y bastante desmitificador, que también tiene su encanto. Son conciertos bastante familiares y eso compensa bastante si el cantante, o el grupo, tiene carisma.

El problema llega cuando uno de estos grupos está a punto de dar el salto a las grandes o medianas masas porque su nivel de éxito empieza a crecer. Te encuentras con un montón de gente que va al concierto, pero el local se le queda pequeño. Esto pasó el otro día en el concierto de La Casa Azul. Mucha gente se quedó fuera y eso quiere decir que todos los que cabíamos dentro, y bastantes más, que la panoja es la panoja, estábamos ahí apretándonos, refrotándonos, salpicándonos sudor y algún que otro fluido que ni pude ni quise averiguar qué era, pero que me recorrió todo el brazo. Espero desde lo más profundo de mi alma que fuera una copa y no algo de origen orgánico.

Y lo de siempre, cuando hay más gente en un sitio de la que es recomendable para estar cómodo, surge lo que comunmente se llama (falta de) educación, sentido de la solidaridad y respeto por los demás. Como esto no parece que esté muy claro, intentaré desarrollar una serie de consejos básicos, nada del otro mundo, para todos aquellos fans que vayan a conciertos en locales pequeños que estén hasta la bandera, que seguro seguro que progresamos algo.

Ahí vamos:

Decálogo para los fans asistentes a conciertos en locales pequeños petados de gente

1) Tu sitio

Querido fan, es normal que tu deseo es ver a tu ídolo lo más cerca posible, pero eso de llegar el último e ir avanzando a empujones como el que no quiere la cosa y mirando así como si conocieras a alguien de delante, para al final quedarte donde se ha puesto en la punta del nardo que querías estar, no cuela. Si llegas el último te quedas en el lugar hasta el que hayas podido avanzar de una forma natural, es decir, sin contorsiones imposibles (tuyas) ni aplastamientos (a los demás) y, sobre todo, no te quedes en un sitio en el molestes al de atrás, que resulta que estaba antes que tú porque se ha molestado en llegar media hora antes. Si encima eres alto, no sé por qué pierdo explicándote esto, ya deberías saberlo.

A ver, yo soy muy alto y sé que molesto a los de atrás, y más si son popis de 1'50 que son personas igual que yo. En el cine me repanchingo lo que puedo para molestar lo menos posible, tengo una buena técnica en la que ni yo estoy incómodo ni molesto al de atras, todos ganamos, pero en un concierto en el que estoy de pie, pues aún no he averiguado la manera de menguar, así que tal cual soy, así estoy plantado. Pues lo que hago es tratar de ir prontito, pillar buen sitio y el que llegue después que se busque su sitio, pero no al revés.

Este punto es muy obvio pero muy necesario, porque parece que no está muy claro últimamente, y eso que no soy el más perjudicado.

2) Tu voz

Ya sabemos que te encanta el grupo, que te sabes todas las letras, los giros y los silencios mejor que nadie. También es probable que tengas un amigo que te diga que lo haces genial y que cantas igual que la propia estrella, pero entiende que nos importa un carajo. Todos vamos al concierto porque nos gusta tanto el grupo que un día decidimos, individualmente, pagar por ir a verle, así que todos somos, aunque te parezca increible, igual de fan que tú. Por eso, hay una especie de acuerdo no escrito en los conciertos por el que a todos nos parece bien que el que cante más alto sea el cantante, no tú.

Por ello, estaría bien que no nos impongas tu voz si no lo estamos haciendo todos a la vez, que también es cierto que en todos los conciertos llegan los jits para que todos cantemos a viva voz, pero eso, que ya llegarán, no los generes tú en cada tema. ¿Has pensado alguna vez por qué tu ídolo se gana la vida cantando y tú no? Desde luego, se puede cantar en los conciertos, pero te aseguro que existe volumen en el que puedes cantar bastante alto y el resto no te oímos, sobre todo en los temas más tranquilos. Piensa en ello.

3) Tus coreografías

Con las primeras filas rebosando de gente, querido fan, no es una buena idea mostrarnos esos pasos de baile que tan bien te quedan en tu casa en el reflejo de la puerta de la terraza de tu casa. Todos bailamos en casa, a todos nos dan ganas de bailar cuando una canción nos llega dentro, pero hay un momento en el que la física y el apiñamiento impiden los desplazamientos laterales y longitudinales, por lo que es recomendable conformarse con mover un poco los hombros y la cabeza y ya. Saltar está bien si salta todo el mundo, pero cuando saltas tú solo, molestas, y más si te gusta acompañar tus movimientos con tus brazos en aspa. Además nos pisas. Tranquilo, no siempre se puede ser tú mismo, pero hay momentos para todo.

4) Los huecos

Normalmente, cuando tengo delante a uno como tú, en cuanto puedo, tiendo a intentar crearme un poco de espacio contigo para que no me golpees con tus movimientos ni me tapes con tu cabeza que no para de moverse. Que notes algo de espacio detrás de ti donde hace un momento no lo había, no significa que debas ocuparlo con un nuevo movimiento estrella, ni que todos los que estaban detrás de ti se hayan ido a casa, significa que alguien ha establecido un pequeño margen de comodidad, si es que es posible. Contente y déjalo libre, piensa que el de atrás siempre está un poco peor que tú.

5) Las bebidas

Bailar y beber una copa al mismo tiempo es complicado. Y molesto para el que recibe el líquido por su espalda. Intenta alternar ambas acciones, o una u otra, y verás que bien todos.

6) Los lapsos

Ya sé que hay momentos en los que están tocando esa canción tan rollo y tan lentita que no te gusta nada, pero no creo que sea el momento para que te pongas a entablar conversaciones con tus colegas chillando para comentar que la canción anterior, y el concierto en general, está siendo la polla. A lo mejor es la canción preferida del que está a tu lado y ha pagado lo mismo que tú por tener su orgasmo en ese momento. Se puede hablar más o menos bajo y al oido del otro, en serio.

7) Tus amigos

Eso de que lleguen todos tus ocho colegas tarde y les hayas reservado sitio en cuarta fila cuando todos estamos colocados como sardinas en lata, como que tampoco es muy fino. No intentes colarlos porque se genera mal rollo. Una persona, vale; dos, bueno; más... se siente, que hubieran llegado antes.

8) Las subidas a hombros (esto es más para chicas)

Es cierto, lo de Woodstok quedaba muy ideal y muy auténtico con esa chica con la flor en el pelo cantando subida en los hombros de su novio, pero ya está muy sobado. Además, es una putada para los de detrás. Al cantante le da igual y puede que ni te vea, así que hazle un favor a tu novio o a tu colega, y no le tengas tres minutos contigo a hombros, y todos te lo agradeceremos de rebote (no obstante, si vas a enseñar las tetas, se puede negociar)

9) Tus peticiones

Normalmente los grupos tocan muchas canciones en un concierto. Vale que mueras por una en concreto y que si no la tocan no sea lo mismo para ti. Si realmente quieres pedirla, asegúrate de que es casi el final del concierto y no tiene mucha pinta de caer. Ese es el momento en el que puedes hacer el intento desesperado de suplicar a voces una canción, pero no empieces desde la primera canción a pedir la que te gusta en cada cambio, porque es un rollo y una falta de respeto por el resto del trabajo del artista. Además ya he comentado que a los demás no nos gusta especialmente tu voz cuando chillas, así que ni te cuento cuando te pones repetitivo.

10) Tus saludos a la estrella

Sí, yo también pienso que el cantante me mira de vez en cuando. Nos pasa a todos y es guay, pero es un efecto óptico, pura inercia, él sólo ve cabecitas y, como mucho, distingue a los de la primera fila. No te empeñes en saludarle cada vez que crees que te mira porque a) no te mira y b) molestas con el brazo levantado



(Qué agusto me he quedado)

lunes, julio 03, 2006

Una semana en blanco y un concierto

Vaya ida de olla con el blog esta semana, una semana entera sin actualizar, hacía ya tiempo que no me pasaba esto... Bueno, como ya avisé que en verano el blog se me desmadra un poco, la verdad es que hasta lo considero saludable, que así luego se coge con más ganas y salen rachas buenas. Los motivos de mis no actualizaciones han sido los siguientes:

- El martes jugó España y lo vi. Después del partido hice un post aburridísimo sobre el negocio que es el fútbol, lo que manipulan a la gente y que vende lo mismo generar ilusión que hurgar en la decepción, porque lo que importa es llenar un montón de diarios deportivos de cien hojas todos los días. Al final no es que fuera un post sólo aburrido, es que me lié y no supe como cerrarlo porque ya estaba poniendo verde a todo el mundo sin criterio, así que ahí lo dejé almacenado como borrador sabiendo que nunca lo publicaré. Mejor.

- El miércoles quedé con una chica que había conocido la semana anterior. Aunque a priori la cosa tenía buena pinta, pues al final no salió muy bien porque las segundas citas o salen bien o directamente no funcionan porque las sensaciones respecto al primer día resulta que ya no son las mismas. Ni idea de por qué, porque el primer día la cosa fue rodada. Sin entrar en detalles, nuestra segunda cita tuvo bastante pinta de fin de la historia, lo que no impidió que me acostara a las tres pensando en que si no será que me estoy volviendo un raro, y ni actualicé ni nada, que bastante tenía con intentar dormir cuatro horas.

- El jueves tuve cena con los del trabajo, la misma que ha contado Would. Despedíamos informalmente a la última tía buena que nos quedaba en nuestro departamento y la cosa andaba tensa entre Would y yo esa semana, porque nuestro histórico de piques, mentiras, zancadillas, trepamientos y puñaladas traseras por esta tipa, es inacabable. Nos importaba un pepino que ella estuviera felizmente casada, que l está y lo respetamos, pero esta cena era nuestra última oportunidad para demostrarle al otro que si las cosas no se nos hubieran torcido en el pasado, ella estaría con uno de los dos, probablemente conmigo. Al final tuve que tirar de golpes bajos porque la chica no nos hacía ni puto caso a ninguno, al menos de la forma que nosotros pretendíamos, así que a la segunda copa de después de la cena, maquiné un poco y empecé a decir a todo el mundo que me iba a ir yendo a casa ya, que era muy tarde, que había salido el día antes... Me fui a despedir de ella asegurándome de tener los ojos de Would clavados en mi nuca (aquí lo importante era que él lo viera), y conseguí que me rogara que me quedase un poco más (yes!) y que me cogiese de la cintura durante unos seis segundos (tooomaa), para iniciar una agradable conversación nostálgica, recordando los últimos años compartidos, de unos cinco minutos (chapó, Dwalks, eres un genio, un rastrero, pero un genio), mientras un desmoralizado Would (y esto es verídico) me daba patadas en los gemelos repetida y discretamente mientras yo hablaba con ella. Sin ninguna duda, el triunfo moral fue mío, que hasta él lo ha reconocido en su blog. Al final llegué a las cuatro a casa, tras esperar un taxi durante una hora, fatal.

Y como el fin de semana no suelo acualizar, pues me he plantado en el lunes sin casi enterarme.

Del resto del fin de semana, destacaré el concierto de La Casa Azul en el Ochoymedio del viernes:

La verdad es que ya nos vale a Kurt y a mi con esto, que es la tercera vez en cuatro meses que vamos a ver a Guille Milkiway, pero es que son tan baratos los conciertos, y con consumición, que cualquiera se resiste. Es igual que salir por los sitios de siempre pero tomándote las primeras copas con un grupo que te gusta mucho ahí delante. Poneros un ejemplo para vosotros con un grupo que os guste y ya me contaréis si es plan o no es plan. De todos modos, hay que parar ya que lo vamos a quemar y queremos que nos dure. Encima muy bien, porque allí conocí a La Mujer Tirita y su compañía, vi a viejos conocidos como Ann O´nadada, Flat Eric, Lolo o Claudio y, sobre todo, se animaron Elza (que ya se había hecho fan) Would (que también) y CF, así que planazo.

De todos modos, yo estoy convencido de que lo que se vendió como un concierto de LCA, se trataba de una argucia de alguna mano oscura para exterminar a un montón de popis por algún motivo que desconozco. El calor que hacía en la sala era sofocante, injustificable y completamente insoportable en algunos momentos, sobre todo para los que nos pusimos en las primeras filas y la pista en general. Sudábamos, estábamos brillantes, resbalabas al contactar con el de al lado y teníamos las camisetas empapadas. Yo que soy alto y rara vez me agobio, pasé momentos muy malos porque es que literalmente me costaba respirar y me estaba deshidratando, qué manera de sudar, qué manera de sufrir. Y encima ahí todos felices sin parar de cantar y medio bailar, qué éramos muchos y tampoco se podía demasiado bien... todo era una dulce tortura. Al final, como los popis, al igual que nosotros, se han velto resistentes a todo a base de tomar copas venenosas en el Ochoymedio, pues no se murió ninguno, pero anduvo cerca la cosa, que yo los veía tan pequeños y sin parar de moverse que me estaba dando miedo que colapsaran como los Lemmings. En fin cada día está más claro que en caso de hecatombe nuclear, los únicos que quedarán serán los popis, lo tengo superclaro.